49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA)

Quito Ecuador

7-11 julio 1997

 

Ronald De. Lippi

Simposio ARQ 08:

"Vías precolombinas: los caminos, los ingenieros y los viajeros"

"Caminos antiguos en el Pichincha Occidental (Ecuador)"

Ronald D. Lippi, Ph.D.

University of Wisconsin--Marathon County

518 S. 7th Ave., Wausau, WI 54401 USA

rlippi@uwc.edu

Resumen

Durante varios años de prospección arqueológica en el occidente de la provincia de Pichincha en el norte del Ecuador, se han encontrado vestigios de caminos antiguos de distintas características. Se aprovechan datos estratigráficos, morfológicos, toponímicos y geográficos para su datación e interpretación.

Introducción

Durante varios años he dirigido el Proyecto Pichincha Occidental en el noroccidente del Ecuador. En la primera etapa el proyecto contó con el auspicio del Museo del Banco Central en Quito, y luego fue financiado en parte por la Universidad de Wisconsin y la Comisión Fulbright. Este proyecto abarca una exploración arqueológica en gran parte de la mitad occidental de la provincia de Pichincha, una región que comienza en la cresta de la Cordillera Occidental y que termina en la planicie costera (Figuras 1-3). Varios informes provisionales y artículos especializados han sido redactados, publicados y presentados en reuniones, tanto en español como en inglés. Todas las etapas del proyecto han contado con la colaboración de estudiantes ecuatorianos de arqueología. Durante los últimos años, preparé una monografía detallada sobre todas las investigaciones llevadas a cabo desde 1984 y sobre los análisis correspondientes. Esta monografía se terminó a fines de 1996 y está actualmente en manos de una casa editorial universitaria (Lippi 1996).

Nuestro Interés en los Caminos

Cuando el proyecto estuvo todavía en la etapa de planificación preliminar, contemplé varias veces los problemas del descubrimiento de caminos antiguos dado que la información etnohistórica disponible (principalmente Salomon 1980) señala claramente que la montaña del Pichincha Occidental, como zona subtropical y tropical, experimentó mucho trueque con los varios llajtakuna (pueblos indígenas) de la Sierra circumquiteña. Dada la importancia de los recursos de la montaña para los serranos y vice versa, se suponía que hubo algunas rutas muy transitadas, al menos para el período prehistórico tardío y el período colonial temprano.

Debido también al relieve extremadamente montañoso y a los bosques subtropicales y tropicales sobre gran parte de la región, se suponía que las rutas antiguas no proliferaron por todas partes sino que probablemente fueron pocas las que se utilizaban contínuamente durante varios siglos. Esta suposición formó una hipótesis razonable tomando en cuenta el medio ambiente.

No obstante, a pesar de la importancia y longevidad esperadas de dichas rutas, no se anticipó que la prospección preliminar de la región tendría éxito en identificar los senderos. Se esperaba encontrar patrones lineales de asentamientos cerca de las "bocas de montaña" (los pasos naturales entre los volcanes de la Cordillera Occidental). Aún así, el patrón reflejaría, quizás, el método lineal de prospección más que un patrón antiguo verdadero. De hecho, entre los casi 300 sitios catalogados durante las prospecciones, muchos de ellos comprenden un patrón lineal justamente por la necesidad de realizar las prospecciones siguiendo los senderos y caminos modernos.

Sin embargo, notamos desde el comienzo que los mapas identificaron a dos colinas subandinas por nombres enigmáticos--la Cordillera de los Yumbos y la Cordillera Camino de los Yumbos. Los Yumbos fueron los habitantes protohistóricos del flanco occidental del Pichincha, y pareció razonable suponer que los Yumbos aprovecharon estas colinas para llegar a la Sierra. La otra pista interesante que encontramos antes de comenzar el trabajo de campo fue una referencia española a un "camino real" que salía de Quito y pasaba por el País Yumbo septentrional (Primer LCQ 1535, t. 1: 148).

La implicación de una intrusión inkaica en la montaña occidental-- generalmente se puede presumir que "camino real" fue utilizada por los españoles para referirse a un camino del Inka--es intrigante porque la naturaleza de los caminos inkaicas en zonas subtropicales ha eludido a los investigadores previos, incluyendo a Hyslop (1984) en su magnum opus sobre los caminos del Inka.

A pesar de nuestra expectativa bastante pesimista antes de comenzar el proyecto, pronto aprendimos que algunos moradores locales del Pichincha Occidental conocen vestigios de senderos antiguos. Los pobladores indígenas del Pichincha Occidental se extinguieron hace uno o dos siglos, aunque los Tsáchila (Colorados) de Santo Domingo, quienes viven hoy en día en ocho comunas pequeñas justamente al sur de la región de investigación, seguramente ocuparon mucho más territorio en el Pichincha Occidental antes del siglo XX. Los campesinos que fueron nuestros informantes sobre los senderos antiguos son mestizos que migraron al Pichincha Occidental mayormente desde los años 60 de este siglo.

La Identificación de los Senderos Antiguos en el Pichincha Occidental

Por el momento, utilizo el término impreciso "antiguo" a propósito para evitar una discusión prematura sobre la edad de estos caminos pre-modernos. Se sabe que algunos se construyeron en el siglo XIX mientras que otros probablemente remontan a la época prehispánica.

En la mayoría de los casos los senderos antiguos son visibles como trincheras angostas. Los moradores locales a través de la región las llaman "culuncos," término de orígen y significado desconocidos. Sospecho que la palabra es onamatopeya, imitando el "culunc culunc" de las pezuñas de los animales de carga en las zanjas profundas y estrechas.

Que los culuncos son evidencia física de senderos antiguos no se puede dudar. Nuestras andanzas tan extensas por las zonas forestadas y montañosas del Pichincha Occidental nos dieron mucha oportunidad para observar los culuncos de caminos recientes en varias etapas de formación. La primera etapa, cuando recién se establece un sendero, es la eliminación de la vegetación por el uso de cuchillos o machetes y el pisoteo del suelo. Con las lluvias fuertes, el nuevo sendero desmontado sufre de la erosión y llega a ser una depresión lineal lodosa. Dado que la vegetación alrededor del sendero impide que los viajeros se desvíen del chaquiñán, el pisoteo y la erosión continúan, y la depresión se hace más y más honda. De hecho, la erosión acelera mientras que la zanja incipiente llega a ser un arroyo angosto. A través de una serie de fotografías (que no pueden ser incluidas en esta publicación), se observa la formación gradual de estas trincheras. La erosión es más severa en las laderas pendientes, y allí es donde se encuentran los culuncos más obvios, aunque hemos localizado también algunos culuncos relativamente profundos en terrenos ligeramente ondulados. Siendo estos culuncos trincheras angostas, frecuentemente en medio de vegetación muy tupida, ha sido difícil fotografiarlos, y las fotos que resultan no son tan impresionantes como los culuncos mismos (desafortunadamente, no se las pueden incluir aquí).

En una zona de la región de investigación, con la ayuda de un morador quien vivió 35 años en la montaña, Sr. Oseas Espín, pude transitar y fotografiar el interior de algunos culuncos enormes. El chaquiñán específico en estas fotos tiene por lo menos 140 años, y haré más comentarios sobre ello más adelante. A pesar de la fecha relativamente reciente, medimos allí culuncos con una profundidad de ocho metros. Estos culuncos del Pichincha Occidental generalmente son tan estrechos que los hombros del viajero rozan contra los costados de la trinchera mientras está caminando. A veces es necesario colocar un pie directamente en frente del otro porque el fondo del culunco es una "V" tan angosta. Además de esta profundidad y angostura, por la presencia de arbustos y de árboles caídos encima del culunco, los culuncos más profundos llegan a ser túneles oscuros. La Figura 4 comprende dos fotografías de culuncos y del Sr. Espín.

Senderos Erosionados en Costa Rica

La única descripción que conozco fuera del Pichincha Occidental de chaquiñanes convertidos en trincheras son los senderos estudiados por Payson Sheets y Thomas Sever en el noroccidente de Costa Rica en la región del Volcán Arenal. Sheets y Sever (1991) llaman a estos culuncos antiguos como "senderos erosionados." Detectaron toda una serie de senderos por medio de imágenes de prospección remota producidas por la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA) de los Estados Unidos. Los primeros senderos se observaron con fotografía infrarroja aérea.

El medio ambiente alrededor del Volcán Arenal es parecido al del Pichincha Occidental en el Ecuador. Las dos regiones contienen bosques lluviosos subtropicales y tropicales con relieve montañoso. Las dos también han sido afectadas a través del tiempo por depósitos tefravolcánicos.

No obstante, en este sentido existe una diferencia importante entre el Arenal y el Pichincha. El Arenal ha estado activo durante los últimos 4.000 años y ha experimentado por lo menos diez fases eruptivas mayores. Esto da como promedio una fase eruptiva cada cuatro siglos. La actividad volcánica en el Pichincha Occidental ha sido menor, a pesar de la presencia de dos o tres diferentes volcanes que depositaron tefra sobre la región. El estudio detallado por John Isaacson (1987) de la tefracronología de la región y las observaciones casuales de este autor de la estratigrafía volcánica y de los paleosuelos indican que la mayor parte del Pichincha Occidental ha experimentado solamente dos o tres fases eruptivas. Esta diferencia en la frecuencia de actividad volcánica ha resultado en diferencias de los sedimentos en comparación con la situación de Costa Rica. Con un número menor de erupciones y con más tiempo entre las erupciones en el Pichincha Occidental, existe tiempo suficiente para el desarrollo de suelos arcillosos y alofánicos. Es por estos horizontes que los culuncos de piso resbaloso se forman. Por otro lado, los culuncos de Arenal son más anchos y arenosos, produciendo un perfil en forma de una "V" ancha (Figura 5). Estos culuncos, aunque son menos profundos que los del Pichincha, pasan por varios estratos volcánicos.

Sheets y Sever realizaron una investigación más detenida de los chaquiñanes de Arenal que el estudio preliminar que hemos hecho en el Pichincha. Excavaron algunas trincheras transversas de los

culuncos (ver nuevamente la Figura 5) y, debido a la existencia de los datos producidos por la NASA, han podido hacer un análisis más detallado de la formación y la extensión de los senderos antiguos. Según estos dos investigadores, los factores más importantes en la formación rápida de los culuncos son la precipitación, la inclinación del terreno y la proporción de ceniza volcánica en la matriz. Especifican que los suelos arcillosos son más resistentes a la erosión. Vale la pena recalcar que los culuncos del Pichincha Occidental ocurren principalmente en suelos arcillosos.

El hecho de que existen varios estratos de tefra cerca del Arenal ha sido muy útil puesto que se puede establecer la edad relativa de un sendero al observar el estrato tefravolcánico en el cual comenzó la erosión del sendero y el estrato de tefra que tapó el culunco, como se aprecia en la Figura 5. Una vez que se establezca la tefracronología básica de una región, la datación de los culuncos es relativamente fácil. No obstante, en el caso del Pichincha Occidental donde hubo solamente dos or tres fases eruptivas separadas por mil años o más, la datación no puede ser muy precisa. Afortunadamente, la erupción mayor del Guagua Pichincha en 1.660 depositó tefra sobre toda la región de investigación, lo cual permite separar los culuncos anteriores a 1.660 de los posteriores.

Diferencias Temporales Entre los Senderos Antiguos

Es una tentación tratar de establecer la edad de los senderos a base de la cerámica que se recobra alrededor. No hemos realizado este tipo de estudio porque hay que establecer primero una asociación directa entre los tiestos y el camino. La presencia de cerámica dentro de o cerca de los culuncos puede ser completamente fortuita y no necesariamente indica la edad del camino.

Otro método más confiable es el estratigráfico utilizado por Payson y Sheets, en el cual los estratos distintos, especialmente los estratos tefravolcánicos, se utilizan para fijar el rango del comienzo y del final del camino. Desafortunadamente, en el Pichincha Occidental, como ya se indicó arriba, será menos precisa que en Costa Rica. Además, hasta el momento no hemos realizado excavaciones de los culuncos para poder distinguir entre los más antiguos y los más modernos. Aquel estudio queda para una futura temporada de campo.

Lo que hemos logrado hasta ahora es la identificación de un par de atributos de los culuncos que nos pueden ayudar a establecer una cronología de caminos. El primer atributo se relaciona con la ubicación de los culuncos sobre el terreno. Virtualmente todos los culuncos que encontramos que siguen las laderas de las montañas a una buena distancia debajo de la cima son conocidos por los moradoes locales como senderos de uso reciente por arrieros con animales de carga, sean estos bueyes, caballos o mulas. Este tipo de camino es menos directo pero evita muchas subidas y bajadas fuertes. Los españoles dieron preferencia a estos caminos, especialmente cuando montaron caballo. Requieren de más trabajo para su construcción puesto que frecuentemente hay que cavar la ladera para lograr un camino relativamente plano.

Por otro lado, en las pocas instancias cuando encontramos culuncos que siguen la cresta de una colina, los moradores locales desconocen el orígen de los caminos y generalmente los llaman "caminos del Inka" o "caminos de los Yumbos." Estos senderos más altos son directos pero muy escarpados; no requieren mayor trabajo en su construcción excepto por la necesidad de rozar la vegetación, igual que en los caminos laterales.

Mientras que la validez de esta distinción aún no ha sido confirmada independientemente, el sistema extenso de culuncos que observé con Oseas Espín entre Calacalí y Nanegal apoya el folclor . Este sendero con culuncos muy profundos aparentemente fue el camino inaugurado en los años 60 del siglo pasado durante la presidencia de Gabriel García Moreno. El fue uno entre varios ecuatorianos prominentes que fracasó al intentar construir un camino entre Quito y Esmeraldas. Este camino fue construido para arrieros pero mientras se profundizaron más y más los culuncos lodosos, el viaje se hizo tan difícil que no pudieron entrar ni con caballos ni mulas sino solamente con bueyes hasta mediados del presente siglo. El padre de Oseas Espín y luego él mismo viajaron por este camino muchísimas veces durantes varias décadas, igual que un sinúmero de campesinos mestizos y sus cargadores indígenas traídos de la Sierra.

De hecho, Espín, a pesar de ser un campesino que sólo terminó el cuarto grado de la escuela primaria, escribió un libro muy interesante sobre la historia de este sendero y la región por la cual pasó (Espín Zurita s/f). Desafortunadamente, el libro ha quedado inédito hasta la actualidad.

De todas maneras, este sendero (al cual Espín puso el nombre metafórico de "Camino de los Capos") fue la única ruta de trueque entre el poblado tropical de Nanegal y Quito y fue transitada contínuamente hasta que la construcción de una carretera en los años 1960 lo dejó obsoleta. Desde entonces, el camino sigue en uso esporádicamente por contrabandistas de aguardiente, quienes no usan la carretera moderna para evitar el control policial. En los últimos cinco años, una parte del camino antiguo fue destruida por la construcción de una nueva vía secundaria, pero otro segmento ha quedado bajo la protección de una fundación ecologista en la Reserva Maquipucuna.

En la cresta de las mismas colinas existen vestigios de culuncos mal conservados, "el camino yumbo" según los habitantes locales. Es relevante que este supuesto camino prehistórico se dirije directamente al sitio de Cachillacta ("Pueblo de Sal"), que fue un poblado prehistórico importante ubicado cerca de manantiales de agua salada. En cambio, el camino de García Moreno no parece pasar por ningún sitio arqueológico de importancia sino que va directamente a Nanegal y a otros poblados modernos. Así, parece razonable mantener a manera de hipótesis la siguiente distinción: los senderos en las laderas de las montañas generalmente pertenecen a los períodos colonial o republicano mientras que los chaquiñanes más rectos que siguen las crestas de las montañas son caminos indígenas y posiblemente prehispánicos.

Además de esta indicación geográfica, se puede aprovechar la toponimia de la zona para un acercamiento cronológico. Los senderos de la época histórica han sido transitados principalmente por cargadores indígenas serranos, quienes asignaron nombres quichuas a los sitios a lo largo del camino. Por ejemplo, Oséas Espín y otro informante de Nanegal, Adán Ortiz, me indicaron los nombres de todos los sitios del "Camino de los Capos." Entre los 49 topónimos asociados directamente con este sendero en uso desde 1860, quince son nombres españoles, ocho aparentemente son de un idioma Macro-Chibchan, y los demás (26 nombres) son del idioma quichua. Los Yumbos, casi sin lugar a dudas, hablaron un idioma de la familia Macro-Chibchan, parecido a los idiomas tsafiqui y chachi de los Tsáchila y Chachi ("Colorados" y "Cayapas"), que aún viven en Pichincha y Esmeraldas. Los pocos topónimos asociados a los culuncos del otro camino en la cresta no son ni españoles ni quichuas en general.

Aunque hemos encontrado en el Pichincha Occidental evidencias de una intrusión inkaica justamente antes de la conquista española, los documentos españoles señalan claramente que el quichua no fue de uso general en el país de los Yumbos después de la invasión inkaica (Salomon 1980: 21). El quichua fue introducido en el Pichincha Occidental principalmente por los cargadores indígenas de la Sierra desde el siglo XIX. La implicación del análisis toponímico, entonces, sería que el "Camino de los Capos" es reciente y el otro camino más alto remonta a la época de los Yumbos.

Se puede distinguir también entre los caminos a base de diferencias morfológicas, aunque este método resulta complicado por la escasez de información sobre senderos en los bosques tropicales. Como ya se anotó anteriormente, los caminos inkaicas, aunque muy estudiados en la Sierra y en los desiertos peruanos y chilenos, no son conocidos en los bosques tropicales. Uno podría hasta proponer que tales caminos no existieron, ya que la expansión del Tawantinsuyu hacia los bosques tropicales fue frustrada. Sin embargo, aquella generalización no se puede aplicar al Pichincha Occidental, donde hemos encontrado cerámica inkaica en pucaráes (fortalezas) de diseño aparentemente inka.

Más aún, tenemos aquel dato enigmático sobre un "camino real" que pasó por la parte septentrional del País Yumbo. Mientras no hemos encontrado hasta el momento ningún vestigio físico de dicho camino, hemos catalogado tres pukaráes seguros y tres posibles pucaráes a lo largo de una ruta que bien pudo haber sido el derrotero del camino real. El único camino inka--o al menos que parece inka--se encuentra directamente encima de Quito en las faldas del Rucu Pichincha. No se sabe si este camino ancho se dirigió hacia el País Yumbo en los bosques tropicales o simplemente llegó al volcán. No corresponde al "camino real" identificado por los españoles.

Fuera de este trecho muy corto, hemos hallado solamente un camino ancho y plano en toda la región de investigación. Este camino se encuentra en el extremo noroeste de la provincia cerca del Río Guayllabamba y sigue por el extremo sur de la provincia de Imbabura. Al principio pensamos que habíamos encontrado un trecho del camino real cerca de la provincia de Esmeraldas, pero es más probable que se trata de otro vestigio del camino de García Moreno.

En el sector de Nieblí, cerca del Río Guayllabamba y de la Cordillera Occidental, encontramos un sendero distinto de los culuncos y de los caminos reales y caminos republicanos. Este es probablemente un sendero construido bajo el mando de los Padres Jesuitas en el siglo XVI para llegar a la Hacienda de Nieblí. Este sendero se delimita por un muro bajo de piedras.

Antes de dejar este tema de las clases de senderos, cabe mencionar que existen al menos dos tipos más de construcciones recientes--o quizás no tan recientes--que complicarán aún más una tipología cronológica de senderos. El primero es la práctica muy común en el trópico americano de cavar camellones transversos en los senderos, especialmente en las laderas más pendientes o en áreas bajas y planas que sufren de inundaciones. Se los construyen para mantener "gradas" relativamente secas en los lodazales y en las cuestas resbalosas. No sirven para los animales de carga, que prefieren pisar el lodo entre los camellones, pero son muy útiles para las personas a pie.

La segunda práctica es muy rara en el Pichincha Occidental. Se refiere a la construcción de senderos empalizados en las laderas. Miles de troncos pequeños son cortados y colocados de lado con estacas para formar gradas secas encima del lodo. Se supone que esta técnica no fue factible antes de la introducción de hachas de acero o motosierras.

Resumen y Conclusiones

A continuación se resumen las evidencias de caminos antiguos que se han descubierto hasta el momento en el Pichincha Occidental:

En la Figura 6 se señala la ubicación de los culuncos ("C") encontrados dentro de la montaña occidental. En especial, se indica el derrotero del "Camino de los Capos," que incluye los culuncos muy profundos pertinentes al camino de García Moreno entre Calacalí y Nanegal (Fig. 6: no. 1). La parte del camino de García Moreno que es más ancho y empedrado queda en un sector menos montañoso (no. 2). La serie de culuncos que llevan el número 3 corresponden al "camino yumbo" que transitaba la cordillera subandina del mismo nombre.

El camino inka encima del Volcán Pichincha (no. 4) es el único trecho de "camino real" encontrado en la región de investigación. La presencia de los tres pukaráes (no. 5) muy cerca del Río Guayllabamba, que aparentemente son de orígen inka, pueda o no indicar el derrotero aproximado de dicho camino. El lugar llamado hoy en día Ingachaca (no. 6, "puente del Inka") queda más al sur y se desconoce su importancia o su relación con el ingañán. Final-mente, el sendero jesuita con el muro de piedra (no. 7) queda en la antigua Hacienda de Nieblí en el extremo nordoriental de la región de investigación.

Muy poco se ha escrito sobre los senderos antiguos de América tropical, pero las evidencias tanto del Pichincha Occidental como de Costa Rica ofrecen una buena oportunidad para el estudio de los sistemas de intercambio y los patrones de asentamientos en las zonas selváticas. La actividad volcánica prehistórica y las condiciones edáficas que resultan pueden ser aprovechadas para la datación de estos chaquiñanes según el método estratigráfico. Los estudios morfológicos y toponímicos también son útiles para distinguir entre los caminos más antiguos y los más recientes.

No obstante, el objetivo principal de esta ponencia no ha sido tanto la presentación de nuevos datos valorables--francamente, aún no hemos avanzado tanto en nuestras investigaciones--sino el convencer a mis colegas que sí existen evidencias de senderos en los bosques tropicales y que a veces son bastante impresionantes. El estudio de estos vestigios en diversas regiones y bajo distintas condiciones ambientales será de mucho valor para todos nosotros que estudiamos la prehistoria y la historia de América del Sur. Ya hemos visto dos estrategias para encontrar estos vestigios a pesar de la cobertura tupida del bosque tropical. Primero, los arqueólogos trabajando en Costa Rica tuvieron la buena suerte de contar con el apoyo de la NASA para una prospección remota con tecnología avanzada. Segundo, las entrevistas con los moradores del Pichincha Occidental han sido muy provechosas para encontrar los vestigios de culuncos y para saber algo de su historia reciente.

Con este aporte modesto sobre algunos senderos antiguos del Ecuador, espero haber alertado a mis colegas sobre otro tipo de vestigio arqueológico que existe y sobre la necesidad de prestar más atención a este tema, especialmente durante las prospecciones en zonas montañosas y tropicales. A los organizadores de este simposio, les agredezco por resaltar la importancia de los caminos antiguos para entender mejor la prehistoria del continente.

Notas

1. El Proyecto Pichincha Occidental ha sido financiado por el Museo del Banco Central del Ecuador en Quito, la Comisión Fulbright, la University of Wisconsin Centers, y la University of Wisconsin--Marathon County Foundation. Todas las temporadas de campo fueron autorizadas por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador. Agradezco a todas estas instituciones por su apoyo tan importante del Proyecto Pichincha Occidental.

2. Algunas fotografías tanto de los culuncos en varias etapas de formación como de los culuncos antiguos son muy impresionantes. Desafortunadamente, no se permite incluir fotos en esta publicación. No obstante, se incluyen xerocopias de dos fotos (Figura 4) para dar al lector una idea, aunque sea borrosa, de como son los culuncos de "El Camino de los Capos."

Referencias Citadas

Espín Zurita, Oseas

s/f El Camino de los Capos: Memorias de un Colono de Nanegal . Manuscrito inédito.

Isaacson, John

1987 Volcanic activity and human occupation of the northern

Andes: the application of tephrostatrigraphic techniques to the problem of human settlement in the

western montaña during the Ecuadorian formative. Unpublished Ph.D. dissertation, University of Illinois.

University Microfilms, Ann Arbor.

Lippi, Ronald D.

1996 Una Exploración Arqueológica del Pichincha Occidental,

Ecuador . Monografía inédita.

Primer LCQ

1535 Libro Primero de Cabildos de Quito, 1529-1543. Descifrado por José Rumazo González, 2 tomos.

Quito: Archivo Municipal de Quito.

Salomon, Frank

1980 Los Yumbos, Niguas, y "Colorados" Durante la

Colonia Española: Etnohistoria del Occidente de

Pichincha. Manuscrito preparado como contribución al

Proyecto Tulipe del Museo del Banco Central del

Ecuador, Quito. (Actualmente en prensa, Abya-Yala,

Quito.)

Sheets, Payson and Thomas Sever

1991 Prehistoric footpaths in Costa Rica: transportation

and communication in a tropical rainforest. In

Ancient Road Networks and Settlement Hierarchies in

the New World , ed. Charles D. Trombold, pp. 53-65.

Cambridge: Cambridge University Press.


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