FOLKLORE, ROCK e IDENTIDAD

Por CLAUDIO ABRAHAM (*)

Artículo publicado originalmente en Revista NAyA - AÑO 2 Número 14 - Junio 1997

Desarrollar la temática de la identidad de los argentinos, si bien es un camino asiduamente transitado, no por ello deja de ser siempre apasionante y novedoso. Si tomamos al Folklore como punto de referencia seguimos manteniéndonos dentro de lo conocido y aceptado: nadie puede negar su influencia en la construcción de nuestra identidad. Sabemos que, etimológicamente, la palabra Folklore (del inglés folk: pueblo y lore: saber) quiere decir saber del pueblo o saber popular. Entonces - lógicamente- los saberes del pueblo tienen que ver con nuestra identidad.

Ahora bien, ¿cómo empalma el Rock con nuestra identidad?. Es notorio que en las últimas décadas su influencia ha pesado culturalmente en varias generaciones de argentinos. Nos guste o no, el Rock ya forma parte del inconsciente colectivo. Habrá quienes lo han asumido como un rasgo distintivo y casi exclusivo de su personalidad cultural; otros tratan de negarlo y rechazarlo y hay quienes lo asumen como parte de un conjunto de influencias que tratan de armonizar. Entonces, que el Folklore y el Rock formen parte de nuestra identidad no significa, necesariamente, que sean lo mismo. ¿O si? ¿Es ya el Rock parte del Folklore de este país? Esta afirmación, que a algunos podría parecer temeraria, es cuanto menos inquietante, y merece un análisis. Por un lado, ya dijimos que Folklore es el saber popular y, en este sentido, el Rock ya forma parte de los saberes de gran parte de la población. Es más, en muchos jóvenes podríamos afirmar que existen más saberes con respecto al Rock que al Folklore.

Si miramos al pasado ¿cómo surge lo que hoy conocemos y definimos como Folklore? Analizado académicamente, nace de la transferencia cultural producida por colonizadores españoles al llegar a América. Esta conquista fue básicamente cultural: imponer una lengua, una religión, una forma de pensar y de vivir. Conocemos ya los métodos: el exterminio y el sometimiento. Conocemos también sus herramientas: la cruz y la espada. Todo ese bagaje cultural que vino con la conquista tomó forma al fusionarse con la cultura autóctona dando como resultado el Folklore. Así surgen músicas y danzas como el gato, la zamba y la media caña, entre muchas otras. Derivan todas ellas de danzas europeas. Llega a estas tierras la vihuela y, luego, la guitarra, compañera inseparable del gaucho. Llegan también técnicas artesanales de tejido en telar y otras, que se fusionan con las ya existentes. Así, con casi todos los tópicos que queramos rastrear: literatura (cuentos, leyendas, poesías), religión (fiestas, celebraciones, ceremonias), música, danzas y atuendos, se ha dado el fenómeno de la transculturización.

¿Qué sucede, mientras tanto, con el Rock? Es otra forma de penetración cultural. Tal vez no haya necesitado para imponerse llegar al genocidio, ya que la tecnología y los medios de comunicación le facilitaron el camino. El objetivo: igual que entonces es económico. Es tan suculenta la ganancia por venta de discos, shows, etc. como ayer lo fue despojar a estas tierras y a sus habitantes de todo tipo de riquezas. Viene entonces la pregunta: ¿por qué se acepta como "normal" y como parte de nuestra idiosincrasia e identidad aquella invasión cultural y no se acepta ésta. En todos los períodos de la historia, nos guste o no, las culturas dominantes se impusieron sobre las demás. Esto, independientemente de que nos parezca bien o mal, es un dato de la realidad.

Volviendo al Folklore, otra de las características que, por definición, debe tener un hecho para ser considerado folklórico es que debe ser dinámico y funcional. En este aspecto no nos podemos aferrar al Folklore de 1850 porque eso ya es histórico. El folklore actual debe tener -necesariamente- influencia de todas las músicas y culturas que circulan en forma masiva, es decir, rock, jazz, "tropical", disco, etc.

Otro elemento a analizar es que, para ser folklórico, un hecho se debe adquirir en forma empírica. Ahora bien, actualmente, la mayoría de la gente que practica alguna disciplina folklórica la ha adquirido en alguna escuela, academia o instituto de enseñanza. Lo cual, según la definición académica lo descalifica. Haciendo una extensión, es tan antifolklórico entonces adquirir un conocimiento en una escuela como a través de la televisión. En resumen, o aggiornamos la definición a los tiempos que corren o casi nada hoy es folklórico. Salvo algunos hechos conservados en comunidades muy aislados o cerradas, las cuales tampoco escapan del todo a la influencia de la radio o la televisión. En resúmen, el Folklore -académicamente definido- podríamos decir que casi no existe más.

La hipótesis que vengo a plantear, a los fines de profundizar el debate, es que la dinámica de los días que corren nos impone una visión más abarcativa del hecho folklórico, y es que la supervivencia del mismo se está apoyando -básicamente- en las instituciones educativas y en los medios de comunicación.

Es por ello que el nuevo Folklore que surja de la expresión de los jóvenes va a contar con fuertes influencias provenientes -en el caso analizado- del Rock.. Aceptar esto, como alguna vez se aceptó la influencia española, sin rasgarnos las vestiduras y sin autoerigirnos en salvadores de la identidad, es el camino que nos va a permitir expresar, con nuestro Folklore, las mismas cosas que expresan las culturas de todos los pueblos del mundo, pero con "nuestro propio lenguaje y nuestra propia visión" (Arturo Jauretche).

Avellaneda, 25 de Abril de 1997.-

NOTAS

(*) CLAUDIO ABRAHAM es músico, compositor, docente y Rector del Instituto de Folklore y Artesanías Argentinas.

El Instituto de Folklore y Artesanías Argentinas es un establecimiento educativo y cultural, dependiente de la Municipalidad de Avellaneda. En él se dictan cursos sobre Danzas, Música (Guitarra, Canto, Instrumentos autóctonos) y Artesanías (Telar, Cuero, Macramé, Mimbre,etc.) para todas las edades.

También se organizan actividades culturales como peñas, guitarreadas, conciertos, muestras, etc. La dirección es: ALSINA 149 AVELLANEDA C.P 1870 y el TELEFONO: 222-0892


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