1er Congreso Internacional "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina"

Universidad Nacional de Quilmes - Argentina

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
https://www.equiponaya.com.ar/
info@equiponaya.com.ar

Medio Ambiente de la Pobreza y Desarrollo Urbano.

Estudio de las Estrategias Urbano Ambientales de las unidades domésticas en Mar del Plata

Autora: arq. Lía Navarro - Centro de Investigaciones Ambientales, FAUD, UNMdP

1. Esquema de análisis global en el que se inscribe la investigación:

La descripción de las condiciones de pobreza, más allá del encuadre analítico que lo sustente y la metodología aplicada, es un esfuerzo a realizar que sólo constituye una descripción situacional, un paso necesario pero insuficiente para alcanzar el plano explicativo de la cuestión. Por eso se parte de la premisa que la existencia de condiciones de pobreza no es un problema autocontenido y marginalizado (Graciarena, 1992), sin proyecciones sobre otros ámbitos y procesos sociales más amplios, sino que la génesis y reproducción de los pobres remite al análisis de su articulación con los no pobres. Este esquema de análisis reclama así la necesidad de referentes más amplios que aprehendan las interactuantes proyecciones entre distintos ámbitos de la sociedad, o lo que es lo mismo, del análisis del modelo de acumulación vigente. Esto resulta un desafío aún no muy claramente resuelto ya que al manejar variables de escala global y tan génerica dificulta su vinculación con las condiciones de vida que la pobreza significa, y que se quieren abordar (Cafferata, 1987). A mi entender, es posible reconocer cuatro líneas de abordaje de esta relación pobreza-modelo de acumulación: La primera es aquella que parte de una perspectiva totalizante para la identificación de procesos y condicionamientos estructurales que generan pobreza. Son conceptualizaciones sobre el desarrollo que definen genéricamente la pobreza desde los problemas de generación de riqueza y su distribución y por consiguiente, de las situaciones de carencia o exclusión de los beneficios del desarrollo. Generalmente esta perspectiva cuestiona el desarrollo aislado de políticas (o programas) de alivio a la pobreza, destacando la necesidad de emprender acciones integrales, no sólo que alivien y superen la pobreza, sino que aseguren la redistribución de la riqueza y los recursos. Estos análisis abordan problemas del desarrollo tales como desfinanciamiento del sector público; focalización del gasto social sólo sobre pobres estructurales; menor actividad de los mercados laborales, etc.

Una línea que se distingue en este marco por su avance del plano analítico hacia el empírico es la referida al concepto de Desarrollo Humano y su aplicación en un índice (PNUD, 1994 -1995-1996; CIEPP, 1993), que en progresiva y constante evolución, y revalorizando ciertos indicadores tradicionales reinterpretados en un nuevo marco conceptual, propone superar las consideraciones económicas que permean de manera excesiva la noción de progreso humano. Este índice intenta reflejar en forma global e integrada cómo los distintos procesos estructurales de un país influyen en la calidad de vida de la población, aportando una visión de los niveles medios de la población analizada.

En general estos esquemas conceptuales utilizan variables de difícil compatibilización con el nivel de definición de políticas concretas, constituyendo referencias de carácter contextual que si bien resultan imprecindibles, son por sí solas insuficientes.

Otra propuesta es la que identifica las vinculaciones entre modelos de acumulación y sus estructuras (nivel macrosocial) con los comportamientos y estrategias diferenciadas al interior de la sociedad (nivel microsocial) a traves de instancias mediadoras como el análisis de las clases sociales y las familias desde su caracterización socio-ocupacional. Aquí, el estudio de la estructura de clases sostiene como hipótesis que cada modelo de acumulación deja su impronta en la estructura de clases sociales, al inducir determinado tipo de modificaciones dentro del sistema de lugares o posiciones que configura la división social del trabajo, ya que cada modelo de desarrollo orienta la inversión hacia determinados sectores productivos y por lo tanto, inducen la creación y destrucción de puestos de trabajo en actividades económicas específicas (Torrado, 1992).

Este tipo de análisis, cuyo concepto central es el de Estrategias Familiares de Vida (EFV) identifica las dinámicas diferenciales en la movilidad social, y en factores tales como variaciones en el volumen de la oferta de mano de obra; aumento o disminución de las tasas de actividad de la mujer; variaciones en el nivel de escolaridad de la fuerza de trabajo; etc. Su ventaja reside en que permite la propuesta de políticas globales, a nivel de componentes regionales (nacionales o provinciales) y componentes sociales (mediante el análisis parcial de la estructura de clases centrado en un estrato o capa social), por lo que permite definir el perfil de hogares y población, y así realizar una aproximación a sus condiciones de vida. Sin lugar a dudas, este enfoque demanda para su desarrollo un esfuerzo que se autodefine como "demasiado ambicioso", y con obstáculos insalvables en sus fuentes de información (Torrado, 1992).

Otra instancia de análisis de la relación modelo de acumulación-pobreza es la que identifica determinados grupos o estratos sociales para explicar las repercusiones de distintos modelos de desarrollo aplicados, situando el análisis en la caracterización de las mismas condiciones de pobreza del grupo previamente identificado. Denominado Estrategias de Supervivencia, (originariamente de este concepto se derivó el concepto de EFV) tiene como particularidad basarse en un recorte de la sociedad, desde el cual evaluar el modelo de acumulación dominante en función del grupo focal analizado.

Esto demanda información primaria de carácter preponderantemente cualitativo, porque propone arribar al plano explicativo desde el análisis de la intensidad de las condiciones de pobreza. Parte de la aceptación de que su objeto de estudio no es una construcción puramente racional y acabada, ya que para ello es necesaria su complejización a partir del desarrollo mismo de la investigación. Su objetivo es enriquecer el análisis cualitativamente, mediante sucesivas aproximaciones a los lugares en estudio y su población. Si bien resulta válido, ya que es intrínseco al método cualitativo, este "camino artesanal de ir construyendo el conocimiento" 1 y el objeto en forma simultánea resulta demasiado ambicioso cuando no se recorta adecuadamente el objeto de estudio. Por ejemplo, cuando se postula como recorte las estrategias de supervivencia desarrolladas por la acción de los sujetos que viven en contextos de pobreza urbana convirtiéndose la investigación en el análisis de: - procesos de distribución espacial de grupos socioculturales; de organizaciones barriales oficiales y no oficiales; representaciones que los sujetos tienen del barrio; percepciones sobre distintos grupos sociales; autopercepción de los sujetos involucrados; - caracterización de la unidad doméstica desde los integrantes de la unidad de residencia; características de la vivienda; relaciones de parentesco; ocupación de los miembros de la familia y la magnitud y composición de ingresos y gastos; concepciones, tradiciones, saberes y mecanismos de reproducción; criterios que guían la división familiar del trabajo; organización del consumo familiar; existencia de rasgos de cooperación intra y extra familiar; - el relevamiento de modalidades de inserción laboral como formas de organización; nivel de desocupación; estrategias de " informalidad laboral"; etc.

Ante propuestas de este tipo, el esfuerzo es mucho porque los objetivos son muy amplios y todo esto supone una constante construcción y reconstrucción del objeto (¨o los objetos?), lo que resulta difícil de imaginar para tantas variables, con tanto peso en cada dimensión de las condiciones de pobreza. Y aún más difícil si además se elige metodológicamente la triangulación como criterio central pues suma mayor complejización al ser "un camino arduo que tiene más problemas que soluciones, exige una contínua crítica y replanteo, una actitud de reconocimiento de las limitaciones de los intentos realizados y una búsqueda de superación y profundización de un conocimiento siempre provisorio" 2 .Probablemente este factor sea el más distintivo y delicado en este enfoque, porque mientras profundiza en la caracterización de condiciones de pobreza y permite dejar "al descubierto" mediante una real verificación la existencia de determinadas dimensiones prototípicas, inducidas por estudios más globales y luego asumidas en forma generalizada, por otro lado, muchas veces la falta de un recorte adecuado y un objetivo preciso, extravían en su propia subjetividad la necesaria contextualización de los resultados, determinando un camino analítico inconcluso que ubica los resultados en un plano rayano a lo anecdótico.

En síntesis, los tres enfoques comentados han sido abordados enfatizando el análisis en las acciones implementadas en función de montos de inversión y propuestas para mejorar la forma de canalizarlos hacia el grupo focal, tanto en la escala macroeconómica, como a escala de los procesos locales. Pero esta postura ante la relación pobreza-modelo de acumulación "permea" una concepción de la pobreza como situación preexistente, inercial, limitada a sus dinámicas particulares y por lo tanto modificable desde intervenciones de carácter externo a su ámbito. A esto hace referencia la idea de la pobreza encapsulada o autocontenida. Es por eso que resulta interesante destacar la potencialidad del segundo y tercer enfoque (y que se pretende explotar en la propuesta de un cuarto) al permitir sumar al análisis otro aspecto enriquecedor que es conferir al pobre un carácter activo.

Una cuarta interpretación de carácter intermedio en el estudio de la relación modelo de acumulación-pobreza, es el estudio del medio ambiente urbano como instancia mediadora entre el análisis de las condiciones de vida de la población y la reinterpretación del modelo de acumulación vigente a través de sus efectos en el desarrollo urbano, en su accionar como recurso y como limitante.

En general, los análisis que se plantean desde el hábitat como unidad de observación, se han basado en aquellas operatorias urbanas donde los actores sociales y sus racionalidades han sido históricamente constantes y hasta cierto punto previsibles, como son los análisis del mercado de tierras, de políticas habitacionales, o del transporte para el uso pleno de la ciudad. Pero son pocos los análisis que mediante la consideración de variables urbanas en forma integrada, tienen como objetivo interpretar y aprehender la evolución del medio ambiente urbano, ya no sólo como entidad demandada desde un plano meramente conceptual y explicativo (el "paradigma ambiental"), sino cada vez más sentido y reconocido para el manejo y gestión del desarrollo. Por consiguiente, este enfoque propone facilitar el análisis de la relación pobreza-modelo de acumulación mediante un "acercamiento" de las escalas de análisis, desde el estudio del hábitat de la población en condiciones de pobreza, y el desarrollo urbano resultante de determinado modelo de acumulación vigente, convirtiendo así el análisis de la relación pobreza - modelo de acumulación en el análisis de la particular configuración que ésta adopta en la relación medio ambiente de la pobreza urbana - desarrollo urbano en Mar del Plata. Y el "vehículo" para analizar esta última relación es la gestión de determinados recursos ambientales urbanos por parte de los hogares. Esquemáticamente:

2. La GAU en los procesos de redistribución negativa del territorio y la sociedad

En la ciudad, la gestión ambiental del desarrollo no se refiere a la gestión del medio per se, sino a la gestión del desarrollo de las actividades dentro de los límites de la capacidad asimilativa del ambiente urbano3 (Asian Development Bank, 1993). La gestión ambiental urbana demanda entonces el análisis de las distintas racionalidades subyacentes y estructurantes de la ciudad: las intrínsecas a las actividades de reproducción de la población (en la generación y consumo de bienes y servicios) y las intrínsecas a las actividades de reproducción del capital (con la acumulación económica como propósito central en la generación de bienes y servicios)4 . Para operativizar dicho análisis, es posible identificar efectos de estas racionalidades en las diversas dimensiones que conforman "lo urbano" en forma de relaciones y causalidades con suficiente autonomía de significación como para representar subprocesos en sí mismos (demográficos, económicos, de producción cultural, etc.). Los procesos de producción del territorio (ciudad) y de producción de formas sociales (sociedad) cuyo análisis demandaría la gestión ambiental urbana, se explicarían entonces desde una construcción más amplia, que integra e interrelaciona en su conformación dichos subprocesos (Gráfico 2.1).

Gráfico 2.1: Procesos de producción de formas sociales y territoriales que involucra la Gestión Ambiental Urbana

En la actualidad, esta interpretación de la gestión ambiental urbana cobra importancia tanto en el plano social como material por los procesos de redistribución negativa que se verifican en ellos. Factores como la crisis de la deuda, la recesión y las medidas de ajuste significan un retroceso social importante en todas las escalas: de la nacional a la local. Pero la principal repercusión de estos factores se ha dado en el proceso de redistribución negativa debido a la caída del ingreso medio5 , que en realidad significa un descenso del salario mínimo (en algunos países de hasta un 50%). De este modo, la distribución del ingreso es una de las variables macroeconómicas más pronunciadamente desigual, afectando a amplios sectores de la sociedad, directa e indirectamente.

Por otro lado, la crisis del particular Estado de bienestar argentino6 , que históricamente había garantizado (si bien no en forma universal, al menos a una mayoría) algunos aspectos básicos de la ciudad, significa un retroceso de la esfera pública con el consiguiente predominio del poder privado, tanto en el ámbito del mercado como en el hogar o en la comunidad (Minujín, 1992). Ante esta otra forma de redistribución negativa, la unidad doméstica ve multiplicada y diseminada su responsabilidad en la reproducción cotidiana de sus miembros, especialmente frente al fuerte déficit de servicios básicos que en décadas pasadas eran garantizados por el Estado.

Pero estas formas de redistribución negativa están generando acciones reactivas. El proceso de reconfiguración de las fronteras público-privado se encuentra en plena evolución: a la vez que el primer sector se retrae y el segundo se consolida desde una clara racionalidad individualista, se asiste al surgimiento de un tercer actor social o "constelación de actores"7 (soc. civiles, movimientos de base, asociaciones vecinales,etc.) en la GAU, con creciente legitimación institucional (otorgada por el Estado, OI, Iglesia Católica, etc.) y al desarrollo de inéditas modalidades de relación y organización.

3. La ciudad: soporte físico (dimensión territorial) y sistema de relaciones (dimensión social)

Desde un punto de vista material, la ciudad puede ser entendida como el escenario en donde se produce en forma cotidiana la competencia entre las tres funciones esenciales del ambiente: habitabilidad, almacén de suministro y déposito de residuos8 . Como almacén o fuente de suministro, la ciudad es fuente de recursos ambientales urbanos9 , es decir aquellos tomados de la naturaleza, transformados por la tecnología y que conforman el soporte de las distintas actividades, (como agua, energía, etc.). Como depósito de desechos el ambiente urbano recepta residuos, fluídos y contaminación que al sobrepasar su capacidad de carga repercute en la salud. La ciudad como hábitat provee de vivienda, transporte y otros bienes esenciales para la vida diaria. Estas funciones compiten por espacio, afectándose entre sí. Por ejemplo, cuando se ubica un relleno sanitario en un lugar próximo a la ciudad, tanto convierte al espacio en inconveniente para ser habitado como también destruye la capacidad del suelo para funcionar como productor de alimentos. Esta competencia de funciones del espacio urbano deja su impronta, generando espacios donde la predominancia de una función sobre otra es clara y estable, mientras que en otros esta puja es sostenida y constante. Esto crea determinadas configuraciones espaciales, territorios con características propias. En los últimos años, este "solapamiento" de funciones en competencia de la ciudad ha crecido considerablemente, creando una percepción generalizada de crisis urbana.

Pero existe un problema en este modelo de interpretación de la ciudad, pues como todo modelo, no permite una aprehensión exhaustiva del objeto analizado, sino sólo una aproximación al mismo. La vertiente ecológica de la que procede (como el modelo POET, Burguess, etc.) no ha considerado la mano del hombre en ellos. Nada dice acerca de las acciones sociales involucradas en estas funciones del medio urbano, y cómo se generan sobreuso y abuso de la ciudad. Pero al retomar este esquema de la ciudad como funciones en competencia, que se superponen y configuran territorios -aglomeración de soportes (Pírez, 1995)- y desde las racionalidades subyacentes en la ciudad ya abordadas como reproducción de la población y acumulación de capital, se pueden reconocer tres tipos distintos de actores urbanos, y sus desempeños en las siguientes funciones: a) actores económicos en busca de ganancia, que explotan esencialmente la función de suministro, extralimitándose en la utilización de la función depósito, generando así excedente que le permite acceder a mejores condiciones de habitabilidad de la ciudad; b) actores que intentan reproducirse como población, y se orientan hacia el consumo de la ciudad, especialmente de las funciones suministro y habitabilidad, con poca o relativa percepción de la función depósito, salvo en los casos que los efectos sobre la salud se verifiquen en su territorio; c) actores estatales, que de manera directa o indirecta establecen parámetros de acción. De manera directa, intervienen en la función suministro como productores o facilitadores de servicios e infraestructuras, en la de depósito efectuando la recolección de residuos y su disposición final, control de la contaminación, etc. y en la de habitabilidad, como productores de hábitat en la construcción de viviendas, equipamiento comunitario, etc. Indirectamente, benefician o perjudican a otros actores.

De este modo, se han traducido las funciones del medio urbano en actores que las desarrollan bajo las racionalidades intrínsecas a la dinámica urbana, y ello permite una primera aproximación al sistema de relaciones entre actores, donde además todos hacen uso de más de una de estas funciones para el desarrollo de sus actividades en la ciudad, a veces en forma simultánea. Y si había conflicto de funciones, quiere decir que también hay conflicto entre actores.

En síntesis, este modelo simplificado para entender la ciudad constará de muchas falencias, pero sirve para entender dos dimensiones de la pobreza: la pobreza de la ciudad y la pobreza en la ciudad10 .La pobreza de la ciudad se produce donde la competencia de funciones del medio se halla exacerbada, o de lo contrario, el medio no cumple con condiciones mínimas para que estas funciones se desarrollen. Es decir, se registran procesos de redistribución negativa territorial. Esto sucede en algunos espacios centrales de las ciudades o aquellos signados por la concentración de actividades (como sectores industriales urbanos), en donde las funciones de suministro, depósito y hábitat están en puja, o en la periferia de las ciudades, donde las condiciones mínimas no se verifican. Así se postula que "el acceso al menos de un mínimo de estos servicios es uno de los criterios esenciales para definir el bienestar. A ello se debe en gran parte que la población en condiciones de pobreza pueda ser identificada como aquella que no puede consumir una cantidad básica de agua limpia, y es sujeto de entornos sin condiciones sanitarias, con una movilidad extremadamente limitada, o comunicaciones más allá de su asentamiento inmediato" (World Bank, 1994).

Esta es la pobreza de la ciudad: marginalidad espacial generada a partir de disfuncionalidades urbanas que caracterizan y demarcan territorios.

Por otro lado, la producción de la ciudad permite identificar las relaciones sociales y actores que están detrás (Pírez, 1995), especialmente aquellos que internalizan en sus condiciones de vida las externalidades de las actividades de otros actores, por carecer de la capacidad para evitarlo. Esta incapacidad para lograr mejores posiciones en su relación con otros actores puede ser de carácter social (bajo nivel de educación), económica (informalidad, ilegalidad), tecnológica (reflejada en la materialización de viviendas, infraestructuras), de orden físico (patrones de ocupación condicionados por demandas de espacio y procesos de expansión), etc., particularidades de índole tipológica que en la demarcación de territorios asocia el consumo y la necesidad a una pertenencia territorial. De este modo "se perciben actores que se mueven en la búsqueda de los servicios básicos para un barrio carente o que enfrentan a una actividad contaminante o que se movilizan frente al problema de seguridad en donde vive". Esta determinación de comportamientos y organizaciones en relación al medio urbano inmediato es una de las facetas de la pobreza en la ciudad: integración desigual para el consumo de la ciudad.

Los actores en condiciones de pobreza también están adaptando sus acciones (de diversa índole, ya sea en forma de alianzas, reclamos, etc.) en su relación con otros actores: están en constante búsqueda de aquellos intersticios que les permita satisfacer alguna necesidad, o acercarse a su satisfacción. Ello "supone cierto tipo de cálculo en el que cada actor toma en cuenta no solamente sus intereses o necesidades y su vinculación con los componentes objetivos, sino también la expectativa sobre el comportamiento de los otros actores", es decir, formulan y desarrollan tácticas y alternativas ante las acciones de otros actores, conformando un sistema de relaciones dinámico, en el que cada interacción con otros actores resulta un camino posible para alcanzar determinada meta: se generan estrategias.

4. Las Estrategias de Sobrevivencia (ES) como concepto articulador

Ante todo, cabe reconocer la diferencia entre estrategias de supervivencia y sobrevivencia, pues el primer concepto enfatiza las estrategias de reproducción biológica más que social, mientras que el segundo además de poner en valor la reproducción social, pone en evidencia que la reproducción no se resuelve en el plano estrictamente doméstico. Pero en diversos estudios las ES son entendidas como un conjunto de prácticas de sectores populares urbanos para satisfacer necesidades referidas a la reproducción material, cotidiana y social orientadas por una racionalidad que busca optimizar los recursos disponibles en sus hogares11 . Esta conceptualización se limita a factores materiales endógenos al hogar, desestimando el "efecto demostración" de otros estratos en el consumo de la ciudad, de las propias expectativas de movilidad social, etc. lo que permite encuadrar esta definición como devenir de la interpretación de la pobreza "autocontenida", "encapsulada".

Las actuales condiciones de pobreza obligan a combinar recursos para resolver el problema de la sobrevivencia, manteniendo un empleo formal mal remunerado, además de una actividad informal inestable, además de la ayuda familiar, además de la inclusión en programas de acción social, etc.

Obviamente, este modo de sobrevivir requiere una sabiduría y sentido práctico muy particular, y reduce al mínimo el recurso tiempo del hogar para invertir en acciones colectivas de cualquier tipo12 .Pero existen otros factores de carácter exógeno al hogar que no son contemplados por la particular circunscripción que esta definición hace de las ES, ya que debido o sumado a las limitaciones del hogar (como proceso dialéctico y sinérgico), se asiste a una crisis de la conformación de las identidades colectivas y en la constitución de representaciones entendidas como delegaciones tanto para "actuar como un sólo hombre" como para "hablar y actuar en nombre de...". Dos de los factores de carácter exógeno que inciden de este modo en los hogares son: a) la actual coyuntura signada por la coexistencia de dos paradigmas sociales, el dominante y el emergente13 ; b) factores que devienen de la propia dinámica urbana, específicamente de la producción y gestión de cada recurso ambiental urbano:a) Los paradigmas de política social se corresponden con el modelo de acumulación en vigencia. Los actualmente existentes son el que aún prevalece como dominante desde el período de sustitución de importaciones y el emergente del actual modelo de ajuste. En esta transición los hogares se ven afectados doblemente, por un lado ante el inevitable cambio en su racionalidad histórica, única y sostenida del bienestar con el Estado como único sujeto, conjuntamente con las exigencias aún no muy claras que impone el modelo emergente, con una demanda de participación y negociación por parte de los hogares, que desconocen en gran medida estos nuevos mecanismos.

b) En el escenario que conforma la ciudad con la continua competencia de sus funciones (habitabilidad, almacén de suministro y depósito de residuos) los servicios constituyen la dimensión predominantemente "pública" que tiende a satisfacer de manera colectiva lo que sería difícil o imposible de atender individualmente. En consecuencia, los servicios urbanos, no sólo en su análisis en términos territoriales, sino también de las lógicas de las relaciones sociales alrededor de cada servicio (con escenarios de gestión abiertos, con distintos grados de inclusión, hasta los cerrados y excluyentes14 ) conforman así otro factor de carácter exógeno que incide en las estrategias posibles de los hogares.También esta identificación de factores exógenos al hogar pobre que inciden en su capacidad de organizarse colectivamente, permite otro contexto de análisis y diferenciación de las ES, según la direccionalidad de sus acciones adaptativas o reactivas. Se podría pensar que ante acciones que se proyectan como perturbadoras para los hogares, desde ámbitos extra-locales, las ES responderían en consecuencia en sentido vertical15 tanto en las relaciones entre actores (alianzas o antagonismos con actores de otros ámbitos) como de las acciones (dirigidas beneficiar, neutralizar o afectar a actores de otros ámbitos). De igual forma acciones y reacciones podrían pensarse en sentido horizontal, como estrategias para contrarrestar o internalizar determinada acción originaria del propio ámbito territorial o social de la ciudad, por ejemplo. Más allá de este esquema conceptual, que se plantea como otra posibilidad de análisis de las ES, sus componentes se presumen mixtos, pues tanto provienen del plano vertical como del horizontal, dependiendo de diversos factores como cuál es el satisfactor demandado, nivel de organización social, existencia de experiencias anteriores que refuercen la expectativa de alcanzar resultados, características particulares de la población, del mercado, del aparato estatal local, de las políticas implementadas, etc. Pero además, esta presencia de diversas direccionalidades simultáneas de la ES de los sectores populares resulta lógica si se acepta que su principal característica es no desaprovechar oportunidad ni medio para alcanzar lo que se haya identificado como meta.

Lo que se pretende rescatar de este esquema así planteado, es que entre las acciones horizontales podrían identificarse algunas de especial interés, que representarían el nivel "embrionario" en la conformación de acciones más elaboradas (por ejemplo, entre hogares con similar nivel económico, misma etnia, en una misma etapa del ciclo familiar, etc.). En otras palabras, las acciones horizontales donde el ámbito local es el entorno inmediato y las unidades domésticas las protagonistas, resultarían ser la primer instancia en "donde la gente define sus problemas y toma el control de sus propios ambientes" : se intentan acciones de carácter autogestionario16 . De este modo, se identifican los planos de acción, relación y reacción, horizontales o verticales como componentes dinámicos en constante articulación de las ES, y a las acciones de carácter autogestionario como subcomponentes de especial interés por su potencialidad organizativa para sectores en condiciones de pobreza.

Este estudio entonces, propone profundizar desde el enfoque de las necesidades básicas17 el análisis de las condiciones de vida que en el marco de las ES (desbordando el plano doméstico) permita analizar las estrategias de hogares pobres para acceder o mejorar determinadas condiciones ambientales. En otras palabras, propone identificar y explicar la lógica que organiza los diversos comportamientos que los hogares implementan para lograr la satisfacción de determinadas necesidades18 poniendo especial interés en las acciones de carácter autogestionario de recursos ambientales urbanos tales como agua, energía, suelo y en la producción y manejo de residuos.Las potencialidades del concepto de ES para identificar y analizar acciones de autogestión de recursos ambientales urbanos, (lo que se denominará Estrategias Urbano-Ambientales, EUA) reside en: a) ser un concepto inscripto en el concepto más amplio de producción informal del hábitat que revaloriza la capacidad de respuesta de hogares y organizaciones comunitarias en el proceso de desarrollo urbano, dándole una "vuelta de tuerca" a los conceptos de marginalidad y segregación urbana, y al límite entre estrategias formales e informales; b) ser un concepto que consta de dos dimensiones principales: la ligada al consumo y aquella referida a la producción de ingresos: la primera se encuentra en relación a la incapacidad que determinados sectores tienen para satisfacer sus necesidades básicas, donde el análisis de políticas estatales resulta obligado al ser una de las vías principales de provisión de ciertos bienes y servicios de consumo colectivo; la segunda está en relación con la inserción en mercados de trabajo y los ingresos que de allí provienen. En esta línea se basan numerosos estudios de ES, y específicamente en: impacto de estrategias de intensificación del trabajo para incrementar el ingreso doméstico(fundamentalmente informales); restricciones impuestas en el consumo; y arreglos domésticos para optimizar los recursos disponibles. Se remarca la importancia de estos aspectos en este proyecto de investigación, como contexto de análisis de las EUA.

c) ser un concepto con diversos objetivos temporales, en términos del corto plazo (sobrevivencia inmediata, acciones solidarias y reivindicativas para enfrentar necesidades urgentes, etc.) y en términos del largo plazo (los proyectos familiares, aspiraciones de movilidad social, etc.). Se destaca la capacidad de los hogares para articular rápidas respuestas a emergencias que demandan acciones inmediatas, comparado con tiempos y capacidad de respuesta de organizaciones comunitarias.

d) Si bien el análisis de la gestión de determinado servicio urbano trasciende el plano territorial y alcanza el del sistema de actores como principal escenario (Pírez, 1994b), el enfoque de las EUA que propone este proyecto, en su análisis del plano doméstico al colectivo, sí alude a la territorialidad de la unidad doméstica y de las condiciones de pobreza compartidas por un conjunto de unidades domésticas, en tanto residentes de una misma área segregada, donde "las necesidades compartidas al salir del ámbito privado se socializan dando origen a respuestas colectivas de distinto alcance y signo".

De este modo se distinguen: (GRAFICO 3) Elaborado en base a Cariola, 1994. El área en color gris, es en la que se centrará esta investigación.

e) Existe un potencial explicativo en la articulación de los conceptos de ES y circuitos de distribución, donde la noción de ES "canaliza el registro empírico microsociológico de conductas familiares globales", mientras el concepto de circuitos de distribución "permite generalizar esta discusión a toda la sociedad, superar las limitaciones de la familia como unidad de análisis y abarcar los determinantes de comportamientos que, al depender de condicionantes estructurales" (muchas veces no percibidos por las personas) "no dan lugar a una respuesta estratégica" 19 .f) Para analizar cuáles son las reglas de transformación en la gestión del hábitat bajo las cuales las unidades domésticas despliegan EUA, resulta obligado: a) definir la pobreza, que será entendida como "aquellas situaciones donde la inexistencia de márgenes de acción o alternativas de acceso al hábitat inducen la internalización en las condiciones de vida de externalidades negativas20 , resultantes de mecanismos de carácter estructural inherentes a la concentración urbana, y que generan procesos urbanos a traves de los cuales los costos y beneficios son distribuídos diferencialmente"21 ; b) identificar como central la nueva relación pobreza y Estado (o empresas prestatarias).Tratando entonces de explotar estas potencialidades del concepto de ES para el análisis de los hogares y su relación con los recursos urbanos como agua, energía y suelo como así también el tratamiento y generación de residuos, es que se tratará de aprehender las EUA en determinadas unidades territoriales definidas por su homogeneidad ambiental en Mar del Plata.

5. Hipótesis de trabajo

1) La dimensión ambiental no sólo es el componente visible de la pobreza urbana sino un componente contextual y constitutivo, que adquiere carácter tipológico y demanda para su análisis la incorporación de la variable espacial y de la lógica de la dinámica urbana.

2) La ciudad de Mar del Plata asiste a un proceso de pauperización que se asocia en forma directa con el sacrificio de diversas dimensiones de la calidad de vida de amplios sectores, cuyas manifestaciones alcanzan tanto al hábitat urbano como a las modalidades de gestión.

3) Se asiste a una transformación en la gestión del hábitat originada también por el retiro de algunos actores sociales (el Estado principalmente) y la aparición o adaptación de otros en el escenario local, que repercute en una mayor responsabilidad de la unidad doméstica.

4) La población en condiciones de pobreza se adapta a las actuales reglas de transformación de la gestión ambiental urbana mediante la generación de estrategias en el plano territorial o social, en forma autónoma o de alianzas, legales o ilegales, y entre las que se puede distinguir cierta relación secuencial que les permite ser interpretadas como proceso: - EUA de carácter reactivo, entendidas como acciones concretas, ya sea a nivel de su hábitat (autoconstrucción, por ejemplo); de alianzas con otros actores22 (ejemplo, con el estado, suministrando la mano de obra para el tendido de redes de pluviales, pavimentos, etc.); o acciones de presión de carácter autónomo legales (reclamos por medio de la prensa), o ilegales (los "enganchados" a la energía eléctrica), etc.;- EUA de carácter adaptativo, entendidas como instancias de búsqueda y proceso de formalización de una EUA reactiva en el seno de la unidad doméstica.

5) Las unidades domésticas con similares necesidades y las redes familiares son las formas de vinculación horizontal primarias y más homogéneas23 aptas para efectivizar el acceso a aquellos satisfactores menos "institucionalizados", mientras que el barrio, que representa un 'peldaño más alto' por constituir una unidad de intereses más heterogénea y una instancia de representatividad más compleja, resulta una unidad de poder que legitima y efectiviza la demanda como "demanda institucionalizada" con mayores posibilidades de interactuar con actores con este carácter.

6. Objetivo Principal: Proponer una conceptualización sintética y consistente de las EUA adoptadas por hogares pobres para acceder o producir recursos ambientales urbanos (suelo, agua, energía y generación, disposición y eliminación de residuos) en general, y específicamente en ciudades de rango intermedio, produciendo en consecuencia un modelo preliminar de diagnóstico y gestión participativa.

7. Resultados esperados: de relevancia social: históricamente los procesos de gestión del hábitat presentaban dos etapas claramente definidas: la de demanda, unidirecional hacia el Estado como único sujeto administrador-satisfactor, canal "visible", que luego se convertía en difuso en la segunda etapa, de concreción de la satisfacción, al atravesar sus estructuras burocráticas y hacer inaprehensible la racionalidad subyacente. La degradación ambiental también se externaliza en la ciudad sobre sectores sociales vulnerables mediante procesos de difícil visualización. En el actual contexto que demanda de los hogares mayor participación y capacidad de negociación, ya tampoco es clara la primer etapa del proceso de gestión, en cuanto a relaciones entre actores involucrados, canales y modalidades para gestionar, etc. El presente proyecto permitirá visualizar cuales son los procesos en vigencia, y señalar así disfuncionalidades, contradicciones y deseconomías, para plantear caminos de optimización que aporten a la intervención y toma de desiciones, y a la implementación de nuevas herramientas para la GAU.

de relevancia económica: varias son las formas que ha adoptado el paulatino retiro de las tradicionales funciones del Estado. Una de ellas es la descentralización de funciones (responsabilidades), sin grandes cambios en los medios (recursos humanos o financieros) para poder llevarlos a cabo. Para los gobiernos locales esto significa un doble desafío, no sólo por tener más responsabilidades con similar presupuesto, sino por convertirse de este modo en la "cara" más visible del Estado a donde direccionar reclamos, y más vulnerables a los costos políticos. Por ello es que el gobierno local se ha visto así impelido a revisar sus procedimientos, en aras de lograr mayor eficiencia en sus medios y eficacia en sus resultados.

Internalizar los mecanismos de autogestión de los hogares en la gestión de los servicios urbanos no sólo significaría aunar esfuerzos y recursos en provecho común de población y aparato estatal local, sino que significaría un acercamiento provechoso como disparador de nuevas formas de concertación.

REFERENCIAS

1 En Gallart, María Antonia (1993): La integración de métodos y la metodología cualitativa. Una reflexión desde la práctica de la investigación.

2 Gallart, op. cit.., pág. 139.

3 El primer y más importante criterio limitante es la salud humana.

4 Se basa en Pírez, 1994,1995

.5 Se basa en Minujín, 1992

.6 Diversos autores sostienen que el Estado de Bienestar argentino, específicamente, tuvo características singulares. Lo Vuolo sostiene que " Contraviniendo la experiencia de los Estados de Bienestar europeos, en Argentina - y en la mayoría de los países latinoamericanos - los arreglos institucionales característicos de este tipo de sistema social evolucionaron a la par que se suprimía en gran medida el lado democrático de la ecuación. La ausencia del juego propio de los partidos políticos competitivos es una peculiaridad del proceso de maduración del Estado de Bienestar argentino, a la vez que se comparte con la experiencia europea el vertiginoso crecimiento del gasto social, la difusión de los programas sociales y de su cobertura, el crecimiento de los niveles de los beneficios de las prestaciones públicas y la expansión de instrumentos masivos de regulación del proceso económico". En Lo Vuolo, Rubén (1993).

7 El tema de las cambiantes fronteras entre público y privado se encuentra en Thompson, A.(1995)

8 En Hannigan, John A. (1995), pág. 16-18.

9 En Navarro, L.; Marvarez, M.(1995): Recursos Ambientales Urbano. Ponencia a Jornadas "Las Problemáticas Urbanas en las Grandes Ciudades". Inst. Gino Germani, Fac. C.S., UBA.

10 Conceptos desarrollados por Geisse (1988) y reinterpretados en esta propuesta.

11 Se asume aquí como cierta la hipótesis de su contenido de sentido y significación.

12 Se sigue el análisis de Emilio Tenti Fanfani, (1993).

13 Se sigue aquí el análisis de Rolando Franco (1996).

14 Basado en Pírez, Pedro (1994 b).

15 Este tipo de acción-reacción no significa de ninguna manera que exista correspondencia unívoca entre una y otra en el mismo sentido. Podría existir una acción claramente identificable como del ámbito externo al local (vertical) que genere sólo estrategias entre unidades domésticas (horizontal).

16 Aquí, el término autogestionario está utilizado con el espíritu que la bibliografía anglosajona le otorga al término self-managment. En Carley, Michael y Ian Christie (1992), pág. 128.

17 Aquí no se hace referencia al método de medición de pobreza (INDEC, 1984), sino al enfoque como propuesta antitética al enfoque de la pobreza, como lo plantea Graciarena. En el enfoque de las NB, la meta es la satisfacción de dichas necesidades, como un principio estructural de un modelo de sociedad posible, donde la situación carencial de pobreza está excluída como posibilidad real. En cambio el enfoque llamado "de la pobreza" por este autor tiene metas a distancias mucho más cortas, pues propone sólo la erradicación de la pobreza sin alterar el orden social establecido (Graciarena, 1982).

18 Hintze aclara que el concepto de estrategia remite más que a acciones racionales guiadas por normas y valores interiorizados a opciones posibles. En Hintze, S. (1987).

19 Anderson, Jeanine (1991), pág. 43.

20 En este análisis se entiende por externalidad a la incidencia que toda acción produce sobre determinada variable o función de la misma, de carácter residual o secundario.

21 En Navarro, Lía, Informe de Avance, Beca de Iniciación. SCyT - FAUD - UNMdP (1997).

22 Las redes clientelares no pueden ser encuadradas en la figura de "alianzas", ya que por el contrario, señalarían condiciones de "coincidencia subordinada" (Pírez), representando así estrategias que demandan un particular análisis, además de constante atención como variable perturbadora para el resto de las relaciones a identificar.

23 Estas características permiten una subhipótesis que sostendría su relación dialéctica: que su origen surge de la identificación del grado de homogeneidad social, mientras que su carácter embrionario se debe a su aún homogénea conformación.

8. Bibliografía:

Anderson, J.(1991): Estrategias de Sobrevivencia Revisitadas. En Feijoó, Ma.del C. e H. Herzer (comp.) Las Mujeres y la Vida de las Ciudades. IIED-AL/GEL Col. Estudios Políticos y Sociales.

Asian Development Bank (1993): Sustainable Development, Environment and Poverty Nexus. Economic and Development Resource Center. Occasional Papers N§ 7.

Cafferata, A.(1987): Pobreza y Políticas sociales. Una Aproximación Teórico-Metodológica para la Elaboración de Diagnósticos Operativos. Documentos de la Secretaría General, CFI. Bs. As.

Cariola, C.(1994) "Un marco teórico metodológico para analizar la pobreza urbana: las estrategias de sobrevivencias". En Frechilla, J. y Lovera, A. (comp.) La ciudad: de la planificación a la privatización. De. Univ. Central de Venezuela. Caracas.

Carley, M. y I. Christie (1994): Managing Sustainable Development, Earthscan Pub. Ltd., London.

Franco, R.(1996): "Los Paradigmas de la Política Social en América Latina". Revista CEPAL N§ 58.

Gallart, M.(1993): "La integración de métodos y la metodología cualitativa. Una reflexión desde la práctica de la investigación". En Forni, F., et. al.: Métodos Cualitativos II. La práctica de la Investigación. Colección Los Fundamentos de las Ciencias del Hombre. CEAL. Bs. As.

Geisse, G.(1988): Alternativas Urbanas para enfrentar la crisis, en Hardoy y Morse (comp.) Repensando la Ciudad en América Latina, GEL, Bs, As.

Graciarena, J.(1982): `La Estrategia de las Necesidades Básicas como Alternativa. Sus Posibilidades en el Contexto Latinoamericano'. En Franco, R.(comp. ): Pobreza, Necesidades Básicas y Desarrollo. CEPAL/ILPES/UNICEF. Chile.

Hintze, S.(1987): Crisis y Sobrevivencia: estrategias de reproducción. Revista La Ciudad Futura.

Leitmann, J.(1994a): Rapid urban Environmental Assessment: Vol. I. . Lessons from Cities in the Developing World.

Methodology and Preliminary Findings. UMP/UNCHS/WB. Washington D.C.

Leitmann, J.(1994b): Rapid urban Environmental Assessment: Vol. II. Lessons from Cities in the Developing World. Tools and Outputs. UMP/UNCHS/World Bank. Washington D.C.

Lo Vuolo, R.(1993); ¨Una Nueva Oscuridad? Estado de Bienestar, Crisis de Integración y Democracia. En Lo Vuolo y Barbeito, La Nueva Oscuridad de la Política Social. Del Estado Populista al Neoconservador. CIEPP. Miño y Dávila Editores. Bs. As. Pág. 154.

Minujín, A.(1992): Los Senderos que se Bifurcan. Serie Doc. de Trabajo N§ 11, GADIS, Bs. As.

Navarro, Lía (1996): Estudio del hábitat de la población en condiciones de pobreza. Informe de Avance Beca de Iniciación,.FAUD- UNMdP.

Pírez, P. (1994a): Buenos Aires Metropolitana. Política y Gestión de la Ciudad. Bibliotecas Universitarias CEAL/ CENTRO. Bs. As.

Pírez, P. y G.Gamallo (1994b): Basura Privada, Servicio Público.CEAL. Bs. As.

Pírez, P.(1994 c): "Gobierno Local en Capitales Provinciales en Argentina: Los casos de Resistencia y La Rioja". En Rodríguez, A. y F. Velásquez: Municipio y Servicios Públicos. Gobiernos Locales en Ciudades Intermedias de América Latina. Colección Estudios Urbanos. Ediciones Sur. Chile.

Pírez, Pedro (1995): Actores Sociales y Gestión de la Ciudad. Ciudades, oct.-dic. 1995, RNIU, México.

Pírez, Pedro (1996): Privatización de Servicios Urbanos y Pobreza en Buenos Aires. Inédito.

PNUD (1996) Informe de Desarrollo Humano.

Rozas Pagasa, M.(1996): La pobreza detrás de las Estadísticas. Modalidades de Supervivencia urbana. El caso de Rosario. Biblioteca Política Argentina.CEAL. Bs. As.

Tenti Fanfani, E. (1993) Cuestiones de Exclusión Social y Política, en Minujín A. (editor) Desigualdad y Exclusión. Desafíos para la Política Social en la Argentina de fin de siglo. UNICEF/Losada. Bs. As.

Torrado, S. (1992) Estructura Social en la Argentina 1945- 1983. Editorial De la Flor. Bs. As.

World Bank (1994): World Development Report 1994. Infraestructure for Development. Oxford University Press.

Buscar en esta seccion :