V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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"NOSOTROS TAMBIEN TENEMOS DERECHO A VIVIR ACA".

Espacio urbano y prácticas de organización de ocupantes de edificios en la ciudad de Buenos Aires.

COMISION DE TRABAJO: ANTROPOLOGIA URBANA.

Valeria Procupez. Antropóloga.

Auxiliar de investigación, Instituto de Antropología, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Docente del Departamento de Ciencias Antropológicas. F.F y L.

María Carla Rodríguez. Socióloga. Especialista en Planificación Social.

Becaria de perfeccionamiento UBACYT. Area de Estudios Urbanos, Instituto Gino Germani, UBA. Docente de la Facultad de Ciencias Sociales.

En el contexto del fenómeno de las ocupaciones de edificios en la ciudad de Buenos Aires, nuestro trabajo se centra en un caso que involucra 23 familias que habitan un inmueble de propiedad municipal en el Barrio de San Telmo y que se hallan organizadas en cooperativa con el objetivo de lograr su vivienda definitiva en el sitio.

Nos proponemos analizar algunos aspectos de la espacialización de las prácticas que desarrollan las familias ocupantes, tratando de relacionar experiencia, práctica y estructura a través de los conceptos de producción social y construcción social del espacio urbano. Como medio de relacionar estas concepciones téoricas con el caso empírico, focalizaremos el trabajo en las dimensiones de: la estructuración sociopolítica y económica del espacio, los patrones de uso del mismo y los sentidos atribuidos a la experiencia vivida en ese espacio. Estas dimensiones ubican nuestro análisis en los ámbitos de la ciudad, el barrio, la casa y las piezas que habitan las familias ocupantes.

Esto nos permitirá formular algunas hipótesis acerca de cómo cada una de estas dimensiones inciden sobre una práctica en particular: la de organización colectiva.

Palabras clave: Espacio urbano- Prácticas- Ocupaciones de edificios- Producción social del espacio- Construcción social del espacio.

"Nosotros también tenemos derecho a vivir acá".
Espacio urbano y prácticas de organización de ocupantes de edificios en la ciudad de Buenos Aires.

Valeria Procupez1 .Carla Rodríguez.2

En el contexto del fenómeno de las ocupaciones de edificios en la ciudad de Buenos Aires, nuestro trabajo se centra en un caso que involucra 23 familias que habitan un inmueble de propiedad municipal en el barrio de San Telmo y que se hallan organizadas en cooperativa con el objetivo de lograr su vivienda definitva en el sitio.

Siguiendo la propuesta de Low (1996) que plantea la complementariedad entre las perspectivas de producción social y construcción social del espacio urbano, relacionaremos experiencia, práctica y estructura para analizar este proceso a la luz de la relación entre el espacio urbano y la práctica de organización colectiva.

El concepto de producción social del espacio hace referencia a los factores sociales, económicos, ideológicos y tecnológicos que contribuyen a la creación física de los lugares. Con este concepto, definimos las dimensiones de estructuración sociopolítica y económica del espacio, actores y decisiones a escala macro.

El concepto de construcción social del espacio, lo reservamos para las prácticas, abordando desde una perspectiva fenomenológica los patrones de uso del espacio y los sentidos atribuidos a la experiencia vivida en el mismo.

Estas dimensiones nos permitirán analizar la producción y la construcción social del espacio urbano en los ámbitos de la ciudad, el barrio, la casa y las piezas que habitan las familias ocupantes para formular algunas hipótesis sobre cómo ellas inciden sobre la práctica de organización colectiva.

Por prácticas de organización colectivas hacemos referencia a un conjunto de acciones conjuntas y disposiciones subjetivas que suponen un proceso de ruptura con prácticas individuales preexistentes, una definición de criterios comunes y una potenciación cualitativa de redes solidarias preexistentes, alrededor de un objetivo definido, en nuestro caso, el acceso a la vivienda. Estas prácticas son espacializadas, en la medida en que se localizan en y transforman, física y conceptualmente, el espacio de las relaciones sociales.

Para referirnos a las dimensiones de patrones de uso y sentidos atribuidos a la experiencia, nos valemos de algunos conceptos acuñados por Michel de Certeau que nos permiten articular ambas dimensiones en trayectorias dinámicas. De Certeau distingue dos lenguajes simbólicos y antropológicos que hacen referencia al espacio: mapas e itinerarios. Los primeros se refieren a la proyección homogénea de los lugares en un plano en el cual se han borrado las operaciones que le dieron lugar, y los segundos a relatos sobre el espacio que exhiben las operaciones que los posibilitan. Los itinerarios se deslizan por los mapas y los modifican a su paso. Tomando las trayectorias habitacionales de las familias ocupantes como itinerarios, fuimos recorriendo los ámbitos de la ciudad, el barrio, la casa y las piezas para determinar cómo las prácticas los modifican.

Este trabajo se basa sobre una investigación acotada, que tuvo lugar entre agosto y diciembre de 1996, con un abordaje cualitativo, realizado a través de entrevistas semiestructuradas, personales, con miembros de las familias de la cooperativa Perú y de observación participante en reuniones de la cooperativa.

A ello se suman insumos de otras investigaciones previas especialemente en relación a la producción social del espacio urbano y nuestro conocimiento directo del proceso organizativo del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos, organización social a la que pertenece la Cooperativa Perú.

1- Estructuración sociopolítica del espacio urbano.

La ciudad - El fenónemo de las ocupaciones de edificios .

La actual etapa del desarrollo capitalista neoliberal, caracterizada por la aplicación de severas políticas de ajuste, genera un juego perverso de inclusiones y exclusiones. Los grupos sociales ubicados en las posiciones más bajas de la estructura social son sujeto de intensos procesos de desigualdad y discriminación social (Castels, 1990:3).

Al mismo tiempo, el intenso proceso de concentración del capital generado por estas políticas se muestra no sólo en la concentración del poder político y económico sino en las principales decisiones de distribución del espacio urbano y en los patronbes de localización espacial de los soportes físicos de actividades industriales, comerciales, financieras y residenciales de los sectores de mayores recursos.

A partir de la década del 90, la ciudad se perfila para estos grupos, en su carácter de objeto de negocios. Como beneficiarios discrecionales del proceso de privatizaciones de las empresas y bienes del Estado, demandan para el desarrollo de sus actividades e inversiones espacios de localización central de alta accesibilidad: así surgen macronegocios inmobiliarios, que son definidos como proyectos de "recuperación" de espacios centrales (Puerto Madero, proyectos para Retiro, recuperación de las costa que continúa con las obras de defensa contra inundaciones en La Boca, Mercado de Abasto) y que van acompañados por la realización de las obras viales correspondientes (Ex-AU3, Autopista a la Plata, prolongación de la Av 9 de julio y articulación con la autopista costera).

Al mismo tiempo, el aumento del desempleo abierto y encubierto,la creciente informalización de las ocupaciones, el subempleo y las serias restricciones salariales, conducen a un progresivo deterioro de las condiciones de vida de vastos sectores de la población.

Esta situación crítica también tiene su expresión en las nuevas formas que asume la apropiación y producción del espacio urbano y los procesos sociales que se desarrollan articulados y condicionados por las políticas urbanas.

La forma que así resulta de producir la ciudad es entonces "manifestación de la situación estructural por la que los mercados de trabajo no logran absorber a la población urbana, ni ésta logra tampoco participar en los procesos de toma de decisiones sobre cómo construirla" (Clichevsky y otros: 1990).

En este marco, ocupaciones de inmuebles, asentamientos, villas, hoteles-pensión e inquilinatos constituyen las formas de hábitat de las familias de sectores populares en la ciudad de Buenos Aires.

Las ocupaciones de edificios de la Capital Federal, en particular, suponen un desarrollo intersticial de la pobreza urbana en ámbitos socialmente heterogéneos, que da cuenta del valor que toma la ciudad para los sectores populares, como un ámbito de supervivencia para afrontar la crisis y el empobrecimento. Surgieron de forma meteórica a partir de la década del ´80, con el retorno de la democracia en nuestro país, al mismo tiempo que se repoblaron las villas de emergencia y se expandió el mercado de alquiler de piezas bajo la forma de los "falsos hoteles pensión3 ".

En la ciudad de Buenos Aires, el conjunto de estas situaciones agrupan, aproximadamente, a 400.000 personas -un 13% de su población- y la población ocupante, alcanza las 150.000 personas4 .

Las ocupaciones de edificios se localizan privilegiadamente en zonas donde confluyen deterioro físico y ambiental (obsolecencia del parque edilicio, vulnerabilidad ante inundaciones) y cercanía a fuentes reales o potenciales de trabajo (Villa Crespo, Almagro, Paternal, Palermo, Monserrat, La Boca, San Cristóbal y expropiaciones para autopistas que no se materializaron, como la Ex-AU3). Uno de estos casos es el Barrio de San Telmo, donde se localiza el inmueble en que un grupo de familias, como parte de una organización social de vivienda-el MOI- generaron la Cooperativa Perú como una práctica colectiva orientada a resolver su problema de vivienda.

Las ocupaciones se producen en todo tipo de inmuebles: viejas casonas, viejas fábricas, hospitales abandonados, estructuras de hormigón que las familias completan precariamente, bajos y linderos de autopistas. Desde el punto de vista de la situación de propiedad, se dan tanto en inmuebles privados como públicos.

- Las políticas.

Como consecuencia de la aplicación de las políticas de ajuste, el estado se desentiende en gran medida de la reproducción de los sectores populares y deja de subsidiar a los servicios urbanos básicos.

Se genera una situación paradójica: cuanto más imposible se torna para los sectores afectados por el ajuste recomponer y/o asegurar sus condiciones de reproducción, más quedan librados a sus propias capacidades. Podemos reconocer distintas etapas en este proceso tendencial.

Durante los primeros años de la transición democrática, el estado asumió una actitud tolerante hacia estas nuevas alternativas de asentamiento de los sectores populares.

Uno de los primeros indicadores normativos del reinicio de la etapa democrática en la ciudad de Buenos Aires fue la derogación de la ordenanza de radicación de villas de la dictadura y la aprobación, por unanimidad, de la ordenanza de radicación (OM 39.753 de 1984).

En este marco, desde el gobierno municipal y nacional se implementaron acciones, programas y normativas parciales, que tendieron a confluir con la demanda de los sectores populares. Pero muchas de estas iniciativas, en particular las que promovían la ejecución de viviendas de interés social, no llegaron a concretarse, y esta "ausencia" acompañó el clima de permisividad. Las ocupaciones de edificios avanzaron sin que se reconciera públicamente el problema social y, en consecuencia, sin la definición de políticas.

A comienzos de la década del '90, el novedoso fenómeno de las "casas tomadas" comienza a ser reconocido por algunos ámbitos públicos. A nivel municipal, la primer gestión justicialista impulsa algunas experiencias puntuales con población ocupante de inmuebles.

Así, desde el ámbito de la Secretaría de Planeamiento, se ejecuta el reciclaje de la Manzana de San Francisco (con dinero proveniente de financiación internacional), se continuan las obras del Recup- La Boca y se escritura en ocndominio entre la Municipalidad y una cooperativa de los ocupantes (Cooperativa San Telmo) el inmueble del Ex-Padelai, en el barrio San Telmo.

A medida que avanza la década del ´90, la dinámica de demanda del suelo urbano con las mejores condiciones de soporte y centralidad ejercida por sectores del capital concentrado entra en desigual competencia con la demanda de los ocupantes de edificios. Disminuye progresivamente la tolerancia hacia la ilegalidad que se expresa, a nivel nacional, en la modificación de los códigos civil y penal, (agravando las penas por usurpación, permitiendo desalojos sin sentencia y tipologizando el delito de instigación) así como la realización de un operativo ejemplar (desalojo de Bodegas Giol) que dan cuerpo a una tendencia a la expulsión, acompañada con campañas mediáticas de corte segregacionista. Clandestinidad, invasión, usurpación son las nuevas figuras para encuadrar las acciones de las familias ocupantes.

La postura institucional no es homogénea y se producen situaciones contradictorias en la acción de los distintos ámbitos estatales que van de la tolerancia a la intolerancia. En general, la política implementada ha sido la formulación de soluciones ad-hoc que han supuesto la erradicación de las familias de los ámbitos donde desarrollaban el conjunto de sus actividades de subsistencia, comenzando por las económicas. Por ello, muchas familias retornan luego de un tiempo a la ciudad, en condiciones más precarias que antes del desalojo y el problema continúa sin resolver.

La sanción de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, en cuyo proceso de formulación tuvieron un nivel de participación distintos grupos organizados en torno a demandas ciudadanas, entre ellas, las del hábitat; la elección directa de la totalidad de las autoridades del Gobierno de la Ciudad y el inicio de un incipiente proceso de descentralización marcan una nueva etapa en este proceso.

En el artículo 31 de la Constitución: "La Ciudad reconoce el derecho a una vivienda digna y a su habitat adecuado" y para ello "auspicia la incorporación de los inmuebles ociosos, promueve los planes autogestionados, la integración urbanística y social de los pobladores marginados, la recuperación de las viviendas precarias y la regularización dominial y catastral, con criterios de radicación definitiva. En lo que se refiere al modelo de gestión de las nuevas autoridades locales y el modo en que quedan comprendidos los grupos de sectores populares, parecerían perfilarse dos tendencias: i) un sector que privilegia exclusivamente la realización de negocios, lo que se traduce en la negativa a reconocer el fenómeno de las ocupaciones como problema social,y continúa enmarcándolo como "delito" (Secretarías de Gobierno, de Hacienda, Direccción de Inmuebles Municipales)ii) El otro sector (Comisión Municipal de la Vivienda, órgano competente para la definición de la política habitacional de la ciudad y Secretaría de Promoción Social), son proclives a desarrollar una perspectiva que traduzca en líneas de política los contenidos constitucionales, buscando genrar otro tipo de encuadre al problema habitacional de los sectores populares.5 En este contexto de políticas se inserta la propuesta de lregularización dominial de la Cooperativa Perú en un inmueble de propiedad municipal del barrio San Telmo.

- Las propuestas organizativas surgidas en ocupaciones.

La población llega a ocupar los inmuebles por variadas vías, en general, han desarrollado niveles incipientes de organización, vinculada con objetivos inmediatos de la convivencia cotidiana o medidas de carácter defensivo (enfrentar juicios de desalojo).

La coyuntura tolerante de los '80 también permitió el desarrollo de algunas organizaciones de "tomadores de inmuebles" así como asesorías legales centradas en la problemática del desalojo.

Un paso más allá, la experiencia de la Cooperativa San Telmo, nacida en la ocupación del Ex-Padelai, plantea el desarrollo de una organización con actitud propositiva frente al Estado, instalando la temática de la autogestión, la rechabilitación edilicia para sectores populares y el derecho a la ciudad.6 Sin embargo, esta línea presenta grandes dificultades para los grupos de sectores populares, pues plantea contradicciones importantes con el carácter que asumen las políticas nacionales, según fue descripto.7 A comienzos de los '90, como continuación de la experiencia del Ex-Padelai, retomando los contenidos de autogestión, derecho a la ciudad y confluencia de estrategias entre profesionales y población necesitada, se desarrolla una organización comunitaria de segundo grado, el Movimiento de Ocupantes e Inquilinos (MOI).

El MOI desarrolla una propuesta que impulsa la recuperación del patrimonio edilicio como eje de política de hábitat y vivienda en la ciudad; reivindicando la autogestión como herramienta de desarrollo de organización social con capacidad propositiva ante el Estado y generando alternativas de empleo y calificación entre sus destinatarios. La Cooperativa Perú es una práctica de organización colectiva de familias ocupantes que buscan la regularización dominial de un inmueble localizado en San Telmo, como parte del proceso organizativo del MOI.

Se trata de un proceso lento y complejo de constitución de una práctica colectiva instituyente que busca, socioespacialmente, plasmar la construcción de una "ciudad democrática".

- El barrio de San Telmo.

El Barrio de San Telmo (donde se localiza el Area de Preservación Histórica de la ciudad) se encuentra en el cordón sur de Capital Federal, donde el índice de necesidades básicas insatisfechas alcanza los valores más elevados (26,3%, distrito IV ) No obstante, su población es socialmente heterogénea: sectores de bajos recursos (residentes en hoteles-pensión y edificios ocupados) son aproximadamente un tercio de la misma, también viven sectores medios y un pequeño porcentaje de población de altos recursos, que localiza en el área actividades vinculadas al turismo y al impacto generado por el proyecto Puerto Madero.

Los roles urbanos del barrio están definidos por actividades de apoyatura al Area Central (localizada aproximadamente a 10 cuadras) y el desarrollo de actividades turísticas internacionales, apoyadas en la valoración del patrimonio histórico.

Parte del stock edilicio del Gobierno de la Ciudad, en desuso y en consecuente proceso de obsolecencia, o bien que fueron ocupados o cedidos en comodato a grupos de bajos recursos se localizan aquí, como el que habita la Cooperativa Perú.

En la década del ´80, el barrio de San Telmo se transforma en receptor de población de bajos recursos, como parte del fenómeno de las ocupaciones de edificios y también en escenario de desarrollo de experiencias con fuertes acentos de integración social: multisectoriales barriales, comisiones vecinales que impulsan proyectos concretos como la transformación de un centro de salud mental en uno polivalente y el ejemplo anteriormente mencionado del Ex-Padelai..

Estos proyectos conviven y compiten con otros intereses barriales: inmobiliarias que impulsan el cambio de normativas del Area de Preservación, anticuarios, dueños de restaurantes, actividades turísticas, etc..

A fines de la década del ´80 se realiza el Congreso Urbanístico de San Telmo como una propuesta del gobierno local para generar un presupuesto participativo que no prosperó.

Este Congreso, puso en escena a cuatro sectores barriales: i)los intereses inmobiliarios que querían la desaparicion del Area de Preservación, junto con los ocupantes; ii) los preservacionistas "de fachadas" que, desde el punta de vista humano-social, no se diferenciaban demasiado de los anteriores, pero que sí se diferenciaban en relación al proyecto físico del Area y que, vinculados a los intereses del San Telmo turístico (anticuarios, café-concert, gastrónomicos, etc), planteaban una cerrada actitud conservasionista; iii) los vecinos de sectores medios que habitan el barrio, que reivindicaban centralmente una actitud preservacionista, flexibilizando algunas normas que no modifiquen su carácter y mostraban cierta aceptabilidad a que el marco físico en el que vivían recepte inversiones de carácter social, que al tiempo que respondieran a sus demandas de habitat, mejoraran el valor de su propio patrimonio; iv) por último los ocupantes, que por primera vez tenian voz pública de la mano del Ex-Padelai, reivindicaban su propio proyecto y, enfrentándose tanto a las inmobiliarias, que para ellos tenian nombre y apellido (concejal Sersósimo de la UCD e inmobiliaria Vinelli) como a los "fachadistas," se enmarcaron de hecho en una perspectiva preservacionista, pero prioritariamente, de preservacion de la gente y luego de la máscara física.

Esto fue lo que quedó expuesto con claridad en el Congreso: los sectores, sus intereses y sus reivindicaciones.

Conforme avanza la década del ´90, en el barrio de San Telmo la dinámica socioespacial queda determinada por intereses socio económicos que rebasan a los que definían el juego de la escena barrial en las etapas anteriores. Esto es, el "pasaje" de Vinelli a IRSA, o sea de empresas de capital local centradas en la transacción inmobiliaria a empresas e intereses cuya lógica de realización de la ganancia se sustenta en el mercado de valores internacional (es decir que orientan sus inversiones a escala global) y que actúan localmente como inversoras inmobiliarias que, a su vez, operan directamente en todo el proceso de valorización del suelo urbano.

El Estado cumple un papel activo en esta transformación. Un caso paradigmático es la constitución de la Corporación Antiguo Puerto Madero SA en 1989, que marcó el comienzo de la revalorización de uno de los más importantes sectores urbanos creados por el Estado Nacional que, a través de un decreto presidencial, efectuó una significativa transferencia de recursos públicos a empresas privadas (las primeras acciones de los docks se vendieron a un promedio de U$S 150 dólares el metro cuadrado), generando y subsidiando un plan de desarrollo que plantea una situación de conflicto con sectores sociales radicados en su entorno, para los cuáles el gobierno municipal alega la inexistencia de recursos. Otros modelos posibles de desarrollo local, parecerían frustrarse en este proceso.8 - La casa de Perú.

La casa de la calle Perú es una construcción antigua de dos plantas, con habitaciones contiguas ubicadas sobre un largo pasillo descubierto que linda con la medianera del edificio vecino. La casa se encuentra ocupada desde mediados de la década del '80, pero la mayoría de las familias que la habitan actualmente ingresaron entre fines de los '80 y principios de los '90.

Se trata de 22 familias que suman un total de 96 personas. Son en su totalidad grupos familiares jóvenes, de los cuales el 41% (9) son familias numerosas (de más de 5 miembros) con hijos pequeños. El 56% de la población económicamente activa se encuentra ocupada, principalmente en el area de servicios personales (doméstico, limpieza, gastronomía, etc.) y en segundo lugar en oficios de la construcción.

La propuesta de la Cooperativa Perú, se orienta a la regularización dominial (venta del inmueble a las familias organizadas en cooperativa) con una operatoria física de rehabilitación edilicia, que posibilita a las familias cooperativas su integración urbanística y social al barrio de San Telmo, con criterio de radicación definitiva.

El Concejo Deliberante aprobó esta propuesta por unanimidad en diciembre de 1996, tras casi dos años de gestión. No obstante, el ejecutivo municipal la vetó, lo que puede interpretarse en el marco de las dos tendencias- y las relaciones de fuerzas- que coexisten en el interior del mismo. Este veto coincide con la reactivación de juicios de desalojo en otras propiedades que el municipio posee en San Telmo. Sin embargo, el ejecutivo municipal, no pudo dejar de reconocer la repsonsabilidad dle Gobierno de la Ciudad en la solución haibtacional de este grupo organizado compormetiéndose a la definición de una operatoria en Capital Federal a través del organismo competente (la Comisión Municipal de la Vivienda). En la actualidad, el Concejo Deliberante debe decidir al respecto.

2. Patrones de uso y sentidos atribuidos a la experiencia a través de los itinerarios.

El recorrido de la trayectoria habitacional de las familias va dibujando un mapa particular de sus experiencias en relación tanto a la ciudad de Buenos Aires como al Barrio de San Telmo y a la casa de Perú.

Pensando este mapa en términos de itinerarios, en el sentido de las experiencias y operaciones que van haciendo de cada uno de esos lugares particulares espacios vividos, nos aventuramos a sostener que el mismo resulta representativo de las experiencias habitacionales de los sectores populares en la ciudad de Buenos Aires, según ya fueron mencionados (Bellardi: 1994; Cuenya: 1988).

El primer trayecto es el que concluye en la llegada a la ciudad. La mayoría de los adultos de las familias residentes en la casa provienen de varias provincias -particularmente de Salta- y en distinta medida llegaron a la ciudad en la década del '80 en busca de mejores oportunidades de trabajo y calidad de vida.

Como se decía anteriormente, son variadas las razones que inducen a la gente a mudarse a la Capital, aunque en algunos casos guardan las esperanzas de volver a sus provincias algún día.

Las posibilidades que brinda la ciudad priman también por sobre las que se encuentran en el Gran Buenos Aires.

En primer lugar, las posibilidades laborales, aún si se trata de alternativas informales, son mucho más altas en la ciudad que en la periferia. Empleos temporarios, changas, servicio doméstico cuentan con mayor demanda. Por otro lado, los altísimos costos y tiempos de transporte, determinan que las familias busquen las maneras de minimizar sus gastos.

Además de las estadísticas esto puede vizualizarse en las experiencias de la gente.

Etelvina: Acá tenés todo, por ejemplo que a mí que me gusta trabajar. Si te vas a la provincia, tenés que ocupar más tiempo para viajar, por ejemplo dos horas de viaje son dos horas perdidas que eso no te lo van apagar. Hay que madrugar y más si hay calles de barro,allá no hay hospitales. Hay muchas cosas que te benefician aca y en la provincia no. Ya ese hecho me dan ganas de quedarme acá luchando, porque imagináte trabajar todo el dia, y encima el viaje, los chicos y la casa...y yo estoy sola.

A diferencia del conurbano, en la Capital Federal existen escuelas públicas de doble escolaridad y mayor cantidad de guarderías y jardines de infantes que permiten un mejor acceso e inserción de la mujer en el mercado laboral. La cantidad de hospitales y la calidad de los servicios de salud, aunque profundamente deteriorados por los efectos de la desregulación y el ajuste, subsisten en mejores condiciones que los de la provincia. Por otro lado, la ciudad cuenta con servicios e infraestructura urbana (red cloacal, gas y electricidad, trazado y asfalto de calles, etc.) que en zonas periféricas o bien están ausentes, o bien corren por cuenta de la población, sumándose a los gastos ya existentes.

La misma vecina relata: Etelvina: Por suerte yo tengo trabajo, los chicos van a la escuela y no tienen que viajar porque tienen la escuela a dos cuadras, y es una gran ventaja. Aunque llueva igual se van,vos sabés que con un paraguas ya está.

En contraposición a la valoración de la ciudad como ámbito de referencia, surgen en las entrevistas visiones altamente negativas de la vida en la provincia (el conurbano) basadas en experiencias personales o de familiares o conocidos. Estas se relacionan a la falta de infraestructura o también (y acentuado en los últimos años) a los problemas por falta de seguridad.

Etelvina: A veces pienso en mi hermana que vive en provincia y ella tiene que caminar cuatro cuadras para tomar el colectivo y cuando llueve no puede salir a trabajar por el barro que hay no se puede caminar. Ella vive en Laferrere, y tiene que estar parada en el medio de la ruta esperando el colectivo que a veces cuando llega ni para de lleno que viene.

Ana: Los chicos tienen más seguridad en Capital. En provincia siempre hay más peligro. Yo me vine a Capital porque mi hijo mayor empezaba la secundaria y yo escuché que a muchos chicos los tiraron del tren y yo no quería que mi hijo fuera uno de ellos. Fue más por un tema de seguridad.

Estos relatos construyen una imágen de la provincia teñida de una sensación de desamparo e inseguridad, que contribuye a resaltar la composición opuesta acerca de la ciudad. Así, resúmen tanto la "necesidad de ciudad" por las actividades que en ella pueden realizarse y la organización de la cotidianeidad (patrones de uso), como la alta valoración que de ella se tiene como espacio de seguridad, de trabajo y de educación de los hijos (sentidos atribuidos a la experiencia). Así la ciudad se instala como un ámbito privilegiado para resolver la vida cotidiana.

Un segundo itinerario va conformando el espacio particular del barrio dentro de la ciudad. La trayectoria de las familias hasta llegar a la casa de la calle Perú refleja representativamente las experiencias habitacionales de sectores populares en Buenos Aires tanto en las tipologías de vivienda (hoteles-pensión, inquilinatos, casas tomadas, alquileres) como en las areas de la ciudad en que éstas se encuentran localizadas.

Muchas de las familias llegaron a la casa tras un recorrido por distintos hoteles-pensión. Algunas de ellas relatan haber vivido en hoteles por lapsos de hasta 9 o 10 años, pagando por el alquiler de las piezas entre $350 y $400 mensuales y sometiéndose regímenes estrictos de horarios y restricción de visitas y juegos de los niños. En general las familias dejaron los hoteles por la creciente inestabilidad laboral que les impedía pagar regularmente o por el crecimiento del grupo familiar que ya no cabía en una habitación.

Otras familias alquilaban departamentos que se vieron obligadas a abandonar debido a los altos precios, el deterioro de sus salarios o a la dificultad para conseguir garantes.

En algunos casos, los menos, las familias provenían de otras casas tomadas. La experiencia de Walter, uno de los vecinos de la casa, resume todas estas modalidades de vivienda: Nosotros sabíamos alquilar. Después vivimos en hotel, pero nos pasamos a una casa ocupada de la calle Saavedra y Alsina.

Ahí vino un desalojo. Y bueno, cuando sabíamos que nos iban a sacar, nosotros ya nos habíamos acostumbrado y los hoteles no nos gustaban por los horarios que te ponen, no podés hacer bulla, no podés recibir un familiar y cuántas cosas. Entonces uno ya se había acostumbrado en ese ambiente a vivir así, en la casa de uno.

Estas experiencias variadas se localizaban en los barrios de Balvanera, Almagro, San Cristóbal y San Telmo, algunos de los barrios donde preferentemente se localizan los sectores populares y que fueron anteriormente caracterizados como áreas de deterioro físico y ambiental.

La circulación por los mismos barrios permite sostener algunos factores importantes de la vida cotidiana como la regularidad de los niños en la escuela, el acceso a los medios de transporte, la familiaridad con el centro de salud y con otras organizaciones o centros de fomento barriales y parroquias. Por otro lado, es en el ámbito del barrio donde se establecen relaciones con otros vecinos y se teje una red de comunicación a partir de la cual entrar en conocimiento de la ubicación y situación de distintas casas y hoteles y de la disponibilidad de habitaciones en las mismas.

Así, puede sostenerse que estos itinerarios por los distintos tipos de vivienda y por barrios de la ciudad que concluyen de manera común en la llegada a la casa, dibujan un mapa particular trazados por las experiencias de las familias que definen un espacio de prácticas y relaciones (patrones de uso) marcado por lazos de arraigo. (sentidos atribuidos a la experiencia).

Un tercer trayecto es el que va llevando a las familias por distintas habitaciones de la casa de Perú. Este trayecto permite acercarse a algunos de los mecanismos por medio de los cuales se originan las ocupaciones. Curiosamente, la mayor parte de las familias asegura haber cambiado hasta tres o cuatro veces de pieza dentro de la casa. Estas "mudanzas" se deben a varios motivos y son explicadas por los protagonistas de distinta manera, pero, para ser entendidas, requieren conocer cómo entraron las familias a la casa. En general, las familias toman directamente los inmuebles, "compran" o "alquilan" a terceros que lucran con esta situación o acceden a través de conexiones políticas barriales. Como se mencionó anteriormente, con excepción de uno o dos casos, las familias que hoy residen en la casa de Perú no lo hacían en el momento en que ésta fue originalmente ocupada sino que ingresaron a la misma varios años más tarde. En general, las familias compraron las piezas a sus ocupantes anteriores o las "heredaron" de ellos. De hecho, existe un sub-mercado informal de compra-venta de habitaciones en casas ocupadas (Cuenya: 1988; Rodríguez: 1996).

A través de conocidos, cada uno se enteraba de si había habitaciones disponibles: Walter: Antes de haber ido a Saavedra, yo ya había estado por acá porque conocía a alguna gente y yo venía a ver si se desocupaba algo, pero no había lugar.

Las piezas se compraban o se recibían de personas que ya no iban a utilizarlas o bien de aquéllos que, legitimados por el hecho de ser los que habían ocupado en un principio, "administraban" las habitaciones vacías de la casa para venderlas o alquilarlas. En algunos casos, hasta expulsaban a alguna familia para disponer de las piezas.

Leonor: La pieza me la dio este hombre que vivía en el fondo y era dueño...bah, no era dueño pero no había nadie viviendo en el fondo y él no las vendía pero dejaba que las ocupen. Esta otra pieza se la compramos a un pibe que le había comprado la pieza a otro. No me acuerdo cuánto nos salió, pero era bastante plata.

Los cambios de habitación, que generan el itinerario de las familias dentro de la casa misma, se debían a motivos variados: se desocupaban habitaciones más grandes o en mejores condiciones, se contaba con el dinero para comprar una pieza que estuviera mejor ubicada dentro de la casa, o que tuviera lugar para construir un baño privado, etc. Con el paso del tiempo, y a medida que iban conociéndose más y entablando relaciones, algunos vecinos relatan que en ciertos sectores de la casa, resolvían entre ellos a quién le tocaba cada habitación.

Silvia: Estando nosotros organizados, suponéte que yo tenía más familia, entendés? más chicos, me correspondía una pieza más grande, y aquéllas familias que tenían un solo chico les correspondía una pieza más chica.

Esta incipiente organización, aunque limitada a grupos específicos de familias que son identificados en relación a su distribución en los espacios de la casa ("los de arriba", "los del fondo"), genera la necesidad de determinación de algunos criterios colectivos para la asignación de los lugares o para ciertas tareas conjuntas que comienzan a plantearse.

El itinerario dentro de la casa incluye también la construcción de los espacios comunes. Por medio de estos mismos grupos de vecinos se realizaron refacciones de pasillos, tiradas de cables y arreglos de los baños compartidos.

Simón: También hicimos el baño, con azulejos, todo. Somos 5 familias que laburamos, y el bañito lo refaccionamos bien, porque tenemos una pileta grande así, y después tiene azulejos, piso también azulejado, lindo baño nos quedó.

En realidad lo íbamos a hacer entre todos, pero después había familias que estaban de acuerdo y otras que no. Así que hablamos entre nosotros, vimos cuánta plata hacía falta y lo hicimos. Es para uso nuestro. Pero ahora yo tiro otra onda que es arreglar aquel bañito que está adelante, que pongan la plata las familias que no pusieron para este y que lo arreglemos entre todos para que puedan usar todos este y aquel.

De todos modos, la determinación de criterios colectivos no siempre alcanzaba para organizar el mantenimiento de esos espacios comunes, lo que lleva a muchas personas decir que "el problema siempre es en la falta de limpieza" o "la música fuerte que siempre ponen en el patio".

Estos dos tipos de prácticas en relación al espacio (existencia de submercado y construcción de los espacios comunes) son modificadas por los niveles de organización alcanzados por las familias. Las incipientes acciones colectivas son progresivamente extendidas a todas las familias y las ventas de habitaciones y la correspondiente estructura de "administradores" es eventualmente interrumpida a medida que avanza el proceso organizativo formal de la cooperativa.

Algunas veces se asimila a la población ocupante con la que reside en hoteles pensión respecto de la representación de "transitoriedad" que atribuyen a su situación habitacional, lo que se vincula con la práctica real de rotación de piezas. Sin embargo, de las entrevistas realizadas surge que las familias tienen una actitud de "instalarse" en la casa. Conocer la posibilidad del desalojo no impide que se establezcan lazos de arraigo en la casa y en el barrio.

Los espacios comunes están fuertemente delimitados de las piezas o espacios privados. Como en la mayoría de los inmuebles ocupados, el tamaño de las habitaciones varía ampliamente determinando que algunas familias posean grandes ambientes mientras que otras se ven limitadas a piezas de 4 ó 5m2. La distribución y organización de los lugares adentro de las piezas como el arreglo de las mismas es un tema privado, aunque en muchos casos ha habido intercambios teniendo en cuenta los tamaños de las familias y también trabajo colectivo para las refacciones de paredes, pisos y membranas del techo. La delimitación de los espacios comunes de los privados se evidencia en la forma en que varios de los vecinos se expresan acerca de las relaciones que se mantienen allí.

Sergio: Para mí, las cosas son de la puerta de mi casa para adentro, no me gusta chusmear, andar de casa en casa.

Con el desarrollo de la cooperativa, las habitaciones de algunas familias (especialmente la de la presidenta), comenzaron a ser utilizadas como espacio de reuniones de la organización, diluyendo ese límite establecido entre espacios comunes y privados. Esta situación plantea la necesidad de contar con un espacio para la Cooperativa dentro de la casa, incoporando un nuevo elemento a la definición de los espacios comunes.

Junto a estas prácticas, o lo que hemos denominado "patrones de uso" del espacio de la casa, existe una fuerte representación en relación a lo que los espacios comunes o la casa misma significan, a lo que estos espacios "dicen" de la gente que los habita, es decir, los sentidos atribuidos a la experiencia de ese espacio.

En el marco de una reunión de la Cooperativa en la que se discutía qué mejoras físicas podían hacerse a la casa, varias personas demostraron su interés por arreglar la fachada del inmueble.

Silvia: yo cambiaría el frente, que es la parte más visible de todos nosotros. Yo empezaría por el frente, por la imagen porque pasa gente y lo que piensa...se aparenta mal.

Sergio: nos toman por malas personas. Cambiaría todo mejor. Mostrar que adentro no pasan cosas malas.

Durante las entrevistas, otras personas plantearon la misma inquietud: Jorge: Lo primero que hay que hacer, es cambiar toda la parte de adelante. Pintarlo y revocar todas las paredes que están caídas, para que vean que vive gente bien, para que parezca bien.

Pregunta: Y ahora que parece? Jorge: Ahora sabés qué? A mi no es que me parezca, es lo que piensa la demás gente.

En algunos casos, este mismo tipo de comentarios se refieren a los espacios comunes que están expuestos a la vista de amigos o familiares que visitan la casa y a lo que éstos pueden pensar al ver el estado del inmueble.

Esta preocupación por la "imagen" que la casa transmite a los demás sobre las familias que la habitan, pareciera en realidad, referirse a los sentidos que ellos mismos atribuyen al deterioro de la fachada. Estos sentidos se enmarcan en su experiencia en relación al discursos generalizado sobre las ocupaciones.

De hecho, las percepciones que atribuyen a la "gente que pasa" se condicen con las representaciones que muchos de ellos tenían sobre las casas tomadas con anterioridad a su entrada a la casa de Perú.

Sergio: Mucho no me agradaba vivir acá. Porque yo nunca estuve en una casa tomada. Yo he escuchado que en muchas casas tomadas hay gente que toma droga, y eso no me gustaba.

Pero tuve que agachar la cabeza y venirme.

Pregunta: Y qué pasó cuando viniste? Sergio: Vi gente que es buena. "Buena", en este contexto, es sinónimo de gente de trabajo. Esto es lo que la fachada de la casa debería decir de las familias que la habitan. Como relata otro entrevistado ante la pregunta de qué quiere decir con que "la gente es buena" : Simón: Que mayormente son todos laburantes, arriba trabajan, las chicas trabajan, todos tienen su trabajo, nadie anda...como te puedo decir, vagos o así.

Todas estas representaciones se relacionan con y responden a el discurso dominante que asimila "ocupantes" a diversos ilegalismos, evitando caracterizar a la ocupación de inmuebles como un fenómeno social extendido, producto de las condiciones estructurales y falta de políticas de vivienda discutidas al comienzo de este trabajo.

Los propios ocupantes de la casa de Perú participan en principio de este dicurso, cargando con la conciencia de su "ilegalidad", pero comienzan a contestarlo y transformarlo a partir de su propia experiencia y más sistemáticamente, a través de sus prácticas organizativas.

Simón: Antes había problemas porque había gente que molestaba a los demás, pero ahora está esto del MOI y las cosas están más calmadas. Ellos, bueno, son su vida de ellos, mientras que no hagan quilombo, ahora paró bastante, antes había un montón, venían a hacer asado ahí, quizás yo tenía que ir a laburar y estos estaban dale que dale. La música a todo lo que da, lo que pasa, que si quieren comer asado, pueden hacerlo en su pieza, porque acá hay mucha gente que tiene que trabajar y le molesta. Pero ahora ya no pasa, ahora puedo dormir tranquilo, antes tenía que ir a trabajar sin dormir. Ahora está todo más tranquilo, yo no me puedo quejar, y ahí empecé yo a hacer cosas, viste? Empecé a mentalizarme de otra manera, pero antes no, antes quería irme, no quería saber nada. Me quería ir, pero mi señora me dijo "no, para un cachito, hagamos un poco de nuestras cosas y esperemos un poco". Y nosotros así empezamos. Y yo, en la cooperativa estuve desde un principio, cuando se pagó la primera cuota yo pagué y todo así, ahí también empezó a cambiar mi mentalidad, antes no.

3- Producción social y construcción social del espacio urbano y prácticas de organización colectiva.

Las familias ocupantes desarrollaban algunas acciones en común, involucrando grupos por sectores de la casa (como poner en conocimiento de otras familias la existencia de habitaciones disponibles, decidir en elgunos casos las piezas que corresponderían a cada una, mejorar los espacios comunes como pasillos y baños). También había, en algunos casos, trabajo colectivo para la refacción de piezas. Esto supone la existencia de redes solidarias informales cuyas acciones están dirigidas hacia "adentro" de la casa y del grupo. En la clasificación propuesta, esto corresponde a los niveles de la "pieza" y la "casa".

Hacia el "afuera", que en nuestra clasificación corresponde a los niveles de "barrio" y "ciudad", la actitud de las familias consistía en pasar desapercibidos, diluyendo en la medida de lo posible, el estigma de "ocupantes". Esta actitud es recurrente en las familias ocupantes, y se ve posibilitada por la invisibilidad relativa de este fenómeno por comparación con villas o asentamientos (Rodríguez: 1996; Carman: 1994; Herzer y otros: 1997) Esta actitud se ve cuestionada en 1994 a partir de la inminencia de la ejecución de un desalojo por parte de la municipalidad. Ante esa situación, las familias se vieron en la necesidad de buscar apoyo externo y realizar acciones en común con el fin de no ser desalojadas.

En este contexto, las familias se relacionaron con el MOI y comenzaron un proceso de organización interna que les supuso, por una parte, dar continuidad y profundizar las prácticas comunes preexistentes y, por otra, quebrar otras prácticas fuertemente arraigadas que obstaculizaban su posibilidad de desarrollar acciones tendientes a mantener su residencia en la casa.9 Las redes solidarias informales que involucraban a ciertos grupos de familias dentro de la casa actuaron como posibilitantes del pasaje a un nuevo nivel de organización más amplio e involucrante para cuya concreción fue necesaria la participación de factores tales como la existencia de una situación límite (el peligro de desalojo) y la apertura hacia el "afuera" iniciando un proceso de interacción con otro actor que introduce nuevos elementos a esta dinámica grupal. Esto es, el desarrollo de una organización formal, la cooperativa, con un objetivo claramente definido, la regularización de su situación dominial10 .

Esto supone un salto cualitativo que va desde el "pasar desapercibidos" a asumir explícitamente su condición de ocupantes para transformarla, lo que implica el pasaje del objetivo de seguir "instalados" en la casa como ocupantes, a reivindicar su derecho ciudadano a la vivienda y la radicación en su ciudad y, más específicamente, en su barrio.

Creemos que este complejo salto, que implica una modificación en la práctica organizativa y un cambio en las disposiciones subjetivas, sólo es posible a partir de la inserción progresiva del grupo en una organización más amplia, con propuestas específicas que interpelan ámbitos más complejos (los niveles del barrio y la ciudad).

Es en estos niveles donde pueden plantearse estrategias políticas sobre los criterios de producción de la ciudad donde, en definitiva, se dirime la posibilidad de construir una solución habitacional cierta para las familias ocupantes. Como un factor significativo en este proceso, también se transforma la relación que las familias, a través de niveles crecientes de organización, sostienen con el Estado, y específicamente, con el Gobierno de la Ciudad.

Creemos que este pasaje, al reconocimiento explícito del problema y de la organziación social, es una condición necesaria para enfrentar la actual situación de competencia urbana que se menciona en la primera parte, con alguna probabilidad de éxito para las familias ocupantes.

Como planteábamos al principio de este trabajo, los itinerarios son condicionados por el mapa pero, a su vez, contribuyen a transformarlo. Hemos visto como la estructura socioeconómica de la ciudad, las políticas y los actores, la existencia de un parque habitacional desocupado en condiciones de deterioro, las características físico edilicias de este parque y su localización, condicionan los lugares por donde pueden desarrollarse las trayectorias. Pero esos itinerarios en los varios niveles (ciudad, barrio, casa, pieza), que desembocan en prácticas organizativas, van transformando esos lugares tornándolos espacios e intentando dibujar un nuevo mapa: el mapa de una ciudad democrática donde todos tienen derecho a vivir.

BIBLIOGRAFIA.

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de CERTEAU, M. (1988). "The practice of every day life" University if California Press. London.

CLICHEVSKY, N (1990). "Construcción y administración de la ciudad latinoamericana". IIED-GEL. Buenos Aires CUENYA, B. (1988). "Inquilinatos en la ciudad de Buenos Aires. Referentes teóricos e históricos y un estudio de caso en el barrio de Almagro" CEUR. Buenos Aires HERZER, H. (1996). "Hábitat popular, organizaciones territoriales y gobierno local en el Area Metropolitana de Buenos Aires. Análisis comparativo de dos estudios de caso". Documento de trabajo. Area de Estudios Urbanos. Instituto Gino Germani, UBA.

JEIFETZ, N (1993). "Ocupaciones de edificios y experiencia Padelai" Ponencia presentada al "Seminario Regional sobre fortalecimiento de la gestión comunitaria para el desarrollo de asentamientos precarios." CNUAH-HABITAT, Quito.

KEITH M., PILE S. (1993). Place and the politics of identity Routledge. London LOW, S. (1996). "Spatializing culture: the social production and constructionof public space in Costa Rica." American Ethnologist , nro 23, vol 4.

Procupez, V (1995). "Ladrillo por ladrillo. La construcción de identidad social en una cooperativa de vivienda". Tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Buenos Aires Rodríguez, C (1994). "Ocupantes precarios urbanos, su emergencia como actor social. El caso de la Cooperativa San Telmo". Ponencia presentada al XII Congreso Mundial de Sociología, ISA. Alemania.

Rodríguez, C (1996). "Vinculación entre organizaciones de sectores populares y el gobierno municipal: el caso de la Ex-AU3". Informe final, beca de iniciación UBACYT. Instituto Gino Germani, UBA.

NOTAS

1 Antrópologa. Facultad de Filosofía y Letras, UBA.

2 Socióloga. Instituto Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales. UBA

3 Los hoteles pensión sustituyen al inquilinato como modalidad de alquiler de piezas. Legalizados como hospedajes temporarios por la Ley 14.821/59, permiten a los propietarios maximizar sus ganancias, al quedar exceptuados del régimen de locación.

4 Según estimaciones con base en el Censo Nacional de 1991.

5 Por ejemplo, incipiente experiencia de mesa de concertación MOI-CMV-SPS, operatoria habitacional tendiente a la radicación de familias desalojadas en La Boca.

6 Se trataba de una experiencia de reciclaje para viviendas, equipamiento sociocomunitario y comercial de carácter autogestivo en el Barrio de San Telmo, que comienza a desarrollarse durante la gestión radical, por 1987, impulsada por una cooperativa de los propios ocupantes apoyada desde ámbitos no gubernamentales, de la Universidad de Buenos Aires y algunos sectores barriales y que la administración justicialista recibe como ordenanza aprobada por el H. Concejo Deliberante para realizar el reciclaje con recursos municipales, creando un condominio entre la Cooperativa y la Municipalidad de Buenos Aires. (Rodríguez: 1991)

7 En el caso del Ex-Padelai, las obras destinadas a la población residente en San Telmo nunca se ejecutaron. Aquí aparece tempranamente planteado el límite de la autogestión y el derecho a la ciudad , dado por los límites de los recursos propios y la capacidad organizativa de la población de bajos ingresos así como por las dificultades para "arrancarle" recursos al Estado en el marco de la competenecia urbana por suelo de alto valor para otros actores sociales.

8 Tal es el caso del Ex-Padelai, cuyas obras destinadas a la población residente en San Telmo nunca se ejecutaron. El proyecto no sólo involucraba a los destinatarios de las viviendas, sino también el complejo comercial de propiedad municipal, cuya modalidad de explotación debía definirse por ordenaza, contemplando la posibilidad de generar un "ente de desarrollo barrial" encargado de su explotación, que involucrara a diversas organizaciones barriales - Centro de Salud, Cooperadoras Escolares, etc, beneficiando a distintas demandas sociales barriales agregadas, en proceso de deterioro). (Jeifetz: 1993: Rodríguez: 1994)

9 Submercado de compra-venta de piezas, "ley del más fuerte", decisiones individuales sobre el destino de las piezas, la delimitación entre lo público y lo privado, al menos en referencia al tema de la vivienda, la estrategia de la "invisibilidad".

10 . La regularización de servicios (luz) que las familias efectúan desde 1995 por iniciativa de la empresa privatizada proveedora del mismo, actúa en parte, legitimando su situación y contribuyendo al proceso organizativo pero, además, tiene una contracara, las elevadas deudas y las condiciones de pago impuestas por la empresa, que se suman a la tasa del servicio y que ponen en peligro la capacidad de pago de las familias, para afrontar la compra del inmueble.

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