V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
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TRANSFORMACIONES EN EL DISCURSO LEGISLATIVO ARGENTINO SOBRE EL INDIGENA (1930-1955).

Diana I. Lenton (I.C.A., F. F. y L., U.B.A.).

Introducción.

El problema que abordamos refiere a los esquemas categoriales y discursivos conectados con el ejercicio de la política indigenista en nuestro país.

Concretamente, nos proponemos examinar la construcción discursiva del sujeto social "indígena" en relación con la del colectivo "Nación", a través de los debates parlamentarios.

En la actualidad estamos relevando y analizando un corpus documental que, incluyendo tanto legislación nacional sobre el indígena como también otros registros (mensajes, debates, proyectos no sancionados) pertinentes para caracterizar el período elegido, constituye la base heurística a partir de la cual relacionar el discurso legislativo con el proceso histórico de construcción de hegemonía (Hall 1986). Damos prioridad a las fuentes provenientes del Poder Legislativo Nacional (Diarios de Sesiones de ambas Cámaras) porque, al ser el Congreso Nacional un ámbito de discusión y fundamentación de las acciones políticas, se hacen más explícitas las líneas argumentales que las legitiman o cuestionan. Así, el análisis de las fuentes provenientes del P.L.N. nos ofrece la posibilidad de visualizar posiciones variablesdentro de una arena política cuyo funcionamiento requiere la aceptación de ciertas convenciones compartidas.

En cuanto al análisis del discurso parlamentario, adoptamos el enfoque tridimensional de Fairclough (1992), por el que no se lo puede dejar de visualizar, simultáneamente, en su triple carácter de texto, de práctica discursiva, y de práctica social.

En consecuencia, concebimos el discurso legislativo como "acción" que tiende a categorizar y disciplinar en su carácter de "elites morales", es decir, "aquellos individuos y grupos que, dentro de pautas dadas, tienen éxito en expresar las posiciones que eventualmente se transformarán en hegemónicas, frecuentemente a través del conflicto". El surgimiento de distintos proyectos ideológicos indica la existencia de conflictos al interior de esas elites (Melossi 1992: 42 y ss.).

Desde esta perspectiva, por lo tanto, importa describir lo que las elites perciben y presentan como su ámbito político o cultural, y las interpretaciones que estas mismas elites son capaces de ofrecer, relativas a la coyuntura y a las acciones que ella requiere. Reemplazamos así el concepto de contexto por el de "contextualización" en el sentido de Bauman y Briggs (1990: 68-69), donde los contextos argumentativos no son un mero reflejo del entorno, sino que emergen en negociaciones entre participantes de interacciones sociales.

Para el trabajo que encaramos, sostenemos que sólo podremos comprender las alternativas de la construcción discursiva del sujeto "indígena" a través del estudio del proceso de consolidación del Estado nacional (Bechis 1992: 85), teniendo en cuenta el rol fundamental que juega este último en la construcción y el ejercicio de la hegemonía(Hall 1986: 18-19).

Obviamos así el análisis de las políticas indigenistas provinciales, ya que entendemos la "aboriginalidad" como una forma de alteridad históricamente específica que resulta de un proceso de co-construcción simultánea con la Nación-como-estado (Briones 1996).

En esta reunión trataremos de presentar al debate el enfoque que nos orienta en nuestra búsqueda, y a la vez, algunos de los contenidos parciales obtenidos durante la investigación que estamos encarando en el presente, entendiéndose estos no como "resultados", sino más bien como pistas que sugieren y abren líneas de exploración futura.

Nación, homogeneización y particularización

Esta investigación, como ya sugerimos, no toma como objeto de análisis a los pueblos indígenas del país en sí mismos, sino que pretende examinar las prácticas políticas de inclusión o exclusión de ellos que son inscriptas por debates parlamentarios. Dentro de éstos, "lo indígena" opera como objeto de referencia y predicación que juega siempre en relación con otros colectivos de identificación superpuestos o incluyentes (Nación, civilización). En otras palabras, nos interesa examinar formas históricamente específicas de co-construir aboriginalidad y nación (Briones 1996) .

Sin desconocer, por lo tanto, la problemática de la "etnicidad" y sus distintos enfoques (Comaroff y Comaroff 1992), tomamos como unidad a la "Nación" como entidad compleja que supera los límites y la problemática del grupo étnico (aún cuando tome algunas de sus características), y que por ende no puede ser abordada con las mismas herramientas metodológicas ni teóricas.

Si bien las proclamas nacion(al)istas defienden generalmente un concepto de Nación sustentado por vínculos permanentes y esenciales, concordamos con las corrientes antropológicas actuales que toman la Nación como un proceso social de construcción de un colectivo que, como otros[por ejemplo, la etnicidad], aúna prácticas de comunalización (Brow 1990) e imaginarización (Anderson 1993), y presupone valores y principios de organización contingentes (Segal 1988: 303).

A partir del "redescubrimiento" de los trabajos de Antonio Gramsci, son numerosos los autores que focalizan el proceso hegemónico para analizar la incorporación de grupos en posición subalterna al interior de los estados nacionales (entre ellos, Brackette Williams 1989; 1991; Ana María Alonso 1994; además de los ya citados).

En concordancia con este enfoque, proponemos explorar la construcción hegemónica de la aboriginalidad en almente, la construcción de la categoría "indígena", con la consiguiente atribución de pautas que permiten su exclusión llana, o su integración de manera smas, una práctica social (Gorosito Kramer 1992: 144-146).

De este modo, la hegemonía constituye un sentido de lo real que no debe verse como mera expresión superestructural de una estructura social y económica preexistente, sino como un proceso básico que opera sobre muchos registros de lo social (B. Williams 1991). La práctica ideológica anuda relaciones y prácticas sociales particulares con estructuras particulares de significado, identificación e interpretación, definiendo estas ligazones como naturales e inevitables, y excluyendo simultáneamente a otras como sesgadas o irreales racterísticas a medida que se desarrollan las instancias históricas que ocupan la atención de los legisladores. El mismo repercute en la construcción ideológica de los sujetos sociales que lo componen, tanto de sus miembros aceptados como de aquellos cuya participación es cuestionada o negada.

Los párrafos que a continuación presentamos al debate sirven como ejemplificación de, y a la vez encuentran su interpretación posible en el marco teórico expuesto anteriormente. Lamentablemente, por razones de espacio tórica" se planteaba esencialmente como la realización de la "justicia" para con los indígenas, y se proponía sobre todo a través de la lucha contra el latifundio y de la aplicación igualitaria de las garantías constitucionales y las conquistas laborales. A su vez la "reparación cultural" consistió especialmente en la extensión de los servicios educativos estatales a aquellos grupos que estaban tradicionalmente privados de ellos.

En cuanto a las políticas que específicamente se diseñaron para el tratamiento de la cuestión indígena, por estos años se generalizó la convicción de que la única manera de civilizar a los indígenas era a través de un "régimen tutorial" ejercido por el Poder Ejecutivo, ya sea a través de "comisiones de notables" o de instituciones más impersonales, al estilo de los "patronatos", con poderes de fiscalización sobre las entidades privadas y religiosas. Pero la mayoría de los numerosos proyectos, generalmente originados en el P.E.N., que apuntaron a coordinar las políticas hacia el indígena en una sola institución estatal, se extinguieron antes de ser implementados. En 1927 comenzó a funcionar la Comisión Honoraria de Reducciones de Indios, que finalmente reducirá su campo de acción a sus dos colonias en el area chaqueña: Napalpí y Las Casas.

Por estos años comenzaron a presentarse, también, algunos registros que sugieren cierta recepción de los reclamos indígenas. Algunas comunidades lograron hacerse escuchar por los políticos de la Capital a través de la huelga o la protesta violenta; y algunos proyectos para mejorar las condiciones laborales de los indígenas fueron motivados por hechos de este tenor.

Esta nueva manera de encarar los reclamos indígenas se relaciona con la extensión que, como ya mencionamos, se produjo en el concepto de "pueblo soberano", que comenzó a incluirlos, y quizás (a modo de hipótesis) con una nueva modalidad del interjuego entre los sectores políticos de la sociedad "nacional" y las comunidades indígenas, modalidad que se caracterizó por acciones y respuestas más activas, así como mayores exigencias, por parte de las últimas. Una característica fundamental de este nuevo estilo discursivo lo constituyó el reconocimiento de que existe en los indígenas una posibilidad de progreso personal y comunal, que incluye la adquisición de derechos políticos.

La ampliación de los derechos políticos para nuevos sectores de la población, la acuñación de conceptos como el de "justicia social", la crítica al latifundio y a las economías de plantación en nombre de los derechos de los grupos desplazados, son otras tantas formas en que se intentaba construir una nueva clase de hegemonía cultural y política. Esta nueva clase de hegemonía, que estaba directamente relacionada con la ampliación de la base política a nivel nacional "como consecuencia de los hechos políticos que desembocaron en una reformulación del colectivo de identificación", se correspondia a su vez con una forma inédita de construir al sujeto indígena.

b) Primera ruptura.

En este clima sobreviene el golpe militar de 1930, que interrumpe la actividad legislativa e inaugura otra manera ón de las posiciones nacionalistas, etc.

Lo primero que se destaca de las fuentes parlamentarias producidas en esta década es la gran escasez de menciones hacia los indígenas o su problemática. La atención de los legisladores parece absorbida por unos pocos temas (el presupuesto militar, la deuda externa, el sufragio femenino, el rol del Estado). Sin embargo, a veces, durante la discusión sobre estos otros temas aparecen referencias más o menos sutiles sobre la cuestión indígena.

Quizas la principal característica del discurso político de este período sean las fuertes prácticas de "desmarcación" ra la agricultura. Sin embargo, es de destacar que en ningún caso, se los llama "agricultores", categoría que por estos años condensa la "reserva de argentinidad", el núcleo de la comunidad imaginada. Los indios chaqueños continuarán así siendo "otros internos", a pesar de adas por parte del P.E.N., suelen girar en torno a especulaciones acerca de la "argentinidad" de estos habitantes del territorio, de su contribución a la formación de la "patria", y de su mayor o menor necesidad de "protección" oficial.

En 1932 el P.L.N. aprueba "tardíamente" el Pacto de la Liga de las Naciones, que contiene algunas disposiciones en cuanto a las poblaciones indígenas habitantes de los territorios de las naciones suscriptas, y más tardíamente aún, se aprueba el convenio No. 50 de la Conferencia Internacional del Trabajo, sobre reclutamiento de trabajadores indígenas.

Las políticas gubernamentales orientadas a encarar en forma concreta el problema indígena, siguen dos vías fundamentales: la creación, disolución, transformación, etc., de organismos específicos, y la asignación de tierras con diferentes modalidades de propiedad. Por ambas vías, tanto el P.E.N. como el P.L.N. comienzan a encarar la tarea recién a finales de la década del '30. Los primeros años de esta década se caracterizan, mas bien, por la reducción de las tierras asignadas desde fines del siglo XIX a determinadas comunidades, o el desalojo directo de éstas. Lo más notable, sin embargo, es la evidente inconsistencia en la política de tierras. Esto debe relacionarse con la reanudación, durante el gobierno del general Justo, de la venta sistemática de tierras fiscales, queestaba interrumpida desde el período radical, y con la creación de los primeros Parques Nacionales (Carrasco y Briones 1996: 163 y ss.).

A comienzos de la década del '40 comienza a notarse un cambio importante en la forma en que se describe la res. También se produce un aumento sustancial de las cifras estimadas de población indígena: de los 25.000 indígenas declarados en los mensajes del presidente Justo, Castillo los eleva a 130.000. Ðnivel nacional del "problema indígena", a la vez que completa la amalgama que venía anunciándose desde principios de siglo entre "cuestión indígena" y "problemática laboral". Es inevitable, por otra parte, intentar establecer una relación entre las políticas conducidas desde esta Secretaría, y las que se llevarán a cabo durante la década peronista.

c) Nuevos sujetos sociales.

Durante el período peronista (1946-1955) "sobre el cual nos encontramos realizando nuestra investigación vida activa", por estos años, puede entenderse en dos sentidos: en el económico, como grado de proletarización; y en el cívico, como grado de participación en la actividad política.

Se proyectan numerosos censos indígenas, y también se crean instituciones, comisiones, etc., que tendrían entre sus funciones la de realizar relevamientos de la población indígena bajo su órbita, pero que no llegan a concretarse. Se presentan también en el P.L.N. numerosas iniciativas a favor de la inscripción de los indígenas en los registros civiles, que no obtienen respuesta. Sin embargo, dentro de este mismo período, el P.E.N. a nueva forma de posicionamiento del Estado frente a la población indígena, que ya venía insinuándose, se condensa en la reforma de la Constitución Nacional en 1949, que supera algunas ambiguedades del texto original. Las fundamentaciones de la ley que declara la necesidad de la reforma califican de "anacrónicas" aquellas disposiciones de la vieja Constitución que establezcan "distinciones" entre los habitantes del país.

También en el texto de los Planes Quinquenales se declara la urgencia de que el indígena llegue a ser dueño de su tierra, se propone una nueva reforma educativa y se justifica la intervención directa del estado en las relaciones entre los indígenas y el resto de la comunidad.

En general, este período se caracteriza por el énfasis en los "deberes" del estado para con los indígenas, y por la apelación a la intervención estatal directa en la solución de los problemas derivados del relacionamiento indígenas-Nación. También es importante la inclusión del "problema indígena" entre los "problemas sociales", y el reconocimiento de cierto espacio para los mismos indígenas en la caracterización de su propia problemática.Ð También la Convención Nacional Constituyente anulará en 1958 las reformas a la Constitución Nacional realizadas en 1949.

Propuesta.

Esta investigación en curso se ha propuesto aportar elementos de juicio a la reconstrucción de las ideologías en nuestro país, a través de la vinculación del discurso indigenista parlamentario con el proceso hegemónico de construccion de la nacionalidad.

También pretendemos ampliar el corpus documental sobre el tema, clasificarlo y catalogarlo. Creemos que un aporte importante que podemos realizar para nuestra disciplina, es profundizar una metodología que no ha sido aplicada sistemáticamente, como lo es la extracción de inferencias sobre las relaciones interétnicas a partir de fuentes documentales históricas, como los Diarios de Sesiones del Congreso Nacional.

Compartimos con numerosos investigadores un gran interés por establecer un ámbito de colaboración real entre las diferentes ciencias sociales, que nos permita crear las bases teóricas para una mejor comprensión de la aboriginalidad como proceso político de construccion de la diferencia al interior de nuestra nacion. En otras arias).

Congreso de la Nación Argentina: Diario de Sesiones de la Camara de Diputados. Períodos: 1916 a 1955. el "Cuarto Mundo". Una puesta en perspectiva desde el concepto de Buscar en esta seccion :