V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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PROCESO DE RELOCALIZACION Y NUEVA CIUDAD: FEDERACION-NUEVA FEDERACION, ENTRE RIOS, ARGENTINA

María Rosa Catullo (*) y Beatriz Patti (**)

Introducción

La construcción de Proyectos de Gran Escala (PGE) generados por políticas nacionales y/o internacionales "de desarrollo", tales como la realización de ferrocarriles, trazado de autopistas, represas hidroeléctricas entre otras, produce una serie de consecuencias de diversa índole -ecoló- gicas, demográficas, culturales, sociales, económicas-, siendo una de ellas las relocalizaciones compulsivas de población.

El interés de los científicos sociales, y en especial de los antropologos, por el análisis y la evaluación de estos procesos de relocalización poblacional -especialmente aquellos producidos por la instalación de represas hidroeléctricas- se inició a mediados de la década del 60. Esto se debió a que gran parte de las poblaciones reasentadas, tanto a nivel mundial como en América Latina, son productores rurales, campesinos y población indígena. En contraposición, la construcción de represas hidroeléctricas en Argentina ha provocado un mayor número de reasentamientos urbanos que relocalizaciones rurales. De esta manera, la primera relocalización urbana que se produjo en nuestro país fue la de la ciudad de Federación (provincia de Entre Ríos), consecuencia directa de la realización de la represa binacional uruguayo-argentina de Salto Grande (Catullo, 1992:1).

Entendemos al reasentamiento de la población de Federación como un proceso, o sea, como una serie de eventos sucesivos a través del tiempo, cuya duración supera ampliamente los límites del cronograma planificado por los organismos responsables de la construcción de la presa y de la relocalización de la población al nuevo asentamiento. Como ha señalado Bartolomé (1984: 113), los estudios realizados y la experiencia acumulada en anteriores reasentamientos poblacionales nos permiten caracterizarlos como "fenómenos complejos y multidimensionales de cambio social acelerado"1.

La represa de Salto Grande se ubica en la provincia de Entre Rios sobre el rio Uruguay, en el paraje denominado Ayuí, 18 km al norte de la ciudad de Concordia y 30 km al sur de Nueva Federación2. Su construcción, que estuvo a cargo de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTM) -ente binacional creado a fines de 1946-, se inició en abril de 1974 y finalizó en abril de 1979 y produjo un embalse de 140 km de longitud y 73.800 has de superficie que se prolonga hasta la localidad de Monte Caseros, al norte de la provincia de Corrientes (Argentina). Este lago artificial sumergió en la margen argentina, áreas rurales, parte del poblado de Santa Ana y el 70% de la planta urbana de la ciudad de Federación. Como consecuencia, los gobiernos nacional y provincial dispusieron, de acuerdo a lo expresado en el Acuerdo argentino-uruguayo firmado en diciembre de 1973, erigir una nueva ciudad3.

En este trabajo, nuestro objetivo se limita a presentar, con un enfoque interdisciplinario y desde una perspectiva crítica, el proyecto de ciudad que se concibió; la ciudad que efectivamente se construyó, limitada por recortes proyectuales y económico-políticos (Nueva Federación); en contraposición a la tradicional Federación, desde donde sus habitantes tuvieron que trasladarse compulsivamente. Dejamos pendiente para un próximo trabajo en común el último item de nuestro objetivo, este es, estudiar el perfil (urbano, arquitectónico- funcional y socioeconómico) de la ciudad actual, con la intención de exponer los resultados en que derivó la acción de la órbita estatal y el margen de decisión y participación que la comunidad federaense tomó para sí, llevando adelante la recomposición de los escenarios donde desarrolla la vida cotidiana4.

La Ciudad Centenaria

Emplazada sobre la margen del río Uruguay, la vieja ciudad era, a comienzos de la década del '70, la segunda aglomeración urbana de su departamento en lo que respecta a población. Su antigua preponderancia como sede portuaria y de ferrocarril prácticamente había desaparecido, constituyendo el principal sustento económico la industria maderera5. En relación a las otras ciudades del departamento, sólo cumplía funciones de índole administrativa en su condición de Cabecera Departamental.

Federación fue una clásica fundación de la segunda mitad del siglo XIX. Su esquema de urbanización respondió a la convencional traza en cuadrícula, organizado alrededor de la plaza central y en torno a ella, los edificios donde se desarrollaban las actividades públicas. En los años '70, la planta urbana presentaba una red principal de relaciones espaciales de tipo radial. El casco central, que concentraba la presencia de las funciones administrativas y culturales, tales como la Municipalidad, la Iglesia, la Biblioteca Popular, el Cine, los Bancos, el Club Social Federación, se presentaba envuelto en un semicírculo construido por distritos urbanos, cuyos rasgos distintivos se manifestaban en la composición socio-económica de cada uno de ellos. El casco central y los barrios adyacentes estaban ocupados por las familias tradicionales y los sectores de mejores ingresos y más elevada capacidad de consumo que en las áreas más periféricas, donde se asentaban los sectores subalternos6 .

En el período previo a su desmantelamiento, en la fisonomía extendida de Federación, de construcciones bajas -de no más de dos niveles-, y muy abundante vegetación, solamente se destacaba en altura el volumen de la torre de la Iglesia. Calles amplias, veredas anchas, y en definitiva un espacio público de generosas proporciones que delineaban una imagen urbana chata, semejante en el centro y en los barrios7.

Federación, como tantas otras, fue una ciudad que se fue modelando al ritmo del surgimiento gradual de sus necesidades, de la acumulación de las experiencias vitales de sus habitantes, y también de los diversos fracasos a que se vieron sometidos muchos de sus emprendimientos de sustento y de crecimiento económico. Todo ello fue derivando en la apropiación progresiva del espacio natural, concretándose un arraigo que dio forma a una cultura propia con huellas identificables, prevaleciendo una homogeneidad arquitectónica de estrecha integración con el paisaje natural.

Concepcion de la Nueva Ciudad: El Proyecto

La firma a fines de 1973 por parte de los gobiernos de Argentina y Uruguay, del Acuerdo para reglamentar el Convenio suscripto en el año 1946, condujo a que la Comisión Técnica Mixta (CTM) iniciara las acciones para concretar la represa de Salto Grande; cuya construcción comenzó, como ya señalamos, en abril de 1974.

En lo relativo a la localización del emplazamiento de la nueva ciudad de Federación, el gobierno provincial, por medio del área técnica pertinente, efectuó los estudios de factibilidad orientados a determinar las zonas más favorables para la relocalización. El Poder Ejectutivo de la provincia de Entre Ríos resolvió que la nueva localización fuera decidida por la población federaense, canalizando esta participación a través de la realización de un Plebiscito Popular en octubre de 1974, que le dio un marco legal y de formalidad democrática a la elección del área La Virgen-Federación, donde se asentaría la futura ciudad8.

Inicialmente, el cuerpo técnico del Instituto Autárquico de Planeamiento y Vivienda (IAPV) de la provincia de Entre Ríos, comenzó las primeras acciones de planificación de la nueva ciudad de Federación. En abril de 1974 la CTM y el Poder Ejecutivo provincial crearon un organismo conjunto, "Estudios Nueva Federación y Santa Ana" (ENFYSA) con el objetivo de planificar y coordinar la construcción de Nueva Federación. El primer Proyecto urbano se finalizó en diciembre de 1975, aunque nunca no se dio a conocer oficialmente a la poblacón federaense. Asimismo, se elaboró la documentación específica para el llamado a licitación de las obras. Sin embargo, el desconocimiento de la población respecto a las etapas realizadas por el gobierno provincial, favoreció a las autoridades de facto, que tomaron el poder en marzo de 1976, para afirmar y difundir que el anterior gobierno no había realizado Proyecto alguno y que había mal utilizado el dinero otorgado por el Gobierno central y la CTM para tales fines. En realidad, el gobierno militar consideró a ese primer proyecto el resultado del ala izquierdista del gobierno provincial, o sea lo calificó como "comunista", y en consecuencia, encomendó al equipo de arquitectos Pasinato, Soler, Viarenghi y Asociados otro proyecto, más acorde a la ideología imperante.

En el término de tan sólo ocho meses este Equipo de arquitectura, formado al efecto, desarrolló el diseño urbano nada más que para 5.000 personas del total de habitantes de la ciudad a trasladar (Summa,1976:37). Se tomó como parámetros cuantitativos triplicar la densidad del casco urbano, con respecto al que presentaba Federación, y duplicar la densidad del conjunto de la planta urbana.

El Proyecto original de este Equipo, que se dio a la difusión a fines de 1976, fue organizado en base a una trama urbana simétrica en retícula. No obstante, el eje principal no lo definía la simetría sino la franja paralela al lago, que concentraba en su extensión las funciones primordiales de administración y seguridad; actividades cultural, deportiva y turística; comercio, y educación. Funciones que eran dispuestas en los centros cívico, cultural y turístico a través de la calle principal, concebida ésta como un recorrido con recova a uno de sus lados, que retenía la mayor parte de la actividad comercial, con la explícita intención de convertirla "en lugar de encuentro cotidiano de la población" (Summa,1976:50). Desde esta calle comercial y hasta la zona recreativa costera, el área urbana se completaba con viviendas y comercio de aprovisionamiento diario.

El Programa propuesto incorporó el traslado de, practicamente, todas las funciones existentes en Federación y agregó algunas nuevas, tales como, una terminal de ómnibus, plantas de infraestructura de servicios, algunas áreas deportivas, una reserva forestal. Mientras que no previó ningún sitio para dar cabida a la plaza urbana principal9. En cambio, aparecían en el proyecto pequeños espacios fragmentarios que pretendían reemplazarla como lugar de encuentro y de reunión. Así, "en el punto medio de cada manzana, sobre la calle principal, se interrumpe la línea de comercios, dando lugar a una plazoleta urbana parquizada que es el arranque de los senderos peatonales que conducen del área comercial al lago" (Ibídem). Sectores que, desafiando a la pretensión de proyecto, en la práctica jamás llegaron a funcionar como tales.

El traslado de una ciudad, en su totalidad, implica un espectro de gran complejidad y encararlo supone por sí mismo la emergencia de consecuencias adversas, aún contemplando todas las variables que sus ejecutores sean capaces de aprehender y volcar en su tarea. Paralelamente, la práctica arquitectónica es una práctica cultural, y es inevitable que la respuesta profesional en la conformación del nuevo hábitat transfiera en algún grado el sistema de valores que le es propio a quién lo ejerce10.

En este contexto emergió el diseño de Nueva Federación. A lo que debe sumarse el escaso período de meses dedicado al mismo, omitiendo con esto, la oportunidad de indagar sobre los posibles instrumentos de corrección de cada etapa de la planificación, y suprimiendo la búsqueda consiguiente de alternativas superadoras de acción en cada uno de los niveles de avance del proyecto, que tendieran a optimizar la satifacción de las necesidades de la población a reasentar (Patti, 1995:12).

El paisaje urbano pensado por los proyectistas y trasmitido en su práctica mantiene una gran distancia con el hábitat y el contexto en el que vivían hasta ese momento los federaenes. Y es en la génesis conceptual de la toma de partido donde se hallan indicios que permiten avisorar esos resultados (Ibidem).

Si aceptamos que "la cultura consiste en un conjunto global de modos de hacer, ser, interactuar y representar que, producidos socialmente, envuelven simbolización y, a su vez, definen el modo por el cual la vida social se desenvuelve" (Macedo, 1982:35, citado en Penna, 1992:16), en constante innovación, transformación y autosuperación, debemos reconocer que el escenario físico, con sus rasgos particulares, que posibilite todo ello, es gravitante en la concreción y en el ejercicio de esa cultura, de los propios valores. Sin embargo, el Equipo de arquitectura actuante, pareció minimizar la responsabilidad que toda respuesta profesional involucra, al afirmar que "sabemos que difícilmente mediante el diseño podemos provocar un determinado modo de comportamiento y funcionamiento de un grupo humano" (Summa, 1976: 37).

De esta manera, declaraban limitarse voluntariamente a crear ciertas pautas de organización del espacio, olvidándose que planificar el medio ambiente que va a construirse implica un proceso de selección de alternativas, de decisiones y de aplicación de criterios, que dan por resultado una morfología y una organización espacial, donde los usuarios se comunicarán e interrelacionarán, construirán los límites de lo propio y de lo ajeno, de lo privado y lo público, donde desenvolverán su dinámica cotidiana y sus prácticas sociales.

Si bien reconocieron como objetivos "mantener y desarrollar los rasgos históricos, sociales y culturales", y dar continuidad a "los actuales roles urbanos" (Idem.:40), tomaron la decisión de multiplicar la densidad de población en dos y tres veces según las zonas, sin manifestar siquiera haberse detenido a evaluar el impacto que ésto produciría en la convivencia de los federaenses. Más aún, sostenían que "una mayor densidad condice (...) con el factor renovador de promover el mayor intercambio social, económico y cultural que surje de la proximidad e interacción entre la gente" (Idem.:37, subrayado nuestro). Como si la sóla cercanía entre personas que no han elegido por sí mismas vivir en vecindad pudiera redundar en tales cambios, "beneficiosos", de acuerdo a la visión de los proyectistas. Para aceptar, en el párrafo siguiente de la Memoria descriptiva, que un factor característico de la población de Federación era "la fuerte experiencia cultural de la privacidad, y el uso y contacto con el terreno..." (Ibídem.); es decir, mantener el control de la interacción no deseada, estableciendo zonas precisas para el dominio de lo público y lo privado.

En términos de diseño, la paradoja se confirma al descubrir que el agrupamiento planteado para viviendas en la manzana tipo no contempla la delimitación material de cada lote individual, y propone además una circulación peatonal que atraviesa diagonalmente el interior de cada manzana11.

Ahora bien, al observar la Documentación de la propuesta urbana surjen otras cuestiones. Por una parte, entendemos que el proceso de definición de todo diseño, y en particular el de una ciudad, es una oportunidad de los planificadores para revalorizar pautas y valores socioculturales, desechar elementos (arquitectónicos, culturales, sociales) e incorporar otros nuevos; y para dar un margen de flexibilidad para que el ciudadano modele, en algún grado, su propio ambiente, es decir se sienta partícipe de su nuevo hábitat. El proyecto para Nueva Federación, lejos de ello, muestra la fuerte definición de los diseños cerrados, erigiéndose en una limitación difícil de superar, que poco ayuda a ejercitar la búsqueda o revalorización de los intereses propios de la población federaense.

El lenguaje de la arquitectura del proyecto da cuenta de la aplicación del código estético propio de la obra más actualizada del campo disciplinar, en boga en ese momento. La imagen de conjunto, tan distante del paisaje de la centenaria Federación, respeta tan sólo su escala, mostrando la acentuada geometrización de los grupos edilicios (Patti, 1995:14).

La decisión programática que propone como solución tecnológica un sistema constructivo modular favorece la posibilidad de implementar la materialización con componentes industrializados, con los consiguientes beneficios de economía de tiempo y de recursos monetarios que ello implica. En contrapartida, uniformiza las construcciones y los espacios, conduciendo a un resultado estético monótono, que parece eliminar la diversidad cultural, social, económica, característica de toda ciudad.

Respecto a la vivienda, merece un análisis específico que supera con amplitud las posibilidades de espacio de este trabajo. Su diseño responde a las características estéticas del conjunto urbano en los tres prototipos de viviendas proyectados: a) un sólo nivel en planta baja -con dos, tres y cuatro dormitorios-; b) nivel único en planta alta sobre locales comerciales, ambos emplazados frente a calles vehiculares y c) viviendas en dúplex de dos y tres dormitorios, ubicadas sobre caminos peatonales en el interior de las manzanas.

En cuanto a la relación entre lo público y lo privado, entre la vivienda y el entorno, se propone una modificación sustancial, que se enlaza estrechamente al modo de apropiación que se hace del terreno. La casa tradicional federaense aparecía recostada sobre un lateral en sentido longitudinal del lote, hilvanando sus espacios interiores, la galería y el patio en una progresiva gradación. En cambio la nueva vivienda, fue emplazada como una faja tranversal en el lote retirada de la línea de edificación, quedando definidos dos sectores libres en frente y fondo del terreno, negándosele la posibilidad de espacios de transición que den lugar a lo semi público en las relaciones cotidianas con la vecindad.

En síntesis, la propuesta, más allá del discurso explícito que en algunos momentos la acompaña, se recostó en una concepción teórica que omite las particularidades que definen lo singular y lo propio de la población federaense y su hábitat , y se centra, como bien afirma Saldarriaga Roa, en "la idealización de la ciudad, y de ciertos 'tipos' de espacios y edificios (expresivos) de la arquitectura occidental contemporánea", señalando con ello "una tendencia fuerte hacia la absolutización de un orden espacial, arquitectónicamente concebido y dotado de un carácter universal" (1988:20).

La materializacion del Proyecto: Nueva Federación

El proceso que condujo a la construcción efectiva de Nueva Federación, se asentó sobre ciertos antecedentes. Estos se caracterizaron por contínuas restricciones, cada vez mayores, en la disposición de recursos financieros para toda acción destinada a resarcir los daños infrigidos al área de influencia de la construcción de la represa de Salto Grande y a las poblaciones afectadas por la misma. La ciudad Nueva Federación siempre fue considerada por las autoridades de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande y por los gobiernos nacionales, un hecho secundario respecto al Proyecto de Gran Escala, de gran interés estatal.

Al concluirse la Etapa de proyecto, durante el Proceso de contratación y ejecución de las obras de la nueva ciudad, se operaron una serie de modificaciones restrictivas en la trama urbana12. Aunque a través de la prensa escrita se manifestara que, en principio, respondería a los criterios inspiradores del Proyecto original y al destino turístico que esperaba a la futura ciudad (La Nación, 23/10/76, 3ª Sección:18), tales emprendimientos se constituyeron en hechos objetables que aportaron nuevos obstáculos y condicionamientos negativos respecto de la calidad de vida de los habitantes de Federación.

Con respecto al centro urbano, la concentración de funciones públicas y sociales -que los proyectistas dispusieron en un eje troncal paralelo a la costa del lago, distribuidas en los centros cívico, cultural-deportivo y turístico-, sufrió una fuerte variación en la ejecución de las obras, al eliminarse algunos edificios, tales como la Municipalidad, la Dirección Departamental de Escuelas, el centro cultural-deportivo en tu totalidad, e implementarse la ubicación de otros en cualquier lugar de la estructura urbana distinto al que había sido previsto, en gran medida, consecuencia de las exclusiones antes detalladas. De este modo, con la desaparición de ciertas funciones que se desenvolvían en la vieja ciudad se suprimió la posibilidad de satisfacer necesidades ya existentes -con las consecuencias que una decisión como esa implica para la población-; y con el traslado de otras, se desarticuló la afinidad funcional que se había intentado generar entre ellas, quedando libradas a su suerte potenciales situaciones de conflicto.

Al materializarse la construcción de la ciudad, dificultades muy concretas fueron las que produjeron la supresión de algunos aspectos de la infraestructura de servicios domiciliarios. Por ejemplo, la red urbana de suministro de gas se eliminó y se instalaron cocinas y calefones eléctricos en las nuevas viviendas, con el argumento falaz de que la proximidad de la represa de Salto Grande garantizaría a la población federaense energía eléctrica a muy bajo costo. Lo cierto es que las facturas domiciliarias por consumo eléctrico promediaban en 1982 el monto de un salario mínimo (Pasinato, Soler, Viarenghi y Asoc.,1983:57). Situación que los usuarios se vieron obligados a revertir a su propia costa, instalando unos, sistemas de gas envasado con el consiguiente cambio de artefactos, y otros, volviendo a los "tradicionales" cocina y horno de leña.

La Zona Industrial que en el proyecto original fue localizada en el borde externo de la ciudad, paralela a la costa separada por una reserva forestal, en los hechos no se incorporó a su traza sino que quedó en el Remanente Vieja Federación, inicialmente a unos 35 kilómetros de la nueva ciudad. Distancia que por largo tiempo careció del actual puente de 5 kilometros que une ambos emplazamientos, y de un transporte adecuado para cubrirla, generando un grave problema para quienes cotinianamente debían recorrerla para ir a trabajar.

Tampoco se respetó la franja prevista como reserva forestal, y en ese sitio, excluido de toda intencionalidad de materialización urbana, comenzaron a crecer asentamientos espontáneos de viviendas precarias. Se desechó además la concreción del vivero municipal proyectado y las parquizaciones previstas, trasladando al interés y a las acciones individuales de los federaenses el mejoramiento de la calidad ambiental.

El Remanente Vieja Federación, que constituye el área no inundada del anterior asentamiento, dista unos cinco kilómetros de la ciudad Nueva Federación, ambas situadas en la rivera del lago de Salto Grande. Presenta una trama desdibujada por los vacios existentes entre las diversas edificaciones, que se han ido colmando de vegetación. En los primeros años de su estado actual estuvo conformada por la Zona Industrial; por un grupo de unas 130 viviendas económicas construidas en 1978 por el gobierno provincial; por viviendas y construcciones no demolidas, como el antiguo hospital, pertenecientes a diferentes barrios de Federación y por nuevas edificaciones, como una escuela primaria y una parroquia, a los que se debe sumar el cementerio. De esta forma, la materialización del proyecto de una nueva ciudad, tuvo como resultado una ciudad partida en dos: Nueva Federación o "La Nueva" y el Remanente Vieja Federación o "La Vieja", donde habitan los sectores subalternos de la sociedad federaense.

La relocalización en si. ¿Y los federaenses?

El traslado de gran parte de la población de Federación se inició en marzo de 1979, como había previsto la CTM. Los federaenses debieron renunciar a un entorno físico y social que habían recreado dia a dia para trasladarse a una ciudad que, pese a la corta distancia que la separaba de Federación, le era desconocida y en cuya planificación no había participado.

Por otra parte, la nueva ciudad estaba en plena construcción. Sólo estaban construidas las viviendas aunque no todas estaban finalizadas. La ciudad se encontraba en "régimen de obrador" a cargo de la empresa contratista que la estaba construyendo, y la propia Municipalidad de Federación tenía una muy escasa intervención. Nueva Federación no estaba en condiciones de ser habitada y este hecho produjo muchas dificultades a la población en la etapa pos-traslado, siendo las mas importantes, la falta de hospital y escuelas; la desorientación espacial; el desvanecimiento de los límites para la incursión de las tareas constructivas y el aislamiento en que debían vivir.

Paralelamente, se iba produciendo el derrumbe de la vieja ciudad. A medida que la población se trasladaba, las topadoras demolían las antiguas viviendas. El stress producido por el proceso de relocalización llegaba a su climax. Finalizaba para los federaenses una importante etapa de este proceso que fue muy conflictiva, y se iniciaba otra, llena de expectativas por todo lo "nuevo", por un futuro mejor, pero a la vez, con temor a lo "desconocido".

Son casitas blancas
tan llenas de frio,
no ha nacido un niño, no ha muerto un anciano,
son casitas blancas
sin "sabor a nido",
no encierran recuerdos,
no esconden nostalgias.
Sin embargo a ellas
ha llegado un pueblo, a soñar futuros...

....................................................... Marina Rollano de Miller (1996), poeta federaense

Por el modo en que se concibió y se llevó a cabo el resentamiento, cada grupo familiar se constituyó en una pieza de un gran rompecabezas -Federación-, que se recompuso sin respetar los vínculos humanos ni la experiencia espacial de aquella en el paisaje incipiente de la nueva traza. El emplazamiento de cada familia en las áreas residenciales diseñadas se determinó en base al agrupamiento de las viviendas según sus rasgos prototípicos.

De esta manera, el cambio radical al que se vieron sometidos los habitantes de Federación, al ser relocalizados en un espacio urbano con atributos propios y muy distintos de la antigua ciudad, y el consiguiente quiebre de los vínculos parentales, vecinales, de amistad, al no haberse contemplado las relaciones preexistentes, fueron situaciones que desarticularon la trama de la vida cotidiana, obligando a cada habitante a reconstruir sus lazos con el entorno físico y sus redes de relaciones sociales.

En síntesis, si aceptamos la definición tan extendida de que la ciudad es un gran sistema de comunicación, que trasmite sentidos a través de sus formas, sus vacíos y sus distancias, y de la expresión de cada uno de los elementos que la integran, podemos inferir la profundidad del proceso de desemantización vivido por los federaenses en el reasentamiento al nuevo paisaje urbano, y el extrañamiento sufrido ante él. "Nueva Federación era un PAISAJE LUNAR, donde no había ni una hormiga ni un yuyo",expresión formulada por un federaense poco tiempo después del traslado, que encierra una definición sintética de aquel proceso.

La vigencia del caso Federación-Nueva Federación

Desde el momento mismo de su inauguración, en abril de 1979, Nueva Federación empezó gradualmente a romper la homogeneidad impuesta. La "gran maqueta" se fue modificando, diferenciándose, de acuerdo a los hábitos, formas de vivir de los distintos sectores que conforman la sociedad federaense. Sociedad que reprodujo en la nueva ciudad algunos atributos de la antigua Federación, como por ejemplo, la importancia del "verde", y que al mismo tiempo, se "adueñó" del Proyecto hecho materialidad, analizado en las páginas anteriores, confiriéndole una fisonomía propia, heterogénea, que muestra la diversidad de su población.

Hoy, Nueva Federación y el Remanente Vieja Federación, por una parte, son el resultado de un conjunto de factores demográficos, políticos, económicos, sociales que sin duda, forman parte del proceso de relocalización, consecuencia de la construcción de la represa de Salto Grande. Y paralelamente, son la expresión del modelado cotidiano de los federaenses, de sus propios intereses y limitaciones.

Si nos preguntamos cuál es la vigencia del tema que estamos encarando aquí, pasados ya mas de 20 años del Proyecto de la Nueva ciudad.

Concluimos en que el caso de Federación-Nueva Federación/Remanente Vieja Federación constituye un excelente ejemplo de cómo la planificación centralizada, que conlleva la utopía autoritaria de considerar que la realidad se adecuará a los límites del Proyecto que se pretende imponer, en la materialización, inevitablemente resulta superado.

Además, nos recuerda que en un Proyecto de Gran Escala, en todas sus consecuencias, como lo son el Programa de Relocalización -y dentro de él- el Proyecto y ejecución de un nuevo asentamiento urbano, debemos, tanto los Científicos Sociales como los Arquitéctos, valorar e incorporar la visión y los intereses de las poblaciones afectadas por estos "Proyectos de Desarrollo", así como tomar en cuenta las desigualdades que esas sociedades presentan.

Bibliografia

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SUMMA Nº 106. Buenos Aires, noviembre de 1976. " Federación. Proceso, Programa, Diseño".

NOTAS

(*) Profesora e Investigadora, Laboratorio de Investigaciones en Antropología Social (LIAS), Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata.

(**) Investigadora, Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas "Mario J. Buschiazzo", Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires.

1 Sus aspectos mas relevantes son: a) el hecho de que esos "impactos" se originen dentro del contexto que Lins Ribeiro (1985, 1987) ha denominado Proyecto de Gran Escala, concibiendo a éstos como una forma de producción caracterizada por tres dimensiones interrelacionadas: el gigantismo, el aislamiento y el carácter temporario; b) la marcada concentración en el tiempo de los efectos que el Proyecto de Gran Escala -en nuestro caso la represa de Salto Grande- produce sobre la población afectada; y c) la naturaleza , compulsiva de estos traslados de población.

2 En este trabajo denominamos ciudad de Federación a la planta urbana existente hasta la relocalización poblacional que comenzó en el mes de marzo de 1979. El actual asentamiento es la ciudad Nueva Federación, en tanto designamos como Remanente Vieja Federación al área no inundada del ex-emplazamiento.

3 Para mayores detalles respecto a este Acuerdo, consultar Catullo, 1996, Apéndice1.

4 Este trabajo es el el primero en conjunto de las autoras y pretende ser la primera parte de un análisis antropológico y urbanístico-arquitectónico de los cambios producidos en Nueva Federación-Remanente Vieja Federación, desde su planificación hasta la actualidad. Para ello, partimos de las investigaciones desarrolladas por la Dra. María Rosa Catullo respecto a las poblaciones afectadas por la construcción de la represa de Salto Grande: ciudad Federación-Nueva Federación (Argentina) y Constitución -Villa Constitución (Uruguay); y de la investigación que la Arq. Beatriz Patti realiza desde 1994 sobre Nueva Federación, tomada como caso de estudio en el contexto del Seminario de Doctorado "Cultura, Ciudad e Identidad", dictado por la Dra. Mónica Lacarrieu y el Lic. Rubens Bayardo en 1994, en el Instituto Nacional de Antropología. Organizado por el citado Instituto, en el marco del Convenio de la Secretaría de Cultura de la Nación con la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

5 Su planta urbana, habitada casi por el 80 % ciento de la población, ha desempeñado desde sus orígenes diversos roles en la región: portuario, centro de convergencia de transporte de ferrocarril, de servicios a las colonias rurales de su área de influencia, industrial y turístico. Consultar "El caso Federación", en: Summa, Nº 106, Buenos Aires, noviembre de 1976:32-33 y Catullo, 1996:70-71.

6 Consultar María Rosa Catullo, "Relocalizaciones compulsivas de población: Estudio de un caso. Ciudad Nueva Federación (Entre Rios)", en: Runa, vol. XVI, 1986: 144-145 y Poder y participación en Proyectos de Gran Escala. Análisis comparativo de los procesos de relocalización por la construcción de la represa binacional argentino-uruguaya de Salto Grande, Tesis Doctoral, Universidad de Brasilia-FLACSO, Brasilia, (mimeo), 1996, Capítulo IV.

7 Un Video fechado en marzo de 1991, producido por un grupo de federaenses decididos a rescatar su pasado, da cuenta de las características que señalamos; y nos ha resultado una fuente de gran valor testimonial para conocer el paisaje de la antigua ciudad, y un referente de interés para guiar el análisis arquitectónico y urbano. El citado Video, fue llevado a cabo por Agustín F. Gibert [Historia-Guión] y Darío Fernandez Piaggio [Realización y Edición]. Para el mismo, utilizaron publicaciones e inéditos de Erich Luis Poenitz, María Rosa Catullo, Marina Rollano de Miller, José Manuel Bonelli y Zulema R. de Nicolini; y fotografías y videos de Agustín F. Gibert, Ernesto A. Silvestri, Jorge Mario y Ramón A. Finozzi.

8 Los trabajos técnicos iniciales para revelar las zonas más adecuadas para construir Nueva Federación, y su consecuente Informe Final, fueron seguidos de una fase eminentemente político-partidaria. Así, se manipularon los resultados del equipo técnico y de los Consultores, con la finalidad de favorecer las dos áreas que concitaban el interés de sectores del gobierno provincial, pertenecientes a líneas internas enfrentadas del Partido Justicialista (la izquierda o "La Tendencia" y los sectores mas tradcionales, de derecha): la zona "La Amelia" y el área "La Virgen-Federación". De este modo, la participación de los federaenses a través del Plebiscito Popular, quedó desdibujada y derivó en diversos conflictos intracomunitarios. Para un análisis detallado de esta etapa, consultar Catullo, 1996, Capítulo III.

9 Consultar el Programa de necesidades expuesto en "El caso Federación", Op. Cit., p. 41.

10 Un desarrollo interesante sobre esta faceta de la práctica arquitectónica, lo expone Alberto Saldarriaga Roa, en: "Arquitectura como práctica cultural", Summarios Nº 122, Buenos Aires, marzo-abril 1988:21.

11 Consultar planos, esquemas y fotografías publicados en "El caso Federación",en: Summa, 1976:45, 46 y 51.

12 Con tono de denuncia y en respuesta a críticas recibidas en el propio campo disciplinar, el Equipo de proyecto señaló estas modificaciones a las que denominó "trasgresiones al proyecto original". (Pasinato, Soler, Viarenghi y Asociados, 1983:56-58).

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