Responsabilidad compartida de los impactos negativos del turismo masivo.

Rosa María Chávez Dagostino (*)
rosac@pv1.udg.mx
Edmundo Andrade Romo (*)
edmundoa@pv1.udg.mx
CEDESTUR, Centro Universitario de la Costa, Universidad de Guadalajara, México

Introducción

El fenómeno social denominado turismo, como todo acto humano, posee la dualidad de Eros y Tanatos. Llega a ser un acto tan creativo que muchos hombres han dedicado su vida a viajar eternamente, hoy considerado de algún modo como viajero frecuente, sin embargo este aspecto positivo del fenómeno turístico queda al margen de esta ponencia ya que centramos nuestro interés en su antagónico, en la tendencia humana inspirada por Tanatos o la destrucción.

Sin duda alguna, estamos sujetos a las variables de tiempo, lugar y modo, por lo que viajar hoy en día es totalmente distinto al concepto acuñado al que se tenía en el siglo XIX y mucho más distante del que pudiera definir Marco Polo, Heródoto o el mismo Homero a propósito de la Odisea, por tanto, debemos precisar que viajar en la actualidad, tomando en cuenta las cinco últimas décadas, implica un acto planeado, presupuestado, contratado y en muchas ocasiones obligado. De igual manera que con el aspecto temporal, el relacionado con el locativo, éste se determina por publicidad, folletería, agencias y en el mejor de los casos por una extraordinaria y envidiable plática o narración en los ámbitos laborales. En tanto que la modalidad que hemos optado, desarrollado y agotado, mejor conocida como turismo masivo, familiar o de negocios.

Con respecto a los impactos negativos (entiéndase estrictamente destructivos) aquí tan solo retomamos aquellos dos que consideramos comunes al turismo masivo, donde quiera que éste se realice, aquel que atenta contra la identidad de un pueblo determinado y aquel que altera el medio ambiente. Ciertamente identidad y medio ambiente son temas por demás bastante amplios y por ende polémicos. Quede pues acotado en lo dicho anteriormente, nuestras reflexiones.

Finalmente, basta precisar al sujeto, a los actores de esta tragedia contemporánea, a quienes de manera directa están involucrados en esta problemática, ellos son: a) el receptor o quien acoge la demanda turística en su cotidianidad, que en la mayoría de los casos se establece una relación doble la de espectador y la laboral; b) quien desarrolla o invierte capital, a fin de que el fenómeno se detone y con ello garantizar la recuperación de su inversión y la generación de la ganancia o explotación del mercado y c) el turista o viajero que por lo general es un extraño o ajeno a la comunidad por cuestiones idiomáticas, de costumbres y de rasgos, pero es quien aporta el elemento de interés común, al menos para dos de los actores, que es la sujeto-divisa que se transforma en la derrama económica y que adquiere el título de "su majestad" a pesar de todo, lo que le confiere un poder, que en muchos de los casos está acompañado de la fantasía, ficción y necesidad de ser otro en sí mismo; un ser distinto de su cotidianidad, es decir, se da en él una transformación adoptando la figura del semidios turista hijo de Apolo o Mercurio según el referente clásico si es que lo hay.

Con respecto a la tipología de los impactos negativos del turismo masivo(INTM) quedan éstos sujetos a los ámbitos establecidos con anterioridad (lo natural- medio ambiente; lo social-identidad) siendo los más comunes e importantes por su capacidad de destrucción, alteración o corrupción, mismos que su variación es mínima y generalmente siguen un mismo patrón no importando la localidad.

La responsiva tripartita en el ámbito natural

...Probablemente la gran preocupación de todo país en la actualidad, es el impacto que el turismo tendrá sobre sus ambientes... (Naisbitt en Middleton, Sustainable Tourism,1998***).

Esta idea ofrece la dimensión de la problemática donde el turismo es el principal factor por su crecimiento, que amenaza el medio ambiente.

Sin embargo, el primer punto que debe establecerse es que, el reconocimiento del hombre sobre el daño ambiental como resultado de su actividad económica, no es nuevo. Hace 2,400 años Platón ya escribía sobre la erosión del suelo y la deforestación como resultado del sobre pastoreo y el uso de madera como combustible, en las montañas de Ática (Middleton,1998: p. 4). La gente tiende a magnificar su participación, para bien o para mal, en todas las épocas y siempre se buscan responsables.

Si bien es cierto que la actividad turística tiene una participación activa, no es, como se ha establecido en algunas ocasiones, la causa primaria de contaminación y degradación ambiental.

Detrás de éstas aseveraciones, existen otros grupos críticos, que tiene la firme creencia de que a actividad turística puede ser no sólo una actividad económica que potencialmente sea más benéfica en términos ambientales que cualquier otra industria global, sino también más receptiva con relación a cuestiones de manejo.

Una de las dimensiones del argumento de la sostenibilidad del desarrollo, aplicado al turismo, subyace en la introducción de una práctica sustentable en los destinos, donde el impacto de los turistas, de los desarrolladores turísticos y del habitante local se coluden contra el ambiente físico:

El comportamiento ambiental de los turistas depende de su edad, origen y escolaridad entre otros, pero también del propio comportamiento ambiental de los locales, es decir, es más fácil comportarse negativamente en términos ambientales cuando la propia población local lo hace. La destrucción de arrecifes coralinos y manglares para la construcción de embarcaderos y zonas hoteleras, del excesivo uso-desperdicio de agua en albercas, campos de golf y poblaciones turísticas, la descarga de aguas sin tratar a suelos y cuerpos de agua y la alta tasa de producción de basura son entre otros, ejemplos de responsabilidad ambiental compartida. Por un lado, el empresario que considera engorroso e innecesario dar cumplimiento a las normas ambientales y hace contrataciones que le ayuden a disminuir los costos en este sentido, además de acelerar su proyecto. Generalmente es un empresario no local, venido de fuera e incluso extranjero, por lo que, lo que suceda al ambiente "sin dueño o de todos" es insignificante contra el objetivo primario: recuperar la inversión a corto plazo y multiplicarla rápidamente. El empresario, cegado ante su fin primordial, incluso se atreve a señalar a los habitantes de la zona (incluyendo al gobierno local) por la cuestión ambiental, que daña su imagen. El turista entonces se vuelve un instrumento del empresario para cumplir su objetivo, alguien que es incentivado al consumismo, tal vez una de las víctimas más que agresor principal. El habitante local, se convierte en un ente incapaz de contradecir o cuestionar las formas y medios para el desarrollo turístico, se olvida de sus derechos de disfrutar de un paisaje natural (no deteriorado) y hasta se convierte en empleado de ésta misma destrucción: corta árboles que mantienen sus casas frescas, desvía ríos para construir edificios mismos que luego inundarán sus casas, cerca e impide acceso a playas para disfrute de turistas, mismas que su familia ya no podrá visitar.. Entre todos se las arreglan para que el sacrificado sea el ambiente por un objetivo puramente monetario que finalmente se concentra en unos cuantos y se olvida de que este sacrificio ambiental, pronto se vuelve contra él mismo (hombre-turista, hombre-empresario y hombre- habitante local.).

La responsiva tripartita en el ámbito de lo social (identidad) de los INTM.

Los procesos de identidad son dinámicos, es decir, es la manifestación de la intersubjetividad que se construye desde dentro y fuera, donde lo intersubjetivo es todo lo relacionado con la manera inconsciente con que los miembros de una comunidad social de cualquier índole participamos de una experiencia común y reaccionamos en función de ella. ( Fernández, 1998, p.77)

Con respecto a la construcción de la identidad encontramos dos teorías complementarias, esto es, aquella denominada distributiva, cuando el intercambio se establece desde dentro y la de articulación, cuando se da desde fuera.

La cuestión que nos ocupa es con base a la teoría sobre la construcción de la identidad a partir de la articulación y los impactos negativos del turismo masivo, sin querer establecer con ello la inexistencia de impactos positivos.

Dos son las expresiones o manifestaciones que nos interesan en el ámbito social de lo que podemos llamar impactos negativos, la prostitución, máxime cuando ésta llega a su forma más sensible, la infantil; y por otro lado el consumo de drogas que al trastocar los valores, costumbres y moral de un destino turístico masivo influye necesariamente en su proceso de identidad, lo que implicará una forma nueva de ser de las nuevas generaciones.

Si bien es cierto que la prostitución es un fenómeno relativamente controlado y que se acentúa en los destinos turísticos, también es cierto que la prostitución infantil es una realidad por la demanda existente generalmente de personas ajenas a la comunidad, pero es la comunidad quien la tolera, hasta cierto punto, en aras de no afectar la preferencia de los turistas hacia el destino y los inversionistas que pueden estar o no involucrados, lo cierto es que también tienen parte de esta responsiva, ya sea por permitir que el destino se desvirtúe o por ser ellos quienes generan el turismo y sus implicaciones. Con respecto al consumo de drogas es algo similar, aunque con la variante de que en algunos países no está prohibido lo que influye en una mayor práctica, independientemente de la situación legal al respecto en el destino turístico.

Ciertamente el factor político, educativo y económico tienen relación, aunque de manera indirecta, lo que presuponemos aquí es que, tanto la prostitución infantil como el consumo de drogas son impactos negativos del turismo masivo y que según la reacción de la comunidad, de los mismos turistas, ya que no todos demandan esta necesidad en particular, y quienes han invertido en el destino; de la manera y forma en que enfrenten estos problemas es que la identidad de una comunidad determinada se ira forjando en su proceso cotidiano, dinámico y en este caso articulado, es decir, con elementos de fuera.

Baste comentar que en la construcción de la identidad de un pueblo cualquiera interactúa el pasado y el presente, con la salvedad de que el futuro inevitablemente pasará a ser presente y el presente, pasado. Por lo que debatir estos temas hoy, es aportar en gran medida a la discusión que establecerán las futuras generaciones al respecto.


El caso particular de la región Bahía de Banderas, Jalisco-Nayarit, México

La región de Bahía de Banderas, situada en el Pacífico Centro de México, en los estados de Jalisco y Nayarit, han sido testigos de un desarrollo turístico acelerado con una historia de apenas treinta años. Aquí se plantean cuestionamientos sobre los impactos que se han causado por este desarrollo a partir de la actividad turística.

En términos ambientales, la problemática generada en la región, no dista mucho de los que aquejan a los destinos de sol y playa (modelos masivos): El crecimiento rápido de los centros turísticos atrajo cada vez más personas e hizo necesario crear más infraestructura por lo que la demanda de recursos naturales creció extraordinariamente y no hubo tiempo de planear nada, además la bonanza económica ha enmascarado por mucho tiempo los daños ambientales que sin magnificarlos, siguen siendo negados al menos en las acciones.

Con respecto a la identidad de la región conformada por tres municipios debemos señalar que Puerto Vallarta, el más desarrollado y donde la bonanza económica se centra ya fue impactada tanto con la prostitución de menores, caso Tom White a principios del presente año y que dejó entrever al menos de que se trataba de una pequeña red perfectamente organizada, como en el consumo de drogas misma que se mueve a partir del esquema u operación hormiga, esto es, se trafica a partir de un gran número de sujetos con pequeñas cantidades. En el caso del municipio de Cabo Corrientes se registran casos de prostitución infantil en destinos costeros donde aún el turismo no se ha masificado de manera alarmante como Puerto Vallarta y donde el consumo de drogas se da casi exclusivo entre los turistas a diferencia de Puerto Vallarta donde se detecta una problemática de adicción juvenil en aumento. En tanto que el Municipio de Bahía de Banderas aún no registra incidentes de esta índole, pero se está invirtiendo grandes sumas de capitales para desarrollar a corto plazo una captación masiva de turistas, lo que implicará sin duda alguna que estos problemas sociales broten, con la diferencia de que el desarrollo se está dando en un espacio prácticamente hotelero, distante de la comunidad, pero fuente importante de empleos.

Conclusiones

Muchos afirman que el turismo masivo está en su última etapa, que la tendencia mundial es hacia el turismo alternativo (ecoturismo, turismo rural, de aventura y cultural) lo que sin duda hace referencia que la responsiva tripartita en algunos sitios se discutido en serio y quizá lo mejor se han emprendido acciones orientadas a minimizar los impactos negativos con respecto al medio ambiente y con relación a la identidad del pueblo de acogida una actitud de respeto, tolerancia y en el mejor de los casos una experiencia de articulación entre sujetos, grupos, comunidades distintas a través del turismo alternativo(aquel que por lo menos no es masivo) que enriquece en última instancia al hombre en general, es decir, que el la experiencia del sujeto con el "otro" por medio del turismo (de preferencia cultural) es que las diferencias son un objeto cultural que pasan a ser para ambos uno y otro, un intercambio donde cada cual expone y retoma aquello que lo integra más a si mismo.

Descanse en paz el viejo, arcaico, caduco y desgastado modelo de hacer turismo en el mundo, modelo de explotación y enajenación de los bienes naturales y sociales, hoy la empresa turística se preocupa o debe preocuparse más por garantizar el respeto por el hombre y su entorno, la comunidad receptora por ver en su realidad inmediata (natural y social) un bien que no le pertenece como propiedad privada, sino que adquiere una conciencia de su propia identidad y entorno lo que compromete en esta repartición de responsabilidades y, finalmente el turista que deja de ser el sujeto-divisa y se desprende del poder de semidios lo que permite transitar de manera mucho más objetiva por los distintos sitios experimentado el asombro de la diversidad e integrándose a un mundo donde lo natural y social (relación hombre-naturaleza) obliga a la reflexión cotidiana de nuestros actos.

El turismo alternativo, estrictamente el cultural, es la modalidad del turismo sostenible, que lamentable nos tardamos mucho tiempo en darnos cuenta.

Bibliografía

Fernández, Rodolfo, Reflexiones sobre la construcción de la identidad, Universidad de Guadalajara, México, 1998.

Middleton, Victor T.C., Sustainable tourism a marketing perspective, Oxford, England, 1998.

NOTAS

* Estudiante del Doctorado en Desarrollo Sustentable, Centro Universitario de la Costa, Universidad de Guadalajara,
México.
** Estudiante del Doctorado en Bienestar Social y Cooperación, Universidad de Oviedo España-Universidad de
Guadalajara, México
***La traducción es nuestra


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