LA PROCESION DEL SILENCIO EN QUERETARO.
UN CASO ESPECIFICO

POR EVANGELINA TRUEBA ARAMBURU
ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA (ENAH)

CAPITULO  SEIS

ANÁLISIS SIMBOLICO

Las procesiones están ordenadas de manera casi idéntica y son rituales que suponen los mismos actos básicos humanos: exhibición sagrada, veneración, elogio, recepción de la gracia y el favor divino.

Son maneras de mostrar, dar, recibir y trasladarse en el espacio de un modo simbólico; una procesión es un movimiento ritual determinado.

 Las actividades típicas que se desarrollan son: caminar, transportar, mostrar, ver, rezar, cantar y ser visto. En una procesión, estas acciones humanas ordinarias cobran extraordinaria significación simbólica.

Este tipo de simbolismo manifiesta: armonía, continuidad, pureza, representada por el blanco; manifiesto público, apropiado y legítimo;  como una forma de identidad.

La idea de seguir a Cristo en el camino hacia el Paraíso y con la peregrinación de la Iglesia sobre la tierra. Orar, es para el creyente caminar con Dios. 

Los rituales y símbolos de la procesión del silencio en Querétaro no son claramente religiosos, ni civiles, son ambas cosas a la vez, aunque en un principio según el Padre Espítia, uno de los fundadores de esta fiesta en la región; se manifestó con oposición del gobierno; ahora, está apoyada por él.

La Procesión consiste en seleccionar y recitar una historia, es una continuación simbólica del pasado en el presente, la cuál cristaliza el sistema jerárquico tanto en su forma religiosa como en su forma cívica.

Los que marchan en la procesión no comen, ni duermen, ni sufren, juntos, simplemente caminan y rezan; aunque participen en un retiro de preparación.

Las procesiones, según los participantes no exigen una devoción y un compromiso, están mucho más abiertas a los espectadores, turistas y paseantes curiosos.

Se hacen, según los informantes con el propósito de dar testimonio de su fe y acompañar a Jesús en su pasión y su muerte, pero para prestar testimonio; cuando se seculariza la fiesta religiosa en los ojos de los espectadores, se vuelve fácilmente diversión, sencillamente se convierte en un desfile.

La procesión es una exhibición sagrada, no existe una meta geográfica, sino una actividad simbólica que es su propia razón de ser, en cambio tiene una ruta que es circular; implica lo central, el medio más que las orillas de una ciudad.

Son organizadas por las instituciones eclesiásticas, en los espacios cívicos y sagrados. Los participantes progresan a través de un espacio civil cívico, en un camino hacia el espacio sagrado de la Iglesia, que no es propiedad de nadie.

Estos rituales jerárquicos y reales contienen elementos de exclusividad característicos de la eclesía, sin embargo están incluidos en un ciclo que apunta a la inclusión de todo el público.

La Procesión satisface una necesidad humana básica de incorporar el ser entero a la religión; es un viaje ritual que puede ser simplemente una extensión del sistema jerárquico normativo en el que se desarrolla.

Atravesar el centro cívico de la ciudad, la plaza, es una manera de declarar simbólicamente que el suceso tiene una significación que alcanza a toda la ciudad y no solo a la iglesia.

A manera de ejemplo: el simbolismo de la Virgen María, representada por la hermandad de Nuestra Señora de los Dolores; es ella misma considerada a La vez  caminante y patrona.

 Asumen así un significado político-ideológico frente a realidades materiales; es un fenómeno ritual que a través de la manipulación de símbolos transmiten información sobre el universo social de los participantes, a menudo con el propósito de transformarlo.

"A lo mejor los que observan la procesión pueden ser llamados por Cristo".   (Padre Ernesto Espítia fundador de esta manifestación).

Uno de los efectos sociológicos de la procesión, es la creación de relaciones horizontales, que le da un carácter recíproco, y a veces igualitario entre los individuos que voluntariamente deciden participar en ella, por esta razón, puede ser examinada como una expresión simbólica y cultural de la economía política nacional.

Es mediante estas prácticas religiosas que se producen y transmiten significados sociales en torno a la realidad objetiva y subjetiva y la participación en dichas  confiere diversas entidades sociales.

Dentro del contexto ritual de la procesión se da una representación de la estructura eclesiástica, como centro cultural del grupo por medio de los símbolos que aparecen en el ritual.

CARACTERISTICAS DEL RITUAL

El ritual[17]  constituye en primera instancia, un fragmento del tiempo excepcional durante el cuál los hombres se sustraen de las actividades cotidianas.

Aquel comportamiento que forma parte de un sistema de señales que sirve para comunicar información por la existencia de un código de comunicación, culturalmente definido; es un comportamiento comunicativo[18]: la cruz, la manta, los dados con que hecharon suertes los soldados romanos, la corona de espinas, la túnica, los clavos de la crucifixión, son claros ejemplos.

 El comportamiento, que es  poderoso en términos de las convenciones culturales de los actores, pero que no lo es en un sentido técnico racional, o bien, que está dirigido a evocar las fuerzas de potencias ocultas aún cuando no son consideradas poderosas en sí; es un  comportamiento mágico.

 Cuya función manifiesta, es la producción o reproducción de sentidos; es un mecanismo por el que los hombres transmiten determinados contenidos que se consideran  fundamentales para el funcionamiento de la vida en la sociedad, una práctica que proporciona  modelos del mundo  que programan los comportamientos humanos como modelos de los procesos uniformados de creer, sentir y comportarse en ella. 

Los protagonistas manifiestan su fe, refuerzan su identidad, como grupo de pertenencia, al  acompañar a Jesús en su suplicio; es mediante la marcha religiosa que establecen una relación íntima con los santos a los que profesan una  devoción.

LA NORMA DEL RITUAL Y SU CONTEXTO CULTURAL

La procesión recorre las principales calles del centro, núcleo del poder político y económico de la localidad; reafirman la hegemonía política y cultural del grupo.

 En lo cultural se trata de símbolos eclesiásticos que ratifican los principios conjuntivos pero que con llevan una alianza con la estructura eclesiástica en el sentido de que resaltan el dominio  de la propia identidad. 

Las relaciones existentes entre los diversos grupos sociales estimulan un campo de poderes compuesto por las creencias y prácticas genéricas del rito[19] y del contexto social concreto.

Mediante un lenguaje visual se dice algo que se siente, implica dolor, sufrimiento y sacrificio, necesario para la purificación del alma no solo de los penitentes sino de quienes la presencian pues va dirigida hacia los propios sentimientos de los creyentes y no creyentes.

El ritual[20] de la procesión del silencio en Querétaro demarca una serie de elementos que implican sentimientos  voluntarios y espontáneos adheridos a los símbolos de la misma fiesta.

Es decir, los símbolos rituales son estímulos de emoción.

 Se aprecia una gran variedad de elementos que tienen un significado sagrado muy importante para quien los transmite y los observa, son símbolos que remiten a la pasión y muerte de Cristo; la intención de exhibir en la caminata objetos alusivos a la crucifixión de Jesús, la corona de espinas, la cruz, la lanza, la esponja con hiel, y vinagre, etc.

Los símbolos son objetos, actos, hechos, cualidades o relaciones que sirven de vehículo para el ritual.

Según, Turner[21], existen dos tipos de símbolos:

Los símbolos instrumentales se encuentran subordinados a los fines expresos o implícitos del ritual.

Los símbolos dominantes son multifáceticos o multivalentes, poseen una amplia gama de significados.

LA POLARIZACION DE LOS SIMBOLOS

Los símbolos rituales[22] normalmente poseen una bipolaridad de significación: el polo ideológico o normativo, que se refiere al orden moral y a principios de la organización social.

El otro polo denominado sensorial o emocional referido a fenómenos naturales y fisiológicos.

Un ejemplo de ello es el ritual que celebran los carismáticos en el templo de la Santa Cruz en Querétaro, donde se aprecia este polo sensorial o emocional.

La pasión de Jesús, es  una clara sensación de dolor y sufrimiento físico; los penitentes hombres que llevan en andas alguna imagen que representa su hermandad, y otros que llevan cargando al hombro una pesada cruz de mezquite; esto en el nivel ideológico representa el principio de la aceptación del sufrimiento con el de cooperación y ayuda mutua.

El sentimiento de que todos estamos expuestos al sufrimiento físico de que todos debemos sufrir como Cristo sufrió, incita a la solidaridad y coadyugación de los participantes.

Las hermandades y cofradías que se integran lo hacen bajo un fin determinado, que es el de la preservación de la tradición y la continuidad de la procesión; en la conservación de la propia cultura.

Entendiendo cultura como un sistema de creencias que se transmiten de generación en generación con el fin de preservar una determinada tradición que en contenido materializa una gran cantidad de símbolos.

Estos símbolos no transmiten todo su contenido único ritual, se limitan a representar determinados principios básicos en cada rito en que aparecen.

Cada ritual resulta de un determinado tipo de normas con el objeto de reafirmarlas, en relación, a otras que las contradicen, o que simplemente destacan aspectos de la conducta social.

Los símbolos dominantes de la celebración deben ser considerados como puntos de unidad del sistema simbólico total de la cultura local y llegan a absorber en el contenido, la mayor parte de los principales aspectos de la vida social, consiguiendo representar hasta cierto punto la sociedad en sí.

EL CAMPO DEL RITUAL

La actividad ceremonial se comprende en torno al contexto sociológico en que se desenvuelven.

Este contexto está determinado por las entidades sociales que participan en la ceremonia, y puede concebirse como coexistencia de diversos tipos de grupos y subgrupos, categoría y personalidades; que mantienen un punto de vista particular de acuerdo a su posición dentro de la sociedad global y la estructura de roles al interior del ritual.

Las celebraciones del ritual son fases de amplio procesos sociales cuyo alcance y complejidad son más o menos proporcionales al tamaño y al grado de diferenciación de los grupos en los que se presentan.

En realidad, las relaciones existentes entre las diversas entidades sociales configuran un campo de poderes, entendiendo por poder la posibilidad de inducir fuerzas en una cierta magnitud, en otra persona o grupo.

 La decisión de realizar  la fiesta popular hace que los grupos participantes pongan a prueba su capacidad de poder; compartiendo los poderes rituales principales, sobre la base de los fines y valores propios, y los intereses privados y faccionales; competencias que se desarrollan en el marco más o menos flexible de las prescripciones ceremoniales.

Los componentes de un campo ritual son tomar en cuenta los límites especiales del lugar, espacios donde se reconoce el poder.

Los grupos estructurales presentan formas propias de organización que definen su participación al interior del ritual.

La iglesia es una institución de la sociedad nacional cuya organización rebasa los límites de la comarca.

Legítima su poder por la estrecha relación que mantiene con lo sagrado (entendiéndose por sagrado el espacio divino); es la mediadora por excelencia entre Dios y los hombres y está por encima de las diferencias que sostienen los otros grupos, lo que permite constituirse al mismo tiempo, como la institución mediadora del conflicto.

CATEGORIAS SOCIALES DEL RITUAL

Hombres, ancianos, niños, mujeres, casados, no casados, jóvenes, señoritas.

Estos actores sociales compiten para desempeñar estos papeles, pues de ellos depende en gran medida, la estructura de poder que se establece al interior del rito.

El ritual reproduce el sistema jerárquico normativo; reafirma la hegemonía política y cultural.

El simbolismo de la procesión del silencio es eclesiástico, adquiere una dimensión regional, en función de la interpretación que los actores sociales hacen de los símbolos dominantes, y de la relación de éstos otros símbolos, y signos específicamente locales.

De esta forma, las sociedades divididas en clases, dominadas por las religiones históricas, marcan una diversidad en la práctica y en las creencias religiosas con una multiplicidad de rituales y de símbolos cuyas formas y significados varían de acuerdo al estrato o clase social.

La naturaleza de la formación económica-social mexicana se convierte en una expresión cultural e histórica de un sector social determinado que se encuentra inserta en una sociedad de clases y cuya vida sociocultural sólo es comprensible en la medida en que se toma en cuenta su posición dentro de la estructura global y sus relaciones con las otras clases y grupos sociales.

Los rituales ponen de manifiesto los valores en su nivel más profundo, los hombres expresan lo que más les conmueve en una forma de expresión convencional y obligatoria, son los valores del grupo lo que en ellos se pone de manifiesto.

En el estadio de los rituales se aprecia la clave para comprender la constitución esencial de las sociedades humanas.

Estos ritos demuestran que una de las características del ritual es la de ser un medio para poner al servicio del orden social las fuerzas mismas del desorden.

Los conflictos sociales y el ritual están estrechamente ligados al nivel de poblado y vecindad[23].

LA FUNCION DEL RITUAL

Estos ritos demuestran que una de las características del ritual es la de ser un medio para poner al servicio del orden social las fuerzas mismas del desorden dentro de la sociedad civil[24], la relación que se establece dentro de éste, consiste en una serie ordenada de símbolos con una doble función; mediante la comunicación.

EL RITUAL COMO SISTEMA DE COMUNICACIONES Y COMPORTAMIENTOS SOCIALES

Para interpretar el ritual de la procesión es necesario comprender los mensajes que emergen dentro del contexto cultural y social del mismo, es decir, los símbolos contenidos, en la estructura material puestos en movimiento en este tipo de celebración.

Estos símbolos adquieren validez  dentro de la sociedad civil porque se manifiestan como depósitos de poder de los grupos participantes.

En ella, tenemos un conjunto de mensajes acerca de algún sector de la vida natural o social que la sociedad considera deben transmitirse a otras generaciones; son denominados comportamientos rituales que se manifiestan por una serie de símbolos no verbales que se expresan en esta.

Estos comportamientos comunicativos sirven continuar con la supervivencia de la cultura.

La secuencia de estos comportamientos rituales se organizan en dramas ceremoniales que son particularmente elaborados y sistemáticos.

La procesión del silencio es un comportamiento comunicativo  mágico y religioso que funciona como un sistema de señales (símbolos) por medio de un código  interpretativo culturalmente definido y dirigido a evocar el poder de potencias ocultas, expresando más bien la sagrado y lo divino sin dejar de lado la tradición, ya que juega dentro de la estructura social un papel preponderante dentro de la sociedad global.

Los rituales contienen símbolos que no sólo proporcionan información de un comportamiento social y cultural determinado, sino que proporciona además formas de creer, sentir y comportarse en una sociedad.

La significación de esta fiesta popular es la transmisión de normas y valores que rigen la conducta  de los creyentes y por otra parte la transmisión de  significados emocionales. 

Las creencias y particularmente los ritos refuerzan los vínculos tradicionales y sociales entre los individuos, hace resaltar la estructura social de un grupo que se fortalece y perpetua por la simbolización ritual o mítica de sus propios valores culturales.


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