1er Congreso Internacional "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina"

Universidad Nacional de Quilmes - Argentina

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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ESTRATEGIAS DE ACCESO Y PRODUCCION DE LA INFRAESTRUCTURA URBANA BASICA Y LA GESTION DE RECURSOS EN BARRIOS MARGINALES

Guido P. Galafassi 1

Sociedad, Estado y Problemas Urbanos

Los servicios urbanos pueden ser estudiados a través de otras problemáticas: de la vivienda, habitat y condiciones de vida, del medio ambiente, de la política urbana o de los movimientos sociales. Aislarlos o integrarlos a otras problemáticas implica una decisión en base a los objetivos propuestos por la investigación y que guardará relación prioritaria con las problemáticas emergentes de la situación social en un tiempo y lugar determinado 2 .

Sin olvidar, y por el contrario remarcando la necesaria inclusión del tema acceso a infraestructura con el conjunto de elementos que componen la realidad urbana, la producción de infraestructura cobra vigencia por su carácter definitorio (entre otros) que tiene para la identificación y delimitación del área metropolitana, referido particularmente a grandes sectores del segundo cordón del conurbano, en donde se concentran los mayores bolsones de pobreza del área.

La importancia que adquiere el estudio de los procesos sociales de producción de infraestructura se ratifica al tener en cuenta la particular modalidad de construcción de las grandes ciudades latinoamericanas en general y las argentinas en particular. Con respecto a esto último es útil referirse a lo definido por Hardoy, como características esenciales del medio urbano en el país.

En términos generales, se puede afirmar que las ciudades argentinas se fundaron, crecieron y consolidaron con una gran independencia del ambiente físico que las sustenta. Las características estructurales y la dinámica propia del medio natural, y sus posteriores consecuencias, no han sido tomadas en cuenta en la conformación de los centros urbanos (Hardoy et al, 1989). Por lo tanto, aparecen problemas directamente ligados con estas falencias, asociados con las cualidades del territorio elegido para el asentamiento y otros problemas ligados a la manera en que se generan el crecimiento y expansión posteriores. Esta última situación potencia aquellas discordancias estructurales básicas, definiendo en gran parte la gravedad de los problemas urbanos en la Argentina que afectan directa o indirectamente sobre las condiciones de habitabilidad, incidiendo muy especialmente en los sectores más pobres. Las ciudades han tenido un crecimiento "tan acelerado hasta hace algunas décadas, que su expansión se produjo de manera incontrolada, generando consecuencias graves y muchas veces irreversibles" (Federovisky, Hardoy et al, 1992).

La ciudad argentina asume un tipo de urbanización que combina las consecuencias negativas de un crecimiento físico incontrolado, asociado en algunas a un fuerte incremento demográfico, junto a una falta de inversiones crónica por parte de gobiernos nacionales, provinciales y municipales para dotarlas de la infraestructura básica y los servicios esenciales (Herzer, 1990).

Ahora bien, la configuración de la ciudad obedece en forma importante a la acción de los regímenes políticos que se suceden y que implementan políticas urbanas específicas.

Así, se regula la actividad privada, y se realizan inversiones directas en el territorio, a través de la instalación de redes de servicios más o menos vinculadas a las políticas globales, afectando el funcionamiento del mercado de tierras, y modificando las condiciones de acceso al habitat urbano de los diferentes sectores sociales (Clichevsky, 1987).

La particular diversidad que presenta el área metropolitana con sectores de alta cualidad estructural y otros con características de marginalidad y bajo desarrollo urbano, conforma una situación sumamente compleja que se manifiesta en todos los partidos del conurbano, pudiendo diferenciarse un área central con mejor calidad urbana y áreas periféricas con graves problemas ambientales y de habitabilidad.

A esto se debe agregar en la última década una situación de coyuntura que hace que la cuestión planteada cobre mayor importancia. En términos generales esta situación se presenta en forma combinada de crisis económica y democratización política (Zicardi, 1990). El agotamiento del modelo de acumulación periférico en América Latina implica para las ciudades una crisis que se manifiesta en la cada vez más escasa inversión pública y la ausencia de planificación dejando paso al libre juego del mercado. Al mismo tiempo, el proceso de democratización política de la última década plantea nuevos desafíos, descentralización mediante, cobrando más vigencia el papel del actor social en su rol de ciudadano, y generando distintas estrategias de participación social y posibilidad de respuesta a problemas concretos, de acuerdo al lugar relativo que ocupe en las redes del poder local.

Así, podemos rescatar nuevos modos de plantear las relaciones Estado - Sociedad, registrándose varias formas de interacción en las estrategias de intervención para superar los conflictos sociales.

La tipología armada por Susana Finqueilevich (1987) para explicar la interacción en estrategias de supervivencia en las cuales participan diversos actores sociales como El Estado, La Comunidad y diferentes Grupos Organizados, resulta útil para ilustrar el caso tratado. La autora, luego de un relevamiento de diversas experiencias latinoamericanas ha agrupado en cuatro tipos las interacciones posibles:

1) Modelo Asistencial: la incitativa corre enteramente por cuenta del Estado con poca o ninguna participación de la comunidad.

2) Modelo Asistencial - Participativo: las iniciativas y actores del Estado encuentran una contrapartida parcial en las actividades desempeñadas por la comunidad.

3) Modelo participativo: las iniciativas pueden partir tanto del Estado como la comunidad, participando ambos en proporciones equivalentes.

4) Modelo de autoayuda: la iniciativa o bien parte de una ONG exterior y es replicada en la comunidad, o es la comunidad misma a través de una organización, la gestora de las actividades.

Esta tipología se adecua para tipificar las acciones llevadas a cabo por sectores de bajos ingresos de barrios marginales en sus estrategias de acceso y producción de la infraestructura urbana básica. Los tipos están presente en el estudio del caso presentado, asumiendo distintas combinaciones. Pues además de la participación de la comunidad y eventualmente una organización comunitaria, el Estado aún participa en estos procesos. Así, siendo el actual un trabajo a posteriori, es posible observar una tendencia que asemeja este caso a la tipología para el resto de América Latina.

El Crecimiento Demográfico del Area Metropolitana

La ciudad de Buenos Aires que se origina en la colonia y extiende su influencia a la zona vecina a través de la provisión de productos agrícolas se enfrenta a un proceso novedoso a fines del siglo pasado que favorecerá en forma importante su crecimiento. La inmigración europea, fundamentalmente de España e Italia, que llegan atraidos por el crecimiento económico argentino, incrementará notablemente el volumen de población de esta ciudad. Así, la conformación espacial del área metropolitana se caracterizará por la presencia de tres áreas particulares: 1) el área urbanizada, constituida por una gran parte de la Capital Federal y los partidos inmediatamete limitrofes, 2) un sector que se extiende hacia el oeste y el sur (en el corredor hacia la ciudad de La Plata, incluyendo a Berazategui) en proceso de urbanización, llegando a un 25% de su superficie, y 3) una periferia rural que abastece al área urbana con productos agricolo-ganaderos.

El área urbanizada presenta una gran densidad poblacional en su zona céntrica en donde se instalan mayoritariamente los inmigrantes (los conocidos "conventillos"). Y la incorporación de la zona lindante del sureste se efectúa gracias a la actividad industrial en desarrollo, especialmente de frigoríficos, curtiembres y depósitos de mercaderia de importación (Gutman et al, 1988).

La ocupación para usos urbanos de las tierras lindantes en la Capital Federal fue progresiva en el tiempo. Aunque al inicio del presente siglo, el primer anillo de partidos vecinos conserva todavia un carácter rural en su uso del suelo, el proceso de urbanización avanza rapidamente, trasladándose la provisión de productos del campo a la capital, desde el primer al segundo y tercer cordón. Hacia la década del '30, estos partidos son definidos claramente como espacios rurales, ocupando las explotaciones agrícolas y ganaderas más del 80% de su superficie.

Pero en los años 1940-50 el proceso de crecimiento demográfico sufre una aceleración importante. La creciente industrialización de Buenos Aires en un contexto mundial favorable y con políticas internas que favorecen este proceso influyen positivamente en la inmigración de importantes grupos de pobladores del interior del país. La oferta de empleo en el área metropolitana, y la falta de incentivos en el campo y en las pequeñas ciudades refuerza este proceso. Los ingresos de los obreros industriales y los trabajadores en general observan un incremento, lo que posibilita la adquisición de un lote en la periferia urbana para autoconstruir su vivienda.

Esto genera un acelerado crecimiento del espacio urbano que se efectiviza mayoritariamente siguiendo la traza del ferrocarril. En 1960 el 71% de las tierras rurales de 1947 se habían urbanizado, 18 partidos ya son reconocidos por el censo de Población de 1960 como mayoritariamente urbanos e integrantes del Gran Buenos Aires, constituyendo un área urbanizada de 3880 km2. Esta urbanización acelerada y con casi nula planificación generó situaciones de insuficiencia de infraestructura urbana que se prolonga hasta hoy agravada en muchos de sus aspectos.

A partir de 1960 el crecimiento demográfico sufre una desaceleración, pero de todas formas se continúa generando un paisaje heterogeneo compuesto por densas áreas urbanas con servicios, lindantes con áreas carenciadas, tierras rurales en producción, lotes urbanos, pequeñas y grandes propiedades sin uso, clubes de campo y complejos industriales.

Este crecimiento demográfico acelerado, ubica a la Argentina como uno de los países con más alto índice de urbanización del mundo. Según el Censo Nacional de Población de 1980, el 83,3% de la población es definida como urbana, creciendo a un 84,5% para 1991. En el período 1970-1980 el aumento de la población que vivía en concentraciones urbanas de más de 2000 habitantes fue un 25% mayor que el crecimiento de la población total del país (INDEC, 1980). Pero esta población argentina presenta notables diferencias en cuanto a su distribución territorial. La temprana urbanización de los márgenes del Río de La Plata y Paraná Inferior, dieron como resultado la actual estructura urbana con más del 45% de la población del país sobre este eje de apenas 400 km. de largo, desde Rosario hasta La Plata. Si bien en las últimas décadas se revirtío la tendencia hacia un más rápido crecimiento de las ciudades intermedias, aún la tradicional distribución espacial de la población argentina concentrada en el área metropolitana y alrededores sigue siendo la dominante.

Los 19 partidos del conurbano concentraban en 1991 7.969.824 habitantes, un 24% de la población total del país y el 63% del total de la pcia. de Buenos Aires. De esta población la primera corona concentraba en 1991 4.592.794 habitantes (considerando el 50% de La Matanza) lo que equivale al 57% del total del conurbano y con un crecimiento intercensal del 6%. La segunda corona concentraba 3.376.530 habitantes (considerando el otro 50% de La Matanza) lo que equivale al 42% del total del conurbano y con un crecimiento intercensal del 31%.

La localidad de José C. Paz

Con respecto a los índices de Necesidades Básicas Insatisfechas, expuestos en el Mapa de La Pobreza del INDEC (1994), el ex-partido de Gral. Sarmiento (actualmente subdividido en San Miguel, Malvinas Argentinas y J.C. Paz) presenta un índice compuesto con un valor de 26,3% de su población bajo estas condiciones, porcentaje particularmente alto para lo que es el área metropolitana (Moreno: 28,5; Merlo: 25,9). Este 26,3% equivale a una población de 170.227 habitantes.

En cuanto a los indicadores de condiciones de la vivienda y servicios sanitarios los valores son los siguientes:

- Población en viviendas deficitarias, incluidas casas tipo B (ranchos, casillas o viviendas precarias que cumplen por lo menos una de las siguientes condiciones: no tener provisión de agua por cañería dentro de la vivienda, no disponer de retrete con descarga de agua, tener piso de tierra, etc.): 43,5 % (Moreno: 48,6; Merlo: 43,5)

- Viviendas sin acceso a red pública de agua: 90,5 % 3 (Merlo: 88,2; Moreno: 86,7) - Viviendas sin cañería de agua dentro de la viv.: 36,4 % 4 (Moreno: 42,0%; Merlo: 35,7%) - Viviendas sin acceso a red pública de agua, perforación o pozo: 0,6% 5 (Moreno:0,6; Merlo: 0,6)

Es decir que solo un 10% de la población accede a la red de agua corriente, el 90% restante (ya que el último índice tiene un valor despreciable de 0,6%) posee perforación individual o pozo. Esto último indica la ausencia del Estado en la prestación del servicio de agua, debiendo ser cubierto por la iniciativa particular de la población.

Dentro del ex-partido de Gral. Sarmiento, el sector con mayor predominancia de barrios marginales es típicamente la localidad de J.C. Paz (hoy nuevo partido).

Con una población, que según el último censo, de 203.554 personas, es el área que más ha crecido en la última década, con un valor de 42%, mientras los sectores restantes solo llegan a un 24%. En el área de J. C. Paz se agregaron 60.000 nuevas personas. Con respecto a la pirámide de población por edades, tenemos como promedio para el Gran Buenos Aires una población que se ha ido angostando en la base, es decir en proceso de envejecimiento. Pero para el censo de J.C. Paz, la situación es claramente diferente, pues el grupo de los jóvenes constituye el 45% de la población de todo el nuevo partido.

Es decir, que se trata de una población joven, reflejándose este dato en las características de las familias, jóvenes y numerosas. Nos encontramos de esta manera, con procesos de estructuración urbana reciente, con predominancia de pobladores provenientes de otras áreas del Gran Buenos Aires.

Por los tipos de apropiación del espacio, se registran loteos, asentamientos organizados y ocupaciones individuales, conformando una gran cantidad de barrios marginales periféricos al centro urbano.

La casi exclusiva presencia de viviendas en estas áreas que las definiría como ciudades dormitorios en los años del alto crecimiento industrial (40-60) configura hoy en día una realidad bien diferente. Estos espacios intersticiales, relegados a las afueras de la ciudad, en donde habitan los pobres expulsados de la capital y provenientes de la inmigración del interior y países limítrofes, aparecen como zonas de inmovilización de la pobreza al decir de Prevot Schapira (1996). Todos los índices, mortalidad infantil, desempleo, NBI, alto riesgo sanitario, delincuencia y alto crecimiento demográfico, definen el punto de inflexión con el resto de los espacios metropolitanos.

Este contexto conforma una situación social con casos de diverso grado de pobreza en condiciones de vida marginales.

Existen el el área de J. C. Paz poco más de 49.000 hogares particulares. De estos el 92% pertenece a la categoría multipersonal familiar, contra en 88% para el Gran Buenos Aires, y cerca de un 8% son hogares unipersonales, contra un 10,9 del Gran Buenos Aires. Esto último refleja nuevamente el efecto de la población jóven.

El 40% de los hogares de J. C. Paz presenta situaciones de hacinamiento (2 o más personas por cuarto), contra un 25% a nivel nacional. Y para el hacinamiento crítico (más de 3 personas por cuarto) el valor llega al 11,7%, casi el doble del existente a nivel nacional. De los hogares con hacinamiento de 2 o 3 personas por cuarto, el 64% corresponde a casa tipo B y casillas (promedio para GBA: 40%). Para el nivel de hacinamiento crítico, este valor asciende al 85%, contra un 69% para el Gran Buenos Aires.

Con respecto a la provisión y procedencia del agua, los valores son los siguientes: Población con cañería dentro de la vivienda: 49% Agua corriente: 1,5% Perforación o pozo: 47,5%

Población con cañería fuera de la vivienda pero dentro del terreno: 47% Agua corriente: 0,2% Perforación o pozo: 46,8% Población con cañería fuera del terreno: 3% Agua Corriente: 1% Otros: 2%

De aquí se desprende que con respecto a la provisión del servicio de agua, la situación es alarmante con respecto a la infraestructura de agua corriente, recurriendo en forma ampliamente mayoritaria a soluciones dentro de la parcela a través de perforaciones con o sin motor 6 .

La Realidad Barrial

El proceso de estructuración socio-espacial en J. C.

Paz que se consolidó mediante la colonización via loteo, se vio incrementado fuertemente en las últimas décadas, al constituirse como área receptora de grupos sociales empobrecidos. Aquí confluyeron tanto un flujo de pobladores provenientes del desalojo de la Capital Federal u otros partidos del conurbano, con el propio crecimiento vegetativo.

Este crecimiento sobrepasó la escasa capacidad de infraestructura existente, generando un situación de precariedad más profunda respecto al habitat. A partir de sus propias carencias, la población cumple un camino que articula un conjunto de respuestas tendientes a una estrategia relativamente autónoma respecto a la gestión del habitat.

Ahora, en base al trabajo de campo realizado se ha podido comprobar en el terreno estas carencias detectadas en los datos cuantitativos.

Si hacemos una clasificación esquemática de la situación en cuanto a condiciones básicas del habitat e infraestructura de servicios, tendríamos como ejemplo de situaciones diversas a los siguientes barrios.

Sumamente carenciado: Barrio El Ceibo: ubicado en los fondos del barrio La Paz y San Adolfo, no hay loteos, son todos asentamientos en terrenos privados, es decir que la situación de la propiedad es precaria. Es una zona baja, inundable, muy cercana a un basural y cruzada por un pequeño canal de desagüe al aire libre. La infraestructura de servicios básicos es totalmente carente e ineficiente.

El barrio que comienza a formarse hacia 1984, completa rapidamente los espacios desponibles. La condición de ocupantes ilegales están tramitando la regularización de la propiedad de la tierra.

El desalojo de viviendas y hoteles de distintos barrios de Cap. Fed. y partidos vecinos (San Martín, por ej.) constituye una de las causales principales de la radicación de muchas de estas familias, conformándose una población con un importante grado de agregación de parentesco.

Precisamente, en las redes de parentesco si tiene importancia el origen de los pobladores, proviniendo muchos de las provincias del norte del país, pero careciendo de ella en la localización al interior del barrio y en su estructuración espacial.

Existe también un pequeño núcleo de origen paraguayo, organizados social y laboralmente.

El asentamiento está integrado por unas 700 familias, caracterizando una población jóven y extensa, llegando en algunos casos a los 7 u 8 hijos. En cambio, las familias paraguayas conforman una estructura similar a la familia tipo.

Surge en 1989 un comedor a instancias de Cáritas, funcionando en una casa construida por los vecinos y una guarderia dos años antes, en 1987.

A nivel laboral, la mayoría de la población carece de un empleo estable, siendo la changa la estrategia dominante. El proceso de crisis económica de los últimos años, afectó masivamente a la población del barrio a través del desempleo, volviéndose muy ocasional hasta el trabajo de changas de los hombres, y una reducción en la demanda de trabajo doméstico para los mayores.

Así, esta situación de carencia laboral agrava aún más las condiciones precarias del barrio, agudizándose en los últimos años los problemas sociales y de salud de una población que puede caracterizarse como empobrecida de larga duración.

Carencias intermedias: Barrio Las Acacias: próximo a Sarmiento Norte, hacia el este de la Av. Sarmiento, es un sector de loteos, y mejor conectado en términos de transporte con el centro. Con una infraestructura de carencias intermedias, pero por supuesto sin agua corriente ni cloacas como gran parte de J.C. Paz.

La escuela pública con organización vecinal define la emergencia de este barrio que se constituye en base a uno de los típicos procesos de ocupación del territorio, estructurado por el clásico patrón de colonización por loteos, en torno de un establecimiento educativo. En 1954 surge la escuela N§ 29 por iniciativa particular de un vecino y en pocos años se consolida como establecimiento público.

Los sectores populares de este espacio están representados por el propietario de su vivienda con cierta capacidad de autogestión, y con ciertas pretensiones en términos del mejorameinto de los servicios y de la infraestructura del barrio.

Posteriormente, y hace ya 14 años, se funda el Centro de Salud como parte del Programa Muñiz de atención primaria de la salud, constituyendo actualmente la única sala provincial en el partido de J.C. Paz.

A partir de 1984, y siguiendo un proceso común a todo el partido, se aceleró el poblamiento del barrio con pobladores provenientes de Capital Federal, de pensiones e inquilinatos que se instalan en sus propios lotes.

Posteriormente, se expanden los límites del barrio a partir de un flujo de inmigrantes internos al que se suma en años recientes, la llegada de familias de países limítrofes.

Predominan las viviendas precarias de material y otras de tipo prefabricadas, sin generarase situaciones de barrios tipo "villa".

La trayectoria laboral de los pobladores tiene un fuerte sesgo hacia la poca estabilidad a través de trabajos en changas, padeciendo en los últimos años un fuerte desempleo, afectando sobre todo a aquellas familias que posein un trabajo estable, perdiendo sus obras sociales y trasnformándose consecuentemente en demandantes de servicios públicos de salud.

La pobreza comienza a hacerse más visible después de la hiperinflación y se generaliza la condición de demandante. Así, surgen en el barrio dos comedores comunitarios, uno dependiente del Municipio y el otro de Caritas.

El comedor y la escuela se referencian cada vez más como la única presencia del Estado con funciones de contención y control. La gestión del habitat queda así en manos exlcusivas de los propios pobladores, limitados a su vez por las nuevas y más profundas condiciones de pobreza.

Altas diferencias en carencias: Barrio Santa Paula: con un sector de tipo céntrico con buena cobertura de servicios, medios de transporte y calles pavimentadas; y a unas pocas cuadras (hacia ruta 8) un asentamiento muy reciente carente totalmente de infraestructura.

Relativa y diferencialmente carenciado: Barrio Sarmiento Norte: en principio, es fundamental distinguir dos sectores, uno de ellos que corresponde a una franja de tres cuadras de ancho entre la Av. Presidente Sarmiento (por donde circula una línea de colectivos entre J.C. Paz y San Miguel) y la calle Maestro Ferreyra al oeste, en donde se ubica la población con mayor carácter carenciado del barrio. Igualmente es muy notable como la calidad de construcción de las viviendas va disminuyendo a medida que nos alejamos de la Av. Sarmiento en dirección al oeste. El otro sector, de solo una cuadra de ancho, se ubica entre la calle Maestro Ferreyra y la calle Rodrigo de Triana, más allá del cual comienza el campo de una base de la Fuerza Aérea.

En el primer sector, el menos carenciado, las familias obtuvieron sus terrenos a través de los mecanismos del mercado (proceso de loteo y compra y venta), en cambio el segundo sector es un asentamiento, en donde los entrevistados manifestaron dudas sobre la propiedad de la tierra, con respecto a si son fiscales o privadas. Por lo manifestado en las entrevistas, el asentamiento (llamado "villa" por los pobladores del primer sector, que asume para si el apelativo de "barrio') se originó por la década del '70, cuando se construyó el camino del Buen Aire, y se desplazó población de la villa "William Moris", ocupando los terrenos vacantes de Sarmiento Norte. Además es necesario destacar un dato llamativo con respecto a su configuración espacial similar a un loteo, en donde cada unidad familiar ocupa una porción delimitada y definida de la manzana, y separada de las demás por pared o alambrado.

Los entrevistados marcaron muy puntualmente este aspecto al referirse al proceso de demarcación de los terrenos tomando como modelo la división de las manzanas loteadas del otro sector. Con posterioridad a la ocupación se ha dado el caso de la venta del derecho de uso u ocupación de la vivienda, no del terreno, del cual no se posee la propiedad.

La infraestructura de servicios básicos está en relación directa a la diferente situación de cada sector, siendo más dificultosa en el sector de asentamiento.

Sin agua corriente en ninguno de los dos sectores (como en casi todo J.C. Paz), en el sector de loteos la mayoría de las viviendas accede al agua a través de perforaciones con bomba a motor o manual, a diferencia del sector de asentamiento que se abastece mayoritariamente a través de un tanque público y de canillas dispersas por el barrio.

Con respecto al tendido de corriente eléctrica, su presencia se materializa en todo el barrio, aunque en el sector de asentamiento es mucho más frecuente el sistema de "enganche informal" a la red, aunque el último año, la empresa prestadora del servicio haya colocado medidores en todas las viviendas. También se registra en ambos sectores el "enganche" a la línea de TV Cable que pasa por la zona.

Con respecto a la recolección de residuos sucede un hecho muy particular, pues el servicio municipal de recolección solo atiende a la parte loteada del barrio, recurriendo los pobladores del asentamiento a una estrategia que consiste en un sistema informal de recolección a través de niños y jóvenes, que a cambio de una mínima cantidad de dinero recogen los residuos en cada vivienda y luego los vuelcan en el descampado al oeste de la calle Rodrigo de Triana. Esto genera un problema ambiental que padecen los pobladores ubicados frente a este descampado, que se constituye en un sector generador de agentes patógenos, mal olor y humo molesto, producto de la quema de la basura. Otro problema ambiental mencionado en las entrevistas es la presencia de un zanjón ubicado en la calle Curupayti, que en épocas de grandes lluvias se desborda inundando los terrenos en varias cuadras alrededor.

Las carencias en el barrio se manifiestan también en al ámbito del cuidado de la salud. Este barrio no cuenta con Centro de Salud propio para la atención de las necesidades sanitarias. Para esto, lo pobladores deben concurrir al Centro de Salud del Barrio Las Heras (próximo) dependiente de la Sociedad de Fomento, y con servicios arancelados, constituyéndose de esta manera en un factor limitante para su acceso. La alternativa más utilizada en el Centro de Salud del vecino barrio Las Acacias, que cuenta con un reducido número de servicios médicos.

El servicio educacional posee una cobertura no tan limitada, por lo menos al nivel primario. La escuela número 60, ubicada en el sector de loteo, a una cuadra de la Av.

Sarmiento, y con una matricula de 964 alumnos, distribuidos en dos turnos. El comedor de la escuela atiende 250 chicos (junto al de Caritas llegan a atender a más de 400 niños).

En el mismo edificio de la escuela funciona un servicio educativo para adultos con dos turnos. El servicio diurno atiende a los alumnos adolescentes con alto índice de repitencia, de manera de contener a los propios jóvenes del curso regular, que de otra manera no podrían continuar en la misma escuela.

Los actores sociales en el proceso de acceso y producción de la infraestructura urbana básica

Dada la compleja trama de problemas urbanos del área metropolitana, agravados en la última década por un crecimiento todavía alto, y una retirada del Estado en la oferta de servicios suficientes, se agravan una serie de conflictos ligados directamente con la infraestructura de servicios básicos que convierte a grandes espacios del conurbano en territorios con bajísima calidad habitacional. La localidad de J.C. Paz representa uno de estos espacios.

Igualmente estos sectores urbanos son ocupados por grandes masas de población imposibilitadas de acceder a mejores ubicaciones por la carencia de ingresos suficientes. Estos sectores de población deben recurrir a diversas estrategias en procura de abastecerse de elementos indispensables.

Entonces, dada la crisis económica general de las últimas décadas que afectó muy especialmente a los sectores de bajos ingresos, estos priorizaron la ocupación de una porción de tierra independientemente de la calidad habitacional de la misma. Una vez asentados, generaron diversas estrategias de acceso y producción de los servicios urbanos básicos, que implica desde la aceptación de las condiciones establecidas esperando la acción del Estado en la procuración de la infraestructura básica, una participación parcial en planes diseñados desde el Estado, hasta una organización barrial que toma la incitativa introduciendo algún grado de mejoras en la provisión de los servicios.

De aquí que podamos establecer una serie de conclusiones preliminares con respecto a la relación entre actores sociales e infraestructura de servicios.

1) Los diversos servicios básicos pueden clasificarse de acuerdo a su grado de necesariedad. Como los más indispensables estarían el agua y la electricidad, para los cuales las estrategias intentan paliar de forma inmediata su carencia por medio de conductas informales o adaptativas (enganche a línea de electricidad, provisión de agua en canilla barrial, etc.). El resto de los servicios (gas, cloacas, residuos, etc.) al no ser absolutamente indispensables a la supervivencia merece una atención menos inmediata. De hecho, en los barrios visitados, todos se proveen de alguna manera de agua y electricidad, el resto de los servicios posee una presencia más heterogénea.

2)Para el acceso y la producción de la infraestructura de servicios básicos los actores recurren a modalidades tanto de tipo individual como colectivas. Para el acceso a servicios con cierta presencia en el barrio, la estrategia suele ser individual (electricidad), pero para la instalación de una red formal de un servicio no existente en el barrio (ej: red de gas, agua corriente, cloacas, etc.) la estrategia deberá ser necesariamente colectiva.

3) Una estrategia basada en una acción colectiva deberá contemplar por lo menos dos recursos esenciales: un sostén financiero y una organización comunitaria. La predominancia de sectores de bajos ingresos en barrios marginales define para esta estrategia unas condiciones de suma dificultad para su realización. Por lo tanto, el tendido de una red formal de servicios a partir de una acción comunitaria sin ayuda externa al barrio, suele no ser una acción muy frecuente en barrios marginales. Mientras que el acceso al agua (que no cuenta con ayuda externa) es exclusivamente individual, en el barrio Sarmiento Norte la mejora de las viviendas se da en base a una cierta organización comunitaria a partir del aporte financiero del gobierno provincial y el trabajo organizativo de Caritas .

4) La vinculación al Estado Municipal o Provincial, para demandar o diseñar planes de mejoras barriales, adquiere dos caminos de contacto. Por un lado a partir de organizaciones comunitarias de diverso tipo. Por otro a través de la vinculación con organizaciones políticas barriales. La posibilidad de trabajos en conjunto entre estos dos canales dependerá tanto de las políticas bajadas desde el Estado, como de las relaciones entre los actores barriales de las distintas organizaciones. En el barrio Sarmiento Norte, la articulación entre diferentes caminos es variable. El comedor de Caritas mantiene dos estrategias diversas, mientras por un lado se vincula a la gobernación provincial a partir del plan Vida, gracias a que el sacerdote es elegido como coordinador, su relación con una unidad básica vecina es nula, no manifestándose intenciones de establecerla.

Bibliografía

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NOTAS

1 . CEIL-CONICET Y FAC. FILOSOFIA Y LETRAS, UBA.

2 . Respecto a la cuestión de la infraestructura básica y el papel de las ciencias sociales, se recomienda consultar el trabajo de Coing (1990).

3 . Viviendas sin acceso a red pública de agua se refiere a la procedencia del agua utilizada en la vivienda e incluye a las viviendas con perforación con bomba de motor, con perforación con bomba manual, con pozo, agua de lluvia, transporte por cisterna, río, canal, etc.

4 . Viviendas sin cañería dentro de la vivienda se refiere a la provisión de agua. Excluye a las viviendas donde un sistema de cañerías surte de agua a uno o varios ambientes de la vivienda, incluyendo tanto la provisión fuera de la vivienda pero dentro del terreno, como la provisión fuera del terreno.

5 . Viviendas sin acceso a agua por red pública, perforación o pozo señala la mayor criticidad en materia de procedencia del agua utilizada en la vivienda, incluyendo solo a las viviendas donde el agua utilizada procede de agua de lluvia, o donde el agua la provee un camión tanque.

6 . De acuerdo a un trabajo reciente (Federovisky, Hardoy et al, 1992) la ausencia de un sistema de provisión de agua potable que garantice volumen y calidad aceptable para toda la población, constituye el principal problema ambiental que afecta a la calidad del habitat urbano en argentina. Luego consideran la ausencia de cloacas, los residuos y los diversos casos de contaminación.

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