V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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LA PERCEPCION SOCIAL DE LA PROBLEMATICA AMBIENTAL

V CONGRESO ARGENTINO DE ANTROPOLOGIA SOCIAL LO LOCAL Y LOGLOBAL, LA ANTROPOLOGIA SOCIAL EN UN MUNDO EN TRANSICION

Andrea Milesi
Centro de Investigaciones
Facultad de Filosofía y Humanidades
Universidad Nacional de Córdoba

La Plata, Argentina, 29 de julio al 1 de agosto de 1997

Con este trabajo se buscó establecer como la problemática ecológica llega a los distintos sectores de la sociedad, y los modos cómo estos reaccionan. Específicamente, si existe el problema ambiental como preocupación, y en su caso cómo esta es vivida por los moradores de la ciudad. Buscando trasladar estas inquietudes a una realidad concreta se eligió para desarrollar este trabajo a la ciudad de La Calera (Pcia. de Córdoba), una población con cerca de 15.000 habitantes, ubicada en las Sierras Chicas, a unos 18kms. de la ciudad de Córdoba.

La elección de esta ciudad como ámbito físico de la investigación, se debió entre otros aspectos al hecho de presentar esta localidad algunas de las particularidades habitualmente señaladas como determinantes del deterioro ambiental. Tal el caso del rápido crecimiento poblacional. Como lo han señalado diversos autores, la problemática ambiental ingresó dentro de las preocupaciones de la Ciencias Sociales, via un neo-malthusianismo que atribuye los males ecológicos al volumen y tasa de crecimiento de la población. De acuerdo al último censo (1991) La Calera se ubicó como la ciudad que presenta la mayor tasa media anual de crecimiento poblacional de la provincia de Córdoba (3,27%), al menos para ciudades que al momento del censo tenían más de 10.000 habitantes. Es importante destacar que, el proceso de urbanización de la ciudad fué realizandose prácticamente sin programación alguna y de acuerdo a las necesidades del momento. Necesidades estas por cierto de muy diversa índole, desde recepción de trabajadores y sus familias que llegaban a la zona por iniciativa propia en busca de terrenos y viviendas accesibles a su presupuesto; hasta arreglos de carácter político que no siempre dijeron respecto a cuestiones referidas directamente al funcionamiento de la ciudad, siendo esta apenas un elemento más de negociaciones mucho más complejas (caso del traslado de villas miserias desde la ciudad de Córdoba). En La Calera la distribución espacial de las personas fué realizandose sin mayores estudios. La falta de previsión y planificación tuvo su papel destacado configurándose un mal de difícil solución. Mal este que a juzgar por la literatura que se ocupa de estos temas se ha ido transformando en esquema bastante común a las formaciones urbanas de los paises subdesarrollados.

Ahora bien, constituye un error reducir la problemática ecológica apenas a números de individuos, a pesar de la envergadura de los mismos, sin tener en cuenta las especificidades socioculturales, políticas, institucionales y económicas de la zona en análisis. De allí la necesidad de analizar los modos de articulación política y social de esta población. Lo que lleva a indagar sobre las condiciones económicas generales incluyendo así habitación, ingresos, recreación, acceso a bienes y servicios; para luego establecer el papel que corresponde a la cuestión ambiental dentro de la trama socio-política de la localidad.

El foco de la discución se localizó sobre dos aspectos. Por un lado, en los problemas sucitados a partir del Suquía, río que atraviesa la ciudad en sus dos terceras partes. Se buscó establecer que relación mantienen las personas con el río que las circunda. Por el otro, el centro de los cuestionamientos fué trasladado hacia los recursos forestales, particularmente los árboles.

Una rápida recorrida por la historia de esta ciudad pone en evidencia un doble aspecto: por un lado la dependencia de La Calera, más o menos importante según la época, de la Ciudad de Córdoba; por otro lado, el Ambiente y su deterioro progresivo como componentes básicos de su desarrollo.

A comienzos del siglo XVII ya se localizaban hornos destinados a quemar piedra caliza. Pero, paulatinamente la zona fué conformándose como espacio de recreo y descanso. Hacia 1880 se encontraba definitivamente consagrada como "aristocrática villa veraniega", por haberse constituído en lugar predilecto de sectores cordobeses con altos recursos.

A partir de 1930 comenzaron a gestarse grandes cambios en la fisonomía de la localidad. Ello, merced al impulso que tuvo la actividad minera a raíz de la instalación de la fábrica de portland "Hércules", propiedad de la firma Juan Minetti e hijos. Con la creación de la fábrica, tuvo origen igualmente la formación del llamado Campamento Minetti, lugar de residencia de los trabajadores de la empresa. Allí se contaba en la época con casas individuales para familias y salones-dormitorios para los solteros; poseían asimismo proveeduría, sala de primeros auxilios, hasta edificio para su propia policia. Prácticamente un pueblito. Esta época es recordada por los lugareños como el tiempo del despegue económico de La Calera, que lógicamente, coincide también con el cambio radical del paisaje. La intensa actividad extractiva modificó sustancialmente la fisonomía de la otrora "aristocrática villa" transformandola, según palabras de una ex funcionaria municipal, en "una ciudad gris, no crecían las plantas, la tierra estaba dura por las fábricas ... porque eso de los filtros es cosa muy posterior ... Pero fué el florecimiento de Calera, ahí realmente nació el pueblo, con el auge industrial".

La creación de la fábrica Minetti, no fué un hecho único, sino que comenzaron a instalarse otras explotaciones mineras en la zona, no de igual envergadura, pero si relevantes dada la cantidad y variedad. Esto llevó a que este tipo de actividades se constituyeran en la principal fuente de trabajo de la localidad, dejándose un tanto de lado otro tipo de emprendimientos, tales como cría de ganado, siembra, etc. Los años setenta estuvieron marcados por el declive de la actividad extractiva. Entre 1973 y 1975, Minetti decide dar por concluídas sus actividades en La Calera. La fábrica de portland "Hercules", es trasladada a Malagueño (Provincia de Córdoba).

El agotamiento del ciclo minero tuvo importantes repercuciones para la zona. Ello porque durante la época de auge de esta explotación comercial, no fueron gestándose paralelamente otras formas de gestión económica. Si bien hubo la formación de un sector comercial para atender las necesidades del incremento poblacional no fue muy significativo, y de todos modos era dependiente principalmente de la población asalariada dedicada sea a la explotación minera directamente, o de tala de árboles justamente para ser utilizados como combustible en las minas. .Por otra parte, la expansión minera habia determinado la gradual pérdida de importancia de la actividad turística.

En la actualidad, la ciudad cuenta con algunas importantes reliquias históricas caso de la llamada "Capilla Vieja", que se estima construída alrrededor de 1750 y el "Antiguo Molino Doble", construcción jesuítica de 1767; como así también antiguas casonas testigos de glorias pasadas;. siendo el río uno de los principales atractivos turísticos de la zona. En época estival son habilitados los balnearios, que provistos de asadores, baños, etc. atraen importante número de visitantes, provenientes en su mayoría de la ciudad de Córdoba. Para los lugareños el papel que juega el río en vacaciones no es muy destacado, ya que consideran que : "... el aporte del turismo es muy poco ... agita algo el comercio, bebidas, pan y esas cosas ... porque nosotros ahí (en el Suquía) no nos bañamos "; y nos aclaran: "... antes teníamos un balneario muy lindo, y deberían haberlo preservado las autoridades, pero trajeron todos esos villeros", a lo que otro agrega sonriendo: "No, de acá nadie va al río ... viene toda la negrada de Córdoba".

En lo que a la actividad manufacturera se refiere la empresa de mayor magnitud es la fábrica GATIC S.A.I.C.F.I.A., dedicada a la producción de calzado deportivo (zapatillas Adidas). Es la mayor fuente de trabajo de la ciudad ya que emplea cerca de quinientas personas para su actividad productiva. Algunos consideran que el papel cubierto por esta empresa en el mantenimiento de la ciudad fue determinante. Otra empresa importante dentro del rubro de producción de calzado, ya no deportivo sino de vestir, es FABINCAL CORDOBA S.A., con cerca de cien obreros. Existen también algunas empresas dedicadas a la explotación de minerales no metálicos, tales como granito, marmol, piedra, etc. Entre estas últimas se destacan CANTESUR S.A., una cantera de granito con una planta que no alcanza a ocupar cincuenta personas; Canteras Diquesito S.A., y Depósitos de Piedras Colón S.R.L. ambas con un promedio de veinticinco personas. Por último encontramos un establecimiento dedicado a la elaboración de bebidas no alcoholicas y aguas gaseosas, FILIPPI, quien .emplea cerca de diez personas1 Fuera de la Cooperativa de Omnibus La Calera y el Supermercado Hogar Argentino (único supermercado importante de la ciudad), encontramos diversos negocios de caracter familiar o con muy pocos empleados (no más de cinco); comercios estos dedicados a rubros diversos tales como indumentaria, alimentación en general, artefactos del hogar, muebles, medicamentos, recreación, etc2 . Si bien no existen cifras confiables de la magnitud total del sector servicios (téngase presente que este incluye actividades varias como electricistas, albañiles, médicos, docentes, gasistas, plomeros, transporte, etc.) y del sector comercio; todas las informaciones indican que la demanda ocupacional de la ciudad no alcanza a absorver la creciente oferta laboral local, la que debe buscar otros mercados. De modo tal que un importante porcentaje de la población que vive en La Calera debe buscar su sustento fuera de la localidad, principalmente en la ciudad de Córdoba. En este aspecto también influye el crecimiento que experimentó la ciudad por la migración pendular, aquellas personas que van a vivir a Calera, pero continúan sus relaciones laborales en Córdoba. La disparidad numérica entre los que viven en la ciudad y las fuentes de trabajo locales trae aparejada una serie de incovenientes en diversos ámbitos tales como salud, seguridad, educación, etc., y lógicamente también afecta el modo de relación que se establece entre los actores y su entorno.

El incremento poblacional, como era de esperarse, no se tradujo solo en números, en cantidad de habitantes, sino que trajo aparejadas una serie de situaciones propias del cambio operado en el espectro social de la ciudad, lo que nos lleva a ver a La Calera como en una suerte de a medio paso entre ciudad y pueblo. Ciudad porque así lo indican las cifras, las necesidades, los problemas. Pueblo porque aún continúa gerenciandose la vida política, social, administrativa a partir del conocimiento personalizado del vecino. De este modo a poco de andar, se percibe que la nota distintiva, no esta dada por los cambios sino por las permanencias.

Entrando a considerar la cuestión ambiental, además de los macropoblemas existentes que afectan globalmente al hombre y su entorno natural, hay una serie de problemas puntuales concretos.

En el caso de La Calera a modo de ilustración pueden citarse algunas manifestaciones específicas. Así, al tratarse el tema del estado de las aguas del Suquía, todas las miradas se dirigen a "los Monoblocks", un conjunto habitacional construído por una cooperativa de vivienda del ejército, habitada en su mayoría por militares y personal civil vinculado al ejército. Esta es una historia que dura ya varios años. Al poco tiempo de habitados los departamentos el sistema cloacal literalmente colapsó. Los desechos estuvieron corriendo calle abajo en dirección a los barrio Chipi, Matadero, el Cañadón, todos a la orilla del río. "En esa zona la gente tenía 10cms. de desechos cloacales en sus casas", explica un ambientalista. Esta situación se prolongó por cuatro años. Posteriormente se realizaron unas cámaras sépticas de miles de litros, pero también se llenaron. Finalmente la municipalidad optó por colocar provisoriamente un caño con descarga directa al río, hasta tanto se levantara una planta recuperadora de líquidos cloacales. Esta planta finalmente se inauguró, pero el caño continúa en uso. La principal queja de los vecinos asentados en las márgenes del río es el mal olor permanente que tienen que soportar. Inclusive en junio del 94, llegaron a cortar una calle en protesta por esta situación que aún no ha sido solucionada. Otros problemas importantes con relación al estado del Suquía, mencionados especialmente por los moradores ribereños, son hechos tales como que el agua ya no puede ser utilizada para el consumo por provocar trastornos intestinales; también se ha visto afectado "...el negocio del berro y los yuyos " ya que los turistas no los quieren porque las plantas tienen parásitos. Aparecen peces muertos; Viejas del Agua con parásitos entre la cabeza y el cuello. Igualmente se han registrado problemas de piel en los niños que se bañan en el río. En barrio Industrial se ha registrado contaminación de las napas freáticas, etc.

Con respecto al agua para consumo domiciliario, proviene de la planta potabilizadora que se encuentra próxima a la entrada de la ciudad, y cuenta con un buen sistema de distribución. Pero se debe aclarar que estos beneficios no alcanzan a los moradores del barrio Cuesta Colorada (ubicado a la entrada de la ciudad), ni de los asentamientos precarios, o sea una parte importante de la población. Se mencionan estos datos por ser importantes para ver que necesidad del río tiene la población local.

Por otra parte se encuentran problemas relacionados con las actividades industriales, caso de las fábricas de calzado, donde se reiteran los reclamos por parte de los ambientalistas, a raiz de la evacuación sin tratamiento de efluentes industriales que contaminan el río; por el modo como estas empresas se liberan de sus desperdicios sólidos; etc. O bien el caso de la cantera situada frente al barrio Las Flores, sobre la margen izquierda del Suquía. Algunos vecinos de este barrio denuncian que: "... está todo lleno de polvillo, y las explosiones nos agrietan las casas". Se han efectuado reclamos pero sin éxito alguno. Las cuestiones que vienen siendo apuntadas se constituyen en elementos importantes para valorar la realidad que se presenta en materia ambiental.

Para referirse a las percepciones que la gente tiene del medio ambiente, se debe tratar la cuestión teniendo en cuenta distintos grupos. Así, están aquellos sujetos que por su actividad tienen relación directa con la cuestión ambiental en cuanto tal, sea porque voluntariamente han hecho de estas cuestiones una labor importante en sus vidas (caso de las organizaciones ambientalistas), sea por el rol que ocupan dentro de la sociedad local (agentes gubernamentales, docentes, industriales, etc). Por otro lado, tenemos aquellos sujetos que por su actividad no tienen relación directa con la problemática ambiental, pudiendo encontrar aquí personas directamente afectadas por los problemas ecológicos y a su vez personas indirectamente afectadas por igual cuestión. Pero esto no dice necesariamente respecto a la existencia para estos sectores de la problemática ambiental como tema, caso de aquellos sectores de muy escasos recursos donde la prioridad está localizada en la subsistencia, a pesar que, problemas ambientales como, por ejemplo, la contaminación del río los afecte directamente. O bien, continuando con el mismo ejemplo, aquellos sectores que no sufren directamente la contaminación del río, caso de los que detentan cierto poder económico, que tienen acceso a agua potable, que tienen acceso a otros lugares de recreo, etc. De esta forma las relaciones que se establecen con el medio ambiente son múltiples, como así también resultan muy variadas las percepciones respecto de la problemática ambiental. No siendo posible en este espacio cuidar de cada una de estas variables, se centralizará el análisis en los aspectos más relevantes.

En 1983 comenzó a generarse un interés creciente de algunos vecinos por los temas ecológicos,los que aproximadamente en el 86, dieron inicio a diversas actividades en pro del ambiente organizados dentro de una asociación llamada APROAS (Asociación Pro Ayuda al Ambiente Serrano); a la que por medio de un decreto del ejecutivo comunal del año 93, se la autorizó a intervenir en la preservación del arbolado público de la ciudad.

Con respecto a las autoridades locales desde ya se anticipa que no se advierte en este sector una preocupación concreta por los problemas ambientales, los que apenas tendrían espacio a nivel discursivo. Se realiza esta advertencia porque la sola consideración de lo actuado en materia legislativa respecto a la cuestión ambiental, puede ofrecer una imagen incorrecta de la situación. De allí la importancia de considerar los mecanismos de producción de esta normativa.

Dentro del itinerario legislativo de La Calera, merece destacarse el decreto n. 003/01-D.E./95 del 13 de enero de 1995, una de las normativas más modernas y completas relativas a la cuestión ambiental, de las existentes en el país. Es en este punto donde justamente deben ser retomadas las particularidades apuntadas respecto al funcionamiento de las relaciones político, sociales e institucionales de La Calera. Ello porque podría parecer que la preocupación político institucional con la temática ambiental es muy importante. Pero es justamente a través de la consideración de las relaciones sociales locales, que puede ser correctamente valorada en toda su magnitud lo que efectivamente representa "semejante" normativa legal para los habitantes de esta ciudad. Su existencia puede decirse que se debe casi exclusivamente a la labor realizada por los ambientalistas locales, esto es APROAS. Para comprender la situación, es menester conocer los vericuetos sorteados para lograr que un texto de anhelos se convirtiera en un dispositivo legal. La decisión de confeccionar una ordenanza importante, completa, vino a raíz de una información que alcanzó a miembros de APROAS, según la cual "... se corrió la voz que andaban pensando usar la cantera de Minetti para depósito de residuos tóxicos".. A ello se sumó la coyuntura política, que al momento de presentación de la propuesta normativa resultó particularmente favorable, tal como comentan: "... justo conocía a uno del bloque vecinal, uno del Radicalismo y otro del P.J. ... La leyeron y releyeron, finalmente presentaron objeciones mínimas. Lo que no pasó decididamente fué lo de la prohibición de utilización de animales en espectáculos públicos ... argumentaron que cuando iban al colegioera obligatorio hacer ejercicios y que eso no tenía nada de malo ... pero bueno, fué todo a ese nivel. Lo importante fué aprovechar la oportunidad, porque después no sabés quien viene de concejal". Pero esto que podría considerarse un gran logro, en realidad, y sin intención de desmerecer su importancia, constituye, al menos hoy, apenas un logro de papeles. Es un logro que en la práctica cotidiana es observado con total indiferencia. Como ejemplo se puede citar la cuestión relativa a la poda de árboles, que según la normativa vigente se encuentra prohibida, e incluso pecuniariamente sancionada (art.25 y 71 del DMA). En los hechos basta para exceptuarse de los rigores de la ley, acudir a un llamado derecho de presentación; y nos cuentan: "Sabés como hacés? ... te llevás cuatro pesos, presentás una nota que puede ser manuscrita y sin copia, donde decís por ejemplo que las raíces o las ramas te molestan. En el trayecto que va de la caja al mostrador ya te firmaron la autorización".

Al panorama general presentado debe sumársele también el aspecto económico. Donde las necesidades son muchas y los recursos muy pocos, la situación contribuye también a que se justifiquen ciertas prácticas a partir de un análisis del tipo: cuánto perjudica y cuánto me beneficia. Dentro de este marco expresiones como "... no tienen idea de lo que han firmado" (ambientalistas refiriéndose al DMA), no deben ser valoradas únicamente como indicadores de un cierto grado de ignorancia respecto a la cuestión ambiental por parte de las autoridades comunales (que por otra parte puede realmente ser tal). Como se adelantara, no se observa en la autoridad de contralor un interés verificable en que la normativa se haga efectiva. Se puede decir que para las autoridades locales la problemática ambiental no ocupa un lugar ni medianamente destacado, lo que estaría mostrando que la incidencia de esta en sus prioridades de gestión político administrativa es muy baja o nula. La falta de comprensión de este aspecto en toda su magnitud es un elemento que atenta contra el accionar de los ambientalistas locales, que se sorprenden porque, refiriéndose a la promulgación del DMA "... ni siquiera aprovecharon para usarla en la campaña electoral". Justamente no la "usaron", porque no representaba un logro o al menos no era un aspecto que socialmente fuera a tener mayor trascendencia, como lo era por ejemplo la promesa de atraer al turismo. Debe agregarse, que la cuestión ecológica no es un tema a discutir en la medida que pueda venir a perjudicar la industrialización del municipio (y aquí no solo se incluye a las autoridades locales sino que debe incluirse también a la mayor parte de la población, excepción hecha de parte de los afectados directos en cada caso concreto). Los ejemplos de este esquema de prioridades son muchos. La situación económica del municipio es delicada, con abultadas deudas y un futuro un tanto incierto, sumandose ahora la posibilidad de que una de las principales fuentes de trabajo, Gatic S.A., parta hacia otras geografías. Y en este punto ya tienen experiencia.

Continuando con la percepción que los habitantes de La Calera tienen respecto de su medio ambiente, el primer referencial que aparece en escena es el árbol. Hablar de medio ambiente, ecología, o como quiera llamárselo es hablar de la vegetación de la zona, especialmente de los árboles. Solo se consigue hacerlos hablar del río a través de cuestionamientos directos, pero en muy pocas oportunidades - entre las que contamos las conversaciones con los ambientalistas locales -, se produjo por parte de nuestros actores algún tipo de relación con la problemática ambiental general.

Se pueden apreciar comportamientos muy diferenciados con relación al río. Cuando los interlocutores fueron personas pertenecientes al sector de poder de la ciudad, se observó que lejos de hablar del Suquía estaban permanentemente haciendo referencia a su situación de preponderancia social. "Nosotros no nos bañamos en el río, vamos a otros lugares en verano", y ese "otro lugar" no pocas veces fue Carlos Paz (cuya contaminación es muy conocida y desde donde bajan las aguas que alimentan al Suquía). Paulatinamente fue quedando en evidencia que hablar de medio ambiente, y especialmente del río se constituyó en vehículo para reafirmar su posición social. No quieren ser confundidos con el "pobrerío", ni con los habitantes de los asentamientos marginales, o con los que llegan los fines de semana desde Córdoba a pasar el día en ómnibus o camiones. Y de allí el salto a hablar de un pasado glorioso de villa aristocrática, del que se sienten parte es apenas un suspiro. El río se constituyó así en un elemento más a ser ejercitado para establecer la diferenciación social, ya que inclusive al hablar sobre la conciencia respecto a los problemas ambientales, dan por descontado que es exclusiva de los sectores con cierto acceso a los conocimientos librescos. Se trata en realidad de una diferente consideración discursiva de la cuestión, pero que en los hechos revela que la preocupación con la temática ambiental aún no se encuentra instalada, no al menos con algún grado de importancia, en el imaginario social.

Este aspecto se puso de manifiesto cuando el foco de la investigación se trasladó a la consideración de los recursos forestales. Allí se evidenció, que se recurre a los árboles para hablar de ecología, por una mayor difusión de este recurso, "... lo más fácil es plantar arbolitos", como nos dicen los ambientalistas locales. Pero se observa que, si bien discursivamente su tala indiscriminada es censurada, nada se dice respecto de su poda decorativa. Sobre este último caso, particularmente en la zona del centro de La Calera, por otra parte uno de los sectores de mayor poder adquisitivo, este comportamiento es muy común. A punto de hablarse de la cuadra de los árboles cubo, la cuadra de los árboles pelota, etc. Lo que pone en evidencia que, más que una preocupación con el recurso, hay un interés con el aporte decorativo del mismo.

De esta forma, aquellas ideas que contarían con un trasfondo ético, como sería una mejor calidad de vida para el género humano, acabarían concretando un ideal estético. Funciona antes como un instrumento político; según el cúal en todo caso, en un momento en que lo ecológico debe ser tenido en cuenta (de acuerdo con las ideas vehiculadas por los distintos medios de comunicación), corresponde a todo gobierno, y por su vez a todo ciudadano, preocuparse con el medio ambiente. Evidenciandose así, un momento de transición donde los replanteos de la cuestión se manejan con los argumentos que se encuentran en circulación. Justamente en circulación están los árboles, no el río.

Por otra parte, los problemas ambientales son vistos como cuestiones a ser tratadas y solucionadas por organismo específicos. Así como cuando molesta un bache se reclama a la municipalidad, o cuando duele un diente se recurre al odontólogo, del mismo modo cuando el afectado es el ambiente, los encargados del tema son las asociaciones, organizaciones, o lo que fueren, dedicadas a la problemática ecológica.

Conclusiones

La Calera lucha por su subsistencia. O mejor, lucha por lograr establecer un perfil propio, que la aleje del camino que insiste en definirla como apéndice de la ciudad de Córdoba. De allí que revista no poca importancia el buscar alguna alternativa interna a la localidad que le permita su subsistencia. Es muy difícil pensar en ciudadanos comprometidos con su entorno natural, cuando solo se relacionan con este después de la jornada laboral, o en los fines de semana. Dentro de este cuadro, tanto el río cuanto los recursos forestales, constituyen elementos que son utilizados en la medida de las necesidades. Así, se está en presencia de un problema de sentido común en las palabras de Clifford Geertz: "... de interpretación de las inmediateces de la experiencia ... sujeto a pautas de juicios definidas históricamente" (Geertz 1994: 86). La historia muestra al hombre como amo y señor de la creación, y a un entorno natural destinado a satisfacer sus necesidades. En términos de la historia local, el progreso y desarrollo mismo de la ciudad de La Calera estuvo asociado con la destrucción sistemática de su entorno natural.

Podría decirse que se está en presencia de un "desafío cultural" , tal como lo califica Clifford Geertz (op.cit.), al sucitarse una cuestión donde ante la evidencia de que existen problemas, en este caso ambientales, no se constituyen estos inmediatamente en focos dignos de atención. Eso, apesar de que el agua que se consume pueda provocar trastornos físicos; o la poda de los árboles prive de sombra e implique la desaparición de ciertas especies animales. Estas evidencias empíricas que llevan a algunas personas a embarcarse en la defensa activa del ambiente, son las que provocan estupor en estos mismos sujetos ante la indiferencia respecto a estas cuestiones de las personas que los rodean, sus propios vecinos. Ocurre que las cuestiones ambientales no han calado aún en el sentido común. Muy por el contrario el sentido común indica que si no hay fuentes de trabajo, no hace falta cuidar el ambiente porque ya no habrá sujetos que necesiten de él. Mientras subsista el planteo en estos términos la cuestión parece no tener futuro. El desafío cultural se instala en el punto justo de elaborar un mensaje que transforme esas concepciones acerca del hombre y el entorno.

La historia local de la ciudad de La Calera, guardada en la memoria colectiva de los actores, es un elemento fundamental para entender prácticas y comportamientos actuales. Historia esa donde desarrollo y degradación ambiental, constituyen los términos de una dupla indisociable instaurada en el paisaje de la ciudad y en el universo simbólico de los actores sociales.

Notas

1 Apenas se menciona a aquellos establecimientos que resultan de importancia en función del papel que les corresponde en la ciudad, tanto por la envergadura del emprendimiento cuanto por el número de personas empleadas. No se hace mención a las otras empresas manufactureras radicadas en La Calera, porque de acuerdo a los datos oficiales ninguna llega a emplear más de cinco personas. Los datos consignados fueron extraídos del Listado Ordenado por Rama de Actividad y Departamento, del Registro Industrial de la Provincia de Córdoba, Ministerio de Industria y Comercio Exterior.

2 Téngase presente que, a nivel nacional, la actividad comercial y de servicios, provee dos tercios del empleo total (el 68,7% en 1990, según Marquez 1994), siendo el procentaje restante cubierto por las actividades manufactureras y agropecuarias.

Bibliografía

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GEERTZ, Clifford (1994) Conocimiento Local: Ensayos sobre la interpretación de las culturas. Paidos, España.

MILESI, Andrea (1995) La Percepción Social de la Problemática Ecológica en la Cuenca Superior del Río Suquía - Primera Parte. CONICOR. Mímeo. (1996) La Percepción Social de la Problemática Ecológica en la Cuenca Superior del Río Suquía - Segunda Parte. CONICOR. Mímeo.

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