Primer Encuentro Nacional Sobre Calidad de Vida en la Tercera Edad

Universidad de Buenos Aires
Secretaría de Extensión Universitaria

30 de septiembre / 1 de Octubre 1999

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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Tipo de ponencia B

"LAS EDADES DE ANA"

Lic. Clara Isabel Picoli

Síntesis del trabajo

"Las edades de Ana"

El trabajo se ha realizado a partir de un texto que Ana, una integrante del alumnado del Curso de Narrativa para la Tercera Edad de la U.B.A., me entrega en un Grupo de Reflexión para ancianos en un Centro de Jubilados.

Por un "lápsus linguae" que se desliza en su discurso, se puede rastrear en su escrito el contenido INC. que ella ignora y que conforma el "saber no sabido" que todo sujeto posee y que lo sobredetermina.

Concluye con una breve fundamentación teórica de cómo, porqué y para qué se articula en los Grupos de Reflexión de los Módulos Preventivos, Psicoanálisis y Prevención.

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"Las edades de Ana"

En agosto de 1996, coordinando un grupo de Reflexión de un Módulo de Prevención Primaria del P.A.M.I., en un Hogar de Ancianas, conocí a Ana.

Era un grupo de unas 30 mujeres, cuyo promedio de edad era de 77/78 años. En el primer encuentro cada integrante del grupo se presentó al resto, contando un poco de su historia.

Cuando le tocó el turno a Ana, lo primero que dijo fué "tengo 79 años y soy alumna del Curso de Narrativa para la Tercera Edad de la U.B.A." para luego con fervorosas palabras relatar algo de su vida, en especial los cambios que había implementado a partir de su viudez.

El relato de Ana emocionó al grupo, que se identificó de inmediato con lo dicho por ella, por lo que le sugerí que lo escriba, así sus palabras no se perdían y podían circular entre sus compañeras.

Al encuentro siguiente Ana me entregó una hoja manuscrita, y éste era su texto.

El cambio De acuerdo a los cánones de la sociedad en que vivo "Soy una anciana". Mis 79 años así lo dicen, pero, ¿qué es ser un anciano? Aquí viene la gran duda. Soy una envoltura física con todas las marcas que deja el paso del tiempo, pero no tan profundas como para llegar al interior de mi espíritu ¿por qué?.

En primer lugar asumí dignamente el paso de los años.

En una larga vida cumplida con los pasos que imponía la educación de mi época, tuve una infancia normal, una adolescencia ocupada con los estudios, luego me casé, tuve un hijo y enviudé. Aquí se produjo la primera pregunta: ¿y ahora qué?.

Sola, ya que mi hijo se había casado, comprendí que seguir viviendo por inercia era sumergirse, entonces si en una verdadera vejez: LA DE LA MENTE y entonces busque la forma de que mi vida tomara otro color.

Lo básico para sentirse bien es el cariño con el que debemos rodearnos, busqué nuevas amistades, en situaciones similares a la mía y también la manera de desarrollar vocaciones dormidas, siempre me gustó el canto coral, integré un coro. Me gustaba escribir, entonces pues, integré el alumnado del curso de narrativa que dicta la Universidad de Bs. As. para la tercera edad y así despaciosamente fuí armando una nueva vida que me llena de satisfacción.

No nos lamentemos por lo perdido. En el arcón de los recuerdos está todo bien guardado, pero disfrutemos y agradezcamos a Dios lo que hoy nos da.

No me asusta el paso del tiempo, mi vida está en las manos del Señor, pero todavía me enamora el Sol y me parece romántica una noche de luna brillante que al reflejarse en mi rostro borra las arrugas y parece que fuera joven otra vez; ¡Soy jóven! Al descubrir que amo la Vida y que merece ser vivida.

Al pié de la hoja Ana firmaba y fechaba: agosto de 1994, 79 años.

Algo no cerraba.

¿Ana tenía 79 años en 1996, como había dicho en el primer encuentro, o en 1994, como decía en su escrito bajo su firma?.

¿Qué pasaba en Ana?

Si me hubiera quedado solo con el imaginario engañoso de lo escrito por Ana, hubiera atribuido la cuestión a una simple "confusión" y no habría escuchado que a Ana se le deslizaba en su texto "un otro texto", que Ana ignoraba, porque lo que a Ana se le filtraba en su discurso era su deseo INC., porque el deseo es a la letra y ésta es su soporte.

¿Qué le sucedía a Ana con sus edades? Aunque afirmara ... "asumí dignamente el paso de los años"... no paracía que así fuese, porque asumir tiene que ver con hacerse cargo y Ana con su lapsus cuestionaba su decir.

Lo que en realidad hacía Ana era encubrir, sin saberlo, lo que su Yo aún no podía aceptar, pero que en otro nivel delataba su escrito.

"Soy una anciana, mis 79 años así lo dicen" No es Ana quien dice "soy una anciana", aceptando serlo, sino que son los canones de la sociedad y sus 79 años quienes se lo advierten a ella.

Ana afirma luego, mecanismo de negación mediante ... "no me asusta el paso del tiempo"... solo que aún no puede reconocer que si la asusta este transcurrir, sino ¿para que negar lo inexistente?, porque la negación no es más que un modo de anoticiarse de lo reprimido INC.

Dice luego en otro párrafo ... "una noche de luna brillante que al reflejarse en mi rostro borra las arrugas y parece que fuera jóven otra vez. ¡Soy jóven!!..." Ana desea seguir siendo jóven, aunque manifiesta que asumió dignamente el paso de los años, al punto tal que le adjudica a la luz de la luna la propiedad de efectivo "anti-age", pero el "parece" denota que en algún punto Ana, a nivel INC., sabe que ya no lo es y el "otra vez" lo confirma, ya que se refiere a que fué jóven antes y hoy desea volver a serlo.

Por ello afirma luego enfáticamente ¡Soy jóven! entre signos de admiración, como queriendo ahuyentar "lo siniestro" que se le aparece rondándola en forma de vejez, ya que siniestro en Psicoanálisis, es ese algo familiar, pero que debe permanecer oculto.

¿Qué pasa en Ana cuando a la par de un discurso que dice aceptar su edad cronológica, se le cuela una otra edad que difiere de la que figura en su documento de identidad? Una de las dificultades que mas impiden la aceptación del envejecimiento y más confunde a los ancianos, es el desfasaje que se plantea entre lo que sienten que pueden, con lo que realmente pueden.

El deseo INC. del sujeto no tiene edad, no envejece, porque el INC. es atemporal, ¿cómo conciliar entonces este deseo INC. que no envejece con un cuerpo que si lo hace? Porque el cuerpo es un lugar de inscripción de lo INC., que como representación simbólica todo sujeto debe construir también simbólicamente, a través de su historia y que por ser sede de lo pulsional está abierto permanentemente a re- significaciones.

Ana se resiste ante su cuerpo envejecido ... "una envoltura física con todas las marcas que deja el paso del tiempo..." como dice al comienzo del escrito.

Sabe que el paso del tiempo dejó sus marcas, pero su Yo no puede aceptarlo, y "la confusión con sus edades" lo demuestra.

Este cuerpo envejecido que Ana se resiste a re-conocer como propio, estos años que "se quita", interjuegan con la imágen jóven de Ana, y con aquel cuerpo conocido, aunque perdido, que ella aún no ha podido duelar.

Para hacerlo deberá transitar el trabajo de duelo, en el que deberá desinvestir la representación de aquel cuerpo jóven perdido e reinvestir la representación de este cuerpo viejo y desconocido, pero disponible.

Elaborando este duelo Ana podrá aprender a relacionarse, no solo con su actual cuerpo envejecido, con marcas y arrugas, sino también con su verdadera edad, porque aceptar la vejez, como forma de un buen envejecer, no requiere solo de un cuerpo que se mantenga más o menos flexible, sino de un espiritu que también sea flexible.

En situaciones como la de Ana, el Psicoanálisis acude en nuestra ayuda.

De ahí que en los Grupos de Reflexión ofertemos un espacio de escucha donde poder pensar las cosas y escuchar aquello que cada uno, de su particular manera, sabe y sufre.

Que los integrantes de un Grupo de Reflexión puedan formularse preguntas, ya de por si tiene efecto terapéutico y es preventivo y se articula con el Psicoanálisis, por que poder ponerle palabras a la angustia y poder escucharse y escuchar a los otros, puede posibilitar un giro subjetivo a travez re-significar los cambios que suceden en la vejez.

Promoviendo a la simbolización en el grupo, escuchando su palabra y buscando que surjan interrogantes, si éstos pueden escucharse, se arribará a cuestionamientos a través de los cuales podrá cada uno acceder a "su saber no sabido", re- significando.

La tarea no es fácil...

Pero de ninguna manera imposible.

"Las edades de Ana"

Bibliografía

S. Freud * La negación - 1925 - Amorrortu - tomo 19 * Lo inconciente - 1915 - Amorrortu - tomo 14 * ¿Pueden los legos ejercer el Psicoanálisis? - 1925/26 - Amorrortu - tomo 20 * Duelo y Melancolía - 1915/17 - Amorrortu - tomo 14 * Lo siniestro - 1919 - Amorrortu - tomo 17

J. Lacan * La Función creadora de la palabra - 1954 - Paidos - Sem. 1 * Función y campo de la palabra y del lenguaje en Psicoanálisis - 1953 Ed. Siglo XXI - Escritos 1 * El INC. freudiano y el nuestro - 1964 - Paidós - Sem. 11

E. Perez Peña * Espacio de configuración de lo psíquico - 1982 - Ed. El Cid

Datos Personales: Clara Isabel Picoli

D.N.I.: 9.990.671

La Rioja 3089 - 1º. A - 1636 - Olivos - Bs.As.

4790-0307 E-mail: clarisabel@sinectis.com.ar

Antecedentes: - Lic. en Psicología - U.B.A.

Psicogerontóloga.

- Tutora de la Pasantía en Psicogerontología Psicoanalítica - Fac. Psicología U.B.A.

- Docente y Aux. Pedagógica en el Curso de Capacitación de la George Washington University para el pesonal del I.N.S.S.J.P. en los curos de Alta Gerencia y de Coordinadores en Comunidad.

- Docente del Curso de Actualizaciones Psicogerontológica del G.C.B.A.

- Docente de la carrera de pos-grado: Especialización en Psicogerontología, de la Escuela de Gerontología de la Universidad Maimónides.

- Autora del libro "Todavía es posible cantar otra canción" - Ed. Dunken.

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