V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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ANTROPOLOGIA URBANA LOS ASENTAMIENTOS DEL GRAN BUENOS AIRES. REIVINDICACIONES Y CONTRADICCIONES

MARIA CRISTINA CRAVINO
FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS UBA
BECARIA DE PERFECCIONAMIENTO UBACYT

Introducción

La presente ponencia sintetiza las conclusiones arribadas en la investigación realizada entre 1993 y 1996 en tres asentamientos del Gran Buenos Aires.

Los tres asentamientos 1 fueron producto de tomas de tierras privadas y se encuentran en diferentes momentos del proceso de regularización dominial.

1. San Sebastían (Bernal Oeste. Quilmes). Superficie: 9 manzanas aproximadamente2 .

2. Latinomérica. (Laferrere. La Matanza) Superficie: 54 manzanas aproximadamente.

3. 2 de Abril (Hurlinhgam)3 . Superficie: 10 manzanas aproximadamente.

En momentos de nuestro trabajo de campo apareció un nuevo caso, que mereció ser tenido en cuenta en el análisis: el asentamiento Agustín Ramírez de Bernal Oeste, Partido de Quilmes. Hacemos mención también a un quinto caso, de menor impacto en los medios de comunicación, ubicado en Villa Fiorito, Partido de Lomas de Zamora.

En nuestros informes de avance dimos cuenta de las dimensiones cuantitativas del fenómeno y los aspectos normativos de tierras en el Gran Buenos Aires, como de descripciones más detalladas de nuestros casos elegidos. Sin embargo, aquí sólo pretendemos exponer algunas de las conclusiones desde una mirada cualitativa del problema.

La hipótesis de partida y la comparación de casos

En nuestro proyecto de investigación partimos de la siguiente hipótesis: Existe en los asentamientos del Gran Buenos Aires una contradicción entre instancias colectivas de reivindicación del derecho a la tierra y procesos individuales de autoconstrucción. Las modalidades colectivas de autoproducción de viviendas, se vinculan a la presencia de relaciones externas con organizaciones de asistencia técnica, legal y/o política.

Afirmamos nuestra hipótesis de que existe una reivindicación de la tierra en los asentamientos y por lo tanto éstos demandan al Estado (municipal, provincial y nacional) intermediación o acción directa. Sin embargo, nos vemos obligados a relativizarla: * Primero, en el proceso de reivindicación de la tierra, se produjo una fuerte transformación en la modalidad del reclamo ante el Estado. Es decir, a grandes rasgos se parte de un primer momento (la conformación del asentamiento) de alta movilización de los vecinos y alto grado de organización (que incluía representantes por manzana y por asentamiento) que se visualizaba, inclusive en organizaciones de segundo grado. Luego, se pasa por diferentes situaciones heterogéneas en el tiempo y en cada caso, que desembocan en un momento actual, donde se observan un movilización baja, una organización desarticulada y organizaciones de segundo grado de alcance relativo 4 .

* Entonces, esa reivindicación colectiva se ve en la práctica solo sostenida por representantes con poca capacidad de vinculación con los vecinos (en gran medida por la desmovilización que mencionamos). Podemos decir, que en cuanto organización se asemejan más a los barrios circundantes (no asentamientos) con Juntas Vecinales o Sociedades de Fomento -que se caracterizan por la escasa participación, afiliación con pago de cuotas- que con las formas organizativas originales de los propios asentamientos.

Creemos que merece un análisis aparte encontrar las causas de estos procesos que exceden a nuestros casos de estudio. Habría que preguntarse si contribuye la coyuntura de crisis económica con altos niveles de desempleo, la coyuntura política o qué otros factores están actuando. Por otra parte, se debe verificar si es cierto el descreimiento o cuestionamiento o indiferencia al sistema político que pregonan muchos medios de comunicación o provocan quejas por parte de los políticos. Lo que afirmamos a modo de hipòtesis, porque requeriría de un trabajo empírico específico y un diseño metodológico especial, es que estos procesos (cambios en la organización de los asentamientos) respondieron a un momento fuertemente defensivo5 en los conflictos sociales y territoriales, que continuaría hasta la actualidad. Esto no impidió algunos ¨focos de conflictos¨6 esporádicos.

* Cobra importancia para el análisis el caso del asentamiento "La Sarita" o "Agustín Ramírez"7 de Quilmes, que se sostuvo gracias al apoyo de organizaciones sociales, políticas y de profesionales (abogados).Provocó un fuerte impacto en los medios de comunicación y en la Iglesia Católica que tomo o retomó la cuestión de los "sin techo". Este conflicto, se resolvió sólo luego de una ardua negociación pobladores- gobernación provincial- del Programa Nacional de Tierras Fiscales (Programa Arraigo8 ). Sin embargo, en algunos aspectos primaron los intereses de los dueños de los terrenos y las familias aceptaron ser trasladas a tierras propuestas por el gobierno provincial. Por lo tanto, debería ser analizado en más detalle si adoptaron un carácter ofensivo o defensivo.

* En relación a la segunda parte de nuestra hipótesis: ¨la no reivindicación de la vivienda¨, también debimos relativizarla. Es decir, encontramos intentos de buscar formas colectivas de construcción de viviendas, fallidas en el asentamiento Latinoamérica y relativamente exitosas en el San Sebastián. Esto no significa, ni mucho menos, que exista una reivindicación de la vivienda ante el Estado (más que en el sentido genérico para reclamar tierras), pero sí alguna forma asociativa para resolverlo y aunar esfuerzos, ya que se presupone que es una carga familiar (por tanto dentro del ámbito de lo privado). Entonces no es monolítica la afirmación de que la autoconstrucción de las viviendas estuvo subsumida exclusivamente en el trabajo doméstico de cada familia.

Los dos casos encontrados parecen ser excepcionales de acuerdo a las entrevistas realizadas a los funcionarios de las Municipalidades, miembros de organizaciones no gubernamentales (ongs) o pobladores de asentamientos. Uno de ellos fracasó al poco tiempo de iniciado (Latinoamérica) y no tuvo un impacto importante en las viviendas (de acuerdo a las respuestas de nuestros entrevistados). En cambio, la cooperativa Sur del asentamiento San Sebastían, tuvo fuertes implicancias en la construcción de las viviendas9 . Además, hicieron acelerar los tiempos del proceso de autoconstrucción comparativmente con el resto de la viviendas del asentamiento o con lo observado en otros asentamientos, teniendo en cuenta10 los parámetros encontramos por los investigadores de la Secretaría de Vivienda.

* Podemos sostener también que la " no reivindicación de la vivienda" en las afirmaciones de una ong que sostuvo que no recibieron solicitudes de ayuda para la autoconstrucción en los asentamientos.11 Con una mirada más amplia, podemos decir que nos encontramos en un momento de repliegue del trabajo de las ongs en el trabajo territorial y particularmente en los asentamientos que fueron tomados por éstas como paradigmas de democracia en la organización barrial y de resistencia política en los momentos del último gobierno militar.

* Sin embargo, el caso de La Sarita también es útil para limitar la segunda parte de nuestra hipótesis -la autoconstrucción circunscripta a la unidad doméstica-. Además de la negocación a la que se arribó luego del conflicto ya descripto, las organizaciones del asentamiento lograron el apoyo provincial a la autoconstrucción de sus viviendas (ya en proceso avanzado) que implicó la entrega de materiales y el apoyo técnico. Así uno de nuestros informantes se refiere a este aspecto como un antes y un después de La Sarita en cuanto a el giro en la reivindicación de la tierra -que en ese caso aparece unido a la reivindicación de la vivienda-. Lo que no sabemos si este caso producirá un "efecto demostración" en futuras experiencias de tomas. Otro caso -Villa Fiorito- de fines de 1996 no nos dio pistas en este sentido y no podemos pronosticar ni siquiera un éxito en cuanto a la reivindicación de la tierra.

* Creemos, nuevamente a modo de hipótesis, que a pesar de las transformaciones de las organizaciones barriales hacia la descomposición formal, las primeras formas organizativas aparecen como una "experiencia acumulada"12 . Parecería confirmarse esta afirmación en el ejemplo del intento de instaurar una tasa de fomento en el Municipio de Quilmes que provocó un resurgimiento de las organizaciones de segundo grado y de la participación de pobladores. Sin embargo, esto merece un estudio más profundo.

Siguiendo esta línea de razonamiento, no obstante esta experiencia se trasmite a nuevos casos. La toma de tierras de "La Sarita" adoptó formas organizativas que responden al modelo de los primeros asentamientos de Quilmes (particularmente por su vinculación con la Iglesia Católica y sus CCB). El Estado Provincial actuó rápidamente, creeemos que fue para impedir que se reprodujeran las experiencias, es decir produjera "el contagio". Esto debe ser leído en el hecho de que hubo intentos anteriores fallidos por la represión policial, que no tuvieron la repercusión del caso citado.13 Sin embargo, las políticas de tierras no garantizaron y no garantizan el acceso a un lote a las familias de bajos ingresos del conurbano, lo que debe tenido en cuenta en la lectura de próximos casos si es que los hay.

A pesar de los intentos, ese "contagio" puede ser visto en el asentamiento de Villa Fiorito. Se trata de un caso muy complejo por estar vinculado a tierras que fueron otorgadas a una cooperativa por el Programa Nacional de Tierras Fiscales (Programa Arraigo) y fue ocupado por pobladores de barrios miembros de una Mesa que agrupaba a las villas incluidas en el programa. Esto crea un conflicto horizontal (habitantes de ocupaciones "ilegales"-anteriores- y habitantes de ocupaciones ilegales -nuevas-). Otro punto de vista para la lectura de este caso es el de un enfrentamiento entre pobladores y el Estado,-un organismo nacional- que incluye que algunos analistas de medios periodísticos, lo entiendan como una interpelación a la ineficiencia de las políticas de regularización dominial del Estado. De este caso no podemos sacar conclusiones para allá de estas afirmaciones porque al momento no se conoce su resolución.

* Sin embargo, no todo se circunscribe a reivindicación o autogestión en la producción de vivienda. Coexisten y aún interactúan, prácticas que responden a lógicas disímiles: 1) organizaciones reivindicativas como las citadas 2) redes de solidaridad comunitaria, por ejemplo en la autoconstrucción (San Sebastián y Latinoamérica) 3) protesta que en algunos casos agrupan a los asentamientos con barrios circundantes (cortes de ruta y movilizaciones en el período de privatización de servicios que eran públicos muerte de un niño aparecido en el Arroyo Las Piedras, etc.), 4) redes de defensa (vinculaciones entre el adentro y el afuera en la Sarita) y 5) aparatos políticos clientelísticos (orígenes del asentamiento Latinoamérica y muchos otros, particularmente en La Matanza).5) trabajo doméstico (autoconstrucción, instalaciones de servicios, etc.)

Esto se vio reflejado en las estrategias de construcción de la vivienda: unos pondrán el acento en la acción comunitaria, otros en los beneficios a obtener por contactos políticos 14 , y otros se refugiaran en el interior de su unidad doméstica. Y también hay quienes reivindican el rol del estado en la obtención de la vivienda, no sólo de la tierra.

Procesos semejantes observamos en cuanto a las organizaciones barriales y de segundo grado. Las hubo dentro de redes clientísticas, por partido, regionales y aún de todo el conurbano. Los intentos por construirlas pero con un carácter de base o autogestionado las hizo difícil e sostener. Estas adoptaron por lo general un bajo perfil, que inclusive se perdieron algunos años atrás, haciéndolas casi inexistentes.

Encontramos una vinculación entre el grado de participación y movilización de los vecinos de los asentamientos en las organizaciones comunitarias y la ayuda brindada entre vecinos para la autoconstrucción de viviendas. Es decir, en aquellos momentos del comienzo de la toma donde los pobladores conformaron sus primeras organizaciones barriales, coincide con el momento de mayores necesidades habitacionales en los que los vecinos prestaban sus viviendas o colaboraban en la construcciones de las primeras casas. Esto fue más notorio en algunos casos particularmes como las mujeres solas -uno de los sectores más necesitados-. Así lo afirman las entrevistas realizadas a habitantes de San Sebastián y 2 de abril. Latinoamérica al sufrir tantos abatares para autorganizarse15 asistió a grados de participación con muchos altibajos.

Por lo general, los mecanismos de autoconstrucción con ayuda entre vecinos se circunscribieron a las etapas críticas de la construcción de viviendas o se redujeron a los brazos de la propia unidad doméstica.

Sintetizadas algunas de las conclusiones acerca de nuestra hipótesis, presentamos algunas reflexiones más generales.

Respecto de los asentamientos del Gran Buenos Aires, su organización, las políticas específicas y la reproducción social * A pesar de que existe una necesidad no cubierta de tierras urbana por parte de los sectores de bajos recursos, esta sola no es suficiente para generar el fenómeno de los asentamientos. Se requiere de una organización interna que distribuya los lotes y las tareas para la resistencia y otra externa que las apoye previamente o después de realizada la toma y detenga las presiones de los privados y las acciones judiciales. Los entrevistados nos relataron -y en los artículos periodísticos aparece-, acerca de las familias que se quisieron sumar a las tomas y fueron rechazados por falta de lugar.

* La represión policial, procesamiento judicial, encarcelamiento son algunas de las consecuencias que puede traer arriesgarse en una toma de tierras. Por eso en varios partidos del conurbano, la tierra se convierte en un bien de cambio en mecanismos de clientelismo político. Es decir, algunos funcionarios municipales o punteros políticos vinculados a la comuna cobran dinero por "no ver nada" mientras se construye una toma, o solicitan apoyo político (o votos).

* Las organizaciones barriales de los asentamientos, que implican una fuerte movilización y participación de delegados y dirigentes, pareciera seguir un camino donde inexorablemente se debilita y se convierten en redes de contención para la resistencia ante conflictos. 16 Adquieren con el tiempo, un carácter cada vez más defensivo. Excepto que algún conflicto importante (y que justifique su sostenimiento) aparezca.

. La demanda individual y fraccionada por barrios no permite ejercer una presión sobre el estado suficientemente fuerte para lograr que la cuestión de los asentamientos se incorpore a la "agenda". La tierra no es una prioridad para el Estado y menos aún la vivienda. En los últimos años inclusive, aparece más vinculada al emprendimiento de trabajo temporario que a la importancia de a la cobertura de una necesidad.

. La existencia de diferentes agencias estatales que se ocupan de la problemática facilita un tratamiento diferenciado de acuerdo a lógicas políticas y a la fragmentación de las organizaciones barriales. Genera entramados diferentes y muestra las disputas inter e intraburocráticas. Los intentos de crear organizaciones de 2do grado respondieron a necesidades políticas de funcionarios provinciales o municipales y desaparecieron con ellas dejando en la orfandad a las comunidades. Esto mostró su clientelismo "oculto".

. Las Ongs que trabajan sobre vivienda popular y asentamientos son en estos momentos escasas. La mayoría está vinculada a la Iglesia Católica y tiene poca capacidad de trabajo en relación al territorio de su área de influencia y atiende a demanda de los pobladores y no gasta sus energías en la organización comunitaria y barrial, sino préstamos de dinero y asesoramiento legal, en menor medida intermediación ante el Estado.

. La Iglesia Católica en sus organizaciones pastorales parece ser la única interesada en la problemática de la vivienda. La oposición política u otras organizaciones no priorizan la problemática habitacional. Debemos diferenciar los intereses territoriales de los partidos políticos que no implican necesariamente un interés por políticas de tierras o vivienda.

. La problemática de la desocupación, que alcanza niveles nunca pensados para la Argentina (cercanos al 20%) en los últimos años, relega la problemática de la vivienda a un segundo plano o la subsume.

. La privatización de los servicios (electricidad, agua, gas, etc.) agudizaron el precario acceso a bienes básicos para la calidad de vida de la población de bajos ingresos. Sumado, el problema de la desocupación, sólo la demanda solvente es atendida y creemos que pueden existir conflictos latentes y protestas puntuales o colectivas sobre este tema.

. No existe un debate acerca de los beneficios y las desventajas de la autoconstrucción autogestionada o asistida. Esto se observa claramente en la política de subsidios que llegan a tal punto que varios de los barrios que son regularizados contratan empresas para construir las viviendas de las familias que deben ser relocalizadas.

. En la presente década el caso de la Sarita sacó a la luz la situación habitacional de sectores del Gran Buenos Aires y por eso lo consideramos paradigmático. El caso de Villa Fiorito quizá aportó confusión en un conflicto horizontal de pobres contra pobres e introdujo un debate acerca del papel de los organismos encargados de la regularización dominial.

. El último caso muestra cómo la coyuntura política es una de las variables externas más importantes para la sobreviviencia de una toma (El asesinato del periodista Cabezas le hace afirmar al gobernador que no "quería más problemas" y mandó a bajar los decibeles del conflicto).

. Las ciudades latinoamericanas y particularmente la ciudad de Buenos Aires y su conurbación sufren un proceso de transformación que implica diferenciaciones territoriales, que distribuyen diferencialmente los distintos sectores sociales. Por un lado se privatizan sectores públicos y por el otro se "ghetizan" sectores para pobres y para ricos. Se regularizan villas y asentamientos en condiciones precarias y se construyen cuntries o barrios cerrados.

. Las políticas de tierra a nivel nacional y provincial parecieran ser más ex post que ex ante . Por eso la regularización parece ser su único programa, que tiene un alcance muy limitado.

Acerca el rol del Estado y los movimientos sociales de reivindicación de la tierra

. La política de radicación en estos programas implicó un cambio en el eje del rol del Estado, sin que ello generara debates que asumieran la profundidad de las transformaciones operadas. La Constitución contempla el derecho a la vivienda y el Estado de hecho no la garantiza. La legitimidad de las ocupaciones ilegales se sostiene en ese derecho no gozado. Desde la conformación de un Estado de Bienestar, con las características propias que adquiere en nuestro país, se supuso que el Estado debía cubrir el déficit mediante "viviendas llave en mano". La brecha entre lo realizado y el déficit fue creciendo, pero hasta fines de los 80 esa parecería ser la obligación del Estado.

. Resignando estos principios, por incapacidad de cubrir el déficit, se asumió, sin mediaciones, que la equidad habitacional pasaba por igualar a todos los miembros de la ciudad como "propietarios" y no propietarios de "una vivienda digna". Esto presuponía una cristalización de las situaciones de hecho. Sin embargo, las normas urbanísticas previendo las construcciones a futuro, reguló los mínimos de las parcelas y viviendas de la ciudad.

. Esto pudo o puede generar fuertes polémicas, por legalizar la precariedad habitacional de los asentamientos o por cristalizar zonas que "deterioran la imagen" de la ciudad o un barrio. En cambio, algunos hablan de "reparación histórica" de sectores discriminados de las políticas estatales.

. Los pobladores no logran articular reivindicaciones propias, autónomas de los partidos políticos o de las agencias estatales, con algunas excepciones como ya lo señalamos. Inclusive los mismos dirigentes son coptados por el aparato estatal. Al mismo la construcción de las "agendas" de problemas a tratar o de "cuestiones sociales" que deben ser prioritarias se vincula directamente a la capacidad de movilización o presión de los movimientos sociales, en este caso de las organizaciones de los asentamientos, individuales o de segundo grado.

. En estas reglas de juego de articulación entre movimientos sociales y Estado, las organizaciones de los asentamientos terminan adaptando sus "reclamos" a las ofertas estatales (tal como sucede, creemos, con otras políticas sociales). Esto muestra la interpenetración y la articulación, donde en estos sectores subordinados siempre la política se decide de arriba para abajo y prácticamente nunca de abajo para arriba.

. Es importante, a la hora de fijar las políticas que el Estado quiere llamar a un interlocutor de acuerdo a cómo lo tiene construido en su imaginario o mejor quiere construirlo a su medida. Esto se convirtió en un bumerang porque terminó destruyendo a sus propios interlocutores. A este mecanismo lo llamamos clientelismo encubierto.

.Las organizaciones sociales de los asentamientos intentaron capitalizar las diferencias entre agencias estatales vinculadas a la tierra para presionar en aquellas con mayor capacidad de decisión. Como el Estado conocido fue que ofrece las tradicionales políticas asistencialistas, las organizaciones de los asentamientos reclaman en esa tesitura . Sin embargo, encontramos momentos de ruptura, como por ejemplo la experiencia de La Sarita, obligó al Estado provincial, además de a cambiar su discurso a solucionar el problema concreto. No se trató de mantener una postura principista, sino que se negoció una "salida" (trasladar las familias que ocupaban un predio en Bernal oeste por ocupar tierras en Florencio Varela -además de garantizar apoyo de la gobernación a la autoconstrucción-). Sin embargo, creemos que el impacto no pasó de su cambio de discurso y solución del caso concreto.

. Encontramos una excepción a lo afirmado en los dos puntos anteriores. En el caso de la cooperativa de autoconstrucción del asentamiento San Sebastián se trató de una experiencia autogestionada, donde no reclamaron al gobierno ayuda para la autoconstrucción, ni recibieron apoyo de ongs, iglesias, etc. Es decir, decidieron recurrir a la ayuda mutua y a la capacidad de negociar precios en los materiales o hacer negociaciones conjuntas (como obtener materiales usados a cambio de trabajo)

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NOTAS

1 Entendemos por asentamiento a la ocupación ilegal de tierras, tanto públicas como privadas, ya sea con una organización previa o forma más espontánea (en algún caso dirigida por funcionarios o políticos locales) que adopta las formas urbanísticas circundantes en cuanto a amanzamiento y dimensiones de los lotes. Este fenómeno comenzó a comienzos de la década de los 80 en San Francisco Solano, Quilmes, impulsado por miembros de las Comunidades Eclesiales de Base de la Diócesis de Quilmes.

Los pobladores son familias pobres o "emprobrecidas"(como llaman algunos cientistas sociales a aquellos que descendieron sus niveles de ingresos de tal forma que debieron cambiar sus hábitos de consumo) que no pudieron resolver en el mercado su acceso a la vivienda. Por lo tanto vivían hacinados con otros parientes, se vieron imposibilidados de alquilar o vivían en otras formas precarias.

2 Se encuentra cruzado por el Arroyo Las Piedras que divide el asentamiento en dos. Algunos dirigentes y funcionamientos de tierras los denominan: San Sebastián 1 y San Sebastían 2.

3 Hasta el 10 de diciembre de 1995 pertenecía al Partido de Morón, que a partir de esa fecha se divide en: Morón, Hurlingham e Ituzaingó.

4 Vimos que en 1996 que a partir de intentos por parte de la Municipalidad de Quilmes, de crear un impuesto, reaparecen en escena los primeros asentamientos de San Francisco Solano, que no participan del Consejo de Asentamientos de Quilmes, conformado sólo por los posteriores.

5 Con esto nos queremos referir a diferentes caracterizaciones que se pueden hacer de los movimientos sociales. Como analizamos en nuestro primer informe pueden ser considerados desde una perspecriva más idealizada, a nuestro criterio, donde son tomados paradigmans de democracia hasta visiones más empíricas. Pero para este caso, nosotros preferimos, simplemente tomar, una definición más operariva, entendiendo por movimiento ofensivo, aquel que cuestina los alcances del status quo o , mientras que defensivo, aquel que busca simplemente modificar un aspecto que incluya sus intereses sectoriales sin modificar otros de dicho status quo.

6 Depende la perspectiva que se adopte pueden ser definidos de formas distinta y entenderlos con distinto alcance o carácter.

7 El primer nombre corresponde a como era conocida la zona por sus vecinos cercanos y el segundo corresponde al nombre que elegieron los pobladores para identificarse (corresponde al nombre de un militante de derechos humanos muerto por las fuerzas de seguridad en circunstancias nunca esclarecidas. Este caso surgió en setiembre de 1995 y tuvo amplia repercusión en los medios de comunicación de masas. Este impacto provocó algunos recambios en las organizaciones provinciales vinculadas a la regularización dominial.

Lo incorporamos al análisis por las peculiaridades que presentó y se constituyó en el cuarto caso estudiado.

8 Programa nacido durante la primera gestión del Presidente Menem, luego del Decreto 1001, que tiene como objetivo la regularización dominial de tierras fiscales nacionales ocupadas por pobladores de bajos recursos. Prioriza en los hechos la entrega de los predios en forma global y los habitantes deben pagar en cuotas el valor de la tierra de acuerdo a una valuación del Ministerio de Economía.

9 Con esto se quiere decir que en un lapso cercano al año, construyeron casas completamente nuevas, cuando comparando los procesos de autoconstrucción de otras familias nos encontramos que llevan muchos más años.(muchos aún no 10 Aquí hay dos elementos: a) tanto los estudios del SVOA, 1990 como los de Di Cione, 1984 se refieren a la autoconstrucción con un proceso lento. b) estos dos estudios también se refieren a que con el tiempo la precariedad tiende a disminuir. Sin embargo, a partir de las observaciones y a las entrevistas, encontramos que muchas viviendas en 10 años no han modificado sus aspectos. Sí, específicamente en los asentamientos, que parece ser un tipo especial de autoconstrucción (las familias viven allí desde los comienzos) existe un importante salto entre las primeras construcciones al momento de tomar y las que se logran a los pocos meses. Como se pueden ver en las fotos periodísticas de las tomas recientes, las primeras viviendas, en realidad no merecen el nombre de tales porque se trata de "refugios" de chapas, cartón, etc.

11 En la segunda mitad de la década del 80 aparecieron o se fortalecieron algunas Ongs vinculadas a la problemática de las ocupaciones ilegales y algunas de ellas llevaron a cabo tareas de apoyo técnico a la autoconstrucción.

12 Entendiendo por ésta experiencia que pueden ser capitalizadas en circunstancias futuras y que son incorporadas al conocimiento de los pobladores como un saber positivo.

13 Vale recordar nuestra entrevista con un colaborador del diputado Pierri en la Cámara de Diputados donde nos decía que Duhalde se "jactaba" de que en el período de su gobierno no se producían tomas y que é no lo "permitía".

14 El ampliamente conocida la identificación del clientelismo político con la obtención de por ejemplo, chapas para hacer una vivienda.

15 Surgió a partir de una "estafa" a pobladores que creían estar comprando un lote. Luego una cooperativa cobraba para realizar un proceso de regularización que nunca inició, hasta que finalmente un grupo de vecinos conforma una comisión interna semejante a la de otros asentamiento y efectiviza una relación con instancias provinciales de regularización dominial.

16 Esto es una observación y una hipótesis que sostenemos pero que nuevamente creemos que merece un análisis más profundo que implique el rol de mediación de los dirigentes barriales ante el Estado.

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