V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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V Congreso Nacional de Antropología Social
Antropología Urbana
Titulo de la Comunicación:

Los obreros y el valor del trabajo. Reflexiones sobre la subjetividad obrera en el ámbito de una fábrica metalúrgica de Capital Federal.

Autora: Virginia Lilián Manzano-Estudiante avanzada Cs. Antropológicas, UBA-

Introducción

La presente comunicación persigue el propósito de mostrar los primeros pasos de una investigación en curso (que pretendo culmine en mi tesis de licenciatura en Ciencias Antropológicas). Mediante dicha investigación intento acercarme a las representaciones de los obreros acerca del valor del trabajo en la actual sociedad argentina. Entendiendo, por otra parte, que estas representaciones son constitutivas de la subjetividad obrera, manifestándose en formaciones culturales especificas.

La actividad de 'trabajar', según se ha pensado desde múltiples enfoques, vertebra valores e identidades, tanto en el capitalismo, como en otras formaciones sociales. En la actualidad, 'el trabajo' se sitúa en el centro de diferentes expresiones y luchas sociales: La reforma laboral es para crear puestos de 'trabajo', sostiene el gobierno nacional. Gente de 'trabajo', es el slogan con el cual propagandiza las nuevas obras públicas el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Queremos 'trabajo', ha sido el grito de reclamo de los protagonistas de la mayoría de los levantamientos provinciales, como los recientemente acaecidos en Cutral Có (pcia. Neuquén) y en diversos pueblos de la provincia de Jujuy. En el ámbito internacional, según relatan los periódicos, la falta de 'trabajo' y el miedo a perderlo condicionaron los resultados electorales que le llevaron a Tony Blair del partido laborista al cargo de primer ministro británico, y a la izquierda liderada por Lionel Jospin a ocupar la mayoría parlamentaria en Francia.

En lo que respecta al quehacer académico no han sido menores las discusiones y las nuevas categorías formuladas para intentar analizar el lugar del trabajo en el capitalismo contemporáneo. En este sentido pueden resultar ilustrativas las posiciones de John Holloway por un lado, y André Gorz por otro. Mientras que el primero aduce que la actual crisis capitalista es producto del poder del trabajo, por lo tanto el capital utiliza trabajo muerto para contener al trabajo vivo. Para el segundo, las nuevas condiciones capitalistas marcan la perdida del poder del trabajo y el surgimiento de un gran sector de no-trabajadores/no-clase.1

Las distintas concepciones acerca del 'trabajo' tanto en lo que hace a la labor académica, como a las luchas sociales concretas, han estimulado en la Argentina una serie de estudios teóricos. No obstante, estos estudios, en su mayoría se han centrado en una de las consecuencias centrales del proceso de transformación social, o más precisamente de reconversión industrial, como es el tema de los desocupados y el aumento de la pobreza. En cambio, han sido pocos los estudios que intentaron abordar las transformaciones en la composición, los valores y las actitudes de los obreros que aún permanecen en la esfera de la producción. En este sentido, los estudios que intentaron dar cuenta del sector que aún permanece empleado, lo hicieron desde los aspectos formales: perfil de los nuevos puestos de trabajo, modelos de gestión, rol sindical, etc. Hasta el momento solamente una minoría analizó los cambios en la cultura obrera y en la subjetividad.2 Entonces, en base a la situación mencionada, el propósito de la investigación en curso se puede sintetizar por medio de las siguientes preguntas: ¿De que manera los cambios en la esfera productiva afectaron a las representaciones de los obreros, que aún permanecen empleados, acerca del valor del trabajo?. ¿Cómo se relaciona la historia de trabajo con las nuevas visiones sociales acerca del valor del trabajo?. ¿De que manera inciden las valoraciones acerca del trabajo en lo que hace a la toma de conocimiento de los obreros de su situación actual?, en otras palabras ¿Cómo se expresan estas valoraciones en la subjetividad obrera?.

La unidad de análisis seleccionada para intentar estudiar la problemática en cuestión está representada por los obreros de una fábrica metalúrgica de Capital Federal. Esta decisión obedece a que la metalúrgica ha sido una de las ramas más importantes para la acumulación capitalista de la segunda posguerra, a pesar de que en la actualidad se encuentre en un marcado retroceso en relación a otros sectores industriales. En este sentido, el gremio, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), ha gozado de un alto prestigio e influencia en la historia del movimiento obrero argentino.De este modo la pertenencia de los trabajadores ha dicho gremio ha suscitado interesantes formas culturales y actitudes acerca del valor del trabajo.

Definido el primer acercamiento a la temática por trabajar el resto de esta comunicación tratará de mostrar: Por un lado, la definición conceptual de la investigación en curso, en la cual aún me hallo trabajando. Por otro lado, se tratara de aplicar estos conceptos a los materiales provenientes de entrevistas realizadas a trabajadores de la metalúrgica mencionada anteriormente.

Subjetividad, clase y cultura como conceptos articuladores.

Varias disciplinas han venido trabajando a lo largo de este siglo sobre el concepto de subjetividad. El caso del psicoanálisis ha resultado paradigmático en este sentido. No obstante, el autor Anthony Elliott plantea que recientemente se ha comenzado a revalorar seriamente la idea de la subjetividad humana en su constitución reflexiva, conectandolá con el mundo social. Este autor plantea que el concepto de represión en Freud, designa un límite para la cognoscibilidad humana, pero a la vez el inconciente primario es la fuente de formas representativas e impulsos que constituyen la dimensión imaginaria de la subjetividad.3

A los fines de mi estudio esta postura puede iluminar interesantes aspectos vinculados a distintas formas de creación e imaginación obreras con respecto al trabajo. No obstante, los análisis de subjetividad obrera se han emparentado más allegadamente a los estudios de clases sociales. Estos estudios presentan una larga y controvertida historia en lo que hace al concepto de subjetividad.

Los estudios de clase fueron delineados por distintas tradiciones. En lo que respecta a la tradición marxista se ha suscitado un fuerte debate a lo largo de este siglo en relación a la tensión estructura/acción. En este sentido, resulta útil rescatar la formulación de clase del historiador marxista inglés Edward P. Thompson, ya que éste intenta superar la distinción estructura/acción. Para Thompson la clase es una formación histórica. En este sentido, la clase es entendida como un proceso activo que unifica sucesos dispares relativos a la conciencia y a la experiencia. Dentro de esta concepción es sumamente importante la categoría de experiencia, ya que ésta permite que los hombres se escubran en intereses similares, a la vez que identifican a otros hombres con intereses distintos y opuestos, según el mismo autor: "(...)La experiencia de clase está ampliamente determinada por las relaciones de producción en la que los hombres nacen, o en las que entran de manera involuntaria. La conciencia de clase es la forma en que se expresan esas experiencias en términos culturales, encarnadas en tradiciones, sistemas de valores, ideas y formas institucionales. Si bien la experiencia aparece como algo determinado, la conciencia de clase no lo está.(...)" (Thompsom: 1989, pag. 14).4 En base a estos planteos la experiencia permitiría a los obreros la construcción de conocimiento acerca de su lugar como clase social.

La cultura y la historia son sumamente importantes dentro de la obra de Thompson. En este sentido, al ser esta formulación útil a los fines de mi investigación en curso he considerado la necesidad de explicitar algún concepto de cultura posible a los fines del trabajo de tesis mencionado. Después de haber revisado distintos planteos teóricos acerca del concepto de cultura (Durham,E., 1984; García Canclini, N., 1984; Geertz, C., 1973.)5 me ha resultado interesante el que sostiene el profesor de origen británico Raymond Williams. Este autor considera que la cultura es un procesos social total en el que los hombres configuran y definen sus vidas. No obstante, este proceso se relaciona con distribuciones especificas de poder e influencia, por lo que se vuelve decisivo en su esquema de análisis incorporar el concepto de hegemonía. La hegemonía, es entendida dentro de este planteo, como un proceso de dominación y suboridnación que alude a expectativas y prácticas que al ser experimentadas por los sujetos parecen confirmarse y ser vividas como naturales. Sin embargo, la hegemonía no es un concepto abstracto, sino un proceso histórico, que para resultar efectivo debe recrearse, ampliarse y renovarse continuamente, a la vez que existen manifestación que escapan a la misma constituyéndose en contrahegemonía o hegemonía alternativa. Este planteo reconoce niveles entrelazados en la producción cultural hegemónica entre ellos: tradición selectiva, dominante, residual y emergente.6

El estudio de caso

Los trabajadores entrevistados pertenecen a una empresa metalúrgica de Capital Federal. Esta empresa, que en 1994 ha pasado a manos de una firma de origen chileno, cuenta en la actualidad con aproximadamente 150 trabajadores empleados. La producción central de esta empresa esta compuesta por caños de hidrobronz, y la colocación final del producto obtenido se realiza en el mercado interno, como así también en el de los países limítrofes, esencialmente Brasil. A partir del año 1994 se han comenzado a registrar en la fabrica profundas transformaciones, que permiten explicar el aumento de la productividad. Entre estas transformaciones se pueden mencionar: Incorporación de nuevas tecnologías, flexibilización del convenio colectivo de trabajo (en lo que hace a la contratación de personal y a la distribución de tareas) y la extensión de la jornada laboral.

La implicación de los trabajadores con estas nuevas modalidades de producción se efectuó/a por medio de distintos mecanismos7 . En primer lugar la condición básica para aceptar las nuevas modalidades ha sido la de mantener la fuente de trabajo. En segundo, lugar procesos culturales hegemónicos acentúan el valor del trabajo dentro la empresa, considerando a esta última como "una gran familia". En este sentido como sostienen algunos trabajadores entrevistados, la empresa decía: -Todos tenemos que trabajar duro por la calidad, porque sino nuestros productos no van a cumplir con los requisitos del ISO 9000. Entonces no vamos a poder exportar y a consecuencia tendremos que cerrar la fábrica.

Las entrevistas a trabajadores de mantenimiento de la fabrica, en su mayoría mayores de 35 años, por lo que se los denomina obreros 'viejos', y con estabilidad en la firma me han permitido indagar acerca de su situación en el proceso cultural hegemónico, en lo que respecta a sus representaciones acerca del valor del trabajo. En este sentido se han podido detectar dos ejes organizadores en sus comentarios: El oficio y el trabajo futuro (el trabajo de sus hijos).

'el oficio':

Estos obreros asocian el trabajo en la fabrica al dominio de un oficio. En este sentido el contar con un oficio determina las valoraciones acerca de su trabajo. Estas valoraciones son positivas y condicionan en gran parte su relación con distintos sectores, por ejemplo con la dirección de la empresa, así lo comentaba un obrero: Mirá a mi los de la empresa me respetan, yo no les doy confianza, todo depende de uno, tampoco me abuso, porque cuando uno maneja el oficio si te dan un trabajo que ellos saben y vos también , que se hace en una hora no se lo podés hacer en tres.

Otra relación que esta mediada por la valoración positiva del trabajo-oficio es la que estos trabajadores entablan con los obreros contratados: -Pobrecitos, otros que mienten para que les den la categoría son los muchachos que entran por agencia. Los pobres mienten que saben para que les den trabajo, después vienen a la fabrica y les tenemos que explicar todo, pero que le vamos hacer si decimos algo son capaces de echarlos y la calle está dura.

Finalmente, esta valoración positiva de su propio trabajo-oficio marca la relación con los jóvenes obreros (menores 30 años): O1: Estos son unos tontos, porque se quedan tomando mate con el jefe en hora de trabajo, bromean, todo así, pero cuando el jefe le dice que hagan cualquier trabajo, aunque sea el peor, lo tienen que hacer, porque sino el jefe los corre por el lado del amiguísimo. A parte los pobrecitos son troncos, el otro día uno subió a una grúa conmigo y cuando empezamos a elevarnos se asustó me abrazo y casi nos caemos los dos.

O2:Bueno pero la culpa es de la empresa que abandonó la preparación de estos chicos, más con las nuevas maquinas, les tendrían que enseñar.

O1: Si , aparte cuando la empresa tiene que hacer trabajos difíciles y sucios necesitan si o si llamar a los viejos como nosotros.

Las actitudes positivas hacia el trabajo, y particularmente hacia un trabajo que requiere de oficio pueden parecer residuales en esta nueva etapa. La defensa del oficio, puede constituirse en una práctica contrahegemónica, a la vez que como práctica puede ser absorbida por la empresa. En relación a esto último, según comentaban algunos obreros, la empresa insiste en terciar al sector de mantenimiento, de esta forma los trabajadores mantendrían su oficio pero dejarían de pertenecer a la firma. Por otro lado, la actitud y la valoración del trabajo de jóvenes y contratados, manifiesta un enfrentamiento con los primeros, y una protección hacia los segundos. Las diferentes representaciones acerca del trabajo, especialmente entre obreros jóvenes y viejos, podrían ser el resultado de una experiencia laboral profundamente fragmentada.

'El trabajo futuro, nuestros hijos':

Las representaciones acerca del valor del trabajo tambien se pueden rastrear en las aspiraciones de estos trabajadores con respecto al futuro de sus hijos. A propósito de esto un obrero, en una entrevista que se le hiciera tres años atrás, comentaba: -Ahora los chicos estudian más que antes , esta bien, yo prefiero que mis hijos estudien, y mientras yo pueda que no salgan a trabajar. El más grande está en la facultad, sigue Ciencias Económicas, a mi me hubiese gustado que siga Ingeniería, pero ya ves eligió eso y que le voy hacer, el tiene que hacer lo que le gusta.

Dos años más tarde, en otras entrevistas, las apreciaciones de algunos obreros en relación a la misma temática han sido las siguientes: -Estoy cansado porque ayer fui a la fiesta de graduación de mi hijo. Se recibió de técnico en telecomunicaciones. Esta bien que estudie, y que tenga suerte porque en esa área ahora estan pidiendo trabajo, no quiero que le pase lo que me pasó a mi, lo que que deseo es que no trabaje en un fábrica.

Otros obreros decían: O1: El hijo de este toca en ese grupo tropical KARICIAS.

O2:Vos te reís, pero mi hijo gana más que nosotros, estan sacando 800 pesos por fin de semana solo por tocar la guitarrita. A parte el grupo es medio famoso.

Comparando estas tres citas entre sí, creo que se pueden señalar algunos cambios en lo que repecta a las representaciones de estos trabajadores acerca del trabajo. En los dos primeros casos, continúa valorándose positivamente la necesidad de la educación para acceder a mejores trabajos. No obstante, en el primero de los casos, se piensa que los estudios deben dirigirse con el propósito de ocupar mejores puestos dentro de la industria, por lo tanto se puede suponer que existe una representación favorable del trabajo industrial. A diferencia del primero, en el segundo caso se valoran positivamente furturos trabajos que se liguen a las áreas de circulación de información, esferas de trabajo que en la actualidad gozan de prestigio social (llamativamente las relacionadas a los medios de comunicación), a consecuencia se valorizan negativamente los trabajos ligados a la industria.

En el tercer caso, la educación para acceder a mejores condiciones de vida y el trabajo en la fabrica carecen de importancia. El trabajo dejaría de ser un factor de progreso y éxito, priorizando salidas individuales, y en cierta medida azarosas.

Las representaciones de los obreros hacia el trabajo futuro, marcado por las aspiraciones en relación a la vida de sus hijos constituyen fuerzas emergentes dentro del actual proceso cultural hegemónico. Este nivel emergente permite señalar aquellas pautas dominantes que configuran los valores culturales en la actualidad.

A modo de conclusión

En esta comunicación han tenido más peso aquellos aspectos vinculados a la formulación teórica de la investigación en curso. No obstante, mediante el estudio de caso se pueden estimar algunas conclusiones aún precarias. Las representaciones de los obreros acerca del valor del trabajo parecerían estar experimentando una profunda transformación. En este sentido, influyen en esta transformación los cambios acaecidos en la esfera productiva en particular, como así también los generados en la sociedad argentina en su conjunto. Por otra parte la experiencia laboral fragmentada se expresa en el plano de subjetividad obrera.Finalmente, mediante el cumplimiento de los objetivos trazados en mi tesis de licenciatura, pretendo contribuir a los incipientes estudios sobre las clases sociales en el capitalismo contemporáneo.

NOTAS

1 Holloway, John: Marxismo, Estado y Capital. La crisis como expresión del poder del trabajo: De. Tierra del Fuego: Buenos Aire, 1994. y Gorz, André: Adiós al Proletariado (más allá del socialismo): De. Imago Mundi: Buenos Aires, 1989.

2 Véase: Martínez, Oscar: Pensando la reconversión:Cuadernos del CIPES: Buenos Aires, 1994; Revista Realidad Económica nros. 134 y 139; Publicación del encuentro: "Reconversión y movimiento obrero"-Martínez, Oscar y Ximenez, Daniel (coordinadores). En lo que hace a los pocos estudios sobre cultura obrera y subjetividad se pueden consultar: Battistini, Osvaldo y Dinerstein, Ana Cecilia: Desocupados, precarizados y estables: Alienación y subjetividad del trabajo, en Realidad económica Nº 134: Buenos Aires, agosto/septiembre 1995, pág.21-40. y Pozzi, Pablo, Schneider, Alejandro y Wlosko, Miriam: Cambio social y cultura laboral en Argentina (1983-1993), en Taller: Buenos Aires, julio 1996, pag. 57-105.

3 Elliott, Anthony: Teoría social y psicoanálisis en transición. Sujeto y sociedad de Freud a Kristeva.: De. Amorrortu: Buenos Aires, 1995.

4 Thompson, Edward: La formación de la clase obrera en Inglaterra: De. Crítica: Barcelona, 1980 (de traducción al castellano 1989).

5 Durham, Eunice: "Cultura e ideología", en Gimenez Montiel, G. (de): La teoría y el análisis de la cultura: SEP-COMESCO-Universidad de Guadalajara: Mexico, 1984; García Canclini, Néstor: Cursos y Conferencias, 3: SEUBE, FFYL, UBA: Buenos Aires, 1984; Geertz, Clifford: La interpretación de las culturas: De. Gedisa : Barcelona, 1973.

6 Williams, Raymod: Marxismo y literatura: De. Península: Barcelona, 1980. y Sarlo, Beatriz: Raymond Williams y Richard Hoggart: Sobre cultura y sociedad, en Punto de vista Nº 6: Buenos Aires, 1979.

7 En torno a la discusión de reconversión industrial pueden consultarse: Laborgne, Danielle y Lipietz, Alain: "Ideas falsas y cuestiones abiertas sobre el posfordismo", en Doxxa, Nº 11/12: Buenos Aires, 1994, pag. 32-40.; Coriat, Benjamín: Pensar al revés: De. Siglo XXI: Madrid, 1992.

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