1er Congreso Internacional "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina"

Universidad Nacional de Quilmes - Argentina

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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POBREZA, HABITAT Y SALUD: EN BUSCA DE LOS NEXOS PERDIDOS

María Mercedes Di Virgilio.

i Introducción

Nuestro objetivo principal es estudiar, en el actual contexto de las transformaciones económicas que operan especialmente desde el inicio de la década del 90, de qué manera la inserción en el proceso productivo y condiciones de vida diferenciales influyen sobre las condiciones de salud de los habitantes del barrio Inta, de la ciudad de Buenos Aires.

Durante el desarrollo de la investigación, las alternativas del trabajo de campo y la búsqueda teórica a partir de la necesidad de implementar categorías analíticas nos orientaron hacia el análisis de las condiciones familiares de vida y de la calidad del hábitat en tanto elementos ampliamente reconocidos que mejoran la salud de la población, la productividad de la mano de obra y reducen el costo de los programas de salud (Hardoy y Satterthwaite; 1983, 1991).

Tales objetivos pueden ser referidos a un conjunto de puntos de partida teóricos e interrogantes. Como lo demuestran numerosas investigaciones en los últimos quince años en América Latina la falta de lo que podríamos llamar una vivienda y un medio ambiente saludable constituye un factor importante en la expansión de muchas enfermedades sociales.ii Sin duda, existen otros factores tales como son los vinculados a la inserción de los agentes sociales en la estructura productiva y en el consumo -contemplados en nuestro planteo del problema- que constituyen, también, determinantes de los problemas de salud-enfermedad de los sectores populares urbanos. Entendemos, entonces, que nuestro trabajo puede contribuir a problematizar la salud- enfermedad de las familias/grupos domésticos del barrio Inta, al incluir en el análisis los factores ambientales, sociales y económicos que afectan la salud.

Nos preguntamos: - es posible identificar sub-grupos sociales aún dentro de aquellos grupos que comparten el espacio urbano y una filiación genérica a los sectores populares? - esta falta de uniformidad en la disposición de los recursos, consecuencia de la inserción diferencial en la producción y en la participación en el consumo, posibilita establecer diferencias en los perfiles de salud-enfermedad de las familias del barrio Inta y en su acceso a los servicios de salud? Nos interrogamos, sobre las estrategias desarrolladas por las familias, sobre su significación y resignificación de los problemas de salud en el ámbito doméstico. Estas preguntas guían nuestro trabajo y constituyen elementos definitorios de las estrategias metodológicas adoptadas en cada una de las etapas de la investigación.

La elección del barrio Inta se funda en una serie de criterios de índole práctica y teórica: en primer lugar, un amplio conocimiento del barrio que facilitó nuestra entrada para realizar el trabajo de campo y orientó nuestras búsquedas; por tratarse de una "villa de emergencia", el barrio Inta se revela como una de las posibles formas de hábitat en donde los sectores populares urbanos pueden asentarse; las características de su traza nos permitieron aplicar un diseño muestral sencillo y adecuado a la escasez de nuestros recursos; al definirse como un ámbito barrial restringido pudimos interrogarnos acerca de cómo se define la "heterogeneidad" de los sectores populares urbanos.

En este artículo presentamos los resultados de la primera etapa de nuestra investigación; el eje de nuestro trabajo de campo, fue la encuesta. Esta etapa consistió en un estudio extensivo en la población de familias/unidades domésticas (F/UD) del barrio basado en la realización de una muestra aleatoria de hogares.iii El diseño de corte sincrónico/transversal tuvo como meta obtener información referida tanto al momento de la realización de la encuesta como retrospectiva, relativa a la posición socio-económica de las F/UD, los problemas de salud-enfermedad por ellas percibidos y sus condiciones materiales de vida (características socio-demográficas y participación en el consumo).

I- Vulnerabilidad y sectores populares urbanos: los riesgos de enfermar.

Teniendo en cuenta que nuestro objetivo, es identificar nexos entre la posición de los hogares en la estructura productiva, sus condiciones de vida y los procesos de salud/enfermedad padecidos por sus miembros, se incorporó el concepto de vulnerabilidad.iv Intentamos identificar los aspectos del medio ambiente -ecológicos, económicos, sociales- que ponen en peligro el bienestar de los hogares y la salud de sus miembros, en particular.

Estos aspectos suponen un riesgo para la salud de los convivientes que refleja la desigual distribución de poder y su posición social.

El análisis de la vulnerabilidad no solo comprende la identificación del riesgov sino también de la capacidad de resistir y/o recuperarse en un ambiente adverso (Moser, 1996). Los medios de resistencia son los activos que pueden movilizar los individuos, hogares y/o grupos sociales para hacer frente a los aspectos que generan la inseguridad del bienestar. Para la definición de los activos, se partió de la siguiente clasificación: mano de obra, capital humano, activos productivos (vivienda, por ejemplo), relaciones familiares y capital social; aceptando como supuesto que las condiciones generales del contexto social en el que se desarrolla la cotidianeidad de los actores pueden reforzar o erosionar esos activos.

Moser describe los factores que afectan a cada uno de estos activos en una matriz de vulnerabilidadvi tratando de identificar posibles indicadores de aumento y disminución de la vulnerabilidad. El uso de estos indicadores supone registrar información en momentos diferentes en el tiempo a fin de hacer posible la comparación y estimar si la vulnerabilidad ha disminuido o aumentado -estudio diacrónico-. En el caso de nuestra investigación, esto no es posible -al menos por ahora- dado que sólo contamos con información referida al momento de realización del trabajo de campo. Es por esto que intentamos buscar indicadores de "situaciones de vulnerabilidad" para las cinco dimensiones citadas.

Tabla nº 1. Matriz de vulnerabilidad de los activos: indicadores de situaciones de vulnerabilidad entre los individuos, los hogares y las comunidades.

Tipo de vulnerabilidad

Indicadores

Individuos

Trabajo

Capital humano

Existencia de:

  • · trabajo no permanente
  • · empleo sin salario seguro
  • · empleo de corto plazo
  • · incapacidad física
  • · posesión de más de un empleo por trabajador
  • · trabajo en industrias caseras
  • · alto índice de dependencia: más de 4 pasivos por miembro activo.
  • · presencia de miembros del hogar que estando en edad escolar no concurren a la escuela o se han retrasado
  • · acceso a infraestructura social o económica precaria o deteriorada
  • · usos de servicios públicos de salud, educación, etc.

Hogares

Vivienda

Relaciones familiares

  • · existencia de amenaza de desalojo
  • · inseguridad de la tenencia
  • · alto nivel de hacinamiento
  • · familia extensa
  • · erosión del hogar como unidad social debido a cambios en su estructura, fracaso matrimonial y/o separación
  • · hogares con jefa mujer
  • · presencia de hijas mayores que se dedican a cuidar niños
  • · ancianos que carecen de personas que los atienden
  • · presencia de situaciones de violencia doméstica

Comunidades

Capital social

  • · inseguridad personal en lugares públicos
  • · ausencia de reciprocidad entre hogares
  • · ausencia de organizaciones comunitarias activas

Tipo de vulnerabilidadIndicadoresIndividuosTrabajoCapital humanoExistencia de:trabajo no permanenteempleo sin salario seguroempleo de corto plazoincapacidad físicaposesión de más de un empleo por trabajador trabajo en industrias caseras alto índice de dependencia: más de 4 pasivos por miembro activo.

presencia de miembros del hogar que estando en edad escolar no concurren a la escuela o se han retrasado acceso a infraestructura social o económica precaria o deteriorada usos de servicios públicos de salud, educación, etc.HogaresViviendaRelaciones familiaresexistencia de amenaza de desalojoinseguridad de la tenenciaalto nivel de hacinamientofamilia extensa erosión del hogar como unidad social debido a cambios en su estructura, fracaso matrimonial y/o separación hogares con jefa mujer presencia de hijas mayores que se dedican a cuidar niños ancianos que carecen de personas que los atienden presencia de situaciones de violencia domésticaComunidadesCapital socialinseguridad personal en lugares públicosausencia de reciprocidad entre hogaresausencia de organizaciones comunitarias activasLa capacidad de los hogares de reducir su vulnerabilidad depende de los activos iniciales y de su capacidad para transformar esos activos en ingresos, recursos, alimentos y otras necesidades básicas. Esta transformación puede llevarse a cabo mediante la intensificación de las estrategias existentes o bien, mediante la creación y diversificación de otras estrategias. La forma de utilización de los activos y de las estrategias que se adopten para hacer frente al ambiente adverso, depende de factores familiares y comunitarios tales como la estructura y composición del hogar, asignación de roles según el sexo de los miembros, redes de reciprocidad arraigadas en las organizaciones sociales, recursos barriales existentes, etc (Moser; op.cit.:3)

II- La vida en el barrio Inta

El barrio Inta es una villa de emergencia que se encuentra ubicada en la parte sudoeste de la Capital Federal. Posee dos calles que constituyen la columna vertebral del barrio.

Una de ellas conduce hacia el centro del barrio, donde se localizan sus principales instituciones: la capilla, la salita San José, el comedor y la cancha de fútbol. La calle de la izquierda conduce al "zanjón": lugar en el cual el barrio se abre en numerosas callejuelas y pasillos.

El barrio se constituye a fines de la década del '60 con aquellos sectores sociales que por su reducida o inexistente capacidad de ahorro no pueden acceder al mercado privado de vivienda y que no han sido alcanzados por las respuestas dadas desde el sector público. La propiedad de las tierras es de la Comisión Municipal de la Vivienda (en adelante CMV). A través de un proceso paulatino de ocupación del suelo por parte de grupos de familias, a quienes se fueron sumando coprovincianos, parientes y amigos, entre los años '66 y '75 el barrio contaba con aproximadamente 483 familias y 1.812 habitantes.vii A fines de 1993, la CMV realizó un nuevo censo que arroja un total de 2.561 habitantes, que conforman 624 familias y ocupan 588 viviendas.El marco en que se desarrolla la vida cotidiana de las familias del barrio Inta es la pobreza. Este concepto implica una comparación entre la situación concreta que enfrenta un individuo u hogar y lo que sería necesario para vivir. Si bien no es materia de este trabajo ahondar en la discusión sobre dicho concepto, nos parece adecuado señalar que la medición del tamaño de la pobreza reconoce dos aproximaciones distintas: La primera, que se denomina línea de pobreza (LP), supone la determinación de una canasta básica de bienes y servicios que una vez valorizada permite delimitar la línea de pobreza. Según este criterio son considerados pobres aquellos hogares que con sus ingresos no pueden cubrir el costo de esa canasta.

La segunda, denominada necesidades básicas insatisfechas (NBI), remite a aquellas manifestaciones materiales que evidencian la falta de acceso a ciertos tipos de servicios (Minujin y Vinocur; 1989). Los criterios utilizados a efectos de definir la pobreza fueron: hacinamiento, tipo de vivienda, servicios sanitarios, educación y criterios combinados indicando una posible falta de ingreso adecuado (véase INDEC; 1984). En nuestro trabajo consideramos que la no satisfacción de una de ellas es suficiente para clasificar al hogar o persona como pobre.

Teniendo en cuenta este último criterio y considerando que la totalidad de las familias del barrio habitan viviendas inadecuadas, todas constituyen hogares pobres por NBI. En el barrio Inta el porcentaje de hogares que no logran satisfacer más de una de esas necesidades alcanza al 34 %.

Acerca de cómo viven las familias en un barrio urbano pobre...

Si tenemos en cuenta las características físicas de la vivienda, observamos que el material predominante de los pisos es el cemento o ladrillo fijo (76 %) y el de los techos es el metal o fibrocemento (89 %), mientras que las paredes son en su mayoría de mampostería (92 %). El 73 % de los hogares visitados tiene revoque en las paredes interiores y el 48 % posee aislamiento en la parte interior de los techos. Por otra parte, el 99 % de los hogares tiene luz eléctrica, aunque sólo el 24 % tiene calefón.

La ubicación de la toma de agua se encuentra dentro de la vivienda en el 70 % de los casos, mientras que el 27 % la tiene dentro del terreno, pero fuera de la vivienda. El 67 % de los hogares tiene distribución de agua en baño o cocina y el 55 % posee en el baño inodoro o retrete con descarga de agua (50 % de uso exclusivo y 5 % de uso compartido con otro hogar).

Frente a la vivienda, el 25 % de los hogares consultados tiene desagües pluviales, el 88 % tiene instalación de agua corriente, el 12 % tiene alumbrado público, el 29 % tiene instalación de cloacas, el 17 % tiene pavimentación y el 21 % tiene recolección periódica de residuos.

El promedio de hogares que habitan por vivienda es de 1,14 y el promedio de personas por hogar es de 4,80, siendo de 2,02 el promedio de habitaciones de uso exclusivo del hogar (sin contar baño ni cocina) y de 3,16 el promedio de camas de uso exclusivo del hogar. La medición de hacinamiento muestra que existe un promedio de 2,80 personas por habitación de uso exclusivo del hogar y un promedio de 1,69 personas por cama de uso exclusivo del hogar.

Puede observarse asimismo que la semana anterior a realizarse la entrevista, habían trabajado (al menos pocas horas) un promedio de 1,25 miembros económicamente activos por cada hogar, en tanto que un promedio de 0,35 miembros económicamente activos por cada hogar habían buscado trabajo las cuatro semanas previas a la realización de la entrevista.

En cuanto al jefe del hogar, es de sexo masculino en el 86 % de los hogares consultados, ubicándose su promedio de edad en 34,89 años. La medición del nivel de educación indica que el 68 % de los jefes de hogar tiene primario incompleto, el 29 % tiene primario completo/secundario incompleto y sólo el 2 % tiene secundario completo o más.

III- Los parámetros de la interpretación.

En nuestra investigación se emplearon distintas medidas para identificar la posición de los hogares en la producción y el consumo y a partir de las cuales pudimos reconocer dentro de los sectores populares una pluralidad de realidades y estratos que conviven en un territorio urbano común. Una de ellas fue la construcción de una tipología de familias; para ello clasificamos a las familias encuestadas en relación a sus condiciones de hábitat y su ubicación en la estructura productiva teniendo en cuenta la inserción en la producción del jefe del hogar.

Tipología de condiciones de hábitat

Indicadores utilizados para la construcción: ubicación de la toma de agua, posesión de retrete con descarga de agua, hacinamiento

Tipología de condiciones de hábitat

adecuadas
ubicación de la toma de agua dentro de la vivienda y tener en el baño inodoro o retrete con descarga de agua de uso exclusivo del hogar o de uso compartido con otro hogar

regulares
ubicación de la toma de agua dentro de la vivienda y no tener inodoro o retrete con descarga de agua en el baño
ubicación de la toma de agua fuera de la vivienda pero dentro del terreno y tener en el baño inodoro o retrete con descarga de agua de uso exclusivo del hogar o de uso compartido con otro hogar

inadecuadas
ubicación de la toma de agua dentro del terreno, pero fuera de la vivienda, o bien fuera del terreno y no tener inodoro o retrete con descarga de agua en el baño

La variable hacinamiento se utilizó como factor de corrección de la tipología de condiciones de hábitat, haciendo descender la posición inicial de los hogares que registraban niveles críticos de hacinamiento.

Tipología de inserción en la producción

Indicadores utilizados para la construcción:

  • último grado aprobado por el jefe
  • tipo de tareas que realiza/aba el jefe
  • índice de dependencia

Tipología de inserción en la producción

inserción en la producción adecuada
primario completo o más y realizar o haber realizado el jefe del hogar tareas calificadas

inserción en la producción regulares
primario completo o más y realizar o haber realizado el jefe del hogar tareas no calificadas
primario incompleto o menos y realizar o haber realizado el jefe del hogar tareas calificadas

inserción en la producción inadecuadas
primario incompleto o menos y realizar o haber realizado el jefe del hogar tareas no calificadas

La variable índice de dependencia se utilizó como factor de corrección de la tipología de inserción en la producción, haciendo descender la posición inicial de los hogares que registraban alto índice de dependencia.Una vez construidas ambas tipologías, la de condiciones de hábitat y la de inserción en la producción, se elaboró una nueva tipología relacionando ambas variables; en base a la elaboración de tipos de familias se efectuaron los análisis posteriores.

Tipología de familias

Tipo 1
familias en condiciones de hábitat inadecuadas y con inserción en la producción inadecuada;
familias en condiciones de hábitat inadecuadas y con inserción en la producción regulares;
familias en condiciones de hábitat regulares y con inserción en la producción inadecuada.

Tipo 2
familias en condiciones de hábitat regulares y con inserción en la producción regular;
familias en condiciones de hábitat adecuadas y con inserción en la producción inadecuada;
familias en condiciones de hábitat inadecuadas y con inserción en la producción adecuada

Tipo 3
familias en condiciones de hábitat adecuadas y con inserción en la producción adecuada;
familias en condiciones de hábitat regulares y con inserción en la producción adecuada;
familias en condiciones de hábitat adecuadas y con inserción en la producción regular.

Diferencias y similitudes entre familias de sectores populares

Analizando los aspectos vinculados al trabajo del jefe del hogar observamos que el 95 % son económicamente activos, de los cuales el 47 % son obreros calificados, el 16 % trabajadores por su cuenta sin personal y sin local, el 13 % obreros sin calificar, el 12 % empleados en servicio doméstico, el 7 % trabajadores por su cuenta sin personal y con local, el 3 % empleados calificados y el 3 % empleados sin calificar, en tanto que el 36 % recibe descuentos por jubilación. Asimismo, el 79 % de los jefes de los hogares había trabajado (al menos pocas horas) la semana anterior a la realización de la entrevista, mientras que el 14 % había buscado trabajo en las cuatro semanas previas.

Si analizamos las ocupaciones de los jefes de hogar, la mayoría se dedican a actividades vinculadas a la construcción; según el tipo de familia el porcentaje de jefes de hogar que se desempeña como albañil o peón de albañil oscila entre el 16% y el 26%. Entre las familias peor posicionadas en la producción y el consumo, las jefas de hogar se dedican casi exclusivamente al servicio doméstico -16%-. Entre las familias de tipo 2, se destacan también las ocupaciones como zapatero, herrero, carpintero y conductor de colectivos (6 % cada una). Entre las familias mejor situadas, aparecen ocupaciones como empleado de comercio (10 %), pintores y mozos (6 % cada una).

Analizando el tipo de ocupaciones que desarrollan los jefes, y como hipótesis a seguir profundizando, podemos pensar que el factor que diferencia en mayor medida a las familias no es tanto el tipo de ocupación que desarrolla el jefe sino la índole contractual del trabajo. Entre los jefes peor ubicados en la producción y el consumo, predominan las actividades por cuenta propia y el trabajo casual. Este tipo de inserción, en general, no ofrece ninguna oportunidad de progresar, brinda remuneraciones muy bajas y crea una creciente inseguridad para muchos de los hogares.

Las familias mejor posicionadas en la producción y el consumo son las que aparecen como menos vulnerables; contar con un trabajo y una remuneración "seguros" los coloca en una situación ventajosa frente a los otros jefes de las familias "villeras". Entendemos que sería importante continuar con el análisis de esta dimensión a fin de avanzar en la caracterización del concepto de vulnerabilidad ocupacional y de heterogeneidad. En última instancia, de lo que aquí se trata es de indagar los aspectos que caracterizan a la pobreza en un barrio de la ciudad de Buenos Aires; intentando, asimismo, profundizar empíricamente en la aplicabilidad del concepto de heterogeneidad laboral que numerosos autores plantean.

En relación a las condiciones de hábitat, de los 134 hogares encuestados, un 24 % se encuentran en condiciones adecuadas; un 40 %, en condiciones regulares; mientras que el porcentaje de hogares que desarrollan su vida cotidiana en condiciones de hábitat inadecuadas asciende al 35 %.

Respecto de la inserción en la producción de los jefes de hogar, surge que un 25 % de los jefes desempeñan tareas calificadas y completaron o superaron el nivel primario de escolaridad; otra proporción idéntica de jefes de hogar tiene primaria incompleta o realiza tareas no calificadas; mientras que un 44 % de los jefes -correspondientes a los hogares peor posicionados en la producción- realiza tareas no calificadas y no ha completado el primario. Esta distribución de los hogares en cuanto a su inserción en la producción y el consumo, pone en evidencia que a pesar de compartir un espacio barrial restringido y de su filiación genérica a los sectores populares, las familias que habitan el barrio Inta representan un universo heterogéneo de situaciones de vulnerabilidad.

Nos interesa destacar la correspondencia que existe entre los hogares en peor situación y las precarias condiciones de habitabilidad de sus viviendas. Asimismo, entre las características de esos hogares, queremos destacar que en ellos se encuentra en forma reiterada jefatura femenina y un mayor número de miembros.

III- Los nexos entre salud, pobreza y habitat.

Una mirada general sobre las familias pone de manifiesto la presencia simultánea de una serie de procesos que van delineando situaciones de riesgo para la salud (Kessler; 1996). Pensamos que "existe una estrecha relación entre mujer y vivienda y especialmente el impacto de las características físicas de éstas sobre la vida cotidiana de las mujeres [...] Muchas características físicas de las viviendas están determinadas por el nivel y tipo de desarrollo urbano y la infraestructura -desagües, provisión de agua, accesibilidad- estrechamente relacionada con las tareas que por antonomasia componen la ocupación de las amas de casa y que consumen la mayor parte de energías y tiempos cotidianos" (Feijoó y Herzer; 1991:9). Las condiciones del hábitat y la disponibilidad de ciertos servicios básicos no son homogéneas entre los hogares del barrio Inta, el grado de precariedad y la posibilidad de accesibilidad define distintas situaciones de riesgo para las mujeres que conviven en esos hogares.

Distinguimos tres situaciones típicas: hay F/UD que desarrollan su vida cotidiana en un hábitat sumamente precario y no acceden a los servicios urbanos; casos en los que las características físicas de la vivienda son adecuadas pero, por su ubicación en el entramado barrial, no acceden a servicios como desagües, provisión de agua corriente, alumbrado, pavimento, etc; por último, los hogares mejor ubicados que desarrollan su vida cotidiana en condiciones de hábitat adecuadas y con posibilidad de acceder a los servicios urbanos si sus ingresos se los permite. En el barrio Inta desde el año 1993 se lleva adelante el Plan de Radicación de Villas que prevé la realización de acciones de saneamiento, mejoramiento urbano e infraestructura en algunas de las villas de la Capital Federal. Estas obras están a cargo de las empresas privadas responsables del suministro de los servicios y la posibilidad de acceso de las familias a los mismos no depende únicamente de su ubicación en el barrio sino también de los ingresos con los que cuentan.

Explorando algunos trabajos sobre los nexos entre salud, pobreza y hábitat, observamos que analizar la accesibilidad del hogar a los servicios urbanos básicos permite establecer nuevas relaciones entre hábitat y salud; en particular la relación que existe entre la salud, las características físicas de la vivienda y las condiciones ambientales. En tal sentido, Stephens (1995:174) llega a la conclusión que las condiciones ambientales del vecindario son más importantes para la salud que las características de la vivienda.

En este contexto general de vulnerabilidad se destaca lo que llamamos vulnerabilidad ocupacional. La reestructuración del sector formal y el aumento de competencia en el sector informal han contribuido a precarizar más aún el trabajo y, por lo tanto, a la disminución del ingreso familiar. No es el tipo de tarea que realiza el jefe lo que modifica la vulnerabilidad de los hogares sino el contexto en el cual las desarrolla. En un número reducido de hogares el jefe trabaja en relación de dependencia, los otros se emplean informalmente y carecen de seguridad social - cobertura de salud- o, directamente, no trabaja. La reacción ante estas situaciones es que la mujer trabaje; sus trabajos se desarrollan en el sector informal y no hacen más que extender la realización de tareas domésticas fuera de su ámbito doméstico: como señalamos anteriormente largas jornadas de trabajo y gran esfuerzo físico se traducen en magros ingresos y escasas posibilidades de progreso. En los hogares en los que ningún miembro trabaja, la supervivencia parece depender casi exclusivamente del capital social barrial. Estas relaciones laborales así como el tipo de tareas en torno a las que se van generando, se relacionan con aspectos que, sin duda, están ligados a la salud: contracción de las actividades de ocio, preocupación constante por la inestabilidad laboral, mantenimiento y/o mejoramiento de la infraestructura hogareña, prestaciones sociales vinculadas al ámbito laboral, etc.

Las distintas modalidades de asistencia alimentaria caracterizan distintos tipos de hogares. El comedor barrial o escolar constituye un activo que para muchas F/UD se transforma en alimentos; sin embargo aún cuando los hogares cuenten entre sus miembros con beneficiarios potenciales de estas instituciones barriales, concurrir al comedor no es fácil: hay que sortear los prejuicios que pesan sobre la ida al comedor. Recibir leche o la bolsa de alimentos que ofrece la iglesia local son otros recursos significativos con los que cuentan los hogares para "cubrir" sus necesidades alimentarias.

Respecto del uso de los servicios de salud, se observan situaciones diferentes pero que pueden coexistir en una misma F/UD. Por un lado, encontramos familias que poseen cobertura social y cuando tiene algún padecimiento o problema de salud recurren a esos servicios. La segunda situación es la de las familias que aún cuando algunos de sus miembros tienen cobertura no la utilizan, ya sea por que no tienen los medios necesarios para trasladarse hacia el lugar en donde se realizan las prestaciones o bien porque ese lugar queda muy alejado del barrio y -por ende- se hace inaccesible. Otra situación que identificamos, son las familias cuya cobertura depende exclusivamente de los servicios públicos de salud locales. Por último observamos el abandono de algunas mujeres de todo vínculo con los servicios de salud: no se utilizan los servicios desde hace largo tiempo.

Bibliografía

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-(1993); "Censo de viviendas y población de Villa 19 (barrio Inta). Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

Feijoó, M.C. y Herzer, H.; "Introducción". En Feijoó, M. y Herzer, H. (compiladoras) (1991); Las Mujeres y la Vida de las Ciudades. Buenos Aires. Grupo Editor Latinoamericano/IIED.

Hardoy, J.E. y Satterthwaite, D. -(1983); "Habitat y Salud: Una exploración de sus interrelaciones". En Boletín de Medio ambiente y Urbanización, año 2, no. 5. Buenos Aires. IIED-AL.

-(1991); "Medio ambiente urbano y condiciones de vida en América Latina. Su impacto sobre la salud". En Medio Ambiente y Urbanización, año 9, no. 36. Buenos Aires. IIED-AL.

Herzer, H. Y Di Virgilio, M.M. (1996); "Buenos Aires: Pobreza e Inundación". En Revista EURE, Revista de Estudios Urbanos y Regionales. Instituto de Estudios Urbanos. Pontificia Universidad Católica. Santiago de Chile. Diciembre.

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Maintz, R., Holm, K. y Hubner, P. (1988); Introducción a los métodos de la sociología empírica. Madrid. Alianza Editorial.

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NOTAS

i Becaria UBACyT. Instituto de investigaciones Gino Germani; Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

ii Por enfermedades sociales entendemos a aquellas que se desarrollan ampliamente en determinadas condiciones ambientales que son favorables para la multiplicación de los vectores; por ejemplo, tuberculosis, chagas, diarrea, desnutrición, etc.

iii La población en estudio estuvo constituida por la totalidad de las F/UD residentes en el barrio Inta. Ante la imposibilidad de relevar los problemas de salud-enfermedad percibidos y/o padecidos por todos los miembros del hogar decidimos acotar esta información a las mujeres mayores de catorce años de cada una de las F/UD. No contando con registros o listados actualizados y exhaustivos de las F/UD del barrio para ser utilizados en la confección del marco de referencia para la extracción de una muestra aleatoria "normal", se convino como más adecuado la aplicación de un diseño muestral por áreas.

Para Mayntz (1988:106) "normal" indica aquellos tipos de muestreo aleatorios que pueden desarrollarse cuando las unidades del universo estén presentes y sean manipulables física o simbólicamente, en forma de fichero o de lista.

iv Moser (1996:2) define vulnerabilidad como "inseguridad del bienestar de los individuos, hogares o comunidades ante un medio ambiente que cambia. Los cambios del medio ambiente que ponen en peligro el bienestar pueden ser ecológico, económicos, sociales o políticas y pueden adoptar la forma de conmociones súbitas, tendencias a largo plazo o ciclos estacionales". De esta manera, el concepto de vulnerabilidad se refiere a un acceso a los bienes y servicios urbanos -hábitat, educación, etc.- y en una inserción en la estructura productiva que varía altamente dentro del sistema de estratificación social, en función de las estructuras y de los procesos sociales y políticos más amplios existentes en la sociedad.

v El riesgo se define como la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno y está ligado a la capacidad de predecir y de ajustarse que tiene una sociedad o un grupo social determinado frente a un ambiente adverso. Aunque se tenga conocimiento del riesgo, éste nunca es total; se puede estar a salvo, pero con riesgo. No existe el "riesgo cero".

Y este riesgo puede ser evaluado, interpretado y manejado de muy distintas formas por diferentes grupos sociales y culturales. Los procesos de salud/enfermedad que caracterizan a los grupos sociales suceden de diferente forma y con distinta intensidad, dependiendo de la vulnerabilidad y fragilidad de las estructuras en las que viven estos distintos grupos y de las condiciones sociales, políticas y económicas que caracterizan al contexto social más amplio. La capacidad que los grupos tienen para hacer frente a la enfermedad define el grado de vulnerabilidad de la misma y por eso, el grado de riesgo posible. (Esta definición se elaboró siguiendo a Herzer, H. Y Di Virgilio, M.M.; 1996:66).

vi Véase Moser, 1996:3.vii Datos extraidos del "Informe sobre villas erradicadas", Comisión Municipal de la Vivienda, 1980.

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