V Congreso de Antropologia Social

La Plata - Argentina

Julio-Agosto 1997

Ponencias publicadas por el Equipo NAyA
https://www.equiponaya.com.ar/
info@equiponaya.com.ar

DIVERSIDAD E INTEGRACIÓN: Las construcciones políticas alternativas frente a la globalización

AUTORES: Lic. en Antropología Claudia Beatriz Tello

Abogado Alberto Ramón Ramírez

Sociedad global, crisis global: notas características

Nunca está demás insistir en que el proyecto de mundialización de las relaciones económicas, sociales y políticas no empezó ayer. Comenzando con la extensión de las fronteras del comercio a principios del siglo XVI, avanza a saltos a través de dos siglos de expansión capitalista hasta llegar al momento en que una nueva revolución científica y técnica se impone; este es el momento en que las formas de vida en el planeta sufren una repentina transformación a causa de que las relaciones entre hombre y naturaleza cambian diametralmente por los formidables medios puestos a disposición del primero.

Hoy, para los centros de poder mundial, la escala planetaria se ha convertido en la medida de las relaciones sociales y económicas; todo se conoce y se usa a escala planetaria.

En este período, que algunos denominan capitalismo tecnológico o de la sociedad tecnológica, la ciencia, que siempre ha precedido a la técnica, se encuentra cada vez más subordinada a ésta por el carácter utilitario que el capital le asigna.

La tecnología resultante es utilizada a escala mundial y, para gran parte de la humanidad, representa un elemento exógeno basado únicamente en la búsqueda desenfrenada de lucro dondequiera que las condiciones lo permitan. Su utilización universal, casi siempre sin relación con los recursos naturales y humanos, causa graves distorsiones y es la base de una agudización de las desigualdades entre países y entre clases sociales, así como de la opresión y la alienación del individuo. Se comprende de este modo la correspondencia entre sociedad global y crisis global.

La modalidad de globalización vigente es aquella en la que predomina el mercado sobre otras formas de socialización. Esas otras formas, al decir de Hans-Peter Krüger, podrían hacer eje en lo político o en el intercambio cultural que tenderían hacia el reemplazo de los Estados nacionales por integraciones continentales regionales. Para Krüger esta modalidad de globalización debería tener cabida en la medida en que el neoliberalismo, para el que la globalización es desregulación, ha dado como resultado estados múltiples que carecen de capacidad de regulación y que no pueden enfrentar las problemáticas sociales y económicas derivadas de este modelo en la restricción de las fronteras nacionales. Asimismo plantea que este tiempo de transición impone aprovechar la capacidad de negociación que aún poseen los Estados nacionales para propiciar uniones continentales que generarán identidad en la interacción con un medio ambiente sociocultural general. Las identidades no están preestablecidas sino que se van configurando en el intercambio cultural. La atracción para ese intercambio tendrá que ver con que esta nueva esfera de lo político posibilite la regulación. Postula en este sentido que para combatir la monopolización hará falta la creación de varios centros en el mundo creados por las integraciones regionales hacia un mundo multipolar con contrapoderes y contracentros para compensar los desequilibrios. (1 ) Según Milton Santos la mundialización no es completa: "Se verifica la universalización de la cultura, de los modelos de vida social, de una racionalidad al servicio del capital erigida en moralidad asimismo universalizada; de una ideología mercantil concebida desde el exterior; del espacio; de una sociedad que se vuelve mundial y del hombre amenazado por la alienación total." ( 1988, pg.14) No habría mundialización de las clases ni de una moralidad universal aunque fuese la moralidad de los Estados. Las firmas multinacionales, presentes en todos los países, crean burguesías transnacionales pero las clases sociales son todavía definidas territorialmente. las aspiraciones y el carácter de un pueblo son asimismo definidas en función de sus herencias históricas. Los Estados que se multiplican y se debilitan por las nuevas condiciones históricas constituyen un sistema mundial y, a la vez, son individualmente una puerta de entrada y una barrera para las influencias exógenas.

Ya en 1978 Claude Lévi-Strauss, a quien identificamos por sus postulados universalistas acerca de la cultura, expresaba refiriéndose a la diversidad cultural: "...no quiero que piensen que esto representa un peligro o que estas diferencias deben ser eliminadas, pues en realidad las diferencias son extraordinariamente fecundas." (pg. 41) Y más adelante: "...es fácilmente concebible una época futura en que sólo exista una cultura y una civilización en toda la superficie de la Tierra. No creo que esto vaya a suceder, porque siempre funcionarán tendencias diversas y contradictorias - por un lado en dirección a la homogeneidad y, por otro, a favor de nuevas diferenciaciones."(pg. 42) El actual período histórico encierra el germen del cambio de tendencia porque si por un lado la ciencia se ha vuelto especulativa, por otro aumenta la importancia del hombre, es decir, de su saber, en el proceso productivo. Sólo faltaría colocar esos recursos al servicio de la humanidad. Los nuevos conocimientos apuntan al reino de lo posible porque su realización concreta pertenece al dominio de las condiciones económicas, culturales y políticas.

Nos preguntamos aquí cuál es, en este panorama, el rol de la ciencia, de los Estados nacionales y de la participación efectiva de la gente en la construcción de alternativas políticas que tiendan a poner el eje de la acción en transformar el afán de lucro en afán de mejoramiento integral de las condiciones de vida, y la centralización del poder político y económico en mecanismos decisorios y productivos abiertos a otros protagonistas sociales.

Por qué sí a la integración de nuestra América

Cuáles son los supuestos culturales y políticos en que podemos basarnos para orientar la reflexión y proponer una alternativa política en el marco de los Estados nacionales de nuestra América (2 ), es decir América Latina, tendientes a una integración regional para enfrentar al modelo globalizador neoliberal.

Fernández Retamar señalaba en 1971 que el hecho de querer englobarnos en el "mundo libre" era la versión moderna de la pretensión decimonónica de las clases criollas explotadoras de someternos a la supuesta "civilización" y que esta pretensión retomaba los propósitos de los conquistadores europeos. A riesgo de ser acusados de simplistas hoy podríamos decir lo mismo respecto del modelo neoliberal impuesto a nuestras sociedades después de la caída del muro de Berlín.

Como en aquel caso, también en éste valen las palabras de Fernández Retamar: "Frente a esta pretensión de los oligarcas criollos, del imperialismo y sus amanuenses, ha ido forjándose nuestra genuina cultura - tomado este término en su amplia acepción histórica y antropológica - la cultura gestada por el pueblo mestizo, esos descendientes de indios, de negros y de europeos que supieron capitanear Bolívar y Artigas; la cultura de las clases explotadas, la pequeña burguesía radical de José Martí, el campesinado pobre de Emiliano Zapata, la clase obrera de Luis Emilio Recabarren y Jesús Menéndez; la cultura de las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados de que habla la Segunda Declaración de La Habana (1962), de los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina, la cultura de ese pueblo que ahora integra una familia de doscientos millones de hermanos y ha dicho: ¡Basta!, y ha echado a andar" (1971, pg. 39) Ahora bien, si la cultura latinoamericana existiera sólo podría ser hija de ese multisecular rechazo a todos los colonialismos y para que exista hay una primera condición: que exista Latinoamérica. En 1881 Martí abordó este hecho refiriéndose a la literatura: "No hay letras que son expresión hasta que no hay esencia que expresar en ellas. Ni habrá literatura hispanoamericana hasta que no haya Hispanoamérica".

Esta tarea de existir a nuestro criterio se viene dando desde 1780 con la sublevación de Túpac Amarú en el Perú y se sigue dando hasta nuestros días en la resistencia a las políticas impuestas por el neoliberalismo a través de las capas dirigentes de cada Estado en el marco de la economía-mundo, expresión actual de la globalización que sufrió nuestra América desde la conquista. Bonfil Batalla coincide con que la salida podría estar en : "ampliar nuestra mirada, en no ver exclusivamente los límites de un territorio nacional como lo estamos viendo ahora, sino ver una región que tiene en los últimos 500 años muchos elementos de historia en común, y en los milenios anteriores a esos 500 años también mucho en común...Entonces hay una continuidad geográfica que permitió muchas relaciones culturales en su época, y si miramos esta enorme región en su conjunto y queremos para ella un destino diferente, mejor, que no sea la negación de lo que existe sino el desarrollo, el florecimiento de lo que realmente existe...Me refiero a construir sociedades plurales, donde puedan coexistir sectores sociales con culturas diferentes sin que se establezcan entre ellos relaciones de desigualdad.". Y más adelante aclara: "...hablo de sociedades plurales como alternativa, pero aún así yo siento que debe haber un mínimo de valores básicos, de aspiraciones comunes, porque de otra manera me resulta muy difícil imaginar la coexistencia de lo plural, de lo diferente, para que no se transforme nuevamente en la imposición de un modelo sobre otro."(1988, pgs. 23 y 24) Abordando el tema del desarrollo y el subdesarrollo Bonfil Batalla plantea que si América Latina fuera una región capaz de alimentar a su población, de vestirla, de darle los servicios públicos básicos que esa población necesita, todas sus capacidades y potencialidades podrían expresarse con mucha mayor riqueza y no podría considerarse a esto subdesarrollo sino las bases de un desarrollo auténtico. En cambio, donde ve subdesarrollo es en las grandes ciudades donde la mentalidad colonial que las propició según el modelo norteamericano o europeo fracasó rotundamente.

Cambios culturales desde la perspectiva espacial

El fenómeno de la urbanización es hoy avasallador en el Tercer Mundo. De 26 ciudades mundiales con más de 5 millones de habitantes en 1980, 16 están en países pertenecientes a este sector del mundo y se estima que, en el 2000, de las 60 ciudades con esa población en el mundo, 45 estarán en el Tercer Mundo.

El crecimiento poblacional también es de enormes proporciones en el mundo y especialmente en América del Sur, obviamente no en nuestro país y de manera impresionante en Brasil.

Más ciudades, más habitantes, menores niveles de ingreso, menos ocupación...Todo esto tiene repercusión a la hora de pensar un proyecto político por sus implicancias en términos culturales.

J. Martín Barbero, en un desarrollo desde la perspectiva de la ciudad, ilustra las dimensiones en que se han modificado las sociedades latinoamericanas en un período de tiempo que no supera en mucho los últimos veinte años. Refiere que la comunicación que hoy hegemoniza la planificación urbana es la del flujo: de vehículos, de personas, de informaciones. "La verdadera preocupación de los urbanistas ya no será que los ciudadanos se encuentren sino todo lo contrario: ¡que circulen!" (1987, pg. 36) Esta tendencia a la desterritorialización se acompaña de un repliegue hacia lo privado y de un flujo de mensajes audiovisuales que son capaces de devaluar, empobrecer y hasta de sustituir el intercambio de experiencias entre las personas y, sobre todo, de brindar una versión de la realidad acorde con los intereses de los detentadores de poder en los medios y en la actual ordenación social.

Globalización "unipolar": democracia de mercados o democracia de participación popular

El mundo "unipolar" triunfante tras la caída del Muro de Berlín revela, a través de la potencia dominante, los Estados Unidos, una ideología que en el discurso promueve la "democracia" tal como se plantea en ese país y su salvaguarda a toda costa, comprendiendo ello hasta la intervención militar en otros países, entre otras medidas. Noam Chomsky destaca el discurso del Asesor de Seguridad Nacional del presidente Clinton, Anthony Lake, quien en septiembre de 1993 manifestaba: "Durante la guerra fría contuvimos la amenaza global hacia las democracias de mercado: ahora deberíamos tratar de ampliar su alcance. El "nuevo mundo" que se abre ante nosotros "presenta inmensas oportunidades para adelantarse a fin de consolidar la victoria de la democracia y de los mercados abiertos". Ello no hace más que reafirmar una línea permanente, cuyo origen Chomsky remonta a los propios patriotas fundadores de la democracia estadounidense, trayendo las palabras de James Madison en los debates de la Constitución de 1787, donde decía: "En Inglaterra, en este día, si las elecciones fueran abiertas para toda clase de gente, la propiedad de los dueños de tierras sería insegura. Pronto se haría una ley agraria." Para parar semejante injusticia, "nuestro gobierno debe asegurar los intereses permanentes del país contra la innovación", estableciendo pesos y contrapesos para "proteger a la minoría de los opulentos contra la mayoría". Si analizamos aquel origen y el presente clintoniano, vemos que las diversas doctrinas, (Monroe y su "América para los americanos", las políticas "del garrote", "del Buen Vecino", la "Alianza para el Progreso", la "Iniciativa para las Américas", etc.) no han sido más que meros ropajes que coyunturalmente vistieron las respuestas de la época; hubo intervenciones militares a los países latinoamericanos antes, durante y después de la revolución socialista en Rusia.Y en la medida en que el crecimiento económico fue ubicando a los EEUU en una potencia de primer orden, esta intervención se extendió a todos los continentes. En paralelo, los organismos internacionales que se han ido creando como ámbitos de representación de regiones o a nivel mundial, han recibido claramente el mensaje acerca del límite de sus funciones, esto es, los intereses del gran país del Norte (en tal sentido, la embajadora ante la ONU declaró, en torno al conflicto con Hussein, que Estados Unidos seguirá actuando "multilateralmente, cuando podamos, unilateral, cuando tengamos que hacerlo...porque nosotros reconocemos -al Medio Oriente- como vital para los intereses nacionales estadouninenses"). En tal sentido, recordaba Chomsky que para el oficial para América Latina del Departamento de Estado, Robert Woodward "la admisión de una ideología extraña en un gobierno americano obligaría a Estados Unidos a tomar medidas defensivas unilateralmente".

Las experiencias nacional populares y los intentos socialistas en Latinoamérica (hayan sido producto de la elección democrática como Allende, o de la lucha antidictatorial como en Nicaragua o Cuba), pueden dar fiel testimonio de la agresión directa o indirecta, pero permanente, de los Estados Unidos. Por esto es que el liberalismo como ideología dominante produce un discurso en el que se apropia de conceptos tales como "democracia" o "libertad", y ello es impuesto desde los medios masivos de comunicación o programas de estudio; contrariamente a la práctica de muchos movimientos nacional-populares o socialistas, en los que se ha permitido la apropiación por parte de las oligarquías dominantes de estos conceptos, el movimiento surgido en Chiapas el 1º de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, enunció como consigna convocante a la lucha, "Democracia, Justicia y Libertad". Tal vez este ejemplo sirva para comenzar el análisis de lo que consideramos auténticos intentos de democracia, ya que una democracia sin participación popular, tal como parece ser el paradigma de estas democracias de mercado, es un contrasentido, una negación del concepto mismo de democracia. Esta parece ser hoy la principal batalla contrahegemónica; si la antítesis del capitalismo decimonónico fue el socialismo, y el siglo XX el campo de lucha en que se desarrolló un enfrentamiento sistémico entre ambos modelos, cabe analizar en tal sentido dos cuestiones: si esta contradicción sistémica sigue vigente (que en el trasfondo implica analizar la posibilidad de plantear una sociedad socialista); y al par redefinir el lugar de una auténtica democracia. Adelantamos que desde nuestra visión, permanece vigente la contradicción capitalismo-socialismo y que la redefinición de los espacios democráticos y de participación popular son herramientas determinantes para la transformación social y económica de la sociedad global que hemos descripto.

La desarticulación de las organizaciones populares: limitaciones de los procesos democráticos posdictatoriales

La confrontación sistémica descripta entre el capitalismo y los movimientos populares, sean éstos de características nacional-populares o de izquierda, hayan priorizado la vía electoral o la armada como metodología de lucha por el poder político, adquiere nuevas dimensiones a partir del escenario edificado en torno a la caída del llamado "socialismo real" y la "unipolaridad". Partiendo de las experiencias en Latinoamérica, entendemos que no pueden analizarse la participación política y las construcciones populares actuales sin tener presente el baño de sangre que produjeron las dictaduras militares que asolaron nuestro continente en las décadas próximo pasadas; las limitaciones de los procesos democráticos abiertos desde entonces guardan una relación directa con la desarticulación de tejidos sociales solidarios en los que el colectivo tenían sentido y presencia efectiva. Tomemos como ejemplo en nuestro país la región La Plata, Berisso y Ensenada; en ella encontrábamos un cordón industrial de fábricas estatales y privadas (los frigoríficos, Propulsora Siderúrgica, Astilleros Río Santiago, YPF, la Petroquímica Mosconi, entre otras) y un activo movimiento estudiantil. ¿Qué implicaba ello desde la óptica de la participación popular? Por ejemplo, miles de obreros concentrados en una misma planta, con un mismo status laboral y un mismo sindicato, con un pasado y un presente (entonces) de activa discusión política y luchas compartidas; algo similar ocurría en la Universidad, donde las asambleas y las discusiones eran mayoritarias. La existencia de lo estatal y lo público, a su vez, brindaba otro marco de referencia, ya que esto debemos confrontarlo con un presente en el que, a raíz de las privatizaciones, se ha producido una reducción sustancial o el virtual cierre de muchas de esas plantas industriales; se ha dividido al colectivo de trabajadores en innumerables parcelas que impiden una misma discusión y una misma lucha (contratados y permanentes, privatización periférica de áreas como limpieza, gastronomía, vigilancia, correo, dentro de una misma empresa) y la pérdida de distintos derechos asociativos. Aquellas experiencias de participación producían como salida huelgas y movilizaciones masivas, el fortalecimiento de las organizaciones de base, en suma una correlación de fuerzas distinta en el marco de la contradicción sistémica descripta. Por eso, estas notas apuntan a mostrar lo estructural del corte producido, que sin embargo asestó el golpe más profundo en la pérdida de vidas, de miles de vidas que eran, en muchos casos, eslabones que unían la gran cadena solidaria que se precisaba romper.

Las democracias conquistadas tras el terror y la destrucción son endebles, encuentran tejidos solidarios deshechos y sobre sus limitaciones se montan los elementos que caracterizan lo actual. El impacto de los medios audiovisuales masivos de comunicación reforzarán el modelo basado en el individualismo, en el "no te metás" y en la ilusión del progreso personal. El juego conjunto de estos elementos explica la erosión producida a organizaciones armadas que depusieron las armas y buscaron salidas político-electorales negociadas con el poder al que enfrentaban (como el Farabundo Martí salvadoreño) o permitiendo una apertura que los desalojaría de la instancia de gobierno (como el sandinismo nicaragüense); mientras, la apertura democrática posdictadura en otros países traía nuevamente al escenario político a dirigentes o partidos que no tardaron en adaptarse a los nuevos tiempos. El pragmatismo fue el nombre que cubrió la claudicación de viejos principios y plataformas partidarias, a la vez que la funcionalidad al modelo capitalista la condición imprescindible para "existir" en el concierto de la superestructura de poder. En este contexto recobraron protagonismo las prácticas clientelistas, el voto-mercancía, desprovisto de todo contenido ideológico, apuntalando una estructura de militantes rentados que pueden cambiar de "caudillo" o aún de partido, en una adaptación de la lógica de las "democracias de mercado", de acuerdo a lo que indique el "marketing" dominante.

La funcionalidad entre los partidos políticos y las estructuras de poder económico en el seno de la sociedad tiene a su vez una entrada y una salida comunicacional desde los monopolios de prensa que estas estructuras controlan, cerrando de ese modo un circuito en el cual el pueblo está afuera. No es entonces desacertado el término "modelo de exclusión" con que muchas veces se nombra al sistema. Excluídos de la decisión política, con dirigentes y partidos cooptados al modelo imperante, excluídos a su vez de la ocupación plena, de salarios y medios de vida digno, ¿qué grado de credibilidad guarda para ellos la institucionalidad democrática? Es a partir de este interrogante que encuentra explicación y sentido la revalorización del concepto de democracia y de participación popular.

Construcciones políticas alternativas: nuevos y viejos caminos

Existen en este análisis de lo global, de las características de nuestras sociedades, nuevos y viejos caminos que se desandan en tránsito hacia las transformaciones que brinden bienestar a las mayorías. Hemos presentado este siglo que se va como un campo de batalla entre dos sistemas, donde pareciera que uno ha sido el "triunfador"; pero como las causas que motivaron el surgimiento de su modelo antitético siguen presentes, esto es la injusticia en la distribución de bienes y servicios, la dominación de una clase sobre otras, de unos países sobre otros, por todo esto se trata de un capítulo no cerrado, pese a lo expuesto por Fukuyama y el fin de la historia. El impacto de las nuevas tecnologías debe encontrar su adaptación, su apropiación como capital popular por parte de la sociedad civil; si la herramienta ha determinado las relaciones de poder, la nueva herramienta debe tomarse para erigir nuevos cambios.

Frente a la fuerza de la imagen, de lo que circula "mundialmente" en forma cotidiana y permanente, las relaciones personales permanecen en el dominio del colectivo como cimiento de nuevas construcciones. Lo regional, lo local cobra entonces otra dimensión; permite anudar nuevos lazos, recuperar tejidos solidarios, confrontar desde la hoja periódica que circula de mano en mano con el referente periodístico de masas, que se renueva sin dejar de ser más de lo mismo y que no tiene la posibilidad de establecer un vínculo directo.

Hay, en el presente, fenómenos políticos dignos de ser analizados que guardan similitudes con esta descripción. La revalorización de lo democrático, entendido como mecanismo de decisión y protagonismo colectivo, aparece en muchas fuerzas políticas como superación hacia el interior de sí mismas y como resignificación del rol que le asignaban al pueblo en el proceso de construcción política, ya que se caía en el reemplazo de la voluntad del otro en la decisión, se construía una organización vertical en busca del gobierno y del poder manteniendo la sociedad fuera. Por esto, en el análisis de los gobiernos comunales que en Brasil, Venezuela y Uruguay alcanzaron fuerzas políticas contrahegemónicas (el PT, la Causa R y el Frente Amplio) en las décadas del ochenta y del noventa, Marta Harnecker los llama "gobiernos de participación popular", ya que ese es el principal objetivo que se busca, el avance en mejoras concretas logradas con el concurso de los sectores poblacionales más humildes. Dice Marta Harnecker, al respecto: "Los gobiernos autoritarios de derecha ganan las elecciones apoyados, muchas veces, por los sectores más pobres de la población...y usan el poder que les confiere el acceso a las alcaldías para beneficiar, con un estilo autoritario, verticalista a los sectores sociales de mayor poder adquisitivo...En este sentido existe una diferencia nítida con los gobiernos de participación popular. Estos últimos se orientan por el lema artiguista: los infelices deben ser los privilegiados y tratan de buscar prioritariamente soluciones para los que siempre fueron humillados y estuvieron desamparados...Se trata de invertir las prioridades, de pagar la deuda social acumulada con los sectores más desvalidos, sin por ello abandonar a los que siempre fueron atendidos".(pg. 14) En estas experiencias, similares en cuanto a la problemática interna y externa que debieron afrontar en el ejercicio del gobierno, no es casual que fuerzas políticas que se habían planteado la liberación nacional deban acceder a una instancia regional de representación popular. Tiene que ver con el marco global descripto y con las limitaciones de los procesos democráticos posdictatoriales abiertos, con una crisis de representación donde los discursos contrahegemónicos no tienen cabida en los monopolios de prensa y por lo tanto deben construir una representación genuina desde abajo, auténticamente popular para emerger con una fuerza que no pueda ser detenida por la censura ideológica.

Vayamos ahora un poco más al norte y veamos que nos dice el Subcomandante Marcos desde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que irrumpe el 1º de enero de 1994 en Chiapas : "Decimos nosotros que, en lugar de derrocar o destruir un sistema, o derrocar o destruir un gobierno y poner otro, lo que necesitamos es abrir un espacio de lucha política donde la ciudadanía, o la mayoría de la gente, pueda tener participación política y opinar y decidir qué sistema social, qué sistema político, qué gobierno es el que quiere.Nosotros decimos que no importa tanto quién está en el gobierno sino cuál es la relación de ese gobierno y los gobernados" (3 ). Y si pensamos que este movimiento surge en una región donde previamente trabajó durante diez años; que desde los textos, testimonios e imágenes que nos han llegado podemos apreciar una presencia indígena masiva y decisoria, revistiendo características de todo un movimiento político-cultural; y que a su vez han "adaptado la herramienta", elaborando una política de medios de comunicación moderna y acertada, encontramos la presencia de los elementos descriptos anteriormente: la revalorización del concepto de democracia, la búsqueda de participación popular en la decisión política (recordemos también la consulta popular realizada por los zapatistas respecto a la propuesta de paz del gobierno mexicano), la organización regional, el rescate de la historia y la cultura propia, la adopción de nuevas tecnologías y la aplicación de la fuerza armada cuando parecía que esta metodología de lucha había quedado atrás en nuestro continente. Si analizamos nuestro país, podemos referir que los cortes de rutas y los piqueteros de Cutral-Có y otras provincias son fenómenos regionales, representativos, en los que analizando el tenor de los reclamos y el mecanismo asambleísta de decisión, hallamos nuevamente la necesidad de resignificar el concepto de democracia, de reapropiárnoslo, y que en esa búsqueda aflora la participación popular. Sin experiencias políticas nacionales actuales, ya sea en el plano de lo electoral como las que mencionara Marta Harnecker, o de movimientos insurreccionales como el zapatismo, estos hechos de resistencia regional y otras experiencias con mayor contenido político pero menor impacto y difusión, son embriones organizativos de lo nuevo. Y en esto de lo nuevo, habrá que ver qué lugar le damos a la incorporación de nuevas tecnologías, al conocimiento, a la herramienta; y también habrá que ver el lugar de lo viejo, el de golpear las manos frente a una casa, el de llamar a una asamblea, repartir un volante o pintar una pared. Después de todo, la acción política debe encaminarse hacia el asentamiento de construcciones sociales y la generación de espacios de participación colectiva que las libertades públicas, aunque limitadamente, no lo impiden. El desafío sería pensar la construcción de organizaciones políticas regionales con fuerte asentamiento social, con mecanismos articulados de participación popular y respuestas sectoriales en tránsito a la masificación de contenidos contrahegemónicos. La generación de espacios comunitarios de comunicación a nivel radial, gráfico y aún televisivo, la incorporación de la informática en todos los aspectos organizativos y en el intercambio regional de experiencias, son formas de adaptar las herramientas dominantes a los procesos de construcción popular de base. Asimismo, las notas de clientelismo político y asistencialismo presentes en los partidos y frentes electorales que replican el modelo económico dominante, dejan un territorio despojado de alternativas a nivel barrial y en ese sentido implica un desafío de reconstrucción organizativa contrahegemónica. A la vez, la modificación estructural de los ámbitos de trabajo y la legislación laboral, sumados al quiebre entre representantes y representados a nivel sindical abre un campo en la órbita de los trabajadores donde se requieren nuevas formas, una estrategia que debería combinarse con otras construcciones sectoriales en movimiento. Creemos, desde la experiencia personal en nuestra región de asentamiento, que con estas características se presenta en la dinámica social la posibilidad de pensar y construir lo nuevo, tomando lo mejor y lo permanente de anteriores experiencias políticas, sociales y organizativas.

BIBLIOGRAFÍA

BADIOU ALAIN POLÍTICA Y REPRESENTACIÓN Buenos Aires, IDEP, Noviembre de 1995.

BASCHETTI, ROBERTO (Comp.) DOCUMENTOS (1970-1973) De la guerrilla peronista al gobierno popular. La Plata. Editorial De La Campana. 1995.

BONFIL BATALLA, GUILLERMO Entrevista realizada por Norma Fernández en México en 1988 en: MILENIO Nº 1 - IDEP. Diciembre 1993. Buenos Aires.

CHOMSKY, NOAM- DIETERICH HEINZ LA SOCIEDAD GLOBAL. Educación, Mercado y Democracia. México. Editorial Joaquín Mortiz. 1995.

FERNÁNDEZ RETAMAR, ROBERTO TODO CALIBÁN. Textos de l971, 1986, 1991, 1993 en: MILENIO Nº 3. Co-edición del IDEP y Desde la Gente, Ediciones del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Noviembre 1995. Buenos Aires HARNECKER, MARTA HACIENDO CAMINO AL ANDAR Santiago de Chile. FLACSO. 1995.

LÉVI-STRAUSS CLAUDE MITO Y SIGNIFICADO Madrid. Alianza. 1978.

MARTÍN-BARBERO JESÚS DE LOS MEDIOS A LAS MEDIACIONES: COMUNICACIÓN, CULTURA Y HEGEMONÍA México. G. Gili. 1987.

MARTÍN-BARBERO JESÚS "Notas sobre el tejido comunicativo de la democracia" en: García Canclini (comp.) CULTURA Y POSPOLÍTICA. El debate sobre la modernidad en América Latina México. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 1995.

SANTOS, MILTON METAMORFOSE DO ESPAÇO HABITADO Sao Paulo. HUCITEC. 1988.

TAYLOR, PETER J. GEOGRAFÍA POLÍTICA. Economía-mundo, estado-nación y localidad. Madrid. Trama Editorial, SL. 1994.

TRIGO S. J., PEDRO LA FUERZA HISTÓRICA DE LOS POBRES. Diálogo con dirigentes de villas, asentamientos, inquilinatos y casas tomadas Buenos Aires. Editado por IDEP y SEDECA. Diciembre de 1992.

¡YA BASTA! - Revista de la Conac-LN de México - Suplemento Nº 3 Junio de 1994

NOTAS

1 (1) Estos conceptos fueron desarrollados por el Profesor Hans-Peter Krüger en su trabajo "Globalización y Estado Nacional: una falsa antinomia. Alegato para un mundo multipolar" expuesto en el Coloquio Internacional Globalización e Identidad Cultural. Las culturas nacionales en la era de la globalización organizado por la Universidad Nacional de Quilmes y el Instituto de Altos Estudios Universitarios de la Fundación Banco Patricios realizado los días 19, 20, 21 de Mayo de 1997 en al Fundación Banco Patricios

2 (2) En este trabajo utilizamos frecuentemente la expresión "nuestra América" tomándola de José Martí, a través de la cual nos referimos a América Latina por oposición a la expresión excluyente "América" como es utilizada por los estadounidenses.

3 (3) Extraído de un reportaje al Subcomandante Marcos (EZLN) realizado por JUAN GELMAN publicado en el diario Página 12 del 14-04-96

Buscar en esta seccion :