1er Congreso Internacional "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina"

Universidad Nacional de Quilmes - Argentina

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
https://www.equiponaya.com.ar/
info@equiponaya.com.ar

EL FONDO FIDUCIARIO DE CAPITAL SOCIAL

Juan Bautista Peña
FUNCAP

SINTESIS DEL PLANTEO

El Fondo Fiduciario de Capital Social es una iniciativa del Estado Nacional para perfeccionar los modos de asumir la obligación ética ineludible que le compete en cuanto a equilibrar las condiciones de posibilidad para todas las personas y contribuir a la erradicación de la pobreza. El Fondo busca transferir al sector social conocimientos, capacidad de gestión y capital, herramientas con las que se han construido las posiciones relativas que hoy detentan los demás sectores de la sociedad.

El desafío que se plantea es que puedan ser las Organizaciones de la Comunidad las que se conviertan en principales y preferentes protagonistas de la creación de un sistema que comience por prestar servicios financieros a la enorme cantidad de micro-unidades económicas que se desenvuelven en su ámbito de acción, para luego continuar posibilitando, desde la autosuficiencia que de ese modo adquieran, la constitución de un Sector Social consolidado e independiente. Se trata de que quienes acostumbran actuar como canales de distribución más o menos activos, se constituyan en fuente de lo que distribuyen; se trata de acumular en el sector los excedentes de su operación financiera.

Se propone que el acceso fluido al crédito financiero por parte de las microempresas les permitirá a su vez hacer fluir y crecer sus recursos, accediendo a que su financiación deje de ser indirecta, en extremo onerosa y derivada de la que obtienen otras unidades económicas que sí acceden al mercado financiero.

Desde esta perspectiva el acceso al crédito se perfila como una alternativa posible para superar la situación de pobreza estructural en la que se encuentra inmerso el sector de las microempresas de escasos recursos económicos de todo el país, que no sería otro que el Sector Social, del que las microempresas son las unidades económicas representativas.

INTRODUCCION

Se sostiene aquí que el desarrollo del sector de la microempresa es un instrumento necesario para cumplir con un imperativo ético básico para la acción de Estado: erradicar la pobreza, instalando en la sociedad bases firmes para el predominio de la equidad social. Aclararemos el valor de algunos términos, para usarlos más libremente.

La pobreza Su modo de expresión más concreto y visible es el fenómeno de la exclusión social. El mismo refiere a todas aquellas condiciones que permiten, facilitan o promueven que ciertos miembros de la sociedad sean apartados, rechazados o que simplemente les sea negada la posibilidad de acceder a los beneficios de la sociedad en la que de todos modos viven.

De esta forma, es frecuente que los miembros excluidos se vean afectados por la inclusión de otros, por ejemplo porque los recursos sociales disponibles se usan preferentemente para satisfacer a los incluidos.

La dinámica que define los fenómenos de inclusión/exclusión tiene que ver con el hecho de que algunos acceden y otros no, al uso de ciertos bienes sociales que son los que definen la capacidad para funcionar en el sistema social en cuestión, en tanto lo que una persona puede hacer depende de su control sobre ciertos bienes y de las características de esos bienes que controla. En economías monetarias como las de las sociedades modernas, ese acceso y control depende en gran medida del ingreso del que disponen las personas para demandar bienes: la gente resulta pobre y desempleada como resultado de participar de una dinámica que la excluye, y no al revés1 .Lo que hoy en día agrupa a las personas, entonces, parece estar basado más en la clasificación vertical apoyada en la diferencia, que en la división horizontal de la estratificación socioeconómica.

De esta forma, puede afirmarse que en el mundo contemporáneo se viene produciendo un cambio radical en la concepción de las luchas sociales: de la lucha de los de abajo a la de los de afuera, del objetivo del ascenso social al de la inclusión sociocultural2 .Desde esta perspectiva, interesa distinguir dos categorías de pobres:pobres estructurales: aquellos que nunca conocieron otra cosa que la pobreza. Su mayor empobrecimiento tiene consecuencias más graves para dimensiones vitales de la familia como la salud, pero no modifica mucho su estilo de vida que nunca permitió acceder a mucho más que casa y comida.nuevos pobres: subdivididos asimismo en dos tipos: los hoy rigurosamente pobres y antes no: familias que por su nivel educativo y su constitución parecen aún de clase media, pero que otras variables relacionadas con la crisis ubican en la pobreza: el desempleo, la falta de ingresos y la precariedad laboral.

los empobrecidos: familias que sacrifican lo secundario para proteger en última instancia lo básico: la casa, la comida, algo de ropa y una que otra salida muy de vez en cuando.

Las condiciones de vida de estos nuevos pobres son heterogéneas, dependiendo no sólo de los ingresos actuales percibidos, sino también de los denominados capital social y capital cultural, existentes en su ámbito. El primero hace referencia a la existencia o no de una red de familiares y de amigos que estén en posición de brindar trabajos, comprar bienes o facilitar algún tipo de servicio en condiciones favorables. El segundo, por su parte, plantea que el origen social, la educación recibida, el tipo de experiencias vividas y la posición ocupada en los distintos ámbitos sociales que se van transitando, van originando disposiciones diferenciadas a percibir, a actuar, a reflexionar, a demandar. Mientras que los viejos pobres viven en barrios y enclaves reconocibles para todos, los nuevos pobres están dispersos y desorientados, cualquier edificio de clase media puede albergarlos. Es una pobreza privada, de puertas adentro, invisible. Por otro lado, mientras que la pobreza tradicional implica una exclusión de todas las áreas, en la nueva pobreza la exclusión es relativa: hay quienes sufren la exclusión en algunas esferas de su vida social mientras en otras están aún incluidos3 .Finalmente, cabe destacar que hay brutales diferencias de productividad entre los que están adentro y afuera del sistema y que a su vez hay tanto barreras visibles como otras más sutiles, para entrar. Cambió así la idea sobre lo que es pobreza. Se amplió el concepto y cambiaron incluso los indicadores para medirla: salud, vivienda y educación, se agregan a los indicadores de ingresos. Hay diferentes formas de exclusión.

Este trabajo propone que la exclusión del acceso al crédito es una de las más severas, porque determina varias de las otras.

La equidad social

La equidad puede definirse como una propiedad de los criterios de igualdad que se escogen. Se considera más equitativo definir la igualdad no en el espacio de los ingresos o en el del acceso a los bienes sociales primarios, sino en el de la libertad de realización de los propios proyectos y la capacidad de hacerlo.

La igualdad de ingresos puede enmascarar una desigualdad muy grande de bienestar. La equidad, sobre la base de un criterio de igualdad de orden superior, exige entonces una mayor desigualdad en la distribución de los ingresos. Pero en este caso se trata de una desigualdad correctora, destinada a reducir o a compensar una desigualdad primera.

La equidad supone la búsqueda de criterios de igualdad más exigentes4 .De esta forma, la equidad de oportunidades no consiste sólo en compensar en el punto de partida las desigualdades de la naturaleza o las disparidades de fortuna: apunta a dar de manera permanente los medios de volver a encarrilar la existencia; su objetivo es dar a los individuos los medios de hacer frente a los azares que no son de orden asegurador (acontecimientos familiares y personales, rupturas profesionales repetidas, etc.)5 .La propuesta es que este término - equidad - debe incluir la posibilidad de lograr mayor progresividad fiscal, eficiencia en la asignación de recursos en el gasto social, sistemas mixtos de bienestar y una visión mas abierta de la justicia social, con el consiguiente reconocimiento de un mundo menos uniforme y con el esfuerzo de una política económica no exclusivamente comprometida con los equilibrios fiscales, sino también con los esfuerzos por el logro de mayor empleo y con la integración social. Sin una convergencia entre eficiencia y equidad es posible que se consolide una sociedad escindida, que ponga en peligro aún los mismos objetivos de aumentar la eficiencia6 .En el tema que nos ocupa, el mercado satisface necesidades presentes de - asigna, distribuye recursos hoy entre - quienes tienen poder adquisitivo. No es función del mercado atender urgencias ni satisfacer/asignar recursos entre quienes no lo tienen, como así tampoco anticipar el futuro.

La ética

Es la parte de la Filosofía que estudia la conducta del hombre, los criterios según los cuales se valoran los comportamientos o costumbres, y las elecciones.

Aunque se suele distinguir entre los aspectos descriptivos y normativos en la ética, de hecho se superponen: uno suele creer que está describiendo objetivamente, cuando en realidad está tomando partido por una norma que implica una concepción del mundo.

Existen tres instancias para abordar la ética: - descriptiva: supone describir con una mirada profesional el "ethos" en cuestión.

- reflexión moral: supone comprometerse con el ethos bajo estudio, y describir las cosas cotidianas y las normas formales e informales que las guían. Es reconocer costumbres.

- ética normativa: supone buscar principios filosóficos, fundamentos para lo moral.

El "ethos" alude al conjunto de actitudes, convicciones, creencias morales y formas de conducta de una persona o de un grupo. La moralidad es un fenómeno cultural presente en toda cultura, aunque con aspectos muy diversos. Remite siempre a códigos de normas o a sistemas de valores, a concepciones de lo que es y de lo que no es moral. Eso es el "ethos". Y la ética es un esfuerzo por hacer hablar al ethos, por esclarecer el complejo fenómeno de la moralidad.

La ética es una manera filosófica de pensar en materia de moralidad, de los problemas morales y de los juicios morales.

Este trabajo no tiene la pretensión de desbordar el marco de la ética descriptiva, aunque seguramente no podrá siempre resolver la tensión ya establecida con la ética normativa. De hecho, estamos mezclando el mundo de los negocios con el mundo social. Y en el mundo de los negocios es infrecuente que se manejen opciones que tengan a la ética como marco de referencia: el marco es el derecho positivo.

En este contexto la primera mirada sobre el bien o el mal implícitos en una acción es una revisión sobre su legalidad. En general lo ilegal es más conveniente - la ley es siempre un límite al ejercicio de la voluntad individual, que por sí misma tiende a maximizar el propio beneficio -. Y entonces el mayor beneficio estará siempre en el límite de lo legal.

La segunda mirada es sobre la sanción. Desde que no hay ley efectiva sin sanción, la medida de la sanción es importante en el cálculo: el beneficio se compara contra el perjuicio que pueda causar la sanción. Y es importante notar el potencial usado en la expresión, porque no se trata de lo que la ley diga sino de lo que en verdad haga.

La decisión de un Estado en el sentido de transferir a los excluidos, mediante un acto de poder legítimo, las condiciones de posibilidad que la lógica del mercado les birla, debe limitarse a franquear los accesos y facilitar la instalación, sin alterar las leyes y sanciones que rigen en los mercados sobre los que, por decirlo así, el Estado decide ejercer su violencia legítima en favor de la restitución de las condiciones de inclusión a los miembros de un sector excluido.

Es un sendero estrecho, el que una acción de Estado debe recorrer para satisfacer al mismo tiempo a la Justicia, a la Equidad -¨Justicia más Benevolencia? -, y a la tica.

El Fondo de Capital Social está empezando a recorrerlo.

DESARROLLO El Sector Social o Tercer Sector

Con la apertura democrática se produjo en la Argentina una superposición entre dos estructuras organizativas: los partidos políticos y las organizaciones barriales; ambas son diferentes entre sí, pero contienen los mismos ejes reivindicativos. La gestión del período democrático permite verificar diversas modalidades de articulación con los movimientos vecinales, y verificar que la eficacia con que el ejecutivo o los sectores del legislativo se articulan con los organismos barriales incrementa notablemente su poder. Los organismos barriales tienden a priorizar la relación con el ejecutivo, y a cuestionar la representatividad de los concejales.

Asimismo, ¨cómo es la relación entre el tercer sector y los ciudadanos?. Se cree que el esfuerzo que demanda la pertenencia a un llamado Tercer Sector sería compensado por una situación final superior a la alcanzable a través del comportamiento aislado y egoísta. El comunitarismo tiene el valor de reivindicar la diversidad y las identidades que lo conforman; es así que concibe al ciudadano como miembro de una comunidad que se expresa a través de su cultura y sus valores, y al tercer sector como manifestación de la vida comunitaria, esencial para el sostenimiento de una convivencia tolerante y plural. Frente a todo esto, surge una paradoja de difícil solución: si la organización voluntaria es la base del capital social: aquellos que tienen mayor capital acumulado serían los que estarían en mejores condiciones para sostener organizaciones eficaces.

Si la organización es un medio que facilita la satisfacción de necesidades, la cuestión es cómo construir la organización social de aquellos con mayores necesidades y menor capital acumulado7 .

Las Organizaciones de la Comunidad (OCs)

Las OCs se encuentran frente al desafío de iniciar un proceso de profesionalización y tecnificación que no deje de contemplar las identidades particulares y diversas de las distintas organizaciones.

La propuesta que se impone hoy es la de fortalecer a las OCs, lo que tiene que ver con su enorme potencial social para promover procesos de desarrollo integral (no sólo económico) sostenible y equitativo. Lo anterior se vincula con los siguientes motivos: aumento de la presión social para el logro de espacios de participación de diferentes aspectos de la vida local y nacional, paulatino alejamiento del Estado de sus funciones de ejecutor de programas sociales y aumento de una serie de problemas sociales que vive América Latina tales como la pobreza, la exclusión social y la desocupación.

Desde una perspectiva amplia, se incluye dentro de la definición de las OCs a toda organización de personas que persiga un fin de beneficio público (social, político no partidario o cultural), que no tenga fin de lucro y que no pertenezca a o dependa de la estructura del Estado. Desde lo global, las OCs se han distinguido en el desarrollo mundial del siglo XX por haber sido sustitutos gubernamentales en la prestación de servicios; protagonistas en el combate contra la exclusión de los pobres; promotoras del pluralismo y de la recreación de la sociedad civil; agentes de democratización latinoamericanos y catalizadores de organización popular. Desde una mirada de la vida cotidiana, las OCs han sido los espacios principales desde donde la gente ha podido expresarse y desarrollar su potencial creativo, permitiendo tanto el logro del desarrollo local como del personal. Si bien las OCs no se encuentran en una situación de fuerte interrelación y trabajo complementario que les permita alcanzar el objetivo de desarrollo social tan esperado, existen tres cambios fundamentales que se han dado a nivel internacional que han contribuido a su avance en ese sentido: las OCs se han constituido en canales concretos para hacer viable la participación social y la descentralización y equilibrio del poder; promueven y expresan tanto la solidaridad como el pluralismo - valores substanciales para el desarrollo regional -, y constituyen un sector movilizador de recursos laborales y generador de valor agregado.

El desarrollo de un nuevo modelo que permita potenciar la participación de las OCs debe actuar en tres grandes áreas: al interior de las OCs (a través de la capacitación de recursos humanos y asesoría en reingeniería institucional), al interior del sector de las OCs (a través de la conformación de redes y foros de trabajo de OCs) y en el contexto cercano y condicionante del accionar de las OCs (a través de un movimiento generado por los estados y los organismos de cooperación para facilitar el crecimiento del sector).8 La falta de recursos económicos genuinos hace que a las OCs les resulte casi imposible planificar y concretar un desarrollo a mediano y largo plazo sin capturar recursos de los demás sectores: el Estado y los Organismos Internacionales por un lado, y el Sector Mercado o Empresario, por el otro.

El Estado tiene una obligación ineludible en cuanto a equilibrar las condiciones de posibilidad para todas las personas. Al Mercado, por su parte, le conviene contribuir, con capital y tecnología, a que el Tercer Sector sea eficiente y eficaz, una vez inserto en el conjunto de los sectores preexistentes: se amplía así, en efecto, la extensión y fuerza del mismo Mercado. Sin embargo la falta de organización del sector destinatario, dificulta que los recursos económicos y tecnológicos transferidos en pos del desarrollo social, fluyan por donde hacen falta. El Sector Social, entonces, tiene la palabra.

La confusión en cuanto al valor del trabajo en el sector No parece haber ningún problema para comprender y aceptar que el trabajo remunerado es el medio para ganarse la vida en la sociedad moderna. Así son las cosas en el Sector Empresario, y en el Estado y en los Organismos Internacionales no es diferente ni en cuanto a los individuos que lo integran ni en cuanto al conjunto, que entrega sus servicios a cambio del dinero que recoge por vía de impuestos el primero, y convenios entre países los segundos.

Sin embargo el Tercer Sector se escapa de la lógica que impera en la sociedad moderna, y que las mismas personas que lo integran comparten y aplican, como miembros de los otros sectores. Las personas que trabajan en el llamado Tercer Sector, solas o en grupos, dicen que entregan trabajo, tanto o más valioso y necesario que el que ellos mismos u otros entregan en el Sector Empresario o en el Estado; y dicen que a cambio reciben satisfacciones de un orden diferente al económico; y dicen que entregan ese trabajo a personas, grupos de personas y sectores enteros que lo necesitan y no pueden pagarlo; y que en función a su comprensión de las necesidades de esas personas, grupos y sectores - que muchas veces ellos mismos integran en varios aspectos - , deberían obtener recursos del Sector Empresario para solventar los gastos en los que incurren en su tarea; y dicen también que el Estado haría bien en compartir con ellos - si no delegar en ellos - las decisiones que tome en materia de transferencias de capital entre personas y sectores. Puede bien ser. Y es, incontables veces. Y puede incluso ser cada vez más así, en la medida en que esas personas y grupos prosperen en la tarea de servir a los que lo necesitan con la eficacia y eficiencia que el servicio requiere. Pero así no se está constituyendo la identidad de un Sector.

Lo que en verdad está ocurriendo

Se está hablando de la transferencia voluntaria de unas personas a otras, organizadas o no, del valor implícito en el trabajo. Se está hablando de la asunción voluntaria por parte de algunas personas del tipo de responsabilidades que la sociedad había asignado al Estado. Se trata de una transferencia privada dentro del Sector Empresario. Se trata de una ampliación significativa de la capacidad de gestión del Estado y de una organización efectiva de las fuerzas de Mercado, en pos de alterar a favor de los que pueden menos, justamente, las condiciones de posibilidad que los términos de intercambio vienen instalando. Se trata de la puesta en juego de valores de gran importancia para el crecimiento de las personas y de la sociedad como conjunto. Se trata, en definitiva, de acciones que se desarrollan en el ámbito de los sectores existentes, que tienen como objetivo ayudar a las unidades más desfavorecidas del sistema.

Lo que tiene que ocurrir

Las personas que integren el Tercer Sector deberán abocarse a la generación, administración e incremento del propio capital. Las personas y organizaciones que quieran apoyar la construcción del Tercer Sector deberán entender sus movimientos como aportes de capital a una unidad económica diferente a la de aquellas desde las que realizan los aportes. Son las personas que los integran, quienes constituyen los sectores. Son los individuos que se agrupan en barrios, municipios, provincias y naciones, los que constituyen los Estados. Son las personas que intercambian su trabajo, sus bienes y sus servicios, las que constituyen los mercados. Son las personas que se sirven del Tercer Sector, y las que lo sirven, las que pueden constituirlo.

En la medida en que las personas y organizaciones del Sector que hoy reciben trabajo y recursos económicos del Sector Empresario y del Estado no entreguen por ello un valor equivalente no serán protagonistas, sino resultado de la voluntad de otros. No estarán acumulando su capital.

Esta afirmación que se presenta a contramano del sentimiento general, está lejos de ser temeraria. La información disponible permite conocer que en el mundo la mitad de los recursos de las organizaciones de la comunidad - que son la expresión más clara de un emergente Tercer Sector - proviene hoy en día de la cobranza de los servicios prestados a las personas y comunidades a las que sirven. De la otra mitad, el 80% proviene del Sector Empresario en la forma de donaciones de bienes y servicios, y el 20% restante de transferencias de los Estados. La manera conducente de leer esta información pasa por interpretar que las personas que tienen necesidades cuya satisfacción no pueden resolver en primera instancia desde su posición relativa en el mercado, se organizan horizontal y verticalmente para modificar su fuerza relativa fortificándose para acceder a una mejor forma de existencia. Y son independientes en un 50%: entregan, como conjunto, un valor equivalente a la mitad de lo que reciben.

¨Qué les impide acceder a la independencia real?. ¨Qué los separa de llamar propio al otro 50% de sus ingresos? La pregunta tiene una respuesta positiva y razonablemente simple: la propia actitud de las personas y organizaciones que vuelcan sus esfuerzos en el Tercer Sector, aletargada por pautas culturales que han dejado siempre en otras manos los propios destinos.

Pautas culturales que son impedimentos

Los diferentes tipos de organizaciones de la comunidad nacen para satisfacer diferentes necesidades, de diferentes pequeños grupos de personas, en diferentes momentos, y en diferentes lugares. ¨Es posible concebir una mayor acumulación de diferencias? Las organizaciones de la comunidad enfrentan serias dificultades en su evolución porque al no obtener regularmente, de sus usuarios directos, recursos económicos como resultado de los servicios prestados, no pueden mantener recursos humanos permanentes en la prestación de esos servicios, salvo contadas excepciones en las que son terceros los que realizan la contraprestación. Tampoco es frecuente que en las organizaciones se tematicen los modos de avanzar en una integración - horizontal y vertical - hacia la construcción de un Sector que las incluya a todas, porque la falta de recursos dificulta en extremo sus esfuerzos y la concentración en las propias tareas absorbe buena parte de sus energías. Aunque exista la conciencia de que la constitución de un Sector sería un paso fundamental para el futuro de cada organización, resulta muy difícil salir del círculo vicioso que constituyen la atomización y la falta de recursos.

Sin embargo el Tercer Sector se hace necesario para los otros dos. Cuando el Estado, los Organismos Internacionales, las Fundaciones Empresarias o las mismas Empresas, pretenden aplicar recursos económicos o tecnológicos al desarrollo social, se encuentran con enormes dificultades para llegar a las personas a las que quieren apoyar. La necesidad de encontrar - o contribuir a generar - un sector organizado, capaz de hacer fluir los recursos por donde hagan falta, es acuciante para quienes tienen - o asumen - la responsabilidad de modificar las condiciones de posibilidad de desarrollo a favor de la equidad que los mercados no tematizan. Las experiencias del Estado intentando operar directamente en el campo han sido un fracaso en más de un sentido. Los Organismos Internacionales no han tenido mucha mejor suerte. Los Empresarios apenas han podido, en general, ir más allá del ámbito de influencia de sus propias empresas.

Un Tercer Sector independiente es necesario para todos, pero su organización no termina de encaminarse. Al Tercer Sector se lo nombra como existente, con la esperanza de que entonces exista.

Hacia la libertad económica

Las personas que reciben servicios de las organizaciones de la comunidad deben apropiarse de ellas mediante el pago de los mismos. El conjunto debe hacerse económicamente independiente mediante el arbitrio de pagar la mayor parte del trabajo y los servicios que consume. Integración, representatividad, independencia, son las reglas del juego.

Mientras los otros sectores paguen sus cuentas, no habrá Tercer Sector. Así es la lógica de la sociedad moderna, de la que no es posible sustraerse sin patear el tablero.

El Sector Empresario alentará esta ocurrencia, pues le anticipa su propio crecimiento: la organización social amplía dramáticamente las posibilidades económicas de las personas.

El Estado hará bien en transferir capital a una comunidad que así se organiza, mediante la promoción de todas las acciones que tiendan a fortalecer al sector y generar Capital Social, la forma de capital que genera el mayor crecimiento en el mundo.

Las microempresas

El primer paso del Tercer Sector es legitimar moralmente el hecho de transferir a los usuarios de los servicios que presta los costos de los mismos, en la mayor medida posible. Sólo así podrá llamarlos propios. El Tercer Sector - con el apoyo del Estado y del Mercado - debe organizar su propia estructura de servicios. La producción y distribución de servicios financieros a las microempresas de menores recursos económicos presenta enormes ventajas para ser la primera opción.

Las microempresas -exponentes de las unidades económicas del Tercer Sector - utilizan financiación para su desarrollo, pero al no contar con prestadores de servicios financieros que hagan fluir sus recursos, acceden a una financiación indirecta, en extremo onerosa y ligada a la que obtienen otros que sí acceden al mercado financiero.

Así, la exclusión del acceso al crédito determina directamente la distribución de la pobreza. El gran desafío es que las organizaciones de la comunidad se constituyan en protagonistas principales del armado del sistema que preste servicios financieros a las cientos de miles de micro- unidades económicas que se desenvuelven en su propio ámbito de acción.

El papel del crédito en el desarrollo económico

Investigando los componentes de la actividad económica es posible distinguir uno que caracteriza claramente las diferencias en materia de posibilidades entre quienes han acumulado Capital y quienes no: el acceso al crédito. El acceso al crédito constituye una condición necesaria para el desarrollo a escala de cualquier actividad económica.

Es posible comprobar que en el mundo entero la distribución de la riqueza está ligada al acceso al crédito. Si se divide en quintiles la población del mundo, puede observarse que en un extremo un quintil concentra alrededor del 80% de la producción, el ahorro, el comercio. En el otro extremo, un quintil acumula un 1% de los valores de las mismas variables. Llama la atención que la única variable en la que los valores se apartan sensiblemente de esos promedios es el uso del crédito: el primer quintil usa el 95% del crédito del sistema, y el último quintil usa el 0,2%.9 El sistema financiero formal no facilita el acceso a las unidades económicas más pequeñas. En un mundo en el que conviven grandes y micro empresas, el sistema financiero se va diseñando conforme a las necesidades de los grandes y, partiendo de allí, va bajando hasta servir a los más pequeños entre los que reúnen características similares a los grandes. La microempresa se queda afuera. Y esto es consecuencia de una decisión racional de los operadores del sistema, que no encuentran motivos, como agentes económicos, para modificar políticas que seguramente les dan buenos resultados y perspectivas: la mano invisible del mercado, podría invocarse. Pero en buena medida esta mano causa y perpetúa, en materia de posibilidades, la concentración de la acumulación y de los flujos en un extremo de la escala socioeconómica, y la exclusión en el otro.

El círculo vicioso del desempleo

En este contexto, en el que parecería estar vedado el acceso al capital a quienes no lo hayan acumulado anteriormente, y en el que la única alternativa parecería ser estar empleado en un mercado de trabajo que se achica estructuralmente, el desempleo resulta inexorable. Si por un lado las unidades económicas empleadoras son cada vez menos y usan más capital a medida que crecen - y menos recursos humanos -; y por el otro las personas que se integran al mercado desde la base no cuentan con recursos indispensables - el crédito, fundamentalmente - para desarrollarse y constituirse en empleadores nuevos; entonces, la situación conduce inevitablemente a una crisis social.

Una crisis de libertad

Una crisis social puede definirse como una pérdida de ligazón entre los valores que una sociedad sustenta y los objetos en los que esos valores están encarnando. En el caso que nos ocupa es nada menos que la libertad la que está en juego como valor. Y la institucionalización del desempleo sería el fenómeno que haría estallar la crisis.

No habría libertad en una sociedad que aceptara que muchos de sus integrantes no pudieran - en forma estructural - contar con similares condiciones que otros para ganarse la vida.

Corresponde al Estado prevenir un tal estado de cosas. Y se trata de lanzar una operación de transferencia de capital, de una inversión que promueva la generación de Capital Social, de una organización social alrededor de la provisión de servicios financieros fluidos y abundantes a las más pequeñas unidades económicas del sistema: las microempresas. Y debe ser hecho de manera sustentable en el tiempo. Es necesario, finalmente, que el Tercer Sector se haga cargo de buena parte de la organización social que represente el Capital Social que se busca generar. Sólo de ese modo se habrá transferido el poder de replicar las acciones y la inclusión del sector habrá tenido lugar.

El Capital Social

La riqueza de las naciones puede considerarse compuesta por la suma de cuatro componentes: el Capital Natural (el valor económico de la tierra, el agua, la madera, el subsuelo, el petróleo, los metales); los Activos Producidos (maquinaria, fábricas, infraestructura, sistemas hídricos, caminos, ferrocarriles); y los Recursos Humanos y el Capital Social (educación, nutrición, y el valor productivo de las organizaciones de personas e instituciones). Esta organización social que constituye parte del capital de un país, es previa a la posibilidad de utilización efectiva de las otras formas de capital, y así lo evidencia la composición del stock de capital de los países más avanzados del mundo: más de dos tercios de su capital lo representan el capital humano y el capital social.10

La propuesta: El Fondo Fiduciario de Capital Social

No debe resultar cierto que exista una determinación invencible que excluya a las micro unidades económicas de la posibilidad de acumular capital, crecer, e incidir en forma significativa en la oferta de empleo. Prevenirlo es responsabilidad del Estado.

La idea de la creación del Fondo de Capital Social está vinculada, entonces, a la identificación de una demanda específica de sectores sociales con altas restricciones que la misma definición de microempresa encierra: falta de acceso al crédito, baja escala, retraso tecnológico, unidad familiar, escaso desarrollo organizativo y baja interrelación con el sistema económico formal.

En este marco es preciso definir la responsabilidad primaria y la competencia de un organismo en particular con el objeto de asumir el compromiso directo para resolver ese problema estructural que hace al funcionamiento cotidiano de vastos sectores sociales.

El Fondo pretende ser un instrumento eficaz en la construcción de Capital Social, precisamente en un ámbito donde el Capital Social produce diferencias dramáticas que otras formas de Capital no pueden producir por sí solas.

La constitución por parte del Estado de un Fondo Fiduciario, presenta varias ventajas para facilitar el desarrollo de capital de esta naturaleza en el Sector.

Síntesis de la operatoria

El Estado nacional entrega, como fiduciante, un capital de cuarenta millones de pesos a una sociedad que se constituye en administradora fiduciaria del mismo. El fiduciario deberá ocuparse de facilitar el desarrollo de las microempresas de menores recursos económicos durante treinta años, y luego devolver el capital a la SDS.

Podrán primar las políticas de Estado de largo plazo por encima de los cambios de administración, sustentando la integración social de los sectores hoy excluidos.

El fiduciario actuará como una entidad de segundo piso sin internarse en la operatoria tradicional del sistema financiero, paso innecesario y paralizante en una larga primera etapa - el salto de la organización social a la banca es un proceso, no un acto -.

El fiduciario será una sociedad administradora constituida por los tres sectores: el sector social, que concurre con su derecho; el sector empresario, que concurre con sus herramientas; y el Estado y los organismos multilaterales, que concurren con su obligación de asegurar la igualdad de accesos y de oportunidades en la sociedad.

El fiduciario requerirá la aparición de la figura de los Prestadores de Servicios financieros a la microempresa de menores recursos económicos, figura que en sí misma encarna la posibilidad de acumulación del capital social necesaria para la modificación del actual estado de cosas.

Transferirá a las OCs que se constituyan en Prestadoras, la más avanzada tecnología disponible en la materia.

Asegurará la concurrencia de parámetros y estándares crediticios internacionales, la metodología para el recupero y circulación del crédito en el sector, y destinará recursos para la calificación y fortalecimiento de Prestadores de Servicios nacidos en el propio sector social.

CONCLUSIàN El Tercer Sector puede ser la expresión más conspicua del Capital Social en el país, y aquellos que decidan construirlo desde adentro serán sin duda los que habrán hecho titulares del mismo a las personas que hoy ocupan los lugares más descapitalizados de la sociedad. La generación de recursos propios debe llegar a ser posible en mayor medida para el Sector que se propone el trabajo social, y el primer paso en ese sentido lo debe dar el Sector mismo, legitimando moralmente el transferir el costo de los servicios que presta a los usuarios de los mismos, en la mayor medida posible: el Tercer Sector debe dejar de llamar beneficiarios a sus integrantes. Sólo después de un tal cambio de actitud, después de haber incorporado un nuevo respeto por la dignidad de las personas de menores recursos y sus potencialidades, se podrá pensar seriamente en la construcción de un Tercer Sector que represente a la sociedad civil organizada. Y, ciertamente, cuanto mayor sea la generación de fondos propios, mayor será la independencia del Tercer Sector. A esos efectos, la prestación de servicios financieros a las unidades económicas del propio sector en condiciones de mercado - evitando cuidadosamente caer en el asistencialismo autoadministrado - es un camino franco. Con recursos propios en crecimiento, el destino de los mismos bien puede terminar siendo la prestación de los diferentes servicios que las organizaciones dan actualmente, pero ya sin esa fortísima dependencia de los recursos del Estado y del Sector Empresario, que hoy los caracteriza. Es necesario que algunas organizaciones del sector se aboquen a la tarea de adquirir las capacidades de Prestadores de Servicios Financieros. La gestión de este tipo de organizaciones es local, regional, con pertenencia a las comunidades a las que sirve. No parece haber Prestadores más apropiados que las organizaciones de la comunidad, en la medida en que asuman que la fuerza estará en la perdurabilidad, y no en la acción aislada.

NOTAS

1 Lo Vuolo, Rubén y otros: "Contra la exclusión". La propuesta del ingreso ciudadano. Ciepp-Miño y Dávila Editores. Bs. As., 1.995, pág. 15-17.

2 Villarreal, Juan: "La exclusión social". Introducción: qué es la exclusión social? FLACSO-Grupo Editorial Norma. Bs. As., 1.996, pág. 15-46.

3 Minujin, Alberto y Kessler, Gabriel: "La nueva pobreza en la Argentina". Temas de hoy-Ensayo. Bs. As., 1.995, pág. 39-49.

4 Fitoussi, Jean-Paul y Rosanvallon, Pierre: "La nueva era de las desigualdades". Manantial. Bs. As., 1.997, pág. 105.

5 Op.cit. Rosanvallon, Pierre, pág. 210.

6 García Delgado, Daniel R.: "Estado y Sociedad". La nueva relación a partir del cambio estructural. FLACSO-Sociales-Tesis Grupo Editorial Norma. Bs. As., 1.994, pág. 261 y 264.

7 Martínez Nogueira, Roberto. "El Tercer Sector, por qué y para qué?" en Revista Enoikos. Facultad de Ciencias Económicas-UBA. Año III-N*9. Bs. As., 1.995.

8 Bombarolo, Félix C. "Desarrollo, hacia un nuevo modelo?" en Revista Enoikos. Facultad de Ciencias Económicas-UBA. Año III-N*9. Bs. As., 1.995.

9 UNDPïS Human Development Report, 1.994.

10 World bank.

Buscar en esta seccion :