V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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LOS POBRES Y EL PROCESO DE PRODUCCION DE LA CIUDAD.

Lic. Carlos González Villar*
Proyecto POBUR - Programa PISPAD - Secretaría de Investigación - Facultad de Humani-dades y Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Misiones.

1. LA FRAGMENTACION SOCIAL.

La política económica asentada en el modelo neoliberal, implica un proceso de polarización creciente, que re-estructura, transforma y proyecta a la sociedad actual en términos de inclusión/exclusión. La sostenida exclusión de los sectores más pobres y la decadencia de los beneficios provistos por el sistema de políticas sociales, potencian los problemas de desigualdad y marginalidad derivados de los cambios regresivos en la distribución del ingreso. Estos ámbitos tienden a ser lentamente abandonados por el Estado, fragmentándose los conflictos y las demandas; privatizándose los espacios públicos; atomizándose el campo social y político. También se generan transformaciones en el plano de las disposiciones, es decir, en las visiones del mundo, en las valoraciones y en las categorías de percepción y de acción. La fragmentación es una de las caras de la denominada "explosión de lo social", entendida como multiplicación y como incremento de la complejidad, ruptura de la unidad, pero no como muerte de lo social.

El campo político-institucional, tanto a nivel local como nacional, está regido por la lógica de la llamada modernización política, que básicamente consiste en una especialización de las instituciones, separándolas de los actores y propuestas sociales. Correlativamente, se da un fuerte impulso a la despolitización de las organizaciones y movimientos sociales, como reacción frente a un sistema de partidos que se muestra inoperante para representar intereses sociales (Offe 1992). La modernización del Estado profundiza los resultados socialmente excluyentes del modelo económico. De allí la contradicción entre proceso de democratización del régimen político y proceso de modernización, políticamente excluyente. El régimen político parece derivar hacia la formación de mercados políticos con predominio de particularismos, sin que se incluyan mecanismos de integración. Se asiste a un creciente proceso de separación del Estado con respecto a la sociedad, circunstancia que no permite hablar de una supuesta "neutralidad del Estado" sino que por el contrario, reafirma su carácter articulador de la dependencia y refuerza su aspecto de aparato de dominación y control (Baño 1990: 105): para el mantenimiento de una democracia formal, necesariamente se debe aumentar el grado de coerción.1 Las transformaciones que caracterizan el nuevo escenario social, obliga a los actores a buscar nuevas alternativas; a replantear sus estrategias reproductivas, perfilando renovados estilos de vida. El momento histórico exige de los individuos y de las familias, frente a las situaciones de crisis cotidiana, respuestas urgentes y creativas. Aparecen así, nuevas formas de acción, relación y representación; se aceleran los cambios culturales y se genera una demanda creciente de instancias integradoras donde articular las necesidades reales y simbólicas (no satisfechas) de amplios sectores de la sociedad. En este contexto, algunos autores ya hablan de la Cultura de la Urgencia, como expresión de un nuevo modelo de socialización que se ha formado y desarrollado progresivamente, imponiéndose hoy en día como una alternativa obligada (Pedrazzini y Magaly Sanchez 1990) y que se expresa, como uno de sus posibles modos, a través de la ilegalidad y la violencia (Camacho 1990).

En el contexto de las ciudades, el llamado "espacio urbano" refiere a un espacio construido. El crecimiento complejiza los conflictos y las demandas, generando reordenamientos que expresan y objetivan el poder de cada fracción social en relación al derecho y uso de la tierra urbana. La ausencia de políticas claras impide dar solución a la multiplicidad de problemáticas y reclamos que surgen día a día; también, indica crisis de las ideas sobre el desarrollo de la ciudad. La reproducción y transformación del espacio urbano es un proceso social y no resultado de un programa de urbanismo.

Los grupos sociales van construyendo cotidianamente el habitar, a partir de la apropiación del espacio y de la territorialización de los procesos sociales. La trama social se objetiva en lo espacial, y se fortalece en su actuar sobre el hábitat: el residir en un barrio permite pertenecer al mismo, así como organizarse para mejorar las condiciones de vida de todos los que viven en él. Los habitantes de los barrios tienden a nuclearse en torno a los problemas comunes inmediatos, a veces más allá de las diferencias, constituyendo una de las bases de la movilización; los reclamos o demandas puntuales articulan prácticas colectivas, tanto informales como formales, que permiten dar respuesta a necesidades privadas como públicas (más allá del accionar del gobierno local). Por tanto, las posibilidades de estos movimientos barriales dependerán del proceso de constitución de las acciones colectivas, del proceso de formación y consolidación del barrio, y de la coyuntura socio-política que los incluye. En este interjuego de poderes, los ordenamientos espaciales se traducen/interpretan como "signos" constitutivos de los grupos, sus identidades y sus posibilidades de organización política, en un momento histórico atravesado por las múltiples transformaciones que impone el modelo de desarrollo hegemónico.

2.LA CIUDAD DE POSADAS (Pcia de Misiones-República Argentina).

La ciudad de Posadas se organiza sobre un promontorio que se eleva a 115 m sobre el nivel del mar. Los elementos históricos de valoración del paisaje original benefician a Posadas por las condiciones de sitio y posición excepcionales en el Alto Paraná. Como modo de intercambio y comunicación a los 27¼ 23í de latitud sur y 55¼ 54í de longitud oeste, forma parte de la unidad ambiental de los campos del área sur de Misiones (República Argentina) y se asocia a un área de suaves colinas que, diseñando un eje en dirección noreste-suroeste, vertebra las mayores alturas, coincidentes con las curvas de 115 m, 125 m y mogotes aislados a modo de ínsulas de 135 m y 145 m de altura sobre el nivel del mar.

Posadas, se constituyó como Municipio en 1872 a partir de una primera mensura y parcelamiento, del poblado que hasta entonces había crecido espontáneamente. Un año después se delimitó el Casco Urbano, y las zonas aledañas se dividieron en "chacras". Poblado el Casco Céntrico, la ciudad creció por loteo y venta de las parcelas: en principio hacia el norte y luego, hacia el sur y parcialmente hacia el oeste. Al convertirse en Capital del Territorio Nacional de Misiones (1882), se transformó en el núcleo urbano más importante de la región. Su situación jurídica, sumada a la estratégica ubicación geográfica, hicieron que creciera rápidamente y se transformara en un centro administrativo y de servicios regionales, foco relevante de actividades mercantiles que se canalizaban a través de la Aduana2 , importante recaudadora de impuestos3 .

El Censo de Población del Territorio de 1931 delimitaba la localización de la población: la mitad en el Casco Céntrico (13 por 14 manzanas de lado), mientras el resto de habitantes se asentaban en los barrios adyacentes al puerto. Alrededor del año 1957, las mayores densidades de población se alcanzaban en las zonas costeras de la ciudad: las zonas más densamente pobladas eran las márgenes este y norte del río Paraná, aledañas al Casco Céntrico. Hacia 1970 la ciudad se expandió de manera significativa: a partir del núcleo céntrico fueron ocupándose amplios espacios, aunque sin consolidar totalmente su urbanización. Paralelamente, el crecimiento comercial y financiero del microcentro produjo desplazamientos de los sectores de mayores ingresos hacia nuevos lugares de residencia, proceso que se visualizó más claramente en la década siguiente. Por su parte, la población de escasos recursos ubicada en la franja costera saturó primero los espacios aledaños a la zona céntrica, extendiéndose luego hacia el sur de la ciudad. Esta configuración se mantuvo vigente en cierta medida hasta los años í90, si bien incrementando las densidades de población en cada punto y con las modificaciones resultantes de dos procesos de notoria incidencia sobre la organización del espacio urbano: el desplazamiento o relocalización4 de algunos sectores de población y la ocupación del espacio oeste.

La crisis del sector agrario, iniciada a mediados de la década del sesenta, derivó en la intensificación de la emigración rural hacia la ciudad capital (González Villar 1995). Empero, a diferencia de lo ocurrido en anteriores períodos -en los que el asentamiento en Posadas constituía por lo general tan sólo una etapa en la emigración hacia los centros urbanos metropolitanos-, las condiciones socioeconómicas del país determinaron, a partir de finales de los setenta, que una parte sustancial de esos emigrantes permanecieran en Posadas. Así, la ciudad duplicó el número de sus habitantes en el lapso de dos décadas, generándose en el proceso un cinturón antes inexistente de asentamientos urbanos precarios, cuyos habitantes se incorporaron mayoritariamente en un segmento del mercado laboral, caracterizado por situaciones de precariedad, ilegalidad e informalidad: trabajo a destajo, tareas ocasionales (changas), en negro y cuentapropismo.

El crecimiento poblacional más elevado en Posadas se registra entre los años 1960 y 1980: los Censos Nacionales indican que en ese período el número de habitantes prácticamente se duplica y es cuando: "Posadas adquirió un Cinturón de asentamientos espontáneos del que carecía hasta ese entonces" (Bartolomé 1985:75). Posadas en el Censo de 1991 registró 222.715 habitantes, manteniendo una tasa de crecimiento muy alta en relación con otras localidades del interior.

La ciudad de Posadas todavía no cuenta con instalación de gas natural, y sólo una pequeña parte del ejido urbano está cubierto por el sistema de desagYes cloacales; asimismo el número de calles asfaltadas es proporcionalmente muy reducido. Luz eléctrica5 y agua potable si bien alcanzan una mayor cobertura poblacional, son también deficitarios. Es por todo ello que la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación, considera a la ciudad de Posadas como una de las capitales de provincia con menor desarrollo relativo de infraestructura y servicios básicos.

La ciudad ha sufrido un conjunto de transformaciones en los últimos veinte años que pueden ser atribuidas a: -la prolongada crisis del sector agrario de Misiones; -el crecimiento vertiginoso de su población, producto de saldos migratorios positivos; -el impacto de las grandes obras de infraestructura (Puente Encarnación-Posadas; embalse de la represa de Yacyretá y plan de relocalizaciones, etc.)6 ; -las políticas de integración fronteriza (Mercosur) y las asimetrías comerciales con Paraguay; -el impacto específico de las políticas de ajuste (Pacto Fiscal) y descentralización en una ciudad capital, de una provincia periférica (Evers 1985), asiento de la burocracia estatal.

En los últimos años asistimos a un proceso de reestructuración del país y la región, como consecuencia de la hegemonía neoliberal y los planes de ajuste fiscal. Los "costos regionales" y las políticas de integración incrementan las asimetrías comerciales e industriales con Brasil y Paraguay, provocando la inviabilidad de ciertas industrias (terciado y laminado), reducción de las actividades comerciales (cierre de comercios) y concentración en rubros básicos (alimentos). La reestructuración del mercado de trabajo y los cambios ocurridos en la ocupación, han favorecido la multiplicación de las situaciones de precariedad y subempleo empeorando, en términos relativos, las condiciones de vida de los sectores sociales más vulnerables.

El ajuste, llegado de la mano del Plan Fiscal (I y II) ha supuesto la fragmentación de las acciones públicas7 y privadas, así como la descentralización de las acciones territoriales, municipales y regionales8 ; se evidencian así, las tensiones e incertidumbres de las políticas de modernización del estado. A nivel local, se produce un desfasaje entre las políticas globales de descentralización y los recursos genuinos con que cuenta el Municipio para afirmar su gestión de gobierno y proyectar el futuro de la ciudad.

(*) Estimación propia a octubre de 1996.

FUENTE: POBUR 1996.

La ciudad continúa creciendo, pero la falta de recursos imposibilita generar un desarrollo urbano integrado9 . En este sentido, el aumento demográfico -vegetativo y migratorio- producido en los últimos años, generó la ocupación de las tierras, en forma legal o espontánea, por parte de un conjunto poblacional de diverso origen y pertenencia socioeconómica. Así, los procesos urbanos -en este caso Posadas- aparecen caracterizados por la redistribución y reordenamiento en el espacio, de sectores sociales que se enfrentan y luchan desigualmente por su ocupación. La dinámica social y su cristalización en las formas de organización del espacio permiten sostener que: "...la diferenciación social se traduce en reordenamientos espaciales de las fracciones que componen una sociedad; reordenamientos que ponen de manifiesto la existencia de tales fracciones sociales, las que se apropian de los espacios y los convierten en atributos de clase. La segregación espacial constituye una signo que expresa las diferencias distinguiendo los sectores sociales". (Pobur: 1989:240).

3. LOS PROCESOS URBANOS.

En el marco de los limitaciones histórico-estructurales, el proceso de configuración socio-espacial o de producción de la ciudad es el resultado de la interacción entre distintos actores o fracciones sociales localizadas en un territorio delimitado. Interacción que dependerá del poder diferencial que los agentes ponen en juego para decidir su localización residencial. De esta manera, se produce lo urbano, tanto lo planificado (mediante zonificación y/o planes de ordenamiento) como lo no planificado (invasión y construcción de asentamientos ilegales y/o bolsones de pobreza). "El espacio urbano está estructurado, o sea, no se organiza al azar y los procesos sociales que se refieren a él expresan especificándolos los determinismos de cada tipo y de cada período de la organización social" (Castells, 1985: 141).

En general, en una sociedad regida por las leyes del mercado, el espacio urbano se compra y vende como cualquier otra mercancía, de modo que su propiedad es, en principio, función de su precio y del poder adquisitivo de cada individuo o fracción social. La diferenciación social se traduce en reordenamientos espaciales que ponen empíricamente de manifiesto la existencia práctica de tales fracciones, las que se apropian de los espacios y los convierten en atributos de clase, en signos que expresan las diferencias. Los procesos de segregación urbana10 (Castells 1985) no ocurren de forma mecánica produciendo un ordenamiento de los grupos sociales en gradiente. La jerarquización del espacio y su marca distintiva, el precio, dependen de complejos procesos socio-urbanos, independientemente del deseo de sus habitantes o de los planes de desarrollo urbano (cuando existen).

Los grupos sociales van construyendo el habitar, a partir de la apropiación del espacio y de la espacialidad de los procesos sociales. La trama social se constituye desde lo espacial, y se fortalece en su actuar sobre el contexto: el residir en un barrio, permite pertenecer al mismo, así como organizarse para mejorar las condiciones de vida de todos los que viven en él. Los reclamos o demandas puntuales articularán prácticas grupales para dar respuesta a necesidades, tanto privadas como públicas, ejerciendo de este modo el derecho al espacio urbano.

El proceso de apropiación, ocupación, significación y segregación del espacio urbano, por parte de distintas fracciones sociales, resulta de la discontinuidad y el conflicto entre las clases de una sociedad a la vez que los manifiesta. En este sentido, la orientación de las políticas de ordenamiento y las obras encaradas por el Estado (que no son neutras) pueden favorecer o perjudicar sensiblemente a una u otra fracción social, influyendo en la valorización o depreciación de los lugares en que residen.

El proceso de constitución de la ciudad de Posadas, implicó la objetivación en el espacio del conjunto de relaciones sociales definidas por el funcionamiento de la formación histórica regional (Jaume y otros 1995). La historia de la ciudad -la configuración de su trama actual- refleja la capacidad de apropiación de cada una de las fracciones sociales presentes: una vieja burguesía agro comercial que se instaló originariamente en el Casco Céntrico; las clases medias, conformadas por pequeños comerciantes, profesionales y empleados públicos, que ocuparon los alrededores del centro; y los ísectores popularesí recreando sus espacios ísucios y pobresí hacia la franja costera, pero instalándose también en los intersticios dejados por las otras clases. Fuera del centro, el resto del ejido urbano estuvo sujeto a procesos de ocupación/valorización/desplazamiento de unas fracciones sociales por otras.

La distribución de las actividades económicas, servicios, infraestructura básica, propiedad y precio de la tierra, y las características ambientales, tal como son definidas desde las pautas y valores dominantes, determinan, en parte, las preferencias habitacionales; de todos modos, es el nivel de ingresos de cada sector social el que define hasta donde es posible alcanzar la ubicación espacial aspirada. Estos factores en conjunto son los que permiten explicar la distribución de los diferentes sectores y su inserción específica en el ambiente urbano de la ciudad. Los procesos sociales se objetivan en el espacio; se caracterizan por la redistribución y reordenamiento permanente de ese "espacio construido", en el cual los diferentes sectores socio-urbanos se enfrentan y luchan desigualmente por su ocupación.

La pobreza urbana no es simplemente cuestión de ingreso individual o necesidades básicas insatisfechas. En el caso latinoamericano, forma parte de la organización espacial y física de las ciudades. Las situaciones concretas, expresadas a través del crecimiento de los asentamientos carenciados, representan la proletarización, la expoliación11 de una parte importante de la masa de población urbana. Esta exclusión de los pobres del acceso a ingresos, vivienda digna y servicios públicos adecuados, ha dado origen a lo que Janice Perlman (1976) denominó el mito de la marginación.

Mediante formas coyunturales de ítransaccióní se efectiviza el asentamiento de los pobres en carácter de ocupantes sobre tierras fiscales o privadas (desocupadas); con el crecimiento urbano la valorización del espacio se traduce en presión de otros sectores que termina por desplazarlos hacia lugares periféricos. Sin embargo, se trata de desplazamientos y no de expulsión, en tanto su fuerza de trabajo resulta imprescindible para el conjunto de las actividades de la ciudad. El proceso de urbanización, ha ido generando un corrimiento de los antiguos asentamientos carenciados (bolsones de pobreza) ubicados en las zonas más cercanas al centro; los remanentes permanecen ocupando terrenos muy desvalorizados (bajos, inundables, contaminados). En Posadas, la disponibilidad de tierras hacia la periferia, ha generado un proceso permanente de ocupación/ ampliación de las zonas residenciales.

Los bolsones de pobreza siguen el modelo del frente pionero colonizador: se localizan en áreas nuevas, poco valorizadas; áreas carentes de servicios y, generalmente, alejadas y escasamente comunicadas. En realidad, en el contexto de la ciudad de Posadas, los pobres se han articulado como cuñas de penetración, "colonizando" terrenos despoblados, desocupados, donde instalaron su precaria vivienda. Pero, el poblamiento de un área, conlleva el surgimiento de una serie de necesidades planteadas por los nuevos residentes, principalmente en lo que hace a los servicios urbanos y comunitarios. El ciclo se completa con la extensión de estos servicios y la consecuente valorización de las tierras; el eslabón final implica el desplazamiento forzoso de los bolsones de pobreza, desencadenado por procesos de invasión/segregación por parte de los sectores medios.

Indudablemente, no existe un mercado de la tierra y la vivienda único e integrado, dedicado a las familias de bajos ingresos y en el que las asignaciones se determinen en atención a las necesidades y las posibilidades de pago; en vez de ello, existe un gran número de demandantes/oferentes fragmentados y localizados, y que no siempre cuentan con el dinero necesario como para ÒcomprarÓ un lote urbano. La expansión del frente pionero genera la primera ocupación, y luego comienzan a llegar otros pobladores atraídos por la disponibilidad de espacio ÒdeshabitadoÓ donde localizar una vivienda. Los bolsones de pobreza se van estableciendo, así, a través de relaciones sociales entre los primeros habitantes; el asentamiento subsiguiente depende también de que se tengan ciertas relaciones con los moradores que ya están ahí. Por otra parte, las familias pobres optan por residir cerca de amigos o parientes, quienes no sólo pueden informar acerca de la disponibilidad de espacio o vivienda, sino que pueden ayudar a conseguir trabajo o auxiliar en momentos de urgencia12 . Es frecuente encontrar en los "nuevos asentamientos", conjuntos de unidades residenciales que reproducen la pauta residencial de la familia extensa, aunque en términos domésticos (organización de las tareas, presupuesto, toma de decisiones) sean definibles como hogares nucleares independientes. Las redes de parentesco funcionan, principalmente entre los migrantes rurales, como vínculos a través de los cuales se obtiene información sobre la posibilidad de localizarse en un barrio; otras veces, es el pariente que ya reside en Posadas, quien consigue la/las vivienda/das para el/los pariente/tes que viene/nen del interior hacia la capital. Es así, que muchos barrios congregan no sólo familias extensas, sino personas provenientes de la misma localidad: las redes de información también funcionan entre amigos y dinamizan las cadenas de movilidad.

4. PROCESOS DE SEGREGACION URBANA

Las condiciones de vida de los pobres urbanos, dependen no sólo de sus inserciones ocupacionales y las fuentes de ingresos, sino también de su distribución y articulación en los procesos socio-urbanos a nivel local. Por ejemplo, la llegada en los últimos años de migrantes proletarizados generó la ocupación de las tierras desvalorizadas, en forma legal o espontánea, por parte de un conjunto poblacional de diverso origen y pertenencia socioeconómica.

Los mapas ecosociales (Villasante 1994: 31) nos permiten reconocer áreas residenciales -unas más homogéneas que otras- con características medio ambientales, jurídicas y habitacionales desiguales, que dan idea de la composición social interna de cada una de ellas. Las dispares condiciones materiales de vida de los distintos sectores que constituyen la sociedad posadeña, se traducen en objetivaciones espaciales diferenciales y diferenciables. Pero, si bien éstos son distinguidos por un conjunto de atributos visibles (lugar de asentamiento, calidad de la vivienda, etc.), son además significados en el plano de las representaciones colectivas, en tanto estilos de habitar la ciudad (Díaz Orueta 1995).

Es así como el espacio físico, las condiciones de existencia, son transmutadas en símbolos que expresan, sin más, las diferencias sociales inscriptas en el plano objetivo: ÒEs, pues, como si los sistemas simbólicos estuvieran destinados (...) a desempeñar una función social de asociación y de disociación y, más precisamente, a expresar las separaciones diferenciales que definen a la estructura de una sociedad como sistema de significaciones, arrancando a los elementos constitutivos de la estructura, grupos o individuos, de la insignificanciaÓ (Bourdieu 1969: 90).

La localización de los asentamientos pobres o carenciados de la ciudad responde, de este modo, a un proceso histórico de objetivación de las "distancias" (Castells 1991: 90) existentes entre los diferentes sectores sociales. La hipótesis de segregación urbana, se correlaciona con el análisis de tres modalidades empíricas de segregación espacial; modalidades condicionadas y/o limitadas por la ubicación de la vivienda y la accesibilidad a la propiedad de la tierra.

1. a nivel de la vivienda, siguiendo la lógica de la precariedad en la periferia (las zonas bajas, inundables), y el aburguesamiento en el centro urbano (las zonas altas).

2. a nivel de la distribución de la infraestructura, los servicios y el equipamiento urbano: conjuntos barriales carenciados, conjuntos barriales muy equipados.

3. a nivel de la accesibilidad al transporte urbano de pasajeros.

Así entendida, la segregación espacial implica desigualdades en relación a las oportunidades sociales y económicas asociadas a la localización de la vivienda, objetivando de este modo las distancias estructurales existentes entre las clases sociales urbanas13 y su capacidad organizativa.

El proceso histórico de constitución de la ciudad, evidencia cómo las condiciones físicas del entorno natural determinaron el primer asentamiento de población y éste condicionó todo el crecimiento urbano posterior. Hoy, los lugares con servicios y transporte son los más codiciados y, por tanto, los más densamente poblados y de mayor costo. Así, la tierra urbana adquiere su valor en función de su acceso a oportunidades económicas y a la disponibilidad de servicios. Los bolsones de pobreza se acomodan a esta situación invadiendo nuevos espacios a medida que son desplazados, más o menos compulsivamente de los lugares que el propio crecimiento valoriza14 . Los pobres ocupan los lugares menos favorecidos de la ciudad, aquéllos más alejados, aislados o con problemas físicos que dificultan su instalación (inundables, con pronunciadas pendientes, totalmente pedregosos, sin saneamiento) y que por tanto carecen prácticamente de ÒvalorÓ. En ocasiones, la alternativa de asentamiento son las escasas tierras fiscales remanentes. Estos terrenos se saturan en pocas décadas y los nuevos ocupantes se instalan en los intersticios, subdividiendo el espacio hasta alcanzar niveles extremos de hacinamiento. En algunos casos más favorables los vecinos se organizan, luchan y consiguen la extensión de algunos servicios básicos: luz eléctrica, canillas públicas, una sala de primeros auxilios; pero puede darse que el lugar mejore su posición relativa en la trama urbana y entonces, se intensifiquen las presiones de otros sectores de mayor nivel de ingresos para desplazar a los pobladores iniciales. Otras veces, el simple crecimiento urbano produce el mismo efecto: la llegada de los servicios y el pavimento encarece los impuestos municipales tornándolos demasiado gravosos para la mayoría de los residentes de bajos ingresos, que terminan por mal vender sus precarias viviendas y trasladándose a otros lugares alejados, donde nuevamente carecerán de servicios, infraestructura, escuelas y transporte.

De todo este proceso resultan, en la ciudad de Posadas, dos zonas claramente recortadas: la de mayor densidad de viviendas, cubierta por servicios, donde la tierra es muy costosa, en la que habitan los sectores de ingresos altos y medios y en la que no se registran asentamientos pobres importantes y, la periferia que se constituye prácticamente como un cordón continuo de pobladores en asentamientos precarios, disputando la ocupación del espacio con otros sectores sociales: sujeto a procesos de ocupación/ valorización/desplazamiento/segregación/diferencia-ción de unas fracciones sociales por otras15 . El crecimiento y expansión de la urbanización ha significado un desplazamiento permanente de los asentamientos carenciados, empujándolos hacia los márgenes: ya quedan muy pocos bolsones en las áreas próximas al centro (salvo las zonas de afectación e inundación del embalse de Yacyretá). La ocupación ilegal e informal, se produce fundamentalmente en áreas descubiertas y poco valorizadas: en los últimos años, el crecimiento se produjo fundamentalmente en el eje sudoeste de la ciudad, el menos poblado hasta principio de los noventa.

5.LOS BARRIOS CARENCIADOS.

Los agrupamientos espaciales juegan un papel importante en la construcción de los modelos culturales de identidad simbólica y de interacción social. En este sentido, la territorialidad es un factor fundamental en la construcción de identidades, un factor que agrupa y separa, que permite discriminar y distinguir. El crecimiento urbano entonces, no es un simple proceso de expansión espacial o incremento demográfico, sino que implica un proceso correlativo de complejización/heterogeneización social, al que no son ajenos los procesos de invasión (ocupación de un espacio por un determinado grupo social) apropiación y segregación (Castells 1985:140-141)."El espacio se define una y otra vez según la coyuntura de la dinámica social." (Castells 1985: 216).

El proceso de desarrollo urbano de la ciudad, como marco histórico, como "estructura de oportunidad política" (Villasante 1994: 32), permite localizar a los barrios pobres en aquellos espacios segregados y discriminados (Castells 1991: 91) por el resto de los sectores sociales. Estos íespacios distinguidosí, los bolsones de pobreza, o espacios de residencia de los pobres o marginales son los loci en donde se concentra la carencia en su grado máximo, sin por ello desconocer que existen ípobresí que no habitan en villas miseria; éstos mismos individuos/familias pueden, en otro momento, residir fuera de una villa o incluso fuera de la ciudad en el medio rural16 y, por tanto, la representatividad de la población discriminada será limitada. Los bolsones de pobreza no son unidades cerradas y sus habitantes se ven sujetos a procesos contradictorios de movilidad social, ocupacional y geográfica.

La distancia entre los estilos de vida entre los pobres y los no pobres es enorme; también es enorme la disparidad de poder entre los dos grupos y entre la relación que ambos mantienen con los procesos de administración municipal y de elaboración de políticas. El habitante urbano pobre vive al margen de la ley. Su vida no es sino una continua ilegalidad, mientras que la elite urbana dicta las leyes y determina las penas por su incumplimiento. Por ejemplo: -los pobres no poseen la tenencia legal de sus lotes y casas, o carecen de los documentos legales para probarlo.

-la ubicación y la estructura de sus casas infringen las leyes de planificación y de construcción.

-los servicios que obtienen pueden ser ilegales: tomas ilegales de agua y electricidad, -el trabajo se encuentran también dentro de la ilegalidad: trabajo informal, en negro, underground, que no cumple con las exigencias de legislación laboral mínima.

- sus hijos no van a la escuela en forma regular y comienzan a trabajar desde muy temprana edad.

-muchos son migrantes extranjeros que se encuentran en una situación de ilegalidad (no poseen documentos ni residencia).

La democracia formal y los mecanismos autoritarios de control impuestos por el nuevo modelo de organización y gestión política, no impiden que los procesos socioculturales urbanos hagan emerger nuevas legitimidades sociales17 . Lo cotidiano se va imponiendo frente a la inacción y/o inercia estatal, a tal punto que termina por ser reconocido y aceptado: la vivienda popular se la ha reconocido sin legalizarla, pero dotándola de servicios básicos de infraestructura18 , electricidad19 ,etc. Sin embargo este reconocimiento se limita a un dejar hacer o un dejar invadir y no a una legalización real, a una formalización, a pesar de que las autoridades reconocen y legitiman al barrio carenciado como categoría administrativa o estadística.

Desde los estudios acerca de la marginalidad de pobreza, se ha planteado que la situación de escasez debería provocar la búsqueda de soluciones colectivas para enfrentar carencias compartidas: ya sea a través de la dinamización del carácter instrumental de las relaciones de reciprocidad (Lomnitz 1974), y/o de mecanismos asociativos y autogestionarios (Logiudice 1994). Sin embargo, en los últimos años, encontramos que la organización y lucha de los sectores carenciados se ha limitado a expresiones puntuales referidas a reinvindicaciones en relación a los servicios colectivos urbanos. Podríamos decir que en el plano doméstico de la reproducción es donde se concentran los mecanismos de resistencia ante la crisis, mientras que el plano colectivo se caracteriza por la falta de respuestas participativas y organizadas autónomamente que busquen enfrentar el conjunto de sus necesidades. Dentro del marco de limitaciones que impone la crisis, se despliegan una gama de prácticas colectivas no organizadas, que van desde aquellas más estructuradas en forma de redes o conjuntos de acción (reivindicaciones urbanas) hasta acciones puntuales para enfrentar emergencias (inundaciones, relocalización forzada, expulsión de las tierras, etc.).

Sin embargo, en los barrios de la ciudad de Posadas, son muy pocos los casos en los que encontramos organizaciones activas que agrupen a la mayoría de los vecinos. En el caso de algunos conglomerados, la organización estuvo dinamizada, fundamentalmente, por la posibilidad de acceder a la tenencia de la tierra. Este objetivo, que en el fondo implica el logro de un lote propio, generó y mantiene aún hoy un cierto grado de auto-organización barrial. En los otros barrios, los intentos participativos han ido debilitándose poco a poco. Por un lado, las problemáticas referidas a las carencias de servicios urbanos (luz, agua, saneamiento ambiental, etc.), aunque refieren a necesidades sentidas por la población, no han permitido generar organizaciones más o menos estables. En el caso de los barrios "pioneros", nos encontramos con acciones puntuales, coyunturales, que aunque desarrollan una lucha reivindicativa, no permiten acumular experiencias y aprendizajes organizativos: se agotan en la solución de la demanda que motivó el nucleamiento. Refieren a organizaciones extremadamente flexibles, escasamente institucionalizadas, cuyos protagonistas están sometidos a procesos de crisis y de emergencia permanentes.

El tener que relacionarse con organismos o instituciones estatales, implica una suerte de activación de relaciones clientelísticas, o la generación de las mismas. En estos casos, existe un nexo barrial y un nexo extrabarrial. La personalización de las relaciones clientelares, las expectativas recíprocas que se generan (apoyo político por un lado, recursos económicos desde el otro) impiden el sostenimiento de la red horizontal a nivel barrial; contrariamente, activa procesos de diferenciación interna. Algunos informantes han reconocido la necesidad de contar con estos recursos externos, al momento de solicitar la intervención de organismos de servicios públicos; conocen la lógica político-clientelística que predomina en las Instituciones. Justamente, las relaciones clientelares terminan extendiéndose al contexto barrial, y los actores sociales dependen del nexo o persona que tiene "la conexión", "que conoce al funcionario", etc. En este sentido, se replican internamente modelos verticales, autoritarios y de dependencia hacia una o unas pocas personas que aparecen como los "gestores", "los encargados", "los que hacen", mientras el resto de los vecinos esperan a ver cómo aquellos consiguen las cosas.

El hecho de compartir una problemática común, el ser vecino de un barrio, se expresa en eventuales prácticas autogestionarias o reivindicativas para enfrentar una urgencia. De todos modos el desarrollo organizativo está limitado estructuralmente por el carácter burocrático, piramidal y dependiente de las organizaciones en relación con los partidos políticos; por su relación con el Estado, marcada por el paternalismo y el clientelismo; y por un inmediatismo, marcado en la solución de problemas puntuales (vivienda, servicios, etc.)20 . Principalmente, el clientelismo político partidista, tiende a impedir el desarrollo de una activa y creativa participación21 . El perfil de los dirigentes barriales, si bien es democrático en el mecanismo de designación no lo es en su actuación: caudillesco, autoritario y particularista (recordando al buen patrón). Las alternativas que generan los pobres, tienen sus propias formas organizativas: débiles, no desarrolladas y no directamente políticas. Estas formas organizativas reproducen, refuncionalizadas, las instituciones existentes, la asamblea, la representación y la delegación.

En la ciudad de Posadas, por Ordenanza Municipal, los barrios (fundamentalmente los asentamientos carenciados) poseen Organos de representación de los intereses y necesidades de su población: las Comisiones Vecinales. En los últimos años, estas organizaciones, teóricamente autogestionarias, han visto diluir su operatividad. Las manipulaciones y controles ejercidos por la Dirección de Asuntos Barriales y la fragmentación del campo barrial, han convertido a estas instancias de representación y participación, en meros órganos formales cooptados por alguna minoría política. Los intentos desde los diferentes ámbitos estatales de acción comunitaria (el Programa de Alfabetización, Atención Primaria de la Salud; Programa de Atención Materno Infantil, de Comedores Comunitarios) realizan acciones puntuales (principalmente a partir de redes clientelísticas montadas ad hoc) sin demasiada coordinación y/o amplitud (Sintes 94). Por otra parte, los encargados, responsables de la promoción y acción comunitaria, logran sostener su posición en tanto constituyen apoyos/mediaciones (articuladores) dentro de clientelas externas al barrio.

Paralelamente a esta crisis general de participación y organización, surgen acciones grupales que refieren a otro tipo de procesos: ocupación de tierras y formación de nuevos asentamientos; auto organización y lucha frente a las acciones concretas de relocalización efectuadas por la Entidad Binacional Yacyretá22 . También, por la influencia de Instituciones (Cáritas) u ONGís surgen organizaciones Pro-Tierra, que en algunos casos han conseguido la regularización de la tenencia de los lotes individuales o la financiación de planes de desarrollo habitacional. Los llamados "movimientos religiosos" (tanto dentro de la Iglesia católica, como dentro del protestantismo) ofrecen y propugnan, principalmente entre los pobres urbanos, la recuperación de ciertos valores "comunalistas" de salvación frente al deterioro creciente de la calidad de vida de estos sectores (Krautstofl 1994).

Estos movimientos, que no encuentran las formas de expresión en el sistema político, configurarían una sumatoria de cuestiones parciales que se refleja en la constitución de una cultura política específica. Se trata fundamentalmente, de sujetos sociales que exigen la satisfacción de sus necesidades básicas: algunas expresan un movimiento centrífugo (bandas) otras, se harían cargo de regenerar centrípetamente la trama solidaria. Surgen así acciones políticas en los espacios en donde el estado no basta; tales prácticas pueden ser consideradas en muchos casos como complementarias y no siempre alternativas a la acción del Estado23 , esto es, como factor de orden y no como factor subversivo de caos. El nuevo modelo de acción colectiva está basado en una multiplicidad de pequeñas organizaciones, con demandas puntuales, tanto de calidad de vida, de supervivencia como de sectores desplazados por el ajuste estructural. El papel de los actores adquiere importancia en la articulación y desarrollo de estas luchas, destacándose las representaciones que estos sujetos elaboran alrededor de la interacción de sus prácticas; en suma los aprendizajes y las nuevas disposiciones internalizadas.

6. LA INFORMALIDAD POLITICA

El contexto de la ciudad de Posadas, evidencia las contradicciones de la coyuntura: por un lado, la fragmentación y atomización del espacio social y por otro, la búsqueda de formas de organización grupal para resolver la subsistencia cotidiana y mejorar las condiciones de los asentamientos en los que residen. La autonomía de estos espacios de creación cultural implica un proceso permanente de diferenciación social, pese a la globalización de pautas impuestas por los medios de comunicación. La especificidad del contexto local y regional y la particularidad de los impactos transformativos que impone el nuevo modelo de desarrollo, imprimen características particulares a estos procesos culturales urbanos; procesos analizados en los últimos tiempos para el caso de las grandes metrópolis capitalinas, pero poco descriptos en el turbulento contexto de las ciudades interiores de mediano rango24 .

La sociedad fragmentada es la base social de la democracia formal, restringida. De todos modos, al mismo tiempo que existen estrategias de fragmentación desde el poder (construcción de minorías incomunicadas), existen también estrategias de democratización desde las bases. Así, como en la informalidad económica existe la búsqueda de mecanismos alternativos para la supervivencia personal o familiar, en la política hay desarrollo de opciones para presionar y obtener del Estado beneficios que de otra manera no se obtendrían. Los movimientos reivindicatorios urbanos configuran una sumatoria de cuestiones que se reflejan en la constitución de una cultura política bastante específica. Como se ha descrito, se trata de actores sociales que exigen la satisfacción de sus necesidades urbanas básicas. La informalidad se refleja en el desarrollo de determinadas acciones colectivas y estructuras sociales, paralelas a los parámetros institucionales sancionados por la costumbre o por la legislación positiva. Se expresa como una tendencia a la anarquización de la vida colectiva, en la que el descontento y las aspiraciones masivas organizadas ceden el puesto a manifestaciones individuales o grupales relativamente desordenadas y erráticas, que expresan la desobediencia contra normas sociales de convivencia, o manifiestan un descontento difuso contra el orden social, sin que se señalen de manera relativamente precisa sus fuentes, se articulen las normas deseadas y se asuman las medidas colectivas acordes con los objetivos de la movilización. De esta manera se despolitiza la acción, aunque la población sea potencialmente movilizable en torno a los derechos que otorga el habitar urbano. No es, pues, exclusivamente un situarse al margen o por fuera de estructuras e instituciones tradicionales. "Así como en la economía ha surgido un sector formal de autosubsistencia, en la política ha surgido un espacio informal de movilización en donde es practicada una subpolítica" (Jacobi 1991: 111).

Los mecanismos de exclusión llevan a que grandes sectores de población vivan en un orden social cuya reproducción cultural ya no está asegurada por los mecanismos redistributivos del Estado de Bienestar: violencia, aislamiento, falta de solidaridad y humillación son aspectos característicos de esta cotidianeidad, que se ve reforzada y justificada por las políticas de ajuste y el concepto neoliberal de sociedad. Los grupos de pobladores de los barrios organizan y constituyen ensayos de sistemas de supervivencia, formas alternativas, espontáneas, convulsivas, coyunturales, de organización del trabajo y de la vida doméstica y comunal, que a veces pueden ser considerados como espacios democráticos o escuelas auto-educativas de nueva democracia o de una nueva sociedad; o como fermentos de caos, de desorden, de desintegración (las bandas juveniles).

En el caso de los barrios pobres, existen acciones comunitarias de apoyo a la reproducción doméstica definidas por un conjunto de intercambios no lucrativos y expresadas en iniciativas que van desde las reivindicativas y/o solidarias espontáneas, hasta las acciones colectivas más estructuradas y que dan lugar a la constitución de organizaciones de base autónomas (cooperativas y/o organizaciones multipropósito). En la cotidianeidad de la situación de carencia se constituyen lazos, relaciones, asociaciones, organizaciones, para resolver las necesidades presentes en el hogar o los problemas barriales, a través de acciones colectivas de solidaridad vecinal. Estas prácticas grupales se gestan, se forman y se consolidan muchas veces con un carácter informal y pasajero (acciones reivindicativas), mientras que otras logran permanecer y lograr cierta capacidad auto-organizativa derivada hacia diferentes problemas e iniciativas.

Indudablemente, la estabilidad residencial, es la que asegura la construcción de vínculos más o menos permanentes: retícula desde donde se estructura la acción y la identidad, la solidaridad y la organización. En el caso de los bolsones de pobreza de la ciudad de Posadas, podemos enunciar que la presencia de organizaciones estables se correlaciona con la estabilidad residencial, o con la posibilidad de obtener (ya sea vía crédito, subsidio, donación, posesión veinteañal) la tenencia de la tierra. Las acciones reivindicativas, en cambio, se reducen a la expresión de las demandas frente a las instituciones estatales, movilizando a un amplio espectro de personas sin distinción política. Son movilizaciones producidas por un problema en particular que no deviene necesariamente en una organización auto-gestionaria estructurada.

La proximidad habitacional y las carencias infraestructurales compartidas generan iniciativas asociativas, con el fin de demandar colectivamente las soluciones. Más allá de las diferencias culturales, políticas e ideológicas, de las distintas posibilidades económicas, y de la fragmentación del campo socio-barrial, los habitantes de los barrios tienden a nuclearse en torno a los problemas comunes inmediatos. Cuanto más grande es un conglomerado barrial, menor posibilidad de constituir un colectivo único: las organizaciones priorizan las relaciones rizomáticas existentes (el parentesco, la amistad, la vecindad, etc.). La cercanía territorial es la que define la problemática convocante, es la que permite activar los vínculos solidarios (parentesco, amistad). Un patrón de asentamiento disperso o lineal, no siempre asegura la coordinación de acciones, tendiendo a constituir organizaciones faccionales.

Las redes asociativas que utilizan canales no institucionalizados, al mismo tiempo que estructuran sus demandas, van encontrando formas de acción para expresarlas y se constituyen como agentes colectivos (grupo o categoría social)25 . En este sentido, la heterogeneidad (de personas, de intereses, de significados, de formas de acción y organización) caracteriza a estos agregados reunidos, inicialmente, para resolver demandas o reivindicaciones puntuales, limitadas, específicas, locales: la asociación puede virtualmente disolverse una vez alcanzado el objetivo inicial o desaparecer por tener cubierta su expectativa manifiesta, o bien continuar hacia formas más o menos institucionalizadas de la acción corporativa (organización/movimiento). El análisis de estas prácticas, rescata el sentido dado por los propios sujetos, así como permite interpretar su inserción en el contexto socio-político y su desarrollo en el tiempo y el espacio urbano. Más allá de aceptar el carácter efímero de las organizaciones/ movimientos26 , a las que no debemos confundir con el tejido asociativo, hay que reconocer que los sectores populares adquieren experiencia y aprenden.

Kowarick reconoce que entre las condiciones materiales de vida y la acción de grupos, categorías o clases, hay todo un proceso de producción de experiencias que no está, de antemano, tejido en la tela de las determinaciones estructurales (1991:85). De todos modos, cuando analizamos las diferentes modalidades organizativas, observamos que la lucha por la tierra urbana, no sólo expresa, sino que es vivida por la propia población como "la verdadera lucha", "la más importante". En aquellos bolsones en donde existe la posibilidad de obtener la tenencia permanente de la tierra, las organizaciones son más permanentes y estables y, principalmente, más inclusivas. Por otra parte, la experiencia solidaria, logrado el objetivo esperado, fortalece la capacidad organizativa, incluso para promover acciones reivindicativas multipropósito. El éxito de algunas organizaciones barriales dentro del contexto de la ciudad de Posadas, ha significado por un lado, la posibilidad de mejorar y estabilizar las condiciones de vida de sus pobladores (o de un sector importante de ellos), obteniendo la regularización de la tenencia de la tierra, planes de construcción de vivienda, servicios comunitarios, etc.27 . Pero, ésto también ha provocado que se convirtieran en "ejemplares" utilizados políticamente por los funcionarios de turno28 , que dinamizan la inyección de recursos para mantener a esos barrios bajo su éjida.

Los procesos organizativos de los pobres urbanos, deben ser captados como hechos que implican prácticas dirigidas a lograr un mejoramiento de la calidad de vida (reivin-dicaciones) y deben ser interpretados como nuevas formas de hacer política29 . Procesos complejos y conflictivos que implican pluralidad de voces y miradas. En este despliegue temporal, en esta secuencia de hechos más o menos contradictoria, se va constituyendo la identidad colectiva, en tanto interacción comunicativa entre agentes y colectivos sociales articulados en torno a determinados símbolos, prácticas cotidianas, horizontes y metas sociales (Villasante 1994).

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NOTAS

* Director del Proyecto Pobur, Programa Pispad (Conv UNaM-Conicet). Secretaría de Investigación - FHCS - UNaM .

1 Pero a diferencia de los regímenes militares autoritarios de las décadas del 60 y 70, no se utiliza directamente la fuerza física para aumentar la coerción. En los nuevos regímenes democráticos, la función de coerción la desarrollarán los mecanismos del mercado: polarización económica, concentración del poder económico-político y exclusión.

2 El río Paraná es frontera internacional entre Paraguay y Argentina. Frente a Posadas se encuentra situada la ciudad de Encarnación (el 3¼ centro urbano de su país), con la que siempre se han mantenido relaciones de intercambio. La apertura del Puente Internacional que une a ambas orillas (1990) ha significado un incremento relativo de las diferentes modalidades de integración económico-social.

3 La construcción del ferrocarril en 1912, otorga un nuevo impulso económico a la ciudad, facilitando la exportación de productos regionales y estableciendo al mismo tiempo un vínculo más orgánico con el país. La integración se completa al año siguiente con la inauguración del Ferry-Boat que une Posadas con la ciudad de Encarnación., Paraguay.

4 Parte de la población asentada en zonas a ser inundadas por la Represa Hidroeléctrica de Yacyretá fue relocalizada en complejos habitacionales localizados en otras zonas de la ciudad. El traslado estuvo a cargo de la Entidad Binacional.

5 Es el más extendido de los servicios urbanos básicos. No obstante, sólo ha alcanzado a los asentamientos carenciados en años recientes, en buena medida por las limitaciones burocráticas que impedían solicitar la conexión sin título de posesión del dominio, o al menos con contrato de locación. Por otra parte, la Empresa de Energía Eléctrica ha implementado un plan de PILARES COMPARTIDOS, por el cual se autoriza a un grupo de usuarios la conexión a través de un sólo pilar con medidor (lo cual reduce los costos de conexión), debiendo aparecer un responsable como titular de la cuenta. No obstante el crecimiento absoluto de conexiones domiciliarias, la cobertura relativa no ha superado el 77,5% del total de viviendas del municipio.

6 El Puente Internacional Posadas-Encarnación, habilitado en 1990, ha generado un proceso acelerado de cambio en ambas ciudades cabeceras. De particular importancia por la magnitud de sus impactos socioeconómicos, son los monumentales emprendimientos hidroeléctricos que se desarrollan en la región, entre los que se destacan la Represa de Yacyretá, actualmente en construcción, y el proyecto para la futura represa argentino-paraguaya de Corpus. La Represa de Yacyretá se localiza a 90 Km al sur de Posadas, mientras que la de Corpus se situará a sólo 16 Km al norte de la ciudad. Resulta de particular importancia señalar que la Represa de Yacyretá, además de los impactos propios de una obra de esta magnitud, inundará el 17 % del ejido urbano de Posadas, obligando a la relocalización de cerca de 22.000 personas (según el Censo realizado en 1979), la mayoría de los cuales se recluta en el sector de los pobres urbanos. De todos modos, sucesivas demoras en la ejecución de las Obras Complementarias de la Represa, han provocado ciertos desajustes en el desarrollo urbano de Posadas: desde hace veinte años, el escenario futuro de la ciudad, depende de la realización de las obras por parte de la Entidad. De todos modos, la Comisión Intersectorial creada por la Municipalidad en 1996, continúa reclamando el cumplimiento de las obras pendientes debido a los trastornos que genera en el Plan de desarrollo de la ciudad, "declarando su voluntad inclaudicable de reclamar y exigir ante las autoridades nacionales y binacionales por el cumplimiento de los derechos de la ciudad y sus habitantes" (Diario El Territorio, 29/4/96, pp 16).

7 Offe (1990).

8 El análisis de las determinaciones y condicionamiento de las dinámica social en el capitalismo periférico, indica que lo que una descentralización puede modificar es apenas la distribución territorial de la administración del poder en el ámbito de un determinado territorio nacional; por consiguiente, lo que no puede provocar de por si, es la transformación de las bases económicas, políticas e ideológicas del poder, que se encuentran condicionadas por factores de carácter estructural y no por su distribución territorial. (Da Mattos 1990)...La descentralización que está comenzando a ejecutarse, difícilmente podrá alcanzar aquellos objetivos de aumento de la democratización, la participación, la justicia social y el desarrollo local, puesto que responde principalmente a las necesidades planteadas por la reestructuración capitalista y apunta a solucionar otro tipo de problemas. Por otra parte, la dinámica socioeconómica capitalista está afectada por condicionamientos estructurales que no pueden ser removidos por la vía de una simple reorganización territorial de la administración del poder, ya que no es suficiente para impulsar las modificación de las bases económicas, políticas e ideológicas del poder en una sociedad de clases.

9 Las ciudades han sido el espejo que refleja el dominio de una clase sobre las demás. Los espacios urbanos se distribuyen según la división social del trabajo y consecuentemente, según las clases sociales (Alonso 1980:31) 10 Castells (1985: 204) define segregación urbana como Ò... la tendencia a la organización del espacio en zonas de fuerte homogeneidad social interna y de fuerte disparidad entre ellas, entendiéndose esta disparidad no sólo en términos de diferencia, sino de jerarquía".

11 Ver: Kovarick 1991.

12 En la mayoría de los estudios realizados en latinoamérica, los inmigrantes de origen rural cuentan con contactos previos en la ciudad y se van a vivir con los parientes o coterráneos, o cerca de donde éstos viven. (Lomnitz 1974; Perlman 1976; Roberts 1980).

13 Para Castells estos procesos de diferenciación y segregación espacial, tenderían a la polarización constituyendo a largo plazo ciudades duales: "La Ciudad Dual es, por tanto, la estructura socio espacial formada por dos sistemas (internamente estratificados), uno de ellos relacionado con el polo dinámico de crecimiento y generación de renta, mientras que el otro concentra la mano de obra degradada en espacios e instituciones que no ofrecen posibilidades de movilidad ascendente en la escala social y que inducen a la formación de subculturas de supervivencia y abandono" (Castells 1991:94).

14 El sudoeste de la ciudad, era un espacio poco ocupado hacia 1980. En los últimos años se ha producido un rápido crecimiento de los conglomerados barriales carenciados, en función de la disponibilidad de tierras libres de ocupación (y poco valorizadas).

15 En los alrededores del Centro, en un espacio residencial densamente poblado, persisten viejos bolsones de pobreza sobre algunos pocos terrenos estatales. En los últimos años se han visto compelidos por múltiples presiones a hacer abandono de sus lugares: intentos de desalojo, arrinconamientos, proyectos poco coherentes de regularización y entrega de títulos, pero en ningún caso una solución de fondo. En pequeños asentamientos residuales (algunas vez congregaron mayor número de población) se alcanzan los niveles más elevados de hacinamiento, dado que la gente maximiza las ventajas laborales y la posibilidad de acceso a los servicios de agua y luz eléctrica, en ocasiones de manera ilegal, derivadas de la cercanía al Casco Céntrico. De este modo aceptan residir en terrenos muy pequeños en los que apenas puede levantarse una casilla. Se trata de lugares húmedos, contaminados por el olor de las letrinas, los mini-basurales.

16 La ciudad de Posadas no presenta como los grandes conglomerados urbanos íinquilinatosí, íconventillosí u otras formas precarias de residencia en las áreas centrales.

17 Los sectores dominados de un sistema no constituyen meramente objetos de la dominación, sino que despliegan acciones que tienen incidencia en el sistema.

18 En tres barrios carenciados de la ciudad se ha implementado un proyecto de desarrollo de servicios comunitarios, dentro del paquete nacional financiado por el BID.

19 El proyecto de pilares comunitarios, impulsado por la Empresa Misionera de Electricidad, es una manera de resolver la problemática de los "enganchados" ilegalmente, pero por otro, una manera de reconocer la vivienda precaria dentro de la red de servicios comunitarios.

20 La relación de los pobres con la política tiene lugar a través de su vínculo con las instituciones estatales que, a veces, desarrollan políticas asistencialistas de carácter paternalista y los partidos políticos que también desarrollan esas políticas en épocas electorales. La relación es utilitaria por ambas partes, aunque las instituciones y los partidos aprovechan la organización de movimientos espontáneos para su control y disciplinamiento (Logiudice 1994).

21 Los partidos establecen para sus afiliados y seguidores obligaciones específicas y les proporcionan recompensas acordes con sus esfuerzos y resultados. Se genera una red de relaciones a las cuales el elector y el afiliado pueden recurrir para satisfacer necesidades en su reproducción material. Es una estructura del do ut des, del DOY PARA QUE ME DES. Igual que el trabajador recibe un salario como base de su reproducción material, el elector partidista, a cambio del voto y la adhesión a la organización, debe recibir del partido el compromiso de satisfacerle determinadas necesidades.

22 En este caso, los oleros (fabricantes de ladrillos) han reaccionado violentamente, constituyendo un movimiento organizado de lucha, debido a que la relocalización no sólo significa un traslado residencial, sino también pérdida de su principal medio de producción: la tierra "ñaú" depositada en la ribera de los arroyos, materia prima para su industria.

23 Acción del Estado modernizado, del estado particularista, que deja huecos, deja vacíos. Con la misma mano que se da la extremaunción a las políticas universales del Estado de Bienestar, se declama que la descentralización implica la participación y autogestión ciudadana. Allí donde la gestión estatal desaparece, surgen demandas que tarde o temprano movilizan a la población en busca de las reivindicaciones pertinentes. La eficiencia en la administración de las políticas estatales, significa transferencia de responsabilidades y costos. La retórica participacionista, sostiene ideológicamente a este modelo.

24 Las movilizaciones se incrementan día a día en el contexto de las ciudades del interior del país. Estancamiento económico sumado a reducción del aparato estatal (en algunos casos una de las pocas fuentes de empleo existente en los último 10 años), pone en crisis el modo de vida de muchos hogares que ven peligrar la continuidad de sus ingresos. En otros casos, la insolvencia económico-financiera de los Estados provinciales, provoca retrasos desmedidos en el pago de haberes a su personal, generando situaciones de carencia económica en sectores antes no alcanzados por la privación.

25 Desde las organizaciones/movimientos interesa medir las relaciones horizontales (su densidad y características) entre los miembros componentes, así como las relaciones hacia afuera/arriba con el poder. Aparece la necesidad, desde la Antropología Social y la Teoría de las Redes Sociales (Topología), de focalizar el análisis en el tejido asociativo inserto en la globalidad y no construir "islas" de relaciones.

26 A diferencia de las redes de reciprocidad, en las organizaciones/movimientos encontramos una práctica más o menos coordinada dirigida a la consecución de fines u objetivos grupales. Aunque se montan posiblemente en redes preexistentes, no toda red de relaciones de intercambio compone una organización/movimiento.

27 De la mano de las políticas focalizadas, aparece la necesidad de coordinar Planes y Programas. A tal efecto, en la ciudad de Posadas, los organismos e instituciones encargados de planes de desarrollo comunitario (Dirección de Tierras, Asuntos Barriales, Calidad de Vida -Municipalidad-; Instituto Provincial de la Vivienda; EMSA -electricidad-; APOS -red de agua-,etc) han venido intentando coordinar acciones. De este modo, algunos conglomerados barriales se han visto favorecidos (?) por estas complementación.

28 Ejemplares que evidencian el éxito del modelo político económico vigente.

29 These comunity movements mobilize and organize their members in pursuit of material and nonmaterial ends, which they often regard as unjustly denied to them by the state and its institutions, including political parties. Among the nonmaterial aims and methods of many local community movements ar more grassroots participatory democracy and bottom-up self-determination. These are (sensed as being) denied to them by the state and its political system. Therefore, the community movements seek either to carve out greater self-determination for themselves within the state or to bypass the state altogether. (Fuentes y Gunder Frank 1989: 185).

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