V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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"La heterogeneidad urbana revisitada"

V CONGRESO ARGENTINO DE ANTROPOLOGIA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACION UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA

María Mercedes Di Virgilio1 Liliana Orellana2

Comisión: Antropología Urbana Esta versión del trabajo es preliminar y está sujeta a modificaciones.

Buenos Aires, Julio, 1997

"La heterogeneidad urbana revisitada"

Introducción

En este trabajo pretendemos describir y analizar las similitudes y diferencias existentes entre las familias que habitan en un barrio pobre de la Capital Federal - barrio Inta-. Por tratarse de una "villa de emergencia", el barrio se revela como una de las posibles formas de hábitat en donde pueden asentarse los sectores populares urbanos. El ámbito barrial restringido es un escenario adecuado para interrogarnos acerca de cómo se define la "heterogeneidad" de los sectores populares urbanos.

Nos preguntamos: - es posible identificar sub-grupos sociales aun dentro de aquellos grupos que comparten el territorio urbano y una filiación genérica a los sectores populares? - es posible identificar empíricamente esta falta de uniformidad en la disposición de los recursos, consecuencia de la inserción diferencial en la producción y en la participación en el consumo? Continuar con la tarea de "sacarle punta" a la heterogeneidad que numerosos autores (Minujin, 1993; Romero, 1988/91) plantean como fenómeno que complejiza el conjunto de las familias de sectores populares es, en última instancia, el aporte que pretendemos hacer con este trabajo, avanzando con la caracterización propuesta.

La elección del barrio Inta se funda en una serie de criterios de índoles práctica y teórica; un amplio conocimiento del barrio que facilitó nuestra entrada para realizar el trabajo de campo y orientó nuestras búsquedas. El eje de nuestro trabajo de campo fue la encuesta que consistió en un estudio extensivo de la población de familias/unidades domésticas del barrio, basado en una muestra aleatoria de hogares. El diseño de corte transversal tuvo como meta obtener información relativa a la posición socio-económica de las familias/unidades domésticas, a sus condiciones materiales de vida, a las características socio-demográficas y a la participación en el consumo. La población en estudio estuvo constituida por la totalidad de las familias/unidades domésticas residentes en el barrio Inta.

I- El planteo de la heterogeneidad

Los llamados sectores populares urbanos no constituyen una categoría homogénea; numerosos trabajos (Minujin y Feldman, 1993; Golbert y Tenti Fanfani, 1994; Minujin y Kesler, 1995) ponen de manifiesto que entre las familias/unidades domésticas que ocupan las posiciones más bajas de la estructura social lo que predomina es la heterogeneidad. En tal sentido, uno de los problemas con que nos enfrentamos, al hacer afirmaciones de carácter general sobre la familia y la unidad doméstica de sectores populares, es la carencia de precisión acerca de los sectores sociales a que nos referimos.3 Entendemos que hablar de sectores populares implica hablar de una sociedad estratificada o desigualitaria; en ella determinados sectores sociales, reciben en términos relativos una porción menor de bienes sociales producidos, así es que el principio de la acumulación basado sobre la desigualdad es parte vital del orden social existente en nuestras sociedad. En este contexto, podemos pensar que en algunos casos la desigualdad no implique necesariamente "pobreza" (Fernández López; 1995:14), a pesar de que como consecuencia de los sucesivos procesos de ajuste y los efectos de las crisis numerosas familias de sectores populares devinieron en pobres.4 La estructura económica y social de la ciudad está formada y dividida por grupos de clase, género u otras categorías. En el actual contexto de crisis y reestructuración productiva, el sistema de estratificación social urbano se ha complejizado, al tiempo que dicha complejidad parece ser mayor cuando nos movemos hacia las posiciones más bajas del mismo.

En las posiciones más bajas del sistema de estratificación social, muchos puestos de trabajo están siendo ocupados por los llamados trabajadores secundarios en detrimento de la ocupación plena de los jefes de hogar. La diversidad de situaciones experimentadas por estos grupos de población hace que no sea posible realizar una descripción universalmente válida de sus condiciones de hábitat y de su inserción en la estructura productiva y de consumo (Mingione,1991).5 Esto es ilustrado en el apartado siguiente, en donde intentamos realizar una clasificación de los hogares del barrio Inta teniendo en cuenta algunas características del jefe del hogar. Los jefes de hogar y por tanto las familias a pesar de habitar un territorio urbano común y de su filiación genérica a los sectores populares, presentan situaciones laborales y educacionales que los ubican en distintos niveles en la estructura ocupacional y salarial. Una combinación de habilidades, predisposiciones, redes sociales y fuentes grupales opera como filtro de diferenciación de dichos grupos en una variedad de empleos "nicho".

Fuera del mercado laboral existen diferentes ventajas y desventajas asociadas a las condiciones de hábitat del hogar y a las características del mismo. Por ejemplo, los hogares mejor posicionados en la estructura productiva y el consumo tienen algunos beneficios por el hecho de contar con un número menor de miembros y de que su jefe sea de sexo masculino.

Las transferencias formales de recursos -dirigidas desde el estado y/o las instituciones barriales- también contribuyen a variar y cambiar las posiciones de ventaja/desventaja, incrementando las posibilidades de aquellos hogares cuyo jefe se encuentra mejor posicionado en la estructura productiva: el comedor barrial, la dación de leche, la bolsa de alimentos que entrega mensualmente Cáritas, etc. son algunos de los recursos con los que cuentan las familias del barrio Inta y que operan diferenciando aún más dicho universo de familias. Esta diferenciación ocurre, en el caso de los hogares más pobres, en tanto esos recursos constituyen alternativas únicas de -por ejemplo- acceso al alimento o de cobertura de otras necesidades de consumo consideradas básicas. En el caso de los hogares cuyos jefes se encuentran mejor posicionados en la estructura productiva,6 estos recursos barriales incrementan los propios del hogar mejorando sus ventajas comparativas. Tal como sugiere Moser (1996:24), cuanto más erosionada está la capacidad de los hogares para obtener recursos, mayor es su grado de vulnerabilidad.

Estos y otros factores deberían hacernos reflexionar antes de aceptar cualquier simple noción de ciudad "dual" o cualquier asociación igualmente simplificada entre ciertas categorías ampliamente definidas de la población y la ocupación de las posiciones más bajas en el sistema de estratificación social. Sin embargo, y a pesar de los cuidados sugeridos, hemos podido identificar un vínculo cercano entre el cambio económico y la intensificada pobreza y privación; la reestructuración económica iniciada en 1991 creó nuevas o intensificó, directa o indirectamente, las divisiones sociales dentro de la trama urbana. Los datos relevados en el barrio Inta revelan que aun en las posiciones más bajas del sistema social existe una amplia diversidad de ingresos y recursos, un acceso desigual al hábitat y a las condiciones de habitabilidad, así como una amplia variedad de empleos que requieren calificaciones diversas.

Esta diversificación en las categorías de empleo nos permite pensar las diferencias en el universo de familias del barrio Inta en términos del tipo de tarea que desarrolla el jefe del hogar y la calificación que la misma requiere. Tal como sugieren Fainstein, Gordon y Harloe (1992), la situación de los hogares podría pensarse en términos de la vulnerabilidad ocupacional del jefe:7 aquellos jefes que desarrollan tareas calificadas -que requieren del aprendizaje de un oficio, la adquisición de destrezas y/o haber alcanzado cierto nivel de escolarización en ramas como la industria y/o los servicios podrían clasificarse como "potencialmente vulnerables". Aquellos que desarrollan actividades de escasa calificación, como "actualmente vulnerables"; mientras que la situación de aquellos hogares cuyos jefes no realizan una actividad definida viven de changas pueden definirse en términos del escaso poder económico derivado de su posición ocupacional y de su dependencia respecto de los recursos barriales y/o subsidios estatales anteriormente mencionados.

El carácter heterogéneo de los sectores populares urbanos puede pensarse como el producto de un conjunto de condiciones -distribución desigual del ingreso, tercerización de la economía, hiperinflación, etc.-, resultado en gran medida de la vulnerabilidad económica del estado. Asimismo, dichas condiciones originan entre las familias situaciones de vulnerabilidad diferencial según su inserción en el sistema productivo y el consumo.

II- Datos y métodos 1. El instrumento.

Durante el trabajo de campo se realizó un estudio extensivo de la población por medio de una muestra aleatoria de familias/unidades domésticas del barrioInta utilizando un cuestionario estructurado y precodificado.

El diseño de corte sincrónico/transversal tuvo como meta obtener información referida tanto al momento de la realización del trabajo de campo como retrospectiva, relativa a la posición socio-económica de las familia/unidad doméstica, los problemas de salud-enfermedad por ellas percibidos y sus condiciones materiales de vida (características socio-demográficas y participación en el consumo).

El cuestionario incluyó cuatro secciones principales: 1- Datos generales sociodemográficos de los miembros del hogar; 2) participación en el consumo y asistencia alimentaria recibida por los hogares; 3) Inserción en la producción del jefe del hogar y los miembros del hogar mayores de 14 años; 4) perfil de salud/enfermedad de las mujeres mayores de 14 años, al respecto se relevó: afiliación, percepción de problemas de saludenfermedad y demanda, consultas con el médico, consumo de medicamentos, realización de estudios y tratamientos e internaciones y experiencia de fecundidad.

2. Población y selección de la muestra La población en estudio estaba constituida por la totalidad de las familias/unidades domésticas residentes en el barrio Inta, que corresponde al área comprendida entre las Avenida General Paz, Avenida Ricchieri, fondos de la fábrica Inta y vías del ferrocarril General Belgrano.

No contando con registros o listados actualizados y exhaustivos de las familias/unidades domésticas del barrio para ser utilizados en la confección del marco de referencia para la extracción de una muestra aleatoria, se convino como más adecuado la aplicación de un diseño muestral por áreas. Este procedimiento de muestra está comprendido por los muestreos probabilísticos, ya que cada hogar del barrio Inta tiene una oportunidad conocida (n/N) de ser incluido en la muestra. Cuando no se dispone de información sobre familias o la unidad de recolección que se considere pertinente, la selección de viviendas aparece como elemento facilitador de la tarea.

El barrio Inta fue considerado como un área específica. Fue posible subdividir ese área en manzanas tales que 1) cada manzana esté previamente definida en función de su ubicación y extensión, y 2) el número total de manzanas, N, sea conocido. Definimos al barrio como universo de áreas compuesto por 7 manzanas. Debido a que estas manzanas están identificadas y su número total es conocido, extrajimos una muestra probabilística al azar de este universo de manzanas.

Así, el universo original (para el que no hay disponibilidad alguna de listas) fue considerado como un universo de áreas para el cual sí existe un marco muestral que adopta la forma de mapa catastral -que se adjunta-. Partimos de la base que existe correspondencia entre hogares y viviendas ubicadas en cada manzana8 , por lo cual consideramos a la muestra como muestra de hogares. Esta muestra de hogares, como ya dijimos, es una muestra probabilística porque el conglomerado de hogares asociados a cada manzana tiene una probabilidad conocida de ser seleccionado.

El tamaño reducido del universo de áreas (7 manzanas) y los objetivos de la investigación que apuntan a establecer diferencias entre los hogares nos impulsó a optar por un muestreo de áreas simple de una etapa.

Con el propósito de llegar a la extracción de unidades últimas de selección se encararon sucesivamente las siguientes instancias previas al relevamiento: a) Delimitación definitiva del área, fijando como límites Av. Gral. Paz, Av. Ricchieri, fondos de la fábrica Inta, y vías del ferrocarril General Belgrano.

b) Definición de conglomerados que con el fin de simplificar la tarea coinciden con las manzanas catastrales.

c) Definición de los conceptos involucrados en el relevamiento: Vivienda: Recinto que ha sido construido o adaptado para alojar personas. También deberán considerarse como viviendas aquellos locales no destinados originalmente para alojar personas pero que en el día del relevamiento son utilizados con ese fin. Se consideraron sólo las que sirven de alojamiento a uno o más hogares particulares (Indec;1995).

Hogar: Grupo de personas, parientes o no, que viven bajo el mismo techo de acuerdo con un régimen familiar, es decir, que comparten sus gastos de alimentación (Indec; op.cit.).

Jefe/a de hogar: Persona reconocida como tal por los demás miembros del hogar.

d) Testeo de la enumeración completa de las viviendas en las manzanas y construcción de listado de viviendas.

e) Realización del muestreo al azar sistemático de las viviendas/hogares en cada una de las manzanas.

La muestra comprendió 175 hogares seleccionados al azar sistemático en cada conglomerado. La unidad de recolección fueron mujeres de 14 a 65 años.

3. Análisis estadístico Teniendo en cuenta que uno de los objetivos de la investigación era detectar - si lo hubiera- un patrón de heterogeneidad en los hogares del barrio, se decidió utilizar un enfoque metodológico que permitiera trabajar simultáneamente con todas o casi todas las variables relevadas en la encuesta. En particular utilizamos dos técnicas multivariadas descriptivas: análisis de correspondencias múltiples (ACM) y análisis de clusters (AC).

El análisis de correspondencias múltiples permite estudiar simultáneamente las relaciones entre un gran número de variables cualitativas o categóricas, y reducir la dimensión original del problema -que usualmente involucra un gran número de variables- a unas pocas dimensiones representativas, minimizando la pérdida de información. Como resultado del análisis se obtienen las dimensiones que mejor resumen la estructura del problema denominadas ejes factoriales. Los ejes factoriales pueden pensarse como 'nuevas variables' numéricas construidas como combinación de las variables originales.

En un ACM se denominan variables activas a aquellas que intervienen en la construcción de los ejes factoriales; mientras que las que no intervienen en la determinación de los mismos se denominan ilustrativas. A partir de las modalidades o categorías de las variables activas con mayor contribución a la formación de cada eje (modalidades con mayor inercia), es posible construir configuraciones típicas de respuestas, las que permiten definir grupos o tipos teóricos de unidades de análisis.

En este trabajo se usaron como variables activas del ACM aquellas relativas a las características de la vivienda, la ocupación del jefe, y como variables ilustrativas aquellas relacionadas con las mujeres entrevistada. Se retuvieron para el análisis de los resultados los cinco primeros ejes factoriales que acumularon un 32.34% de la inercia total. Para decidir cuáles variables actuaban como concepto organizador de cada eje factorial se consideraron aquellas modalidades en que la contribución a la inercia fuese mayor que la inercia esperada para el eje (0.8%).

El análisis de clusters es un método de clasificación cuyo objetivo es particionar el conjunto de las unidades de análisis -en nuestro caso hogares- en grupos o clusters homogéneos. La clasificación se realiza estableciendo similitudes o diferencias entre los hogares de modo de reagrupar aquellos que son similares. A partir de este procedimiento es posible reconocer algunos clusters como agrupamientos típicos, en el sentido que el grupo es una entidad pasible de ser caracterizada. Cuando el algoritmo de construcción de los grupos se realiza a continuación de un ACM, cada unidad de análisis es representada a través de sus coordenadas factoriales en los primeros ejes del ACM. Un paso importante en este tipo de análisis es caracterizar los clusters resultantes en función de las distintas variables originales. El objetivo de este paso es describir cada cluster a partir de las características que lo diferencian de los otros clusters. Una variable o una modalidad de una variable caracteriza a un cluster cuando ésta se encuentra sobrerepresentada en ese grupo en relación a la proporción observada en toda la muestra.

La construcción de los clusters o el agrupamiento de las unidades se realiza en etapas, partiendo de (n) clusters compuestos cada uno por una unidad y terminando en un único cluster que contiene todas las unidades. La construcción se realizó en base al criterio de Ward que en cada etapa une aquel par de clusters que producen la mínima reducción de la inercia o de la varianza. A partir de este criterio se construye un árbol jerárquico o dendrograma. Las unidades que se encuentran muy cercanas, es decir cuyas respuestas difieren poco, producirán un cambio muy pequeño en la inercia al ser agrupadas. En cambio unidades o clusters muy alejados producirán un importante cambio en la inercia al ser unidos. Por tal razón, el número de grupos finales se decide en función del cambio en la inercia. Tomando como base este criterio, se decidió trabajar con seis clusters.

Debe tenerse en cuenta en la interpretación de los resultados que los tipos que se describen a partir de las modalidades que mayor peso tienen en la formación de los ejes factoriales son tipos construídos teóricamente, mientras que los clusters resultan de agrupar las unidades de análisis en base a sus similitudes.

III- Resultados 1- Descripción de la muestra Características físicas de las viviendas.

El material predominante de los pisos es el cemento o ladrillo fijo (76%) y el de los techos es el metal o fibrocemento (89%), mientras que las paredes son en su mayoría de mampostería (92%). El 73% de los hogares visitados tiene revoque en las paredes interiores y el 48% posee aislamiento en la parte interior de los techos. Por otra parte, el 99% de los hogares tiene luz eléctrica, aunque sólo el 24% tiene calefón.

La toma de agua se encuentra dentro de la vivienda en el 70% de los casos, mientras que el 27% la tiene dentro del terreno, pero fuera de la vivienda. El 67% de los hogares tiene distribución de agua en baño o cocina y el 55% posee en el baño inodoro o retrete con descarga de agua (50% de uso exclusivo y 5% de uso compartido con otro hogar).

Frente a la vivienda, el 25% de los hogares consultados tiene desagües pluviales, el 88% tiene instalación de agua corriente, el 12% tiene alumbrado público, el 29% tiene instalación de cloacas, el 17% tiene pavimentación y el 21% tiene recolección periódica de residuos.

Características de los hogares y de sus miembros.

El promedio de personas por hogar es de 4,80, siendo de 2,02 el promedio de habitaciones de uso exclusivo del hogar (sin contar baño ni cocina) y de 3,16 el promedio de camas de uso exclusivo del hogar. El promedio de hacinamiento es de 2,80 personas por habitación de uso exclusivo del hogar y el promedio de personas por cama de uso exclusivo del hogar es 1.69.

La semana anterior a realizarse la entrevista, habían trabajado (al menos pocas horas) un promedio de 1,25 miembros económicamente activos por cada hogar, en tanto que un promedio de 0,35 miembros económicamente activos por cada hogar habían buscado trabajo las cuatro semanas previas a la realización de la entrevista.

Características de los jefes de hogar El jefe del hogar, es de sexo masculino en el 86% de los hogares consultados, ubicándose su promedio de edad en 34,9 años. La medición del nivel de educación indica que el 68% de los jefes de hogar tiene primario incompleto, el 29% tiene primario completo/secundario incompleto y sólo el 2% tiene secundario completo o más.

Si se considera el aspecto laboral, el 95% de los jefes de los hogares visitados pertenecen a la población económicamente activa, de los cuales el 47% son obreros calificados, el 16% son trabajadores por su cuenta sin personal y sin local, el 13% son obreros sin calificar, el 12% son empleados en servicio doméstico, el 7% son trabajadores por su cuenta sin personal y con local, el 3% son empleados calificados y el 3% son empleados sin calificar, en tanto que el 36% recibe descuentos por jubilación. Asimismo, el 79% de los jefes de los hogares visitados había trabajado (al menos pocas horas) la semana anterior a la realización de la entrevista, mientras que el 14% había buscado trabajo en las cuatro semanas previas.

2- Descripción e interpretación de los ejes factoriales.

Eje Factorial 1. Acceso a la asistencia alimentaria.

Las variables que con más fuerza estructuran el primer eje son la recepción de asistencia alimentaria y la concurrencia a comedores escolares y/o comunitarios, algunas que remiten a las condiciones de la vivienda y el trabajo del jefe.

La proyección de las modalidades sobre el eje 1 organiza dos grupos bien definidos en los polos. Hacia el lado negativo se ubica un primer grupo formado por los hogares que no reciben asistencia alimentaria. Son hogares con un nivel de hacinamiento reducido -1 hasta 2 personas por cuarto-, poseen retrete con descarga de agua a pozo ciego, calefón y aislamiento en la parte interior de los techos de sus viviendas. Asimismo, tienen acceso a ciertos servicios urbanos tales como desagüe pluvial y recolección de residuos frente a la vivienda. El jefe es activo, el ingreso del hogar aumenta en la medida en que trabaja más de un miembro. Las mujeres que habitan en estos hogares son activas; en general, están ocupadas en el servicio doméstico o son empleadas de oficina. En estos hogares no conviven niños menores de seis años.

Del lado positivo del eje, se ubican hogares cuya capacidad de subsistencia se estructura en torno a la asistencia alimentaria que reciben. Sus miembros concurren al comedor barrial9 o reciben otros suplementos alimentarios en la escuela -merienda reforzada y/o almuerzo-, también reciben leche. Respecto de sus condiciones de vida, estos hogares se encuentran en desventaja en relación a los anteriores: no tienen retrete con descarga de agua, no tienen distribución de agua en baño y cocina, el material predominante en los pisos de la vivienda es tierra mientras que las paredes exteriores están levantadas con materiales precarias y/o de descarte. El jefe no trabaja y tampoco lo hacen otros miembros del hogar. Es importante señalar que las mujeres que viven en estos hogares no son activas; son hogares numerosos -9 o más personas por hogar- y quizá la no actividad de las mujeres se relacione con el tamaño de estos hogares: los hogares grandes demandarían más horas de trabajo doméstico que otras estructuras familiares, restándole a las mujeres oportunidades para el trabajo extradoméstico. Son hogares en las que conviven entre tres y cuatro niños menores de seis años.

Teniendo en cuenta que la mano de obra es el mayor activo de los pobres, la falta de trabajo de los miembros de un hogar constituye una importante fuente de vulnerabilidad; la falta de ingresos erosiona profundamente la capacidad de consumo y las posibilidades de acceso a los bienes y servicios urbanos de las familias. Asimismo, características tales como el número de miembros, el nivel de hacinamiento, la presencia de muchos niños pequeños contribuyen a aumentar su vulnerabilidad. La capacidad de subsistencia de estas familias parece apoyarse básicamente en el capital social existente en el barrio, en particular, y en la ciudad, en general. La concurrencia a comedores, el uso de los servicios de salud que ofrece la sala San José en el propio barrio, etc. son los recursos que parecen explicar mejor la sobrevivencia de sus miembros.

Eje Factorial 2. Condición de actividad del jefe.

El segundo eje se halla construido fundamentalmente por las variables que remiten a la ocupación del jefe y a su edad.

Si observamos la proyección de las modalidades sobre el eje dos, encontramos en el polo negativo un grupo de hogares que se caracteriza por tener jefe de más edad -50 o más años-. Estos jefes son inactivos y por lo tanto el mantenimiento del hogar depende del trabajo de los otros miembros. La cantidad de miembros del hogar que trabajaron la semana pasada es tres o más. Estos hogares reciben asistencia alimentaria; la modalidad que predomina es la dación de leche que provee la sala del barrio, mientras que en la escuela los niños reciben merienda reforzada. Si tenemos en cuenta las condiciones habitacionales observamos que disponen de retrete con descarga de agua a pozo y acceden al servicio de alumbrado público pero no poseen conexión de agua corriente frente a la vivienda. Respecto de las mujeres que residen en estos hogares observamos que son hijas jóvenes y/o madres con alta paridad. Son hogares numerosos, en los que conviven tres o cuatro niños menores de seis años. Del lado positivo del eje dos, encontramos una configuración que polariza con la anterior. En estos hogares el jefe y las mujeres entrevistadas son económicamente activos. Estos hogares también reciben asistencia alimentaria pero la modalidad que prevalece es el almuerzo. La edad de las entrevistadas oscila entre 20 y 29 años. Respecto del trabajo de las entrevistadas, es importante señalar que las mujeres desarrollan tareas de escasa calificación, son tareas que consisten en limpiar, lavar y planchar ropa, etc. vinculadas al servicio doméstico y/o a la limpieza de oficinas. Ninguna modalidad relativa a condiciones de habitat contribuye a definir este polo.

Si bien podemos pensar que la ocupación de las mujeres genera ingresos que permiten disminuir la vulnerabilidad de los hogares; algunas de sus características contribuyen a definir situaciones de riesgo. El trabajo en el sector informal priva a las mujeres de la posibilidad de estar cubiertas por la seguridad social; a ello se suman largas horas de trabajo -doméstico y extradoméstico-, tareas intensiva con gran esfuerzo físico que pueden tener repercusiones en su salud.

La asistencia a los servicios de salud y el uso del comedor barrial dan cuenta de la apropiación de estos activos iniciales y su transformación en recursos para cubrir las necesidades de salud y las alimentarias. Concurrir al comedor barrial no es cosa fácil; su importancia radica en que permite a las madres y a los niños acceder a una comida diaria durante el tiempo que dure la situación por la cual ingresaron. La asistencia nos enfrenta a problemas vinculados con la percepción social local de lo que implica ingresar a esa institución y a los conflictos que median entre los usuarios y las "señoras" que lo atienden. La respuesta más frecuente ante la pregunta acerca de por qué no concurren al comedor es el hecho de no necesitarlo económicamente lo suficiente como para verse obligado a concurrir. El tema de los conflictos con las mujeres que los atienden también aparece recurrentemente.

Acceder al comedor supone asumir frente a los otros la condición de indigente y mostrar la pobreza. La "vergüenza" frente a los vecinos parece explicar el hecho de por qué muchas madres envían solos a sus hijos a comer o a buscar la comida, siendo que ellas están en sus casas a la hora del almuerzo. En aquellos casos en los cuales el comedor es utilizado, la cuestión pasa por analizar las características de su uso; ¿es sólo un paliativo?, ¿es la única comida que realizan los niños?, etc.

Eje Factorial 3. Sexo del jefe y tipo de tareas que realiza en su trabajo.

El tercer eje se organiza fundamentalmente en torno al sexo del jefe y al tipo de tareas que éste desarrolla. Este eje polariza dos grupos, el de los hogares con jefe de sexo femenino y otro cuyo jefe es de sexo masculino.

Las mujeres jefas de hogar no trabajan y cuando lo hacen están empleadas en el servicio doméstico. Los hogares típicos son pequeños y, en general, no reciben asistencia alimentaria; seguramente ésto no obedece a una decisión del hogar sino más bien a que las características de sus miembros no se corresponden con los requisitos necesarios para acceder al comedor barrial, al escolar y/o a la ración de leche. Si reciben asistencia alimentaria, la modalidad prevalente es almuerzo y lo hacen en el comedor del barrio Inta. Las mujeres jefas en general, son adultas mayores; su edad supera los 45 años y no tienen compañero. Las mujeres jefas de hogar parecen ser mujeres con una alta paridad (6 o más hijos vivos actualmente) pero, estos hijos habrían superado los seis años de edad. Desde el punto de vista de las condiciones de vida observamos que la toma de agua está ubicada fuera de la vivienda y que por lo tanto no cuentan con distribución de agua en baño y cocina, no poseen retrete con descarga de agua y el material predominante en los pisos de la vivienda es tierra.

Del otro lado, encontramos a los hogares cuyo jefe es de sexo masculino. Los jefes son activos y desarrollan tareas calificadas. Las ocupaciones en las que desarrollan su actividad pertenecen fundamentalmente al gran grupo nº 7 del CIUO: oficiales, operarios y artesanos de artes mecánicas y de otros oficios. Estas ocupaciones requieren para su desempeño los conocimientos y la experiencia necesarias para utilizar máquinas y herramientas, el conocimiento de cada una de las etapas de la producción y de la naturaleza y las aplicaciones de los productos fabricados. Sus tareas consisten en construir edificios y otras obras y fabricar diversos productos y/o artesanías. El nivel de hacinamiento en los hogares oscila de dos hasta tres personas por cuarto, poseen retrete con descarga de agua y su desagüe está conectado a la red pública. Tienen acceso a las cloacas instaladas frente a sus viviendas. Estos hogares reciben asistencia alimentaria, pero las modalidades que predominan -a diferencia de los del grupo anterior- son la percepción de la bolsa de alimentos que mensualmente distribuye Caritas y la dación de leche. En estos hogares conviven niños menores de seis años. La modalidad prevalente respecto de la presencia de niños en el hogar es dos niños menores de seis años. La modalidad predominante de la variable cantidad de hijos vivos actualmente es 2 hijos.

La posibilidad que tienen estos hogares de acceder a servicios tales como agua, cloacas, etc. aumenta sus capacidades para superar las situaciones de riesgo; sin embargo es importante tener en cuenta las circunstancias en que se proveen estos servicios pues son éstas las que determinan la eficacia del suministro. En el barrio Inta, el sector privado contrarrestó en parte las deficiencias en el suministro pero excluyó a los hogares de menores recursos de acceder al mismo.

Eje Factorial 4. Características de la vivienda y condición de ocupación del jefe.

El eje factorial cuatro gira en torno a variables que remiten a las condiciones de vida del hogar tales como: hacinamiento, cantidad de personas que viven en el hogar, materiales predominantes en las paredes exteriores de la vivienda y en la cubierta externa de los techos; y a variables que refieren a la ocupación del jefe, a su edad y a la percepción de asistencia alimentaria.

Si observamos la proyección de las modalidades sobre el eje 4, encontramos en el polo negativo un grupo de hogares con jefa mujer; son mujeres jóvenes -menores de treinta años-, solas -sin compañero y sin hijos- o con un hijo en edad escolar mayor de seis años y que han inmigrado de países limítrofes. Se caracterizan por ser hogares pequeños -la modalidad prevalente de personas que viven en el hogar es 1 ó 2- y por tener un nivel de hacinamiento mínimo que asciende a dos personas por cuarto. La vivienda tiene pocas habitaciones y es muy precaria: el material predominante en la cubierta externa de los techos es el cartón y otros materiales de descarte; en las paredes predomina la chapa y/o materiales de menor calidad, las paredes interiores no tienen revoque, la ubicación de la toma de agua está fuera de la vivienda y por tal motivo no poseen distribución de agua en el baño ni en la cocina. Estos hogares reciben asistencia alimentaria; la modalidad que prevalece es dación de leche y merienda reforzada que se consume en el hogar. Muchos niños pobres no consumen la merienda reforzada que reciben en la escuela en ese mismo ámbito, sino que la traen a su casa distribuyéndose los alimentos entre los distintos miembros del hogar. Estas mujeres, jefas de hogar, son activas. Se desempeñan en el ámbito del trabajo informal pues no les retienen aportes jubilatorios y realizan tareas de escasa calificación, tales como servicio doméstico y operarias no calificadas.

En este polo del eje cuatro parece quedar definido un tipo de hogar que se caracteriza por tener como jefas de hogar a mujeres jóvenes migrantes que desarrollan su vida cotidiana en un habitat sumamente precario y que combinan las tareas domésticas con el trabajo fuera del hogar.

Del lado positivo del eje cuatro encontramos hogares cuyos jefes son varones; su edad oscila entre 40 y 49 años, son jefes activos pero están desocupados. Ante esta situación otros miembros del hogar se ven obligados a buscar trabajo: cuando se indaga respecto de la cantidad de miembros del hogar que buscaron trabajo durante el período de referencia indicado en la encuesta -la semana pasada-, la modalidad prevalente es dos o más. Son obreros calificados, oficiales y operarios la industria de la construcción, la metalúrgica, del procesamiento de alimentos, de los textiles y la confección desempleados que actualmente buscan trabajo. Son hogares numerosos. Respecto de sus condiciones de vida, observamos que están mejor posicionados que los anteriores. Poseen toma de agua dentro de la vivienda, distribución de agua en baño y cocina, retrete con descarga de agua y desagüe a red pública. Estos hogares tienen acceso a ciertos servicios urbanos: poseen desagüe pluvial frente a sus viviendas, pavimento y conexiones cloacales. Sin embargo sus miembros muestran niveles importantes de hacinamiento -3 o más personas por cuarto-, no se observa hacinamiento por camas (la modalidad que predomina respecto de la cantidad de camas de uso exclusivo del hogar es cuatro o más). Estos hogares reciben asistencia alimentaria: la modalidad predominante es almuerzo y se consume en el comedor escolar o barrial. Las mujeres que conviven en esos hogares son cónyuges del jefe, su edad supera los cuarenta años, son activas y generalmente tienen tres o cuatro niños menores de seis años.

Estos hogares están mejor posicionados en el consumo que los anteriores, pero su jefe es actualmente un desocupado: los cambios en el mercado laboral constituyen una importante fuente de vulnerabilidad para los hogares; cuando su ingreso disminuye merced a la desocupación del jefe, la principal medida que estos adoptan es que las mujeres ingresen a la fuerza laboral (Moser; op.cit.:5).

Eje factorial 5 . Tipo de hogar y hacinamiento.

Las variables que definen el eje factorial cinco refieren básicamente al tipo de hogar, al acceso a bienes y servicios públicos y al nivel de hacinamiento de los hogares.

La proyección de las modalidades sobre el eje cinco muestra hacia el lado negativo un primer grupo de hogares extensos y/o núcleos completos con jefe varón que se insertan en unidades familiares ampliadas,10 cuya edad oscila entre los 15 y 29 años. Son jefes activos ya sea trabajadores por su cuenta sin personal, con local o bien son empleados. Desarrollan tareas vinculadas a prestaciones personales, servicios de protección y seguridad y también se dedican comercio. Los vendedores de comercio por lo general son propietarios de negocios minoristas que funcionan en el barrio y venden alimentos, productos de limpieza o bien funcionan como pequeños kioscos. Encontramos también obreros calificados que se desempeñan como operarios u oficiales en distintas ramas de la industria. Las viviendas son reducidas -la modalidad prevalente respecto de cantidad de habitaciones de uso exclusivo del hogar es de dos habitaciones- y el nivel de hacinamiento asciende a tres o cuatro personas por cuatro. Otro aspecto que caracteriza a estos hogares es el hacinamiento por cama. Si bien cuentan con retrete con descarga de agua, las instalaciones sanitarias que disponen son compartidas con otro hogar. No cuentan con instalación de cloacas y agua caliente frente a la vivienda. Los techos de la vivienda no poseen aislantes en su parte interna, son de metal o fibrocemento.

Del lado positivo del eje se ubica un segundo grupo de hogares con jefatura femenina. Son mujeres de 50 años o más, activas y sus hogares son monoparentales o nucleares incompletos. Se trata de mujeres que no tienen compañero, están solas o divorciadas y sin hijos pequeños. Se desempeñan básicamente en el servicio doméstico o bien desarrollan tareas vinculadas a la limpieza de oficinas. Son hogares sin hacinamiento: la modalidad predominante es una persona por cuarto que, ya sea por ser poco numerosas o por ocupar viviendas amplias, logran niveles óptimos respecto de la densidad de personas por cuarto. Acceden a servicios tales como la instalación de cloacas frente a la vivienda, tienen retrete de uso exclusivo del hogar con descarga de agua conectado a la red pública; poseen aislamiento en parte interior de los techos que son de loza o membrana. Estos hogares reciben asistencia alimentaria a través de la bolsa de alimentos.

3- Descripción de los grupos o clusters.

Cluster 1 (77 casos).

Constituido por el 85% de los hogares cuyos jefes desarrollan tareas vinculadas al comercio minorista -trabajadores por su cuenta, sin personal y con local- y a los servicios personales; entre ellos no hay trabajadores ocupados en el servicio doméstico. Del total de jefes a los que les retienen aportes jubilatorios (59 casos) el 44% se concentra en este cluster. Predominantemente, son hogares con jefe varón en los cuales trabajaron al menos dos miembros del hogar la semana pasada. La mayoría de los hogares que poseen pavimento frente a la vivienda se concentran en esta clase. Asimismo, cuentan con agua caliente -poseen calefón-. Este cluster se proyecta en el polo negativo del eje 1 y en el polo negativo del eje 5.

Cluster 2 (15 casos).

Son hogares que no reciben asistencia alimentaria. Son hogares con jefatura femenina, la edad de estas mujeres oscila entre 40 y 49 años. El 90% de las jefas son activas y desempeñan tareas vinculadas al servicio doméstico o a la limpieza de oficinas. El trabajo de estas mujeres es casi exclusivamente en "negro", sin embargo a la inestabilidad laboral se contrapone el hecho de que son dos por lo menos los miembros del hogar que trabajan. Las mujeres que habitan estos hogares son, generalmente, mujeres sin compañero. Las mujeres que conviven en estos hogares son jefas o son hijas de las primeras; son hogares con niveles bajos de hacinamiento; en esta clase hay una mayor proporción de hogares de 1 ó 2 personas que en la población general. Las mujeres jóvenes que conviven en ellos no tienen niños menores de seis años o tienen sólo uno. En sus viviendas tienen aislamiento en la parte interior de los techos, poseen calefón y retrete con descarga de agua a pozo ciego o red pública. Tienen desagüe pluvial frente a sus viviendas. Este cluster se proyecta en el polo positivo del eje 5.

Los tres únicos casos de jefes con secundario completo se concentran en esta clase; asimismo su nivel de instrucción se relaciona con el tipo de tareas que estas mujeres jefas desempeñan: tareas vinculadas al trabajo de secretaría, operar máquinas de oficina y diversos trabajos de servicio a la clientela.

Cluster 3 (27 casos).

Estos hogares reciben asistencia alimentaria, básicamente leche y/o alimentos que consumen en sus casas; los niños que concurren a la escuela cuentan, además, con la merienda reforzada. No concurren a comedores. Los jefes son de sexo masculino y desarrollan tareas vinculadas al gran grupo de ocupación nº 7: oficiales, operarios y artesanos de las artes mecánicas y de otros oficios. El 50% de los jefes de estos hogares no ha completado la escolaridad primaria.

Las viviendas que habitan estos hogares tienen techos de loza o membrana con aislamiento en su parte interior, poseen retrete con descarga de agua y desagüe a red pública pero el uso del mismo es compartido con otro hogar. El nivel de hacinamiento oscila entre 2 y 3 personas por cuarto. En esta clase se nuclean los hogares que cuentan con distribución de agua en baño y cocina. Acceden a servicios tales como la instalación de cloacas y el 41% de los hogares tienen desagüe pluvial frente a sus viviendas.

Conviven en estos hogares uno o dos niños menores de seis años. La tasa de inactividad de las mujeres de esta clase asciende al 67% contra un 49% para el total de la población femenina. Este cluster se proyecta en el polo positivo del eje 3.

Cluster 4 (27 casos) Son hogares que reciben asistencia alimentaria: su característica es que reciben todos los tipos de suplementos -leche, almuerzo y alimentos-. Entre los jefes de hogar hay un predominio importante de obreros calificados que desarrollan tareas vinculadas con los grandes grupos de ocupación 7 y 8 del CIUO y un alto porcentaje lo hace en relación de dependencia (45%). En estos hogares trabaja básicamente uno solo de los miembros y casi exclusivamente es el jefe; sólo un 15% de las mujeres trabajó la semana pasada contra un 36% de la población general. Los jefes son adultos jóvenes: la modalidad que predomina es la de menores de 39 años.

En esta clase no hay hogares de 1 o dos miembros y 24 de los 27 hogares tienen un tamaño que oscila entre tres y seis personas. Respecto del nivel de hacinamiento, se repiten las proporciones de la población general.

El 50% de las viviendas que ocupan estos hogares no tienen mampostería en las paredes exteriores de la vivienda; sus techos son de materiales muy precarios y tampoco poseen aislamiento en su parte interior. Este cluster se proyecta en el polo positivo del eje 3, en el polo negativo del eje 4 y en el polo positivo del eje 5. Cluster 5 (10 casos).

En este cluster se concentran los hogares cuyo jefe es inactivo; la ¾ parte de los hogares de este cluster tienen jefatura masculina y la edad del jefe asciende a 50 años o más. No encontramos en este cluster hogares con jefes jóvenes. Respecto del nivel de su instrucción, predominan los jefes sin instrucción y/o primaria incompleta -60% en relación al 32% de la población general-. En estos hogares, en general, no trabaja ninguno de sus miembros; cuando registramos trabajo de otros miembros, estos son los más jóvenes (son tres o más miembros jóvenes que trabajan). A esto se suma que las mujeres que conviven en estos hogares son, en líneas generales, inactivas -trabaja sólo el 20% de las entrevistadas-.

Son hogares con niveles críticos de hacinamiento -cuatro o más personas por cuarto-; muy numerosos -el 70% cuenta con 9 miembros o más- y en el 50% de los casos conviven tres o cuatro niños menores de seis años. Poseen retrete con descarga de agua exclusivamente a pozo ciego, no acceden al servicio de cloacas ni al desagüe pluvial frente a su vivienda. Tienen alumbrado público. No poseen aislamiento en la parte interna de los techos, una consecuencia de ello es que en el 80% de los hogares con niños menores de 6 años al menos uno tiene fatiga. Ningún hogar posee calefón. Este cluster se proyecta en el polo negativo del eje 2.

Cluster 6 (19 casos).

Son hogares que reciben asistencia alimentaria, la modalidad que predomina es el almuerzo que consumen en el comedor barrial. Los jefes son activos pero no hay una modalidad que caracterice el tipo de tareas que desempeñan. Observamos que en esta clase se concentra una proporción de obreros calificados más alta que en la población total. Se concentran en esta clase los jefes de hogar que están desocupados; en el 68% de los hogares uno o más miembros del hogar buscaron trabajo durante la semana de referencia de la encuesta. Son hogares en los que si el jefe está ocupado, es el único miembro que trabaja; cuando éste está desocupado no se registra el trabajo de otros miembros dependiendo la supervivencia de estos hogares casi exclusivamente del trabajo del jefe.

Respecto de las condiciones de habitat, ningún hogar posee aislamiento en la parte interior de los techos ni retrete con descarga de agua. Son hogares con niveles altos de hacinamiento -cuatro o más personas por cuarto. Son hogares con piso de tierra -de 19 casos sólo 1 posee piso de cerámica- y con la toma de agua fuera de la vivienda se concentran exclusivamente en esta clase. No tienen calefón. No acceden a servicios tales como la instalación de desagües, alumbrado o recolección de residuos frente a la vivienda. Este cluster se proyecta en el polo positivo del eje 1, en el polo negativo del eje 3 y en el polo positivo del eje 4.

A modo de resumen se muestra a continuación una representación simplificada del quinto eje factorial y de los planos factoriales resultantes al cruzar los ejes 1 y 2, al cruzar los ejes 3 y 4. En los extremos de los ejes se indican los tipos teóricos que se formaron a partir de las modalidades que más contribuyen a la formación de los ejes. En estas representaciones se indica además la posición de los clusters, que se asociaron directamente con las tipologías teóricas construidas en los extremos de los ejes.

Eje 2

+

Jefe activo

Si asistencia alimentaria: almuerzo

No asistencia alimentaria

No hacinamiento

Vivienda adecuada

Acceso a servicios urbanos

Jefe Activo, trabaja más de un miembro

- Eje 1 + Si asistencia alimentaria

Vivienda inadecuada

No trabaja ningún miembro del hogar

Jefe >50 años, inactivo

Trabajan otros miembros

Si asistencia alimentaria: leche y/o merienda

Vivienda regular

Muchos niños menores de 6 años CLUSTER 3 -

Eje 4

+

Jefe varón: 40 a 49 años Desocupado (obreros calificados)

Hogares numerosos Vivienda adecuada Si hacinamiento: >3 Si asistencia alimentaria 3 ó 4 niños menores de 6 años

No asistencia alimentaria o almuerzo

Jefa mujer, > 45 años, sin compañero Inactiva o servicio doméstico

Vivienda inadecuada

Hogares pequeños

No conviven niños menores de 6 años

- Eje 3 + Si asistencia alimentaria: bolsa alimentos/mensual

Jefe varón, activo, desarrolla tareas calificadas Vivienda adecuada

Hacinamiento: 2 o más personas/cuarto

Jefa mujer, joven: < 30 años 2 o más niños pequeños CLUSTER 5

Sin hijos o con un sólo niños

Activa Inmigrante

No hacinamiento Vivienda inadecuada

Asistencia alimentaria: leche y/o merienda

Jefe varón, activo, cuenta propia

Hogares numerosos Si hacinamiento: >4 personas/cuarto

Hacinamiento por cama Comparten instalaciones sanitarias

Vivienda regular

No acceso a servicios

- Eje 5 + Jefa mujer, > 50 años

Activa, sin compañero y sin hijos pequeños Servicio doméstico

No hacinamiento

Si acceso a servicios urbanos CLUSTER 2

IV- Seguir pensando la heterogeneidad...

La vida cotidiana de las familias del barrio Inta se desarrolla en el marco de la pobreza,11 sin embargo el grado de vulnerabilidad en esas condiciones de existencia varía según el posicionamiento del hogar en la producción y el consumo.

Distinguimos tres situaciones típicas: hay familias/unidades domésticas que desarrollan su vida cotidiana en un habitat sumamente precario y no acceden a los servicios urbanos; casos en los que las características físicas de la vivienda son adecuadas pero, por su ubicación en el entramado barrial, no acceden a servicios como desagües, provisión de agua corriente, alumbrado, pavimento, etc; por último, los hogares mejor posicionados que desarrollan su vida cotidiana en condiciones de habitat adecuadas y con posibilidad de acceder a los servicios urbanos si sus ingresos se los permite. En el barrio Inta desde el año 1993 se lleva adelante el Plan de Radicación de Villas que prevé la realización de acciones de saneamiento, mejoramiento urbano e infraestructura en algunas de las villas de la Capital Federal. Estas obras están a cargo de las empresas privadas responsables del suministro de los servicios, esto hace que la posibilidad de acceso de las familias a los mismos no dependa únicamente de su ubicación en el barrio -no en todas las calles se colocaron cañerías para canalizar las aguas pluviales y servidas y proveer a los vecinos de agua corriente- sino también de los ingresos con los que cuenta.

Explorando algunos trabajos sobre los nexos entre salud infantil, pobreza y habitat, observamos que analizar la accesibilidad del hogar a los servicios urbanos básicos permite establecer nuevas relaciones entre hábitat y salud; en particular la relación que existe entre la salud de los niños, las características físicas de su vivienda particular y las condiciones ambientales. En tal sentido, Stephens (1995:174) llega a la conclusión que las condiciones ambientales del vecindario son más importantes para la salud de los niños que las características de su vivienda. Los hogares pueden luchar por mejorar sus condiciones habitacionales pero aún así no necesariamente podrán proteger la salud de los niños en un ambiente barrial es pobre.

En este contexto general de vulnerabilidad se destaca lo que llamamos vulnerabilidad ocupacional. La reestructuración del sector formal y el aumento de competencia en el sector informal han contribuido a la precarización del trabajo y, por lo tanto, a la disminución del ingreso familiar. No es el tipo de tarea que realiza el jefe lo que aumenta o disminuye la vulnerabilidad de los hogares sino el contexto en el cual las desarrolla. En un número reducido de hogares el jefe trabaja en relación de dependencia, los otros lo hacen en situaciones ajenas al tipo de contrato que suponía acceder a dispositivos de seguridad social -entre ellos cobertura de salud- o, directamente, no trabaja. La reacción ante estas situaciones es que la mujer trabaje; sus trabajos se desarrollan fundamentalmente en el sector informal y no hacen más que extender la realización de tareas domésticas fuera de su ámbito doméstico: como señalamos anteriormente largas jornadas de trabajo y gran esfuerzo físico se traducen en magros ingresos y escasas posibilidades de progreso. En los hogares en los que ningún miembro trabaja, la supervivencia parece depender casi exclusivamente del capital social barrial. Estas relaciones laborales así como el tipo de tareas en torno a las que se van generando, entendemos se relacionan con aspectos que, sin duda, están ligados a la salud: contracción de las actividades de ocio, preocupación constante por la inestabilidad laboral, mantenimiento y/o mejoramiento de la infraestructura hogareña, precarización de los soportes relacionales vinculados al ámbito laboral, etc.

Las distintas modalidades de asistencia alimentaria parecen también caracterizar distintos tipos de hogares. El comedor barrial o escolar constituye un activo que para muchas familias/unidades domésticas se transforma en alimentos; sin embargo aún cuando los hogares cuenten entre sus miembros con beneficiarios potenciales de estas instituciones barriales, concurrir al comedor no es fácil: hay que sortear los prejuicios que pesan sobre la ida al comedor. Recibir leche o la bolsa de alimentos que ofrece Cáritas son otros recursos con los que cuentan los hogares para "cubrir" sus necesidades alimentarias.

De lo que aquí se trata es de indagar los aspectos que caracterizan a la pobreza en la ciudad de Buenos Aires; intentando, asimismo, profundizar empíricamente en la aplicabilidad del concepto de heterogeneidad que numerosos autores plantean.

Bibliografía

Altimir, O. (1979); "La dimensión de la pobreza en América Latina". En Cuadernos de la CEPAL no. 27. Santiago de Chile. CEPAL.

Beccaria, L. (1995); "La historia reciente". En Oikos n* 7, año III. Buenos Aires. Facultad de Ciencias Económicas/UBA.

Fainstein, S.; Gordon, I. & Harloe, M. (1992); Divided Cities. New York & London in the contemporany world. USA. Blackwell/ International Journal of Urban and Regional Research.

Fernández López, M. (1995); "Clases Privadas". En Oikos, op. cit.

Golbert, L. y Tenti, E. (1994); "Nuevas y Viejas Formas de Pobreza en la Argentina". En Revista Sociedad no. 4. Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales/UBA.

INDEC (1984); La pobreza en Argentina. Buenos Aires.

Minujin, A. y Feldman, S. (1993); "La Heterogeneidad Social de la Pobreza". En Minujin y otros (1993); "Cuesta abajo. Los nuevos pobres: efectos de la crisis en la sociedad argentina". Buenos Aires. UNICEF/Losada.

Minujin, A. y Kesler, G. (1995); La Nueva Pobreza en la Argentina. Buenos Aires. Ensayos.

Minujin, A. y Vinocur, P. (1989); Quiénes son los pobres?. Documentos de trabajo no. 10. Buenos Aires. INDEC.

Moser, C. (1996); Confronting Crisis: A comparative study of household responses to poverty and vulnerability in four poor urban communities. USA. Environmentally Sustainable Studies and Monographs Series no. 8. The World Bank.

Romero, L. - (1987); "Los sectores populares en las ciudades latinoamericanas del siglo XIX: La cuestión de la identidad". En Revista Desarrollo Económico, v. 27, no. 106. Buenos Aires. Instituto de Desarrollo Económico y Social.

- (1988-91); "Los sectores populares urbanos como sujeto histórico". En Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología, 13. Buenos Aires.

NOTAS

1 Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales. UBA.

2 Instituto de Cálculo, Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires.

3 En el caso de las sociedades urbanas, señala Romero (1987), los estudios sobre los sectores populares parecen no centrarse ya exclusivamente en los trabajadores industriales, sino en un conjunto más amplio y comprensivo, genéricamente denominado sectores populares urbanos. Este nuevo enfoque transitó desde el estrecho círculo de los trabajadores u obreros industriales hacia otras realidades más amplias y complejas abarcando un amplio espectro social y pasando por las variadas categorías de pobres urbanos: "estructurales", "nuevos pobres o pauperizados", "empobrecidos", etc.

4 Según numerosos autores la idea de pobreza se asocia con la imposibilidad de ciertos sectores para satisfacer un conjunto de necesidades que la sociedad considera esenciales o básicas. Acerca de las limitaciones y alcances del concepto de pobreza véase Beccaria; 1995:38 ss.

5 Citado por Fainstein, Gordon y Harloe; 1992:242.

6 Aún cuando muchas de las actividades de desarrolladas por los jefes de hogar pueden definirse como informales, entendemos que el sector informal es parte constituyente de la estructura productiva urbana y pone de manifiesto el caracter segmentado de un único mercado de trabajo que refleja la heterogeneidad productiva del sistema.

7 Moser (1996:2) define vulnerabilidad como "inseguridad del bienestar de los individuos, hogares o comunidades ante un medio ambiente que cambia. Los cambios del medio ambiente que ponen en peligro el bienestar pueden ser ecológico, económicos, sociales o políticas y pueden adoptar la forma de conmociones súbitas, tendencias a largo plazo o ciclos estacionales". De esta manera, el concepto de vulnerabilidad ocupacional se refiere a un acceso a los bienes y servicios urbanos -hábitat, educación, etc.- y en una inserción en la estructura productiva que varía altamente dentro del sistema de estratificación social, en función de las estructuras y de los procesos sociales y políticos más amplios existentes en la sociedad.

8 La estructura de los hogares censales según la relación que tienen con el jefe las otras personas presentes, da como resultado una gran variedad de estructuras posibles, aunque se considere sólo la presencia del jefe, de su cónyuge, hijos solteros, hijos casados, padres o suegros, nietos y otros parientes. (Borsotti; 1981: 178). Teniendo en cuenta lo expuesto y si bien asumimos la correspondencia entre hogares y viviendas, no podemos desconocer la existencia de otras estructuras que estén asociadas a factores tales como el ciclo de vida de la familia, la edad y el sexo del jefe, etc. Aquellos casos en los cuales aparezcan dichas estructuras, serán especialmente analizadas como uno de los factores plausibles de influir en la definición del perfil de salud-enfermedad.

9 Los destinatarios del comedor barrial son lo niños menores de 12 años, las mujeres embarazadas, los ancianos y los enfermos o discapacitados.

10 Definimos como familia ampliada a la corresidencia de distintos núcleos familiares que no comparten la olla y/o fogón: varios hogares que comparten una misma vivienda.

11 El concepto de pobreza implica una comparación entre la situación concreta que enfrenta un individuo u hogar y lo que sería necesario para vivir; si bien no es materia de este trabajo ahondar en la discusión sobre dicho concepto, nos parece adecuado señalar que la medición del tamaño de la pobreza reconoce en la literatura dos aproximaciones distintas: La primera, que se denomina línea de pobreza (LP), presupone la determinación de una canasta básica de bienes y servicios que una vez valorizada permite delimitar la citada línea de pobreza. Según este criterio son considerados pobres aquellos hogares que con sus ingresos no pueden cubrir el costo de esa canasta.

La segunda, denominada necesidades básicas insatisfechas (NBI), remite a aquellas manifestaciones materiales que evidencian la falta de acceso a ciertos tipos de servicios (Minujin y Vinocur; 1989). Partiendo de la noción de dignidad humana en la Conferencia Mundial del Empleo (Altimir, 1979), se estableció que las necesidades consideradas básicas incluyen: a) ciertos requerimientos mínimos, como vivienda apropiada, de tamaño adecuado y con servicios sanitarios, que se adquieren a través del consumo privado; b) servicios tales como el agua potable, cloacas, salud, educación, etc., algunos de ellos provistos por la comunidad y el Estado y c) acceso al empleo libremente elegido. La delimitación del umbral que define la no satisfacción de estas necesidades para vivir es una de las modalidades que nos permite identificar empíricamente a los pobres. Si bien dentro de este enfoque existen discrepancias respecto de cuáles necesidades considerar -los criterios utilizados a efectos de definir la pobreza fueron: hacinamiento, tipo de vivienda, servicios sanitarios, educación y criterios combinados indicando una posible falta de ingreso adecuado (véase INDEC; 1984)- y cómo ponderar la importancia de cada una de ellas, en nuestro trabajo consideramos que la no satisfacción de una de ellas es suficiente para clasificar al hogar o persona como pobre.

Si tenemos en cuenta este último criterio para aproximarnos a la medición de la pobreza y considerando que la totalidad de las familias habitan viviendas consideradas inadecuadas, todas ellas constituyen hogares pobres por NBI. En el barrio Inta el porcentaje de hogares que no logran satisfacer más de una de esas necesidades alcanza al 34%.

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