LA DESPROTECCION DEL PATRIMONIO CULTURAL DESDE LOS ORGANISMOS OFICIALES

Caria, Mario y Maria Colaneri

El objetivo de este trabajo es mostrar cómo las políticas partidarias de gobierno referentes al Patrimonio Cultural (PC) pueden tener consecuencias poco afortunadas para su conservación y preservación. Dejamos de manifiesto también cómo el propio Estado, garante directo del PC, se convierte en su principal amenaza. Por otro lado, intentamos mostrar cómo la falta de una Política Cultural incide directamente en la inexistencia de un Modelo de Gestión Cultural referida específicamente al PC. Por último, presentamos un ejemplo de impacto negativo sobre un locus del PC en la provincia de Tucumán en relación con su contexto turístico inmediato.

Política científica – Política cultural

            La política científica en relación al PC no se puede separar de la política cultural. Sin embargo ésta, de hecho, no existe en nuestro país ni ha sido puesta en marcha por ningún gobierno, más allá de las aparatosas realizaciones de carácter ostentoso que materializan una visión coyuntural, faraónica y elitista de la cultura (como es el caso de la Ruinas de Quilmes en sus diferentes momentos, el camino del Portugués y el Museo del Cadillal, entre otros, todos ellos en la provincia de Tucumán). Nuestro país y provincia, en particular, necesitan una política que desarrolle el imperativo constitucional que establece la tutela pública del PC, que se ajuste a una normativa legal y que erija y siga un cierto modelo de administración, gestión y uso del PC.

            Consideramos que el PC no es una mercancía, sino que, así como es un deber, también es un derecho, entonces hay que garantizarlo. Una política en PC debe articular la investigación básica, la investigación aplicada y la prestación de servicios. Todos ellos en un marco particularizado de un modelo de Gestión Cultural cuya base debe estar dada por una Política Cultural expresamente fundamentada.

La administración pública y el patrimonio cultural

            El PC está considerado como un bien de interés público, por lo tanto, le compete a la Administración Pública una función tutelar en la conservación y gestión del PC. La situación jurídico-administrativo del PC bajo control de la Administración Pública implica que esa administración tienda a ser la promotora de los proyectos culturales y, a su vez, otorga a la Administración la función de contralor.

El Patrimonio cultural y la gestión cultural

Consideramos que el PC es simultáneamente objeto presente, documento de las sociedades históricas y recurso para las sociedades actuales, por lo que se hace necesario aplicar una concepción integral de la Gestión del PC que articule conocimiento y utilidad práctica, investigación y gestión y proponga un modelo de Gestión Integral del PC, que implica comprender todas las intervenciones sobre el PC como una unidad que se inicia en la identificación y recuperación del registro, continúa con su valoración y estudio, posibilita su rentabilidad como recurso cultural, y culmina con la divulgación de los resultados del trabajo tanto entre público especializado como general.

Ejemplo de impacto negativo sobre un locus cultural-turístico

            Para finalizar esta exposición, presentamos un ejemplo concreto de impacto sobre un locus cultural en una villa turística de interés provincial. Consideramos impacto, a la forma en cómo incide una política cultural sobre un bien patrimonial. Ese impacto puede tener resultados positivos o negativos, según sea su resultado en la aplicabilidad de la misma. Si ese resultado es la no conservación y la no preservación de un bien patrimonial, su incidencia será negativa; y por el contrario si el accionar de una intervención desde algún organismo del Estado o no, es preservacionista y conservacionista y se prioriza su utilidad como recurso cultural por sobre el de los intereses políticos partidarios, su resultado será positivo.

            El proyecto presentado a la Secretaria de Turismo, de la cual depende el Museo del Cadillal (Departamento Trancas-Tucumán), tenía como intención, además de abordar el análisis de las características culturales de los grupos prehispánicos que habitaron el área, recuperar y poner en valor a dicho Museo, lo que permitiría una correcta musealización con el fin de explotarlo como recurso turístico-cultural. La instrumentalización práctica y la puesta en valor de un proyecto como éste requería satisfacer demandas muy concretas de apoyo técnico y logístico desde los diversos sectores de la Administración Pública.

            La imposibilidad de llevar a cabo los objetivos que proponíamos a la Dirección de Turismo no tuvieron una respuesta inmediata y tras una serie de notas dirigidas a sus autoridades, las que no fueron oportunamente respondidas, motivaron que desistiéramos de su concreción.

            Nuestro interés primario, el cual era realizar un inventario de las piezas expuestas y albergadas en el depósito, no pudo concretarse debido a que el Museo se encontraba y se encuentra cerrado. Los motivos de su cierre, según lo expuesto por las autoridades en su momento, se debía a las filtraciones de agua y concentración excesiva de humedad en las paredes, techos y pisos del edificio del Museo, producto de la construcción de una pileta de natación sobre el techo del mismo. Sobre este último punto se centraliza nuestra crítica.

Entendemos que el interés de las autoridades al frente de la Secretaría de Turismo en ese momento, fue realizar una obra para el beneficio de los turista que llegaban a la Villa, mediante la ejecución de una pileta de natación que les permitiera a éstos un disfrute y un elemento de motivación para una mayor frecuentación a dicho lugar. Lo que no es entendible y carece de todo conocimiento básico por parte de las autoridades competentes y de los ejecutores materiales de dicha obra, es lo que significa realizar semejante obra como la ejecutada sobre el techo un Museo. Consideramos que un edificio construido específicamente para albergar piezas de colecciones arqueológicas –único edificio erigido para tal fin en la provincia- debe ser preservado de cualquier alteración que pudiere afectarlo y afectar a su vez los materiales del Patrimonio Cultural de la Provincia.

El resultado final y previsible de esta monumental obra de fallida arquitectura e ingeniería, fue por una parte, la inhabilitación de dicha pileta por fallas en su estructura y por otra parte, el cierre del Museo por los continuos problemas de humedad sufridos desde entonces.

Si bien este despilfarro de imaginación arquitectónica por parte de las autoridades competentes no tuvo un rechazo efectivo por parte del resto de la Administración Pública, tampoco lo tuvo por parte de los demás organismos dedicados a salvaguardar el PC. Esto sólo puede entenderse en un contexto donde los organismos o entidades menos representativas no cuentan con un mandato de acción, la cual queda relegada a aquellos organismos (no siempre los más competentes para el caso) que sí cuentan con el apoya de toda una estructura de gobierno, la cual a su vez suele trabajar a favor de intereses que no responden o no se adecuan a un sentir preservacionista y conservacionista del PC. Al mismo tiempo, esto último se entiende o explica también, por la falta de un marco legal que regule las competencias y la incidencia in facto de los diferentes entes encargados de actuar sobre el PC. Todo esto sumado a que no existe un Modelo de Gestión que se articule a una Política Cultual, también inexistente.

Como corolario de todo esto, el Museo de El Cadillal continúa cerrado, sus paredes, pisos y techos siguen conservando la humedad que les fuera impuesta por un elemento extraño a su cuerpo edilicio. Y las piezas arqueológicas de incalculable valor científico y artístico continúan siendo ignoradas por quienes tienen en sus manos la obligación moral de rescatarlas del olvido y deterioro al que fueron sometidas por la implementación de políticas que nada tienen de cultural.

A modo de conclusión

            Este es, en la práctica y en definitiva, el reto que por una parte tienen que asumir en el futuro inmediato las disciplinas y especializaciones involucradas en la Gestión del PC, y que por otra parte tiene que acoger y propiciar la Política Cultural. Está en juego la generación y consolidación de un sector de actividad nuevo y pujante; y la reconversión de unas disciplinas que, en su formalización actual, se han quedado obsoletas: las Humanidades se consolidaron académicamente a principios del siglo pasado como parte del proyecto político-socio-cultural, pero ahora, las Humanidades necesitan transformar sus razones de ser y modos de hacer. Esa posibilidad de transformar es necesaria como medio para asegurar el PC como recurso para el presente y para el futuro.

 


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