1er Congreso Internacional "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina"

Universidad Nacional de Quilmes - Argentina

Noviembre 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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I Congreso Internacional sobre "Pobres y Pobreza en la Sociedad Argentina" Universidad Nacional de Quilmes/ Ceil-CONICET 4 al 7 de Noviembre de 1997

POBREZA, FAMILIA Y NUTRICION INFANTIL.

Estudio comparativo en el Gran La Plata (1988-1994)

María Susana Ortale * María Inés Urrutia **

* Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación U.N.L.P.

Grupo de Estudios en Rehabilitación Nutricional C.I.C.-PBA ** Centro Superior para el Procesamiento de la Información U.N.L.P

1. INTRODUCCION

El presente trabajo es resultado del análisis de la información obtenida en trabajos de campo desarrollados en dos períodos: 1988 y 1994, ambos relacionados con el estudio de la situación nutricional infantil y las características familiares en sectores pobres urbanos (1).

Tal como plantea Laurell (1986) los procesos de salud/enfermedad son emergentes de las condiciones económicas, políticas y sociales, tratándose de un proceso histórico-social de desgaste biológico diferencial para los distintos conjuntos sociales. En este sentido, la desnutrición es paradigmática: refleja el efecto de factores adversos que afectan a familias y grupos constituyendo la expresión colectiva de un deterioro en las condiciones de vida de sus miembros. Estudios recientes afirman que las tendencias seculares del crecimiento relacionadas con la estatura infantil, la estatura adulta y la maduración física, son paralelas y del mismo sentido que las diferencias entre grupos de distinto nivel socioeconómico, evidenciándose en los países un marcado paralelismo entre los cambios seculares del crecimiento y los indicadores de bienestar socioeconómico" (Indec, 1995).

Los índices de desnutrición en población infantil constituyen un indicador de la situación social de un país.

Sin embargo, los índices son valores promedio que nivelan situaciones que en la realidad pueden ser diferentes respecto a atributos específicos tales como niveles de ingreso, ocupación, niveles educativos, etc. La desnutrición de causa primaria, como perfil epidemiológico, se inscribe en sectores sociales que presentan privaciones de bienes y servicios indispensables para la preservación de la vida. No obstante, se postula que la pobreza no refiere a una situación homogénea siendo sus efectos variados y diferenciales de acuerdo a problemáticas específicas (salud, educación, trabajo) y en función de características particulares (relativas al género, edad, etc.). Para el caso de la población infantil, la problemática social de déficit de consumo alimentario se manifiesta en términos biológicos -fundamentalmente en el grupo de 0 a 5 años- en el retardo del crecimiento y en el aumento de la morbimortalidad (Puffer y Serrano, 1973; Banco Mundial, 1993; Unicef/Cenep, 1985). Así, considerando a la desnutrición infantil como un indicador sensible y temprano de inadecuadas condiciones de reproducción social y reconociendo la historicidad de los factores asociados, producto de múltiples intervenciones (acción de las políticas públicas de vivienda, salud, educación, programas de asistencia alimentaria, características del mercado de trabajo y consumo, etc.), se comparan en dos momentos las diferencias encontradas en las condiciones de vida de dos grupos de familias del Gran La Plata: uno con presencia de hijos desnutridos (GD) y otro sin casos de desnutrición infantil o con hijos eutróficos en todo el desarrollo del ciclo vital (GE).

Se reconoce a la familia como el grupo social en el cual se producen las mediaciones entre los individuos y la estructura social: es el centro de las actividades ligadas a la reproducción cotidiana de los individuos que la componen, actividades que deben ser analizadas en relación al contexto económico-social en el que se insertan. Las características del sistema productivo y del mercado de trabajo, así como las políticas públicas implementadas a nivel local, influyen en la organización familiar y en la forma de cubrir sus necesidades. En relación con esto, en este estudio adquiere particular relevancia el análisis de la participación de las familias en programas sociales de asistencia alimentaria que implican la recepción de servicios gratuitos o bienes de uso, o de subsidios monetarios; las actividades de autoabastecimeinto y el establecimiento de redes de ayuda entre parientes y/o vecinos opciones a las que las familias deben recurrir para asegurar su reproducción cotidiana (Eguía, 1990).

A través del análisis realizado se establecieron: 1) las diferencias entre GD y GE -tanto en 1988 como en 1994- en las variables sociodemográficas, ocupacionales, de vivienda, así como en la participación de las familias en los programas públicos de asistencia alimentaria y en la implementación de estrategias alimentarias autogeneradas y 2) las variaciones encontradas dentro de cada uno de los grupos -en los aspectos arriba mencionados- en los dos momentos seleccionados.

2. METODOLOGIA

Considerando a la familia como unidad de análisis (2), aquellas con presencia de desnutrición infantil (GD) fueron identificadas -en ambos períodos- en la Unidad de Rehabilitación Nutricional del Hospital de Niños de La Plata (3). Las muestras se obtuvieron con posterioridad a la determinación, por parte del personal de salud, de la naturaleza primaria de la desnutrición de los niños, es decir, derivada de insuficiente aporte alimentario asociada a infecciones banales -característica de un mal medio socioeconómico- y no producto de alguna otra patología (Viteri, 1981). En 1988, la identificación de familias con hijos eutróficos (GE) se basó en un relevamiento antropométrico realizado en distintas zonas de "villa miseria" del conglomerado (Piacente et. al, 1990), procediendo posteriormente a cotejar esa información con datos provistos por el personal de salud de las unidades sanitarias correspondientes y con los datos registrados en las libretas sanitarias de los niños de las familias seleccionadas. En 1994, las familias de GE residentes en tres barrios de la localidad de Punta Lara -partido de Ensenada-, fueron elegidas en base a la información suministrada por el personal médico de la Unidad Sanitaria de la zona (4).

Para evaluar el estado nutricional se utilizaron las tablas elaboradas por la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia aceptadas por la Sociedad Argentina de Pediatría como estándares nacionales (SAP, 1986). Se utilizó la clasificación de Gómez modificada para evaluar el indicador peso/edad en menores de dos años; para evaluar talla/edad se consideró como punto de corte el percentilo 3.

En cada uno de los períodos considerados, los grupos de GD y GE se componen de 50 familias cada uno. El criterio de inclusión de las familias al estudio consistió en incorporar sólo aquellas que tuvieran algún hijo menor de 4 años.

Mediante encuestas cerradas y entrevistas semiestructuradas se registraron las características sociodemográficas y de vivienda, ocupacionales, niveles de ingreso, utilización de programas de asistencia alimentaria (públicos y de organizaciones no gubernamentales) y la implementación de estrategias alimentarias autogeneradas (huerta, animales para el consumo, redes de ayuda, etc).Cabe destacar que fue utilizada la misma encuesta en ambos períodos (5).

La metodología utilizada en el análisis estadístico consistió en el empleo del test de chi cuadrado.

3. ANALISIS COMPARATIVO DE FAMILIAS CON Y SIN DESNUTRICION INFANTIL

Diferencias encontradas en 1988 y en 1994

3.1. Perfiles sociodemográficos

El tamaño de la familia en 1988, con un 54 % de casos en GD con 7 y más miembros, muestra diferencias significativas (p(0.05) respecto al tamaño de GE, en las cuales la mayor proporción de casos aparece en familias con 4 a 6 miembros.

El mismo intervalo aglutina mayoritariamente en 1994 a ambos grupos de familias, permaneciendo elevada en GD la proporción de familias con un número superior de miembros (Gráfico 1).

Vinculado con lo anterior, en 1988 el número de hijos se presenta significativamente mayor en GD que en GE (p(0.01): el 44 % de GD tiene más de 5 hijos frente a un 8 % con ese número en GE, habiéndose reducido en 1994 a la mitad la proporción de GD con ese número de hijos. En 1994 no hay diferencias en esta variable, concentrándose el mayor número de casos, en el intervalo de 3 a 5 hijos (Gráfico 2).

Cabe destacar que en 1994 el tamaño de la familia en GD se debe a la mayor proporción de familias extensas y no al aumento en el número de hijos.

La edad de jefes y cónyuges comprendida, en 1988, entre los 20 y 30 años en ambos grupos, se presenta en 1994 más elevada en GE, con un predominio de mayores de 31 años, hecho que obedece a la mayor edad relativa de las familias (6).

La educación del jefe muestra diferencias significativas (p(0.05) con niveles de escolaridad más bajos en GD, observándose un mayor peso de jefes con primaria incompleta, tanto en 1988 (44%) como en 1994 (40%) (Gráfico 3).

En las cónyuges, el nivel de escolaridad es más elevado en ambos períodos en GE, habiendo diferencias altamente significativas (p(0.01). En más de la mitad de los casos, las cónyuges de GD presentan primaria incompleta o carecen de instrucción (Gráfico 4).

3.2. Condiciones habitacionales

En cuanto a las condiciones de vivienda, del conjunto de aspectos registrados se destaca que la relación de personas por cuarto en 1988, pese a no presentarse significativa estadísticamente, refleja indicadores de mayor hacinamiento en GD, en correspondencia con el mayor número de miembros: mientras que GE presenta menos de 4 personas por cuarto en el 68 % de los casos, más de la mitad de GD comprende a más de 4 personas por cuarto. Asimismo, el número de personas por cama muestra una proporción más desfavorable -aunque tampoco significativa- en GD, tratándose de familias con 2 y más personas por cama en la casi mitad de los casos, presentando el 70 % de familias GE un índice menor.

En 1994, el 68 % de GD presenta más de 4 personas por cuarto, restringiéndose esa relación al 20 % en GE. También en ese año, las personas por cama muestran índices más desfavorables en GD observándose en la mayoría de ellas una relación de más de 2 personas por cama. Las diferencias halladas en los dos parámetros mencionados son, en este período, altamente significativas (p(0.01) (Gráficos 5 y 6).

La posesión de agua corriente diferencia significativamente a ambos grupos de familias en los dos períodos, triplicando GE -en 1988- el porcentaje de casos de GD con conexión de agua por red (p(0.01). La ubicación interna o externa a la vivienda de la fuente de abastecimiento de agua se presenta, en los dos momentos, más desfavorable en GD (p(0.05) (Gráficos 7 y 8).

Respecto del sistema de eliminación de excretas, tanto en 1988 como en 1994 el pozo constituye el sistema predominante en ambos grupos.

La posesión de cuarto de cocina con uso exclusivo para tal fin no muestra diferencias entre ambos grupos. En 1994 la utilización del cuarto de cocina como dormitorio aparece en un 22 % de casos de GD.

3.3. Características ocupacionales e ingreso familiar.

En relación con la condición de ocupación de los jefes, la mayoría estaba ocupada en los dos períodos analizados. En 1988 la desocupación se presenta en el 10 % de GD y en el 4 % de GE. En 1994, siguiendo la tendencia que se verifica a nivel de la población general, esta situación se eleva al 18 % y 16 % de los casos respectivamente.

En 1988, los jefes de ambos grupos están ocupados -en algo más de la mitad de los casos- como obreros/peones y en segundo lugar como trabajadores por cuenta propia, destacándose diferencias en la rama de actividad en el sentido de una mayor presencia de trabajos en la industria manufacturera en GE y un mayor peso de otra rama (actividades primarias) en GD (7). Las ramas construcción y servicios son las que, dentro del conjunto, representan en mayor proporción a los jefes de GE y GD respectivamente. En 1994, se perfilan diferencias significativas en la categoría ocupacional, con una mayor presencia de empleados en GE -fundamentalmente en servicios-, acentuándose el trabajo por cuentapropia en construcción y comercio en GD (Cuadros 1 y 2).

FAMILIAS CON HIJOS EUTROFICOS Y DESNUTRIDOS
COMPARACION AÑOS 1988 - 1994 ; GRAN LA PLATA
Cuadro 1
CATEGORIA OCUPACIONAL DEL JEFE
FRECUENCIAS Y PORCENTAJES
EUTROFICOS '88   DESNUTRIDOS '88   EUTROFICOS '94   DESNUTRIDOS '94  
PERSONAL DOMESTICO
1
2%
0
0%
4
10%
1
2%
OBRERO/PEON
29
60%
25
56%
11
26%
14
34%
EMPLEADO
3
6%
2
4%
16
38%
5
12%
CTA. PROPIA SIN LOCAL Y/O VEHICULO
14
29%
15
33%
7
17%
20
49%
CTA. PROPIA CON LOCAL Y/O VEHICULO
1
2%
3
7%
4
10%
1
2%
TOTAL
48
100% 45 100% 42 1 41 100%

Cuadro 2

RAMA DE ACTIVIDAD DEL JEFE
FRECUENCIAS Y PORCENTAJES
EUTROFICO '88   DESNUTRIDOS '88   EUTROFICOS '94   DESNUTRIDOS '94  
INDUSTRIA MANUFACTURERA
13
27%
6
13%
3
7%
2
5%
CONSTRUCCION
14
29%
9
20%
9
21%
16
39%
COMERCIO
6
13%
6
13%
5
12%
10
24%
SERVICIOS
12
25%
13
29%
21
50%
7
17%
SERVICIOS PERSONALES
2
4%
1
2%
4
10%
2
5%
OTRA
1
2%
10
22%
0
0%
4
10%
TOTAL
48
100%
45
100%
42
100%
41
100%
Cuadro 3
UTILIZACION DE PROGRAMAS ALIMENTARIOS Y ESTRATEGIAS AUTOGENERADAS
FRECUENCIAS Y PORCENTAJES
EUTROFICO '88   DESNUTRIDOS '88   EUTROFICOS '94   DESNUTRIDOS '94  
LECHE
33
66%
50
100%
29
58%
31
62%
PAN(1988)/PAIS(1994)
39
78%
49
98%
24
48%
12
24%
COMEDORES
10
20%
20
40%
30
60%
18
36%
OTROS SISTEMAS
26
52%
25
50%
20
40%
36
72%
ANIMALES
13
26%
17
34%
14
28%
13
26%
HUERTA
5
10%
12
24%
1
2%
8
36%

La problemática de la configuración del sector informal asociado a la pobreza urbana ha sido planteada por numerosos autores (Portes, A., 1984; Monza, A. 1993; Castells, M. y Portes, A., 1995; Saraví, G., 1996, Eguía, 1997). Según Pérez Sainz (1991), la situación de crisis y las políticas de ajuste que se han aplicado en los ochenta en la mayoría de los países de América Latina han generado la expansión de ocupaciones informales. La informalidad ha jugado un papel clave en términos de ajuste del empleo en la actual situación de crisis -junto con el desempleo abierto- reafirmándose la relación entre informalidad y pobreza (8). En este trabajo, siguiendo el criterio utilizado por Eguía (1990), se tomó como punto de partida para la diferenciación de los sectores formal e informal de la economía la protección legal del trabajo, es decir, el hecho de que el trabajador cuente con beneficios sociales.

La desprotección social caracteriza a los trabajadores informales. Pero, dada la heterogeneidad de situaciones que este criterio engloba, se acotó la definición de informalidad incorporando en ella las características de baja productividad y escasa inversión de capital, incluyendo de este modo a los trabajadores por cuentapropia como a los asalariados no protegidos de pequeñas empresas.

Cabe resaltar la vinculación de GD con la informalidad del trabajo del jefe en ambos períodos. Las diferencias muestran ser altamente significativas (p(0.01) en 1994, abarcando al 64 % de los trabajos desempeñados por los jefes de GD. En ese año, el 56 % de los jefes de GE presentan trabajos formales, triplicando las condiciones de formalidad de los jefes de GD (Gráfico 9).

Respecto a la condición ocupacional de las cónyuges, en 1988 la cuarta parte de GD trabaja, porcentaje diez puntos superior al encontrado en GE. En 1994 la diferencia se invierte: apreciándose una mayor presencia -34 %- de cónyuges de GE que trabaja, hecho que podría explicarse por la mayor edad relativa de las cónyuges de GE y la posibilidad de salir a trabajar.

La tasa de dependencia no arroja diferencias significativas en 1988. Sin embargo, la relación se muestra en GD con más de 5 consumidores/productor de ingreso en el 42 % de los casos frente a un 26 % con igual relación en GE. En 1994 las diferencias entre ambos grupos se profundizan, tornándose significativas (p(0.05) (Gráfico 10).

En relación al ingreso mensual familiar (9), en 1988 se presenta como tendencia significativa (p(0.01) una marcada concentración de casos de GD en el estrato inferior de ingresos y de GE en el estrato medio. En 1994, las diferencias de ingreso familiar entre GD y GE se desdibujan, aglutinándose la mayoría de los casos de ambos grupos en el estrato inferior de ingresos (Gráfico 11).

3.4. Programas de asistencia alimentaria y estrategias alimentarias autogeneradas

En 1988 no se aprecian diferencias significativas en la utilización de programas alimentarios estatales ni en la implementación de estrategias autogeneradas. La caja PAN (10) y la leche del Programa Materno-infantil (11) se encuentran en la mayoría de las familias de ambos grupos.

Asimismo, en la mitad de los casos, tiene relevancia la utilización de otras redes de ayuda tales como las iglesias, unidades básicas y, fundamentalmente, la apelación a la ayuda de parientes y vecinos. La presencia de huertas y de animales para el consumo familiar, si bien reducida en ambos grupos, tiene mayor importancia en GD. El comedor escolar (12), más utilizado por GD, duplica los porcentajes de GE.

En 1994 las diferencias se tornan altamente significativas (p(0.01). Las mismas consisten en la mayor presencia del plan PAIS (13) y del comedor escolar en GE, que duplican - con el 48 y 60 % de casos respectivamente- los porcentajes de GD y en la importancia creciente que adquieren en GD los sistemas informales de ayuda (de parientes y/o vecinos), así como las organizaciones no gubernamentales a través de la dación -irregular- de alimentos o provisión de comidas en sede, observándose en el 72 % de las familias. La leche del Programa Materno-Infantil, es percibida por el 60 % de las familias de ambos grupos.

4. CAMBIOS REGISTRADOS EN LAS CARACTERISTICAS FAMILIARES.

4.1. Variaciones en las familias con hijos desnutridos

Comparando los grupos de familias con hijos desnutridos conformados en 1988 y 1994, puede observarse con respecto a las características sociodemográficas analizadas, la disminución -en 1994- en el número de miembros y en el número de hijos, presentándose sólo un 20 % de familias con más de 6 hijos frente a un 44 % en 1988.

En relación a las condiciones habitacionales en 1994, empeoran los índices personas/cuarto y personas/cama.

Mejora la posesión de agua corriente, duplicándose el número de familias abastecidas por red, aunque se trata del 60 % de los casos y continúa ubicada en el exterior en la mayoría de los casos.

En cuanto al trabajo, puede encontrarse una mayor incidencia -si bien no significativa estadísticamente- de la desocupación y de la informalidad en 1994 y un mayor peso del trabajo por cuentapropia en construcción y comercio. El índice c/p muestra un mayor peso de más de 5 c/p en 1994.

Con respecto al ingreso, cabe destacar que en ambos períodos, las tres cuartas partes de las familias se ubican en el estrato inferior.

En la participación de los programas públicos de asistencia alimentaria, se observa una disminución del aporte de la leche del Programa materno infantil. El acceso a los programas alimentarios destinados al grupo familiar (PAN/PAIS) se reduce cuatro veces, presentándose el Plan PAIS en la cuarta parte de las familias; se incrementa la importancia de otros sistemas de ayuda, apareciendo en las tres cuartas partes de los casos. No se registran variaciones en las otras opciones, que se mantienen en la tercera o cuarta parte de las familias.

El resto de las variables analizadas permanecen constantes.

4.2. Variaciones observadas en las familias sin desnutrición infantil

Dentro de los grupos de familias sin hijos desnutridos, no se registran diferencias en las características sociodemográficas analizadas, con excepción de las edades de jefes y cónyuges quienes presentan una mayor edad relativa debido a las características y condiciones de selección de la muestra en 1994.

En la vivienda, los índices personas/cuarto y personas/cama son más favorables. Lo mismo sucede con la fuente de abstecimiento de agua, estando ubicada en el interior de la vivienda en la mayoría de los casos. La disminución de la presencia de cloacas obedece a la localización de las familias de la muestra considerada en 1994 (concentrada en una misma zona de residencia), frente a la procedencia heterogénea de las familias de la muestra de 1988.

Respecto al trabajo del jefe, aumenta la proporción de empleados en servicios. Disminuye, aunque de manera no significativa, el porcentaje de trabajadores informales y aumenta la desocupación. El índice c/p también se concentra, al igual que GD, en más de 5 consumidores por perceptor de ingreso en 1994. El ingreso familiar registra una fuerte concentración en el estrato inferior, desapareciendo las familias con ingresos comprendidos en el estrato superior. Asimismo, el estrato medio -que concentra en 1988 los ingresos de algo menos de la mitad de las familias- se reduce a la cuarta parte.

Los programas de asistencia alimentaria destinados al grupo familiar pierden importancia, disminuyendo en un tercio su participación. La utilización de la leche del Programa Materno Infantil mantiene su participación en la mitad de los casos. La utilización del comedor triplica su intervención, accediendo más de la mitad de las familias.

La huerta tiene poca significación y la presencia de animales para el consumo permanece en la cuarta parte de las familias.

5. CONCLUSIONES

De la comparación establecida entre las características relevadas en familias con y sin casos de desnutrición infantil, se desprende que, tanto en 1988 como en 1994, las diferencias se presentan en los niveles educativos de jefes y cónyuges -inferiores en GD-, características habitacionales que reflejan en GD peores índices en la relación personas/cuarto y personas/cama así como una mayor proporción de familias sin disposición de agua potable y con ubicación externa de la fuente de abastecimiento de agua. Dentro de las condiciones ocupacionales, se destaca el carácter informal del trabajo del jefe y la elevada tasa de dependencia en GD.

Además de los aspectos arriba mencionados, en 1988, el mayor tamaño de la familia y los niveles de ingreso familiar en GD, discriminan a ambos grupos de familias.

Las diferencias que se suman en 1994 a las ya señaladas, consisten en la mayor edad relativa de jefes y cónyuges de GE -por los motivos ya planteados- y en el trabajo del jefe en el sentido de una mayor presencia de empleados en servicios en GE y mayor peso del trabajo por cuentapropia en construcción y comercio en GD. Las diferencias encontradas en 1988 en el nivel de ingreso familiar, se desdibujan, concentrándose en este período ambos grupos de familias en el estrato de ingreso inferior.

Respecto a la participación en los programas de asistencia alimentaria, se refleja una mayor presencia de GE en aquellos vinculados con la acción estatal, destacándose en GD la importancia de las redes informales y la ayuda derivada de organizaciones no gubernamentales.

Los cambios más importantes en los perfiles que caracterizan a GD residen en la disminución en el número de hijos, peores condiciones en la relación personas/cuarto y personas/cama, mejorando en 1994 la proporción de familias con abastecimiento de agua por red. En relación al trabajo del jefe, aumenta la desocupación y la informalidad, presentándose una mayor concentración de familias con elevada tasa de dependencia.

En lo que respecta a las estrategias alimentarias, disminuye la intervención de los programas públicos de asistencia alimentaria, aumentando el peso de las redes de ayuda y de los organismos no gubernamentales.

En GE, aumenta la edad de jefes y cónyuges -hecho que obedece a la naturaleza de la muestra-, mejoran las condiciones de hacinamiento y promiscuidad así como la proporción de familias con abastecimiento de agua por red.

En referencia con las condiciones ocupacionales, aumenta el peso de la desocupación y, entre aquellos que trabajan, el peso de los empleados en servicios. Los niveles de ingreso familiar disminuyen marcadamente. Dentro de los programas de asistencia alimentaria, sólo aumenta la importancia del comedor escolar, perdiendo relevancia el resto de los programas.

Si bien los programas públicos de asistencia alimentaria pierden peso en la contribución a la alimentación familiar de los dos grupos analizados, su retraimiento es más notorio en las familias GD, cuyas características evidencian condiciones de mayor vulnerabilidad.

Junto con la disminución de los programas sociales, por otra parte cada vez más focalizados, hay que destacar la marcada disminución de los ingresos familiares en GE.

En etapas de crecientes índices de desocupación y precarización laboral, y de restricción de las políticas públicas, recae sobre las familias la responsabilidad de su reproducción social, con repercusiones en las condiciones de reproducción biológica de sus miembros. Tal como se desprende de los resultados, la creciente apelación e intensificación de las redes informales de ayuda y de otros organismos no gubernamentales, que se registró en mayor proporción en el grupo de familias con hijos desnutridos, no alcanza para asegurar adecuadas condiciones de reproducción biológica, al menos que se traduzcan en parámetros de crecimiento de la población infantil. De aquí la necesidad de relativizar la ponderación de las redes sociales informales como estrategias adaptativas eficientes en términos de la reproducción social, consideradas como herramientas eficaces que minimizan la vulnerabilidad frente a la incertidumbre y adversidad del medio.

Notas.

(1) Los datos del primer período surgen del proyecto "Estrategias alimentarias de sobrevivencia en sectores populares urbanos del Gran La Plata", dirigido por la Dra.

Adelaida Rodrigo y Ms. Susana Hintze, C.I.C.-PBA 1988-1989 y los correspondientes al segundo se inscriben en el marco del proyecto sobre "Reproducción social y pobreza urbana" dirigido por el Dr. Oscar Colman y la Dra. Amalia Eguía, Programa de Incentivos a la Investigación, Dpto. de Sociología, Fac. de Humanidades y Ciencias de la Educación U.N.L.P., 1994 hasta la actualidad.

(2) Esta puede definirse como un "grupo de personas que interactúan en forma cotidiana, regular y permanente, a fin de asegurar mancomunadamente el logro de uno o varios de los siguientes objetivos: su reproducción biológica, la preservación de su vida y el cumplimiento de todas aquellas prácticas económicas y no económicas indispensables para la optimización de sus condiciones materiales y no materiales de existencia" (Torrado, 1983).

(3) Se agradece la colaboración de las Dras. Gladys Rey y Adriana Sanjurjo por la información proporcionada relativa al tipo y grado de desnutrición de los niños, posibilitando la adecuada selección de las familias.

(4) Se agradece la colaboración de la Dra. Catalina Vernengo y del equipo de salud de la Unidad Sanitaria "El Molino", de la localidad de Punta Lara, partido de Ensenada, por el relevamiento antropométrico realizado a la población infantil de las familias y por todo el apoyo brindado durante el desarrollo del estudio.

(5) En 1994, el trabajo de campo en los barrios "El Zanjón", "El Molino" y "Villa Rubencito" ubicados en la localidad de Punta Lara -partido de Ensenada- para la realización de encuestas y entrevistas, así como el análisis de los datos surgidos de las mismas, fue realizado conjuntamente con la Dra. Amalia Eguía.

(6) En 1994, las familias GE fueron seleccionadas a partir del conocimiento previo de las mismas, en función de un estudio sobre enteroparasitosis realizado en 1988 en la zona (Cueto Rúa, E.; Feldman, R. y colab., 1989). El hecho de contar con datos antropométricos de ese momento y la permanencia del médico en la Unidad Sanitaria de la zona, quien continuó realizando las mediciones a los niños de esas familias, garantizó y facilitó la rápida delimitación de las familias pasibles de ser incorporadas en el estudio de 1994. Por ello, estas familias, se encuentran en una etapa más avanzadda del ciclo de vida. Parte de los resultados de la comparación deben ser interpretados y derivados de esta condición.

(7) La categoría ocupacional da información acerca de la relación de dependencia en que está situado el trabajador en su inserción en el proceso productivo. Se consideraron las siguientes categorías ocupacionales: personal doméstico, obrero, empleado, cuentapropista y patrón socio. La rama de actividad informa acerca del sector de actividad en el que se insertan los trabajadores. Se construye a partir del tipo de producción llevada a cabo por el establecimiento en que trabaja el individuo, de acuerdo a los bienes o servicios que éste produce y a la naturaleza del proceso que realiza (Eguía, 1997).

(8) Portes (1984) señala que la fertilidad del concepto radica en que el mismo "conlleva la idea de que los pobres no están simplemente colocados ahí, como masa inerte excluida de participación en la sociedad moderna. Por el contrario, tenemos la imagen de una clase dinámica, comprometida con una miríada de actividades que, si bien no están altamente remuneradas, por lo menos proveen para su subsistencia y la de sus hijos. Esta imagen se hace más clara en las investigaciones recientes, contrapuesta al concepto de "marginalidad", término favorecido en los últimos años para designar pobreza y que denota más bien una exclusión pasiva que una presencia económica dinámica".

( 9) De acuerdo con la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC), el estrato bajo agrupa a los deciles 1 a 4 de la distribución de ingreso, el estrato medio concentra a los deciles 5 a 8 y el estrato superior a los deciles 9 y 10. Para 1988, el estrato inferior de la escala de ingreso total familiar, abarca los ingresos comprendidos entre 40 y 1000 australes, el medio incluye ingresos de 1001 a 2450 y el superior ingresos comprendidos entre 2451 y 10.000 australes. En 1994, el estrato inferior concentra ingresos entre 60 y 600 pesos, el medio de 601 a 1380 y el superior de 1380 a 9400 pesos.

(10) El Programa Alimentario Nacional (PAN) se origina con el gobierno democrático en 1984. Tal como lo plantea el Ministerio de Salud y Acción Social en ese año, es un programa de emergencia derivado del problema de subalimentación de una parte considerable de la población (estimada en dos millones). Tiene por finalidad la complementación alimentaria de las familias necesitadas mediante la entrega mensual de alimentos que deberían cubrir cerca del 30 % de los requerimientos mensuales de calorías de una familia tipo. La caja incluye en general: aceite, arroz, fideos, azúcar, leche en polvo, porotos, harina de trigo, harina de maíz y corned beef o merluza. En 1985, en base a estimaciones realizadas en función del tamaño de los hogares NBI, el PAN abarcaría aproximadamente a 6,4 millones de personas en todo el país y 2,1 millones en la Pcia. de Bs. As. (Hintze, 1989).

(11) El Programa Materno-Infantil, data de 1937 y se origina en la Dirección Nacional de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de la Nación. Tiene por objetivo disminuir la morbimortalidad del grupo materno-infantil a través del mejoramiento de la cobertura del sistema de atención primaria de la salud. Como actividad complementaria de las acciones asistenciales, se realiza la entrega mensual de 2 kg. de leche en polvo a embarazadas, lactantes y a niños desnutridos de 1 a 5 años durante los controles de salud en los Centros de Atención Primaria. Algunos estudios y la opinión generalizada de profesionales y beneficiarios, destacan la irregularidad en la entrega de los recursos en cantidad y tiempo.

(12) Este programa nacional, de larga data en nuestro país, pasa a depender en 1992 de cada provincia. La asistencia alimentaria consiste en la copa de leche, almuerzo o merienda reforzada. Es el principal programa alimentario de la provincia, tanto por el número de beneficiarios como por los montos asignados. Tiene como objetivo reforzar el aporte nutricional de los niños entre 6 y 14 años. En 1994, se encontró que un tercio de los niños en situación de riesgo nutricional no recibían asistencia alimentaria en escuelas que brindan el servicio (PNUD- Banco Mundial)

(13) El programa Alimentario Integral y Solidario (PAIS) surge en 1989, en plena etapa de hiperinflación, tendiente a solucionar el problema alimentario de los sectores en situación de pobreza crítica, planteando una cobertura del 65 % de los pobres estructurales. La primera fase del programa consiste en el acuerdo mínimo de cinco familias que reciben una subvención de dinero para la compra de alimentos, aportando al presupuesto familiar una cantidad de dinero per cápita. El monto fijado es de $ 5.5 mensuales por persona desde 1990. A partir de entonces, no sólo la capacidad adquisitiva disminuyó, sino que el subsidio fue otorgado con creciente irregularidad.

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