V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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LA PLATA : V CONGRESO ARGENTINO DE ANTROPOLOGÍA SOCIAL

Olavarría : mercado de trabajo y globalización.

Autores: Adriana Gáldiz, Ricardo Rosendo, María Isabel López, Carlos Paz.

La intención de esta ponencia es discutir las condiciones de funcionamiento del mercado de trabajo del partido de Olavarría, considerando la situación de las actividades productivas de la región frente a las políticas de ajuste, apertura y desregulación de nivel nacional que responden al impacto del fenómeno de globalización y de exposición a la competencia regional.

Es muy difícil, sino imposible, entender los vaivenes del mercado de trabajo sin explorar, aunque sea someramente, en las profundas transformaciones que han sacudido la economía mundial, las sociedades industrializadas y las relaciones laborales en los últimos veinte años. El fin del Consenso Keynesiano dio paso al predominio de las corrientes ortodoxas en el panorama económico internacional. Desde entonces la preeminencia de la teorías neoliberales, la fe imperturbable en las propiedades reguladoras y distributivas de los mercados, un proceso de apertura de fronteras comerciales y financieras y una tendencia al presente incontenible hacia la desregulación, convierten al mundo en un mercado sin fronteras y unos estados nacionales extraordinariamente limitados en sus autonomías económicas.

Situados en la consideración de tal proceso histórico dos grupos de fenómenos macro deben ser vinculados para tratar de enmarcar la evolución y el estado actual del mercado de trabajo en cualquier región de la Argentina. Y aunque establecer una correspondencia del tipo causa efecto escapa por completo a la magnitud de este escrito y a la posibilidad analítica de los autores, es poco menos que imposible hablar del empleo, la desocupación y la exclusión en Olavarría, o cualquier otro punto del país, sin considerarlos. Su ignorancia desvincularía la falta de trabajo y los otros fenómenos de las políticas económicas nacionales y éstas de las internacionales, y del peso de los cambios tecnológicos y de las cambiantes condiciones del mercantilismo capitalista.

El primero de esos fenómenos es el cambio de escenario mundial donde la transformación de la mercantilización impuso a las empresas el adecuarse a nuevas condiciones de competitividad, innovación tecnológica y estándares de calidad y productividad en acelerado crecimiento, y el abandono paulatino de la fabricación en masa y de los cánones típicos de la producción y la relación salarial fordista. El segundo, es el proceso de radical transformación -en ese escenario mundial de predominio despótico del mercado- que se impuso a las economías latinoamericanas en crisis, una vez sepultadas las ideas cepalinas de un desarrollo sustentado en un industrialismo autónomo.

Situados en las corrientes macro de transformación internacional y orientados por las políticas de la apertura y el ajuste llevadas a cabo en toda América Latina a partir de los setenta, será factible localizar el proceso particular de Olavarría y la región de influencia.

El análisis nos llevará, entonces, a considerar los efectos de las acciones de las empresas localizadas en el partido de Olavarría -en su búsqueda de nuevas estrategias de competencia sustentadas sobre la incorporación de innovación tecnológica y de cambios en la gestión enmarcados en relaciones laborales flexibilizadas- teniendo en cuenta el desarrollo productivo histórico del partido y la importancia de las funciones de la ciudad de Olavarría como núcleo urbano regional en el centro de la provincia de Buenos Aires.

Lo precedente significa que otra pauta importante ha quedado así planteada. Implica que los autores no sólo consideran necesario la articulación de los procesos macro económicos con las consecuencias micro al nivel de las empresas y la comunidad, sino que suponen que las empresas si bien se mueven al influjo de las grandes tendencias de la demanda y la tecnología también articulan sus acciones con el medio en el que actúan. Al menos cuando su propia constitución y los particularismos de su gestión deben mucho a esa interacción con el medio.

En un primer paso presentaremos los datos disponibles más recientes que atañen a la evolución demográfica y a la incorporación de la población al mercado de trabajo, destacando algunos elementos de la estructura productiva así como la posición del partido a nivel regional, para dejar planteado el problema.

En un segundo paso reconstruiremos históricamente la constitución de las actividades principales y la evolución del mercado de trabajo, así como la paulatina relevancia que va tomando la ciudad cabecera del partido como núcleo estratégico poblacional y funcional. En este punto, nos detendremos en algunos momentos históricos precisos que permitan visualizar las principales modificaciones en el sistema productivo y el desarrollo institucional.

En un tercer paso, presentaremos los fenómenos generales de globalización, cambio tecnológico y desregulación que transforman los mercados internacionales, crean otras condiciones de competitividad interempresaria, limitan el papel jugado hasta los ochenta por el Estado intervencionista, y se interrelacionan con la crisis de la concepción keynesiana del pleno empleo y la retirada del Estado benefactor. Completaremos la visión de los procesos macroeconómicos echando un vistazo a la crisis de las economías latinoamericanas en donde se aplican las medidas de ajuste y reforma estructural concebidas desde Washington, a la luz de las concepciones mercado-eficientes del neoliberalismo dominante.

Finalmente, volveremos a Olavarría. Sin datos del censo económico de 1994 a nivel de partido, hemos tomado algunos indicadores que ayudarán a pintar la tendencia actual. Para lo cual retomaremos el panorama abierto en los puntos anteriores intentando mostrar las restricciones, vulnerabilidades y potencialidades que encuadran la situación actual y podrían afectar su evolución en el futuro próximo, a fin de dejar planteados los principales interrogantes sobre la capacidad del sistema zonal para absorber la población activa.

El partido de Olavarría en la década del noventa.

En el centro de la provincia de Buenos Aires, tres partidos se destacan por sus estructuras más complejas de producción y servicios, rodeados por un conjunto de distritos de características predominantemente rurales. Esos partidos son Olavarría, Tandil y Azul, el triángulo OTA que, en el período de madurez del modelo de sustitución de importaciones, fue considerado un potencial polo de desarrollo con características de cierta complementariedad.

Los tres partidos citados tienen una estructura productiva relativamente diversificada cuyo perfil adquiere rasgos particulares en razón del peculiar encadenamiento que se ha producido históricamente entre sus actividades productivas y de servicios. Por su extensión territorial y aporte al producto bruto geográfico provincial, Olavarría es el más destacado de los tres partidos citados, no así en cuanto a volumen y densidad poblacional donde Tandil detenta el primer rango.

En su momento los tres partidos cumplieron una función similar como avanzadas para la protección de la frontera sur, pero como la fundación de Tandil y Azul se adelanta en varias décadas a la de Olavarría la contigüidad de ésta con Azul favorece la concentración original de las funciones administrativas, eclesiásticas, judiciales y educativas en el partido más antiguo, destino final del ramal ferroviario durante algunos años. Esas diferencias en la evolución del desarrollo, muy evidentes hasta las dos últimas décadas del siglo XIX, se reorientarán luego claramente desde el inicio del siglo XX, siendo en la actualidad mucho más relevante Olavarría por su volumen de población respecto de Azul y los otros partidos limítrofes (Tandil no lo es).

Tomando en general la evolución demográfica secular de los partidos del triángulo OTA se observa, en orden decreciente, que la tasa anual acumulativa de crecimiento entre 1914 y 1991 es para Olavarría del 1,7%, para Tandil del 1,4% y para Azul del 0,9%. Si esta evolución se discrimina por períodos se observa en particular para Olavarría la más alta tasa de crecimiento en el período 1895-1914 con 2,9% de crecimiento anual acumulativo. En el siglo XX y tomando como corte los relevamientos censales Olavarría reitera tasas superiores al 2% en el intervalo de 1960-70 y 1970-80. Los otros dos partidos en ningún intervalo intercensal del Siglo XX alcanzan tasas que superen el 2% . No obstante, su evolución más dinámica se sitúa también en época más reciente aunque más acotadamente sobre la década de 1970-80 (Olavarría tasa de crecimiento 1960-70 2,13 1970-80 2,12 ; Tandil 1960-70 1,1 1970-80 1,8; Azul 1960-60-70 0,5 y 1970-80 1,2).

Es importante destacar en primer lugar, a propósito de la evolución demográfica del partido de Olavarría, que las dos décadas en que la tasa de crecimiento demográfico es alta casi el 40% de dicho incremento es de origen migratorio. Cuando la tasa de evolución demográfica cae bruscamente, en el intervalo de 1980-91 a 0,8%, ello se debe a la migración fuera del partido puesto que el crecimiento vegetativo se mantiene estable. Esto es, que la inflexión de la evolución demográfica en 1980-91 no se debe a un cambio en las tasas de natalidad y mortalidad sino a un éxodo neto de población que representa un 38% del crecimiento vegetativo.

Concentrando el análisis sobre las dos últimas décadas el primer rasgo a destacar es la diferente distribución de la población a nivel espacial, siendo los casos polares Tandil y Olavarría. En l980 Tandil se destaca por ser el partido con menor población radicada en el medio rural (11,3%) y por un fenómeno de concentración poblacional sobre la ciudad cabecera, mostrando una muy débil deslocalización espacial de actividades productivas y de servicios en otros centros urbanos. En el polo opuesto, Olavarría retiene todavía en l980 el 18,2% de población en el medio rural y a pesar de la fuerte concentración sobre la ciudad cabecera se observa también un porcentaje importante de población radicada en núcleos urbanos menores.

El segundo aspecto que interesa destacar es la inserción de la población en el mercado de trabajo, mostrando en cada caso los elementos peculiares construidos históricamente que permiten hacer inferencias sobre las características de cada mercado.

En cuanto a la tasa de actividad de la población en 1991, en los 3 casos se acerca al 42% siguiendo la tendencia ascendente de la media nacional y diferenciándose claramente de una menor participación observable en el censo de l980.

Si para los tres partidos se compara la distribución de la población por categorías, tanto al interior de la población activa como de la inactiva surgen algunos perfiles de interés.

En los tres casos la distribución por categorías ocupacionales de la población activa, en el pasaje entre el censo de l980 y el de l991 sigue un perfil similar a la tendencia de la media nacional: baja en la tasa de salarización e incremento del cuentapropismo. Pero es en Olavarría donde la tendencia señalada es más profunda y clara. Si en l980 es, de los tres partidos, el que tiene la más alta tasa de salarización (74,l%), y la más baja tasa de cuentapropismo (16,3%), por otro lado, es el que presenta la mayor concentración de la propiedad (los patrones son sólo el 7,3% de la PA) y muy bajo porcentaje de familiares no remunerados (2,1%). Once años después, la tasa de salarización ha caído 8,2 puntos porcentuales, y se ha expandido notoriamente no solo el cuentapropismo (que alcanza casi el 20%) sino también el peso relativo de los patrones (8,8%) y más que duplicado el de los familiares sin remuneración (5,4%). Señalemos entonces, como primer punto, que es dentro del período intercensal l980-91 cuando se hace evidente en Olavarría un cambio mayor en el funcionamiento de su mercado de trabajo donde no parecen existir condiciones para generar empleo asalariado genuino, orientándose el sistema hacia la ampliación del cuentapropismo y el microemprendimiento apoyado en estructuras familiares.

En los partidos tomados como referencia, es posible observar que el perfil de la distribución de la población activa que presenta Olavarría en el año l991 estaba esbozado en el caso de Azul y claramente definido en Tandil en el año 80. Reconociendo entonces que como tendencia general la década del 80 ha significado para los tres partidos el debilitamiento de su capacidad de generación de empleo asalariado y una polarización hacia el microemprendimiento, el cuentapropismo y el trabajo familiar, daría la impresión que las características estructurales de las actividades de cada uno de los partidos los expusieron diferencialmente a las políticas macroeconómicas iniciadas a mitad de la década del 70 y que, como consecuencia, el desbalance dentro del mercado de trabajo se iniciara antes en Tandil que en Olavarría (presumiblemente por mayor exposición de su estructura industrial a la apertura).

Por otra parte, desagregando el sector asalariado el censo de l991 muestra el predominio del sector público en Azul, seguido a cierta distancia por Tandil y con el menor peso relativo en Olavarría. Las variaciones oscilan entre el 30,l% y el 26,6% de la población asalariada. Además, hay dos relaciones que es importante establecer desde ya. La primera, con la tasa de desocupación abierta que denuncia el censo, menor en más de un punto para Azul (Azul 3,9%, Olavarría 5,2%). La segunda nos lleva a analizar en particular la estructura de la población no activa de los tres partidos.

Globalmente se observa en los tres un peso similar de la población inactiva sobre la población total. Lo diferente, es el claro sesgo de Azul hacia la categoría jubilados si se lo compara con Olavarría, superándolo en 6 puntos porcentuales. En cambio, Tandil se destaca por un guarismo alto en estudiantes y Olavarría se diferencia por las denominadas "otras situaciones" que por su indeterminación, hacen presumir que se trata de amas de casa. Se podría inferir que Olavarría tiene una mayor proporción de jefes de familia con ingresos suficientes para retener a las mujeres en el hogar fuera del mercado de trabajo, aún teniendo en cuenta los cambios culturales recientes que aceleran la salida de la mujer del mundo doméstico. En cuanto a la participación de la mujer Tandil parece ser un caso más complejo: por un lado su estructura educativa coronada por ser sede central de la Universidad del Centro posiblemente incentiva la propensión a valorizar las cualificaciones obtenidas efectivizándolas en el mercado de trabajo; por el otro, una tasa de salarización declinante puede estar movilizando a las mujeres (no jefas de hogar) en búsqueda de un trabajo que complemente el ingreso familiar, lo que explica una más alta proporción de mujeres en actividad.

Reconstrucción histórica de la estructura productiva, constitución del mercado de trabajo. La cabecera del partido como centro regional de servicios.

La constitución del mercado de trabajo de Olavarría tiene, históricamente, directa relación con el inicio de actividades productivas extractivas, en una doble vertiente, agrario-ganadera y de explotación de minerales no metálicos, y con la comercialización de dichos productos..

A los pocos años de haber sido creado, el partido registra una población superior a los 7000 habitantes y la ciudad cabecera alrededor de 900, siendo ésta, principalmente, un asentamiento de comerciantes dedicados a canalizar hacia Buenos Aires los productos de la zona. (Censo provincial de l88l) A partir de la llegada del ferrocarril en l883 se consolida la explotación agrícolo-ganadera bajo la modalidad de colonias, acelerándose el crecimiento poblacional con la llegada de europeos, entre los que predominan los ruso-alemanes o alemanes del Volga, orientados hacia la actividad agrícola, los vascos y españoles hacia la ganadería de cría e invernada. La mayoría de los campos son ocupados durante las dos últimas décadas del siglo XIX y principios del actual y van apareciendo pequeños núcleos de población. (colonia Hinojo. Hinojo, colonia San Miguel, Espigas, Recalde, etc.) Se practica agricultura extensiva con orientación comercial y se alterna con ganadería, con áreas de cría y de invernada. El auge del frigorífico a nivel nacional será un estímulo permanente para el sector. La Sociedad Rural se funda en l885 y dos importantes bancos locales entre 1900 y 1910.

Paralelamente, en distintos puntos del territorio del partido se acelera la extracción de granito -originalmente concentrado en las canteras de Sierra Chica- y de piedra caliza en Sierras Bayas. La incorporación de procedimientos más modernos para la obtención de cal hidratada y la facilidad del transporte por tren diversifica el tipo de explotación y permite llegar a mercados más importantes. Así, la iniciativa de inmigrantes europeos genera un sistema de explotaciones extractivas que da lugar al aprovechamiento del granito en lajas para decoración, la piedra granítica bajo la forma de adoquín, cordones, balasto, y la piedra caliza y las arcillas que abrirán el camino para la articulación de la actividad extractiva y el procesamiento fabril, con la instalación en las primeras décadas del siglo XX de las fabricas caleras y de cemento. Se puede considerar que, a partir de l9l5, con la instalación de la Fabrica Argentina de Cemento Portland la dispersión de las explotaciones en pequeñas canteras va tomando un perfil más denso, apareciendo con claridad núcleos de población que se aglutinan alrededor de emprendimientos mayores que integran la extracción de la materia prima y su procesamiento. Esos núcleos urbanos, formados por mano de obra de origen inmigratorio -italianos, portugueses, suecos, alemanes, checos, yugoeslavos, lituanos, etc.- son, en ciertos casos, villas obreras apéndices de un gran establecimiento industrial.

El crecimiento poblacional del partido en el siglo XX es muy importante hasta la década de l980, superando con claridad en l947 al partido de Azul, del que había dependido originalmente para actividades judiciales, eclesiásticas y administrativas. La cabecera del partido va lentamente predominando como polo de atracción poblacional por la densificación de la actividad de comercio y servicios.

La estructura extractivo-industrial culmina su desarrollo con la instalación en los últimos años de la década del 40 de empresas importantes (Losa, Cerro Negro) dedicadas a la fabricación de ladrillos, tejas, cerámicos y revestimientos y la consolidación definitiva del área como productora de cemento, cal y piedra de granito para construcción, balasto y revestimientos, mientras que en el país avanza el modelo de industrialización por sustitución de importaciones. La concentración de la actividad industrial sobre la rama de minerales no metálicos, tanto en el número de establecimientos, como personal ocupado y valor de producción es visible en todos los censos económicos donde existe discriminación para el partido. Desde l964 se puede observar esto con claridad, aunque por efecto del tamaño de unos pocos y grandes establecimientos, hay un importante sesgo en los datos. Así, en l964 la rama minerales no metálicos concentra más del 30% de los establecimientos industriales existentes y, con tendencia a la declinación, en l985 aún retiene el 24% de los establecimiento industriales. En cambio respecto de la población ocupada la rama minerales no metálicos absorbe el 76% del total en los censos de l964 y l974, observándose una cierta declinación en el censo económico de l985, donde todavía mantiene el 74%. Por lo demás dicha rama concentra en 1985 el 83% del valor de producción industrial.

Como precaución para conclusiones apresuradas nos parece importante insistir en este caso en la comparación de las estructuras industriales de los tres partidos. Es así que se constata que por el valor de producción la rama de industrias metálicas básicas y productos metálicos que en Tandil representa el 49% sólo alcanza el 2% en Olavarría. Para ser más explícitos comparando en ambos partidos el valor de producción de la rama de productos metálicos y maquinarias y equipos observamos que Tandil superaba en 1985 en más de cinco veces a Olavarría. Del mismo modo en Alimentos y bebidas es en Tandil más de dos veces y media mayor y aun en Azul es ligeramente superior al de Olavarría.

Podemos entonces concluir que hasta donde existen datos generales por partido en Olavarría ha sido muy débil el desarrollo industrial ajeno a continuidades originadas en la industria extractiva. Por el contrario, los partidos de Azul y Tandil han recorrido un camino más próximo al modelo nacional de sustitución de importaciones aunque con peculiaridades bastante claras : en Tandil el 82% del valor de producción se concentra en Alimentos y bebidas, Metálicas básicas y Productos metálicos, que a su vez retienen el 75% del personal ocupado y el 67% de los establecimientos (debiendo aclararse que en Metálicas básicas los establecimientos son sólo el 3%). En Azul el 96% del valor de producción se concentraba en 4 ramas; Alimentos y Bebidas, Textil confección cuero, Químicos y Caucho y Minerales no metálicos siendo la predominante esta última con el 39%. El 92% del personal se concentraba en esas ramas predominando también con un 36% Minerales no metálicos. Sobre dos ramas de procesos Minerales no metálicos y Productos Químicos y Caucho se concentraba el 53% del personal ocupado en industria y el 63% del valor de producción.

En realidad la distribución interna del producto bruto geográfico de los tres partidos enuncia también en forma general lo que acabamos de detallar. En Tandil las extractivas suman el 36% del PB Geográfico siendo minería desdeñable (el 07%). Industria representa el 9%y sumado a Electricidad Gas y Agua y Construcción alcanza al 16%,y el Terciario el 48%. En Olavarría las extractivas suman casi el 24 % pero el peso de Minería es un tercio del mismo. La industria supera al 34% y junto a Electricidad y Construcción alcanza el 45%, el Terciario sólo representa el 31% del producto. En el caso de Azul en las extractivas se incluye únicamente Agricultura y Ganadería pese a lo cual alcanza casi el 34%, la industria el 23% y sumada a Electricidad y Construcción casi un 29%, y el Terciario casi un 37%.

Es conveniente tener también en cuenta cómo se ha modificado la distribución de la población desde el punto de vista espacial, en concordancia con la evolución de las formas productivas y el desarrollo diferencial de las distintas actividades. Los datos cuantitativos que tienen algún grado de sistematización muestran una tendencia a la concentración de la población sobre la ciudad cabecera del partido que se consolida en los últimos 40 años a medida que ésta se constituye en un área de circulación y distribución y centro de servicios importante, entre los que se destaca su posición en las redes de transportes por ferrocarril y caminos, así como la densidad de su sistema comercial-financiero y de los servicios de salud y educación que van tomando relevancia a nivel regional.

También es conveniente observar, por un lado que el partido que no superaba los 20.000 habitantes a principios de siglo, alcanza en la actualidad los 100.000. La localización de su población muestra hasta mitad de siglo una distribución bastante peculiar por su equilibrio. Tanto las colonias como las explotaciones extractivas mineras dispersas en distintos puntos del territorio generan aglomeraciones menores, algunas hoy desaparecidas por agotamiento de los yacimientos, otras en franca decadencia poblacional por deterioro de las fuentes de trabajo locales, algunas mostrando cierto dinamismo. Lo que no puede ponerse en duda, es el efecto de atracción que ejerce la ciudad cabecera, que en el último censo de l99l concentra más del 78% de la población del partido.

Treinta años atrás, en l967, la ciudad de Olavarría concentraba solo el 57% de la población del partido, y el resto se distribuía casi por mitades entre población radicada en el medio rural y población distribuida en las pequeñas aglomeraciones urbanas, ya fueran colonias agrícolas o asentamientos próximos a las explotaciones extractivas y fabriles de tipo minero.

En los datos del censo de l99l, se observa que, junto al 78% de población concentrada en la ciudad de Olavarría, todavía el 16% se mantiene en distintas localidades menores, mientras solo el 6% de la población reside en el campo.

El fenómeno de la globalización, la competitividad y la desregulación, y la exposición a la integración regional.

Desde hace unos 20 años se verifican procesos de ajuste de las organizaciones productivas a las nuevas condiciones de competitividad de los mercados internacionales, al surgimiento de nuevos paradigmas tecnológicos, la crisis del modelo de acumulación dominante (el fordismo) y la concomitante crisis del llamado Estado de Bienestar. Ha sido el fin de una época de crecimiento sostenido con aspiraciones de pleno empleo plenamente vigente en los países de economía desarrollada y modelo de industrialización a imitar en el segundo y tercer mundo.

Entre una larga serie de fenómenos de alcance mundial, macro y microeconómicos, vinculados a la transformación de la mercantilización y el trabajo en las dos últimas décadas se distinguen como los principales: Un fenómeno de globalización financiera y económica que cuestiona severamente las regulaciones intra nacionales, pone en crisis las convicciones teóricas keynesianas y muestra el ascenso, hasta el presente irrefrenable, de las teorías y políticas económicas neoliberales.

La aparición de nuevos regímenes de acumulación capitalista a escala mundial.

La "instalación", entre amplísimas capas de las élites dirigenciales e intelectuales y la masa de ciudadanos, de creencias de sentido común acerca de la preeminencia de los mecanismos "autorregulados del mercado" para el ordenamiento productivo y la asignación distributiva.

La marcha constante de un proceso de globalización que disminuye sensiblemente la viabilidad de sostener las regulaciones nacionales de la esfera laboral, típicas de la conocida como "relación salarial fordista".

Una situación en la que la globalización y la regionalización, la evolución de los mercados, y las pautas diferenciadoras en los hábitos de consumo han exacerbado los niveles de competitividad entre empresas desarrollándose la misma en un escenario mundial. Esto es, la irrupción de una competitividad interempresaria desconocida en tiempos del "capital monopolista".

Un fenómeno concomitante como es la crisis del Estado de Bienestar o social.

Esa crisis del Estado de bienestar ha impactado en las regulaciones a nivel sociedad nacional en la dirección de un menor compromiso del Estado con los actores sociales.

La manifestación, como forma no secundaria en términos cuantitativos, de un tipo de trabajo no formal, carente de estabilidad, a menudo independiente, no asalariado. Un conjunto de actividades no industriales que constituyen una parte importante de los puestos de trabajo disponibles.

Una situación de desempleo a escala mundial que parece convertirse en un fenómeno estructural.

En síntesis, puede visualizarse un escenario mundial que ha erosionado la capacidad de los estados nacionales para autorregularse. En otros términos, ha hecho de las economías nacionales sistemas abiertos. Apertura cuya posibilidad de ser controlada está en relación directa con el desarrollo tecnológico, industrial, comercial y financiero de cada economía y la pertenencia a un sistema regional que privilegie las relaciones entre las naciones participantes (Comunidad Europea, NAFTA, Mercosur..) Otra consecuencia de visualización inmediata es la disminución de la injerencia del Estado en la regulación de los mercados económicos y financieros dentro de sus propias fronteras políticas.

Es claro, también, que algunos de los efectos citados son la consecuencia, el producto, de "revoluciones" tecnológicas por lo que difícilmente tengan soluciones derivadas de medidas de política económica a corto o mediano plazo, p.e. el mercado financiero mundial es en gran parte la resultante de la simultaneización del tiempo y un achicamiento del espacio, derivación a su vez de la tele-informática y la aceleración de los transportes.

Estos procesos y situaciones de alcance mundial se manifiestan en América Latina de una manera singular, en tanto la debilidad de sus economías nacionales -visible en la existencia de una deuda externa voluminosa, una crisis fiscal ingobernable hasta los años noventa, una escasa presencia en el intercambio internacional y su dependencia de los centros financieros internacionales- ha dado lugar a la aplicación sistemática, aunque diferenciada en el tiempo, de un conjunto de medidas económicas de ajuste y reforma de neta orientación neoliberal impulsadas por los organismos internacionales con sede en Washington.

Los dos grandes objetivos de las políticas económicas propugnadas para A.L. son el ajuste y la reforma estructural, objetivos que se persiguen a través de un paquete de medidas de política económica establecidas como programa general en el llamado Washington Consensus. Programa que se considera de aplicación común por las naciones de la región y que se impulsa a través de las organizaciones con poder efectivo para imponerlos, el FMI, el BM y Washington mismo (Tesoro y Departamento de Estado).

Como se enmarcan las crisis de las economías latinoamericanas en los procesos ecuménicos de neoliberalismo, globalización e innovación tecnológica. Las políticas de ajuste, apertura y desregulación de nivel nacional.

Desde las concepciones económicas dominantes se afirmó (y se afirma) que las economías latinoamericanas entraron, a fines de la década del setenta, en una fase de crisis económica resultado del agotamiento de las estrategias desarrollistas impulsadas, financiadas y conducidas por el Estado. Se considera que unas prácticas económicas "populistas", combinadas con estrategias desarrollistas amparadas en un proteccionismo carente de competitividad fueron ejecutadas en medio de la "indisciplina" fiscal y en base a déficits públicos. La consecuencia, para estos analistas, fue una posición generalizada de crisis fiscal y de cuasi quiebra del Estado. Para no confundirse debe señalarse que en la mayoría de los casos la fase final de esta política desarrollista-populista fue llevada a cabo por regímenes dictatoriales militares.

Las dos corrientes de más peso en el debate de la teoría y las políticas económicas contemporáneas, la dominante del neoliberalismo neo-ortodoxo y su (tibia) "crítica progresista" la corriente neoestructuralistas (reconocedores de la herencia Cepalina), parten de diagnósticos similares (para A.L.) y sostienen medidas afines que sólo parecen distinguirse en cuestiones de tiempo y precedencia por lo que no hacen al fondo de las transformaciones.

Hubo un reconocimiento general de la necesidad de un ajuste estructural para superar la crisis fiscal y alcanzar la estabilidad monetaria, y también una reforma estructural que redujera el papel del Estado a un garantizador del mercado, coordinador en todo caso y, de máxima, agente activo pero complementario de los agentes privados. Esto es, despojarlo de su rol de Estado empresario e intervencionista y minimizar su influencia sobre los mercados (de bienes, capital y trabajo).

La crisis fiscal fue caracterizada como una situación de quiebra de los estados ya que combinaba la existencia de un déficit público crónico y una deuda pública significativa, situación en la que los gobiernos financiaron su deuda desatando procesos inflacionarios. No existían, por tanto, fondos públicos genuinos que permitieran al Estado aplicar políticas de desarrollo. La conclusión fue terminante, a causa de la crisis fiscal el Estado se conviertía más en un obstáculo que un agente del crecimiento.

En función de esos diagnósticos de crisis y de las medidas que se propugnaron desde los centros de poder para conjurarlas, la mayoría de los países de A.L. comenzaron procesos de reformas económicas que combinaron políticas de estabilización monetaria, reformas estructurales y procesos de privatización generalizada. En este último caso junto a los objetivos declarados de proveer a la disciplina fiscal, disminuir la deuda externa y aumentar la eficiencia se trató de transferir al consumidor buena parte de los costos de inversión mediante el aumento de tarifas multiplicado por un aumento del consumo y de la facturacióni .

La estabilización (en nuestro país la famosa "convertibilidad") implicó una reducción forzada de la demanda, mientras que las reformas estructurales (entre ellas la no menos importante de una apertura indiscriminante y precipitada) provocaron el cierre de empresas poco eficientes y atrasadas tecnológicamente por una crónica desinversión.

El ajuste estructural tomó la forma de un paquete de políticas ortodoxas que incluyeron la estabilización macroeconómica con énfasis en la política monetaria y fiscal, en la liberación de los mercados de bienes y de capital mediante la desregulación, y en la reducción de barreras y controles externos, y en la privatización de empresas estatales.

Algunas cifras del estancamiento latinoamericano, que además justifican que lo malo no fueron las políticas desarrollistas sino insistir en ellas cuando la situación financiera interna y el contexto internacional había cambiado; de 1960 a 1980 el PBI de los países latinoamericanos creció a razón de un 5 % anual mientras que entre 1980 y 1985 se estancó en 0 %.

En los años cincuenta y sesenta se concebía a la intervención estatal como parte central de las políticas industrialistas que darían el empujón inicial para el desarrollo, en un marco de pleno empleo. La estrategia básica heredada de la experiencia vivida durante la segunda guerra fue la "sustitución de importaciones" siendo genuino, en gran medida, el financiamiento de estas políticas industrialistas. En cambio su persistencia en la década del setenta se hizo a través de endeudamientos externos, lo que llevó a los países de la región, fundamentalmente en combinación con la apertura financiera, a la crisis fiscal y altísimas tasas de inflación.

Al mismo tiempo las concepciones neoliberales triunfaban entre los economistas y el establisment mundial y la receta para llegar al desarrollo que se impuso a las economías subdesarrolladas fue la liberalización económica y el dejar en manos de los mercados la asignación y redistribución de los recursos. El proteccionismo y la políticas activas de industrialización se convirtieron de recetas para el crecimiento en causa de las crisis latinoamericanas.

El criterio de Washington respecto a la manera de superar la crisis latinoamericana ha quedado condensado en el llamado (y famoso) "Consenso de Washington" que no es más que un paper publicado por John Williamson en 1990. Por una parte, visión retrospectiva del derrumbe del consenso Keynesiano producido en las economías desarrolladas, por la otra, diagnóstico y programa para la acción aplicable a la crisis de las economías latinoamericanas derrumbada ya la fe en la "concepción desarrollista"ii . Partiendo de un diagnóstico que señala que las causas de la crisis en A.L. se deben a dos factores fundamentales; una desmesurada intervención estatal y el "populismo económico", proponen una serie de medidas que, por un lado, combatirían las causas y sus "perniciosos efectos" (proteccionismo, excesiva regulación, Estado sobredimensionado, crisis fiscal y déficit presupuestario) y por el otro una concepción económica que presupone que las fuerzas "invisibles" del mercado asignarán eficientemente los recursos y depurarán a los "incompetentes" (esto es, incapaces para ser competitivos en tiempos de apertura).

Las diez medidas que según Williamson comprenden el Washington Consensus son: 1) eliminar el déficit fiscal, 2) eliminar las subvenciones estatales, 3) reforma fiscal con aumento de los impuestos, 4) tipos de interés determinados por el mercado, 5) el tipo de cambio también debe ser determinado por el mercado, 6) debe liberalizarse el comercio y orientarse hacia el intercambio con el exterior, 7) debe quitarse toda traba existente a las inversiones locales o extranjeras, 8) las empresas del Estado deben privatizarse, 9) debe llevarse a cabo una profunda desregulación de las actividades económicas y 10) deben garantizarse al máximo los derechos de propiedad.

Olavarría 1997, situación actual. Tendencias, vulnerabilidad y peculiaridades.

Así como en el pasado el desarrollo productivo de Olavarría se correspondió con las mismas grandes corrientes que atravesaban la Argentina desde fines del siglo pasado, en el presente sus empresas y sus gentes no escapan a las determinantes nacionales del "ajuste" y a la inserción internacional del país en los procesos de competitividad y globalización.

Habiendo participado del desarrollo agrícola ganadero que llegó a la cúspide en la Argentina del Centenario, Olavarría fue también parte de la industrialización temprana que comenzó con la irrupción del capital norteamericano radicado para competir con los negocios ingleses. La primera gran empresa industrial de la zona instalada en 1915, la Compañía Argentina de Cemento Portland de Sierras Bayas, fue el producto de aquellas inversiones pioneras norteamericanas.

Las otras dos grandes empresas cementeras que acabaron por darle el perfil industrialista que la distinguiera son en gran parte el resultado de la expansión sustancial en la primera etapa de "sustitución de importaciones" iniciada a partir de la gran depresión de 1930 y la consecuente crisis del sector externo. La segunda etapa, parte sustancial del industrialismo peronista y del desarrollismo de los sesenta, coincidió con el punto culminante en el crecimiento productivo y el desarrollo urbano del partido que hemos caracterizado más arriba.

Desde fines de la década del setenta cuando el modelo de "sustitución de importaciones" llega a su fin y la apertura, la inflación, el ajuste y las reformas estructurales trastocan el escenario productivo nacional aquellas empresas determinantes de su perfil industrial, y el débil entramado productivo local que produjeron, se embarcaron temprana pero persistentemente en largos procesos de reconversión, con una tendencia inmodificable hacia la baja en los puestos de trabajo que históricamente habían generado.

Por más de quince años sus grandes industrias han estado, y seguirán, inmersas en procesos de reorganización de los procesos productivos y de innovación tecnológica lo que ha acarreado (y aún acarrea) una reducción sustantiva de sus plantillas.

Una industria que en 1985 concentraba en cinco grandes empresas, tres cementeras y dos del rubro cerámico, con unos 6.000 trabajadores el 75 % de los puestos de trabajo industriales y, según datos oficiales del municipio, el 20 % de la PEA.

Un pequeño grupo de empresas cuya influjo, sin embargo, fue el signo que tiñó con su impronta el perfil laboral de la llamada "ciudad del trabajo". Las características de la industria desarrollada en el partido en su época de esplendor produjo un valor que representó un peso considerable en el producto, abundantes puestos de trabajo industriales que fueron concentrando sobre la planta urbana un importante flujo migratorio intra e inter partido. Un ingreso razonable para una masa de trabajadores asalariados que como ya citamos era significativamente importante respecto al total de la PEA.

Sin embargo, esas empresas (Loma Negra, San Martín, Calera, Cerro Negro y Losa) por la índole de su proceso y su producto no desarrolló una red de proveedores, de terceros industriales, abastecedores de servicios y/o distribuidores. Esto es, sólo produjo un tejido industrial débil, ya que las cementeras, las cerámicas y demás empresas extractivas producían directamente para el mercado nacional.

Esa misma rama de minerales no metálicos, que ha pesar de haber visto reducida su plantilla en 1997 a un 46 % de la que ostentaba en 1980, sigue siendo por su peso la mayor fuente de trabajo industrial del partido.

El cuadro siguiente, construido a partir de datos propios, muestra en toda su crudeza la evolución de esa parte del mercado de trabajo que caracterizaba -y a pesar de su declinación aún es un signo peculiar de Olavarría-, al partido: Empresa/s AÑOS operarios diferencia diferencia porcentual Loma Negra 1980 1997 1400 394 - 1006 Cemento Avellaneda (ex Calera Avellaneda) 1980 1997 826 306 - 520 San Martín y canteras menores 1980 1997 947 527 - 420 Cerro Negro (AOMA) y canteras menores 1980 1997 545 372 - 173 LOSA 1980 1997 188 213 + 25 TOTAL 1980 1997 3906 1812 - 2094 - 53,6 % UOCRA( 1980 1997 2300 1050 - 1250 - 54,3 %

Si bien son impactantes las cifras que muestran la pérdida de puestos de trabajo en el sector más dinámico y concentrado de la actividad productiva de Olavarría, los efectos de su reconversión se extienden aún más en el tejido productivo y socio económico de la ciudad dado el singular proceso de tercerización con que comenzó, en los finales de la década del setenta, el ajuste de las grandes empresas cementeras a las cambiantes condiciones de la política económica nacional y la innovación tecnológica y organizativa del sector a escala mundialiii .

En un proceso que comenzó en Loma Negra, alrededor de veinte años atrás, una buena parte de las tareas de mantenimiento se externalizaron a través de la conformación de pequeñas empresas. Las mismas se integraron con los experimentados trabajadores de Loma Negra que hasta ese momento las llevaban a cabo como asalariados. Según información de la municipalidad, al presente las mismas o han desaparecido o se reducen respondiendo a las mismas pautas de productividad y eficiencia que devienen del cambio de escenario mundial y nacional.

El panorama del mercado laboral se completa si atendemos a los siguientes datos: No se han establecido nuevas industrias. No hay compensación, por lo tanto, de los puestos de trabajo perdidos por la reconversión de las grandes.

Existen, según datos municipales, muy pocas empresas medianas lo que somete, sin ninguna amortiguación, la estructura del empleo a la declinante oferta de las cinco grandes.

Al igual que otros centros urbanos importantes del país Olavarría está sufriendo una concentración de las actividades financieras y comerciales. La primera ha provocado la desaparición de bancos y la reducción de planteles en los existentes. La segunda, la desaparición de muchos pequeños comercios frente a la imposibilidad de competir con los supermercados nacionales y regionales establecidos en años recientes. A lo que se suma el descenso de la actividad por la pérdida de ingresos y el desempleo que afectan a los otros sectores. Los datos oficiosos recogidos en el sindicato correspondiente señalan una significativa reducción de los afiliados en los últimos años.

Por lo expuesto parece claro que el empleo se ha redistribuido, absorbido por el sector servicios (fundamentalmente personales) y el cuentapropismo. Por cierto, siguiendo el patrón nacional, aumentando el desempleo y es probable que también bajando la PEA. También se verificaría un cierto aumento del empleo público, punto éste importantísimo, dadas las actuales perspectivas del "ajuste" que parece continuar con las provincias y en consecuencia alcanzar directamente a los municipios.

Sin embargo, la crisis económica no alcanza aún el grado extremo de otros centros urbanos con la misma estructura dependiente de monoproductores en proceso de reducción de empleo. Algunas razones que explicarían esta particularidad de Olavarría serían: Como se señaló el empleo estatal, municipal-provincial y nacional, no sólo no disminuyó, sino que hay indicios que señalan que vía la tercerización habría aumentado.

Se sostiene una razonable estructura de servicios sociales, superior a la de centros urbanos mayores.

Existe una considerable cantidad de jubilados que a pesar de sus conocidos bajos ingresos están en la media de los salarios bajos de bolsillo.

Por cierto, que sin datos precisos que lo confirmen, puede suponerse que buena parte del capital acumulado en los "buenos viejos tiempos", al que debe sumarse el monto de las indemnizaciones pagadas al retiro de las industrias, va siendo consumido paulatinamente en los últimos años, lo que disminuye los efectos presentes de la crisis estructural pero arroja sombrías perpectivas sobre el futuro de no mediar una creación de trabajo genuino.

La expansión del cuentapropismo y los servicios personalizados parecen sostenerse en ciertas redes de solidaridad cuya naturaleza no puede aún precisarse.

Como se señaló en pág. 3 de las cifras analizadas surge, invirtiendo la tendencia de los años de crecimiento, un proceso de migración hacia otros lugares del país.

¿ Olavarría será una pintura representativa del país interior ? Porque su industria es casi monoproductora. Las fuentes actuales de trabajo no ocultan la fragilidad de su situación. Porque se advierte claramente la necesidad de encontrar nuevas fuentes de creación de empleo de carácter sustentable. En conclusión una crítica y peligrosa dependencia -en tiempos de más "ajuste" y de persistencia del eficientismo productivista que llevan a cabo las grandes empresas industriales-, del empleo público, el cuentapropismo, los servicios personales, las prestaciones sociales estatales y las jubilaciones.

Olavarría Junio de 1997.- ( Separamos los afiliados de UOCRA ya que nuestros datos provienen de fuentes sindicales y por lo tanto en el caso de dos de las empresas no podemos discriminar totalmente la plantilla propia de los datos de afiliación.

NOTAS

i El consumo aumenta por más y mejores prestaciones, la facturación agrega de forma independiente al disminuir en gran medida algunos de los consumos que funcionaban como prestaciones sociales o subvenciones encubiertas. La otra cara es que estas cargas se suman a la pobreza generada por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, la precarización y el desempleo.

ii El "Washington Consensus", si bien un paper de Williamson, deriva su nombre de las opiniones compartidas por los organismos (FMI y BM) con sede en la capital norteamericana, la Reserva Federal y el Tesoro de los EE.UU., los responsables de las economías del G7 y los presidentes de los más grandes bancos del mundo, lo que se ha dado en llamar "el sistema".

iii En Julio de 1977 Martínez de Hoz comienza con la "Reforma financiera", un proceso de "apertura" de la economía argentina que tendrá importantes efectos estructurales, que se convertirán en catástrofe para la mayoría de las pequeñas empresas endeudas y un gran negocio para algunas grandes empresas cuando el derrumbe de la "tablita cambiaria" de Martines de Hoz, implementada en diciembre de 1978. Proceso que se completará con la estatización de la deuda privada por Cavallo en 1982.

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