49 Congreso Internacional del Americanistas (ICA)

Quito Ecuador

7-11 julio 1997

 

Anne Collin Delavaud

Simposios Geografía, Ecología y Desarrollo

GEO 7 : LA CUESTION AMBIENTAL EN AMERICA ANDINA : ACTORES, TERRITORIOS, LOGICAS Y POLITICAS PUBLICAS

CRECIMIENTO URBANO Y VULNERABILIDAD EN RELACION CON EL MEDIO AMBIENTE EN GUAYAQUIL (ECUADOR)

Anne Collin Delavaud

Profesora de la Universidad de la Nueva Sorbona -Paris 3

Instituto de Altos Estudios de América Latina

Resumen

Durante los últimos decenios, el crecimiento explosivo de la población y del espacio construido ha puesto en situación de vulnerabilidad "forzada" los dos millones de habitantes de Guayaquil. Actores o víctimas de esta situación?. Cual es la responsabilidad de los riesgos naturales en relación con los cambios demográficos y la falta de gestión municipal a diferentes escalas de tiempos y de espacios para entender las interacciones entre población y medio ambiente en el caso especifico de una ciudad portuaria ubicada por más de la mitad construida en zona pantanosa de un delta ?.

Los países andinos, como la mayor parte de los de la América Latina han conocido en el curso del siglo XX, una urbanización sin precedentes cuyas causas han sido ya ampliamente estudiadas. En efecto, la ciudad con millares de viviendas de todo tipo, se presentó como un maremoto, durante varios decenios, sobre los espacios periféricos de cada centro urbano. Cualquiera que sea la calidad de estos nuevos terrenos construidos, ellos se convierten desde ese momento, en parte del " suelo urbano " y no terminan de crear problemas de vulnerabilidad y de riesgos, los cuales son un obstáculo muy serio para las construcciones, las actividades y la población que los habitan.

Debió esperarse hasta finales de los años 80 para que sea abordado dentro de los esquemas directivos el tema del medio ambiente, los peligros de las áreas urbanas y que se realicen los primeros estudios sobre el medio ambiente urbano. Porqué tanto retraso en esta toma de conciencia de los desequilibrios de la relación hombre/medio, cuando después de tres o cuatro década de desventajas, los riesgos continúan y se agravan con la extensión urbana?. Cómo se debería esperar una masa crítica de crecimiento, accidentes y de temores hasta el umbral de intolerancia para hablar, estudiar y tal vez, tomar medidas?.

El ejemplo de Guayaquil, como primera ciudad del Ecuador, en lo referente a lo demográfico y lo económico, ilustra lo fundamental de la preocupación del medio ambiente. Cómo una ciudad de cerca de 2 millones de habitantes pudo surgir de la tierra, y del agua?. Hoy, la constante de esta inmensa superficie urbana o peri-urbana y la situación de vulnerabilidad, es impresionante y no cesar de agravarse dentro de los próximos años. Aún, si la desaceleración demográfica ha comenzado, las consecuencias de su transición pesan en el crecimiento de la ciudad, en donde más del 40% de la población nacida en ella, tiene menos de 15 años.

La vulnerabilidad de la ciudad esta compuesta de imponentes variables de riesgos naturales, en donde la mayor parte están ligados a la situación geográfica y los cuales no son dominados. Pero además, existen otros de origen humano, cultural, político y tecnológico. El peso de la historia es determinante dentro de esta multiplicación de riesgos naturales, como en una máquina infernal, en donde los hombres y los elementos naturales se turnan la responsabilidad de la inseguridad, además de que la ciudad se amplia y se multiplican sus peligros, al mismo tiempo que se crean nuevos.

Esta situación es ahora conocida y así mismo denunciada a los medios de comunicación continuamente. Cómo se llegó a esta situación?. Cuál es la parte del medio natural en la que se multiplican los peligros?. Cuál es el rol de los hombres en la transformación del medio?. Sobre todo, cómo explicar que las víctimas de hoy fueron y son los actores de esta vulnerabilidad " forzada " para la mayoría de los guayaquileños?.

I Los grandes riesgos naturales ligados a la situación geográfica

Guayaquil debe muchos de sus riesgos naturales a su posición geográfica.El primero esta ligado a la posición sobre el cinturón sísmico del Pacífico. Las arcillas húmedas del suelo ofrecen una resistencia elástica a los movimientos telúricos que han permitido a la ciudad no haber padecido varias destrucciones dramáticas hasta la fecha. La multitud de casas bajas es una buena respuesta, pero las torres del centro y las pequeñas colectividades, tal vez no todas tienen las normas antisísmicas reglamentadas oficialmente. La masa demográfica vuelve más dolorosa el aumento de perjuicios humanos y materiales sin contar la parálisis temporal de las redes de actividades de la capital económica del país.

A otra escala, el segundo riesgo esta ligado también a la situación de la ciudad en la confluencia de dos grandes ríos, el río Daule y el río Babahoyo que forman un largo estuario, el río Guayas, cerca de 70 km.. del mar. La planicie de la llanura aluvial recorrida por estos dos ríos y el encajonamiento (hortz) del estuario, ha facilitado la construcción de un delta. Las islas que obstruyen el estuario (una ria formada después la "régression flandrienne") son porciones de continente como la isla más grande, la de Púna. Cada islote fija los aluviones que la débil subida del mar del Golfo de Guayaquil no puede evacuar. El interior de la isla es árida y cubierta de maleza xerófila o de áreas salinas (salitrales), rodeadas de una cintura aluvial pantanosa, colonizada por el manglar. La isla, alberga toda una fauna (peces, moluscos y crustáceos), en donde se ha establecido una población de pescadores y recolectores desde milenios.

El análisis de la imagen de satélite (HRV de SPOT 1986) ofrece una visión de conjunto de toda la aglomeración, que revela la influencia urbana sobre el medio ambiente, con una sorprendente indiferencia a las fuertes presiones geográficas. La forma masiva que se despliega a partir de las orillas del río Guayas, se presenta como si se tratara de un desarrollo semi-radioconcentrico de la llanura. Esta observación de indiferencia relativa del medio ha sido observada sobre las imagines satelitales de varias ciudades

, las cuales muestran la forma masiva de todas las zonas centrales de estas ciudades. Ahora bien, aquí en Guayaquil el medio es en gran parte no urbanisable, pues se trata de zonas pantanosas y délticas.

La ciudad, situada en el ápice del delta, esta establecida en la tierra firme del norte y la tierra húmeda del sur. Contrariamente a toda lógica, ella se desarrolló en el comienzo hacia el delta y solamente hace quince años que su crecimiento se orienta hacia el norte, sobre los terrenos de mejor calidad. El norte de la ciudad comprende una parte plana hasta Pascuales; el conjunto de colinas hacia el oeste y una pequeña cadena de colinas más elevadas (cerros) que atraviesa la ciudad de oeste a este, formando una especie de frontera entre la ciudad húmeda y la ciudad seca. Solo las orillas del río Daule, más bajas con las huellas de antiguos meandros son inundables en los tiempos de creciente.

Un tercer riesgo esta constituido por las inundaciones provocadas por las crecientes del río Guayas y los ríos situados hacia arriba de la ciudad. Todos toman sus fuentes de los Andes o de las colinas lluviosas de Santo Domingo. Cada año las lluvias provocan las crecientes y los desbordamientos en las amplias llanuras aluviales del Guayas (35.000 km.2), dejando solo al abrigo los barrancos de las orillas ocupadas por las plantaciones desde finales del siglo pasado. Las grandes masas de agua se expanden de esta forma sin ningún control. Solo algunos grandes agricultores han construido diques de protección en los sectores los más favorables. El Estado, a través de la Corporación de Desarrollo del Guayas (CEDEGE), organismo de ordenación regional, ha organizado un vasto plan de conjunto para reducir las inundaciones y sacar provecho de estas aguas que son escasas en el período de sequía. La obra esencial es el embalse del Daule-Peripa que ofrece una gran reserva de agua y una central hidroeléctrica. Guayaquil debería aprovechar de esta regularización y conocer menos de inundaciones.

II Una larga historia de vulnerabilidad desde el siglo XVI

Si el punto de apoyo de las primeras casas de Guayaquil es el Cerro de Santa Ana, la ciudad del siglo dieciséis ocupó la parte sur del Cerro, sobre la orilla no consolidada. después, la mayor parte del desarrollo urbano de Guayaquil se efectuó sobre un medio pantanoso y acuático. Los habitantes crearon su propio suelo estable a partir de grandes plataformas separadas las unas de las otras por una serie de canales para drenar las aguas hacia el estuario, así como de pasarelas que unen las plataformas. Los rellenos (desechos de las rocas de los cerros) han consolidado poco a poco la base de la ciudad. Porqué fueron elegidas estas tierras pantanosas y no las del norte del Cerro de Santa Ana, consideradas como tierras de suelo firme?. Las primeras obras navales fueron instaladas antes de los desplazamientos en el sur en el año de 1895. Porqué la conquista del delta, antes que la de la tierra firme?.

Vivir en Guayaquil siempre significó tener riesgos, los habitantes lo sabían bien, pero la actividad comercial los obligaba. La historia de las ciudades a través del mundo, ha demostrado que la situación era más determinante por el auge de la ciudad que por el sitio mismo. Las condiciones de vida eran difíciles por el clima y la insalubridad ambiental, con una esperanza de vida que no pasaba de los 35 años. La ciudad contaba con una población de 6.000 habitantes en 1678 y ya se conocían los graves riesgos a causa de la insalubridad, además de la aglomeración e incendios desbastadores en una ciudad construida en madera.

La situación interior de las tierras en el fondo del estuario del río Guayas, protegían a la ciudad a tal punto, que no fue necesario construir una muralla como en los otros puertos coloniales. Protección parcial ya que la ciudad seria atacada, saqueada e incendiada por los piratas a pesar de los fortines de madera. Separada por un puente, una Ciudad Nueva aparece al lado de la Ciudad Vieja a finales del siglo XVII.

Guayaquil tiene por primera vez una población de 20.000 habitantes en el comienzo del siglo XIX y de 73.000 habitantes en el siglo siguiente. La fiebre amarilla afecta el puerto en 1842 mientras que un incendio, más importante que los otros, aniquila una gran parte de la ciudad (más de 50 manzanas destruidas) en 1896. El costo de los estragos representan el valor de las exportaciones de todo el país.

Los primeros trabajos municipales

realizados por las élites guayaquileñas enriquecidas por el cacao, trataron en primer lugar el saneamiento del agua potable (Junta de canalización de Guayaquil 1900), el alumbrado público, la creación de un hospital para los desposeídos y un puesto de bomberos bien equipado, además de que los barcos fueron obligados a cumplir la cuarentena. Las embarcaciones de balsa habitadas fueron prohibidas en 1903-1906 sobre los bordes del río Guayas. Para dar respuesta a las dificultades de la extensión en un sitio de alto riesgo, se penso en una ciudad nueva: " Nuevo Guayaquil ", Esta fue programada sobre la margen opuesta del estuario en Duran en el año de 1905. Pero el proyecto que solo intentaba romper con los riesgos naturales es abandonado.

La institución " Obra Pública Municipal " continuó su tarea secular: el relleno y saneamiento de las tierras bajas inundables, el relleno de pequeños esteros, la " limpieza " de los manglares, la canalización de aguas lluvias, el prolongamiento de las vías en el sector de los " Barrios del Salado " y la construcción de un muelle (Malecón). Pero en 1927, solamente el 30% de los trabajos habían sido realizados.

III Los riesgos naturales del acelerado crecimiento de la ciudad se multiplican (1930-1970)

A mediados del siglo XX, los peligros se aceleran con el crecimiento de la ciudad. Cuál es la parte de los riesgos naturales, ligados a los hombres?. El análisis de la historia reciente de la ciudad aporta de respuestas difíciles a admitir cuando se trata de las condicionas de vida de un millón de habitantes o tal vez de dos millones colocando en evidencia las responsabilidades humanas en el aumento de los peligros.

La crisis de las exportaciones de cacao en los años 20 introdujeron las primeras poblaciones rurales hacia el puerto, pero estos fueron flujos de migrantes poco importantes con relación a aquellos que vendrán en los años 50. Ellos se instalaron en las casas subdivididas del centro de la ciudad que alquilaron, iniciándose un proceso de tugurizacion que aún no ha terminado hoy en día. Las primeras instalaciones en el manglar sobre terrenos municipales son de esta época. Las Ordenanzas de 1928 y 1929 proponen nuevos limites urbanos que orientan el desarrollo hacia los terrenos municipales del sudoeste, llamado"Suburbio". La Municipalidad ejecuta algunos rellenos de vías e instala las primeras fuentes. Estas acciones provocan enseguida una atracción hacia las zonas insalubres, de protección por algunos decenios a las cuatro o cinco propiedades que rodean la ciudad, adquiridas por las élites de Guayaquil a finales del siglo XIX , las cuales dedican parte de sus tierras a la ganadería, dando origen a la mala calidad de los suelos.

Una de estas haciendas es la de La Atarazana con una extensión en el norte de 3.600 ha. o sea diez veces más que la ciudad, la cual pertenece a la Junta de Beneficencia Municipal, institución caritativa, creada en 1887 y subvencionada por la Municipalidad y después por el gobierno. El sector sur, esta igualmente bloqueado por las industrias tradicionales situadas en el borde del estuario y por una grande y vieja urbanización, destinada a albergar las élites locales (barrio Centenario). Más allá, hasta las primeras islas del delta hay tres inmensas propiedades que aseguraron una retención especulativa real entre 1915 y 1972

.

Estas propiedades permanecen por más de 40 años como de verdaderas fronteras urbanas, luego que las zonas inundables y el delta no lo serán. Esta contradicción de graves consecuencias pertenecen a la historia política y social de la ciudad donde pobres y ricos encontraran sus intereses particulares. El fuerte crecimiento urbano de mitad del siglo aumentará la contradicción. En efecto, la lucha contra la malaria dirigida a partir de 1947, los progresos sanitarios, la creación de hospitales y la difusión de antibióticos provocaron una disminución de la mortalidad.

Cuadro:

Evolución de la población y de la superficie de Guayaquil

Año Población Superficie(km.) Densidad(h/ha)

1903 73.515 460 160

1930 116.047 593 196

1950 258.966 1.100 235

1962 510.804 2.200 232

1974 823.219 4.658 175

1982 1í199.344 9.185 130

1990 1í591.000 16.000 100

Fuentes diversas: INEC y Word Urbanization Prospects. 1994 ONU

La ciudad pasa de 258.000 habitantes en 1950 a 1.500.000 habitantes en 1985, quintuplicando su población en 35 años. Su tasa de crecimiento estaba en más de un 4% hasta 5,6% por año durante el decenio de los 50. Actualmente presenta una tasa de 2,8%. Todos los fuertes excedentes demográficos afortunadamente no se dirigen hacia el puerto, pero se dispersan a través de toda la región occidental del país (la costa), verdadera región pionera

que ha fijado en menos de un siglo cerca de 6.000.000 de habitantes. Ella alberga las ciudades intermedias que no existían en la mitad de este siglo y que han tenido tasas superiores al 8%.

En esta coyuntura demográfica, el crecimiento en la demanda de espacio y vivienda urbana es igualmente explosiva. La superficie ganada por la ciudad fué multiplicada por tasas más elevadas (hasta de un 7,5%) del crecimiento demográfico. Ella pasa de 1.100 ha en 1950 a 16.000 ha en 1990, o sea que se ha multiplicado por 14 en 40 años. Las densidades medias así mismo bajaron de 235h/ha en 1950 a menos de 100h/ha en 1985 con el establecimiento de barrios con predominio de vivienda individual, sin que disminuya la densidad relativa del centro de la ciudad, así como de ciertas viviendas (sociales) de normas restrictivas. Guayaquil parece en sus paisajes como una ciudad nueva porque en el curso de los últimos decenios ella ha ocupado espacios 14 veces más grandes que los ocupados en 1950, de lo cual no queda nada, excepto los trazos de las vías y algunos raros monumentos de menos de un siglo que fueron desbastados con los incendios.

En el curso de los años 50 y 60 fue el tiempo de las ilusiones porque el Ecuador conocía al mismo tiempo un fuerte crecimiento económico y demográfico

. Para este tiempo no existía preocupación de los miles de nacimientos y del fuerte descenso de la mortalidad, así como de la rápida ampliación de la esperanza de vida y de los flujos de migrantes provenientes de los campos, porque las tasas del PNB eran más elevadas que las de la población. El desarrollo que debería acompañar este crecimiento económico resolvería poco a poco las desigualdades de las instalaciones. El país estaba en pleno apogeo bananero, ocupando el envidiable puesto de primer exportador en el mundo. El petróleo había sido descubierto y debería comenzar a ser exportado a partir de 1972, con el aumento de precio en 1973.

Los cuarenta últimos años han estado marcados por un desarrollo paralelo particularmente rápido, no solamente de la urbanización, sino también de la industrialización y de progreso en los medios de transporte, transformando fundamentalmente la naturaleza y la magnitud de los riesgos tecnológicos, así como la contaminación del aire y de las aguas. Lo que es sorprendente son las desigualdades entre las reflexiones, el estado de conocimiento y las acciones emprendidas. Todo esta lejos de ser conocido o tal vez reconocido oficialmente, ahora que cerca de dos millones de ciudadanos viven con la cotidianidad de los riesgos.

IV La elección deliberada: el surgimiento del "Suburbio" en el delta con el apoyo del Estado

La enorme demanda de terrenos de bajos precios de los años 50 no encontró satisfacción sobre un mercado de tierras inexistente y bloqueado. Como la población buscaba establecerse lo más cerca de la ciudad, no les quedaba más que las tierras pantanosas municipales situadas al oeste, entre la ciudad y el estero del Salado.

Las condiciones de construir en estas tierras eran muy difíciles, porque implicaba hacerlo sobre el agua, colocando una casa de bambú con estacas sobre el manglar que no se pudrieran de manera profunda en el lodo. El modelo de la casa indígena sobre pilotes con los muros de esteras de bambú abiertas y con techos de hojas de palma son facilmente adaptables a estos sitios. Pero, lo que es diferente acá es que sean más de 400.000 ciudadanos los que van a vivir en dichas condiciones, formando un inmenso barrio de palafito llamado " Suburbio ".

Para proteger de alguna manera las propiedades vecinas y evitar los problemas sociales, la Municipalidad y el Estado estimularon la ocupación e instalación de los desposeídos en esta zona apremiante. Las Ordenanzas de 1955 incorpora dentro el perímetro urbano estos grandes espacios -el suburbio-, hasta el estero del Muerto y la hacienda el Guasmo. Dos vías de acceso en el prolongamiento de las calles del centro son rellenadas y algunas redes de saneamiento y agua potable son planificadas. Las empresas de relleno, toman los materiales de los cerros vecinos, los cuales son vendidos a precio de oro. Con un bajo valor en el comienzo, todo el "Suburbio" se valoriza, aún sin las instalaciones. El precio del metro cuadrado de terreno cenagoso, aumenta rápidamente una vez la ocupación sea consolidada; de esta manera, todo el mundo obtiene algo de ganancia.

Al final de los años 60 el Estado interviene de manera más fuerte, expropiando una parte de las propiedades

sobre las cuales habían tenido lugar las primeras invasiones, para ser revendidas a los invasores a un bajo precio. Promesas electorales ayudaban, en donde era más fácil ser propietario de un terreno, sobre todo con la presencia de numerosos comités de barrio que reclamaban los servicios básicos. El Comité de Rehabilitación y de Urbanización de los Barrios Suburbanos de la ciudad de Guayaquil se crea en 1967, teniendo como objetivo la regularización. Durante algunos años el Ejercito intervendrá gracias al Programa de acción Cívica de la Fuerzas Armadas y de Desarrollo de la Comunidad.

En el Norte, a partir de 1950, comenzaron tímidas aperturas hacia la zona de tierra firme, en donde se construyó el aeropuerto (inaugurado en 1962), la Avenida de las Américas y las dos primeras urbanizaciones del norte de carácter residencial (Urdesa y Miraflores). Un poco más tarde en el noroeste la hacienda Mapasingue abrir una primera parcelación en el kilómetro 4,5 de la ruta del Daule, principalmente destinada a la implantación de la industria de donde vendrá la mayor contaminación del estero del Salado que atravesará los barrios ricos y populares del oeste.

La valorización a largo término de estas zonas planas, esta asegurada con el proyecto del puente en la confluencia de los dos ríos. A lo largo de 4.300 metros, el aportara un mayor valorización considerable ya que evita a los barcos dar una enorme vuelta para ganar las zonas de plantaciones desde su terminación en 1970.

En el sur, el propietario de la hacienda del Guasmo cedió los terrenos para el nuevo puerto, y los vendió las tierras para instituciones del Estado (Caja de Seguros), para la edificación de los primeros conjuntos de colectividades y para el hospital de la IESS. La nueva ruta de acceso al puerto esta distante cerca de 5 km. del límite urbano, lo cual estructuro y valorizó todos sus terrenos. Los menos urbanizables han sido poco a poco invadidos. Una nueva ciudad de más de 400.000 habitantes se creó en menos de diez años con el mínimo de instalaciones e infraestructura. En 1974 se estimó que el 52% de las viviendas de la ciudad pertenecían al sector informal (464.410) contra el 12% (30.563) en 1950

. Lo que era marginal se convirtió en la mayoría.

V La rápida extensión hacia el sur

Los años 70 son el auge en los precios de venta del petróleo. El Estado dispone de mecanismos para intervenir más directamente a los organismos de construcción (Caja de Pensiones, BEV, JNV) y a las instituciones bancarias y de crédito. Es él mismo quien construye directa o indirectamente las urbanizaciones y ciudadelas, principalmente para la clase media, pero también para los sectores populares con pocos ingresos (vivienda social). Dichas construcciones se hacen en los sectores norte (la Atarazana) y sur (Ciudadela 9 de Octubre) de la ciudad. Generalmente las casas son construidas en serie o grupos de pequeñas colectividades. El sector público urbaniza y construye 198 ha. entre 1970 y 1979 contra 34 ha. en el decenio de los años 60. Pero el 70% de éstas urbanizaciones públicas son implantadas en el sector sur, respetando el modelo anterior.

La demanda de vivienda es muy fuerte. La alta concentración del centro y la extensión del "Suburbio" (espacio saturado en 1972) no son suficientes, luego es necesario invadir el sur en todos los espacios libres entre el puerto y las urbanizaciones oficiales. La propiedad del Guasmo es expropiada finalmente en 1973. El 80% de los habitantes del Guasmo vienen de la ciudad de Guayaquil (40% del Centro y 38% del Suburbio). En el sector norte, a partir de los años 80, las primeras invasiones tienen igualmente lugar en el corazón de los barrios aislados (colinas de Mapasingue) y en la ruta del Daule.

La alianza entre el Gobierno y la Municipalidad es sólida. El perímetro urbano pasa de 31.134 ha., cuando 13.550. ha. fueron construidas. El Estado, propietario de las tierras baldías y de las orillas de los esteros, los dona a la Municipalidad que los revende a bajos precios y emprende en ellos los enormes y costosos trabajos de relleno. Las desigualdades en el tiempo imponen condiciones de vida muy difíciles durante cerca de diez años. El agua es transportada en cisternas, las aguas negras navegan con la marea o se estancan en el centro de los islotes no rellenados.

Por otro lado, el sector privado es próspero. Las promotoras fraccionan los inmensos potreros, las sociedades de construcción hacen los drenajes y el trazan las vías de las urbanizaciones. Los propietarios privados se sirven de las invasiones para valorizar sus terrenos, que serán expropiados y luego vendidos de nuevo por el Estado a un precio negociable. La Municipalidad los vende a bajos precios a sus ocupantes o los adjudica a una institución gubernamental. Ella compromete en seguida los recursos de relleno y de servicios. Las urbanizaciones piratas hacen parte del sistema de producción de espacio urbano, las cuales no son numerosas por la facilidad que existe para ser invadidos. La legislación contra los especuladores existe, pero es difícilmente aplicable en este puerto del pacífico.

Los historiadores de la ciudad juzgarán con severidad este período de laisser-faire desarrollado en los discursos demagógicos que reposan en los documentos de planificación (plan regulador) en donde los riesgos naturales estaban ausentes.

La intervención del Estado para los trabajos de infraestructura, con sus instituciones encargadas de la construcción de vivienda y de la venta de los terrenos, ha facilitado el crecimiento de la ciudad hacia las partes húmedas, dejando de alguna manera que los sectores más favorables tomen una mayor valorización con el tiempo. La debilidad del poder municipal, incluso su inercia y la manipulación por los actores locales, ha facilitado la venta a bajos precios de terrenos difíciles y costosos a equipar, de acuerdo a el mecanismo clientelista que aprovecha a los partidos políticos y a los administradores que han podido constituir una gran red de apoyo electoral. Por el contrario, las promesas de títulos de propiedad y la donación de terrenos ha facilitado el ascenso al poder en Guayaquil a los partidos populistas. Las diversas ordenanzas y los decretos legislativos han facilitado el crecimiento de las redes clientelistas, la consolidación de empresas inmobiliarias y la aparición de nuevas formas de obtención de la tierra. La venta de derechos de posesión se ha convertido en una actividad lucrativa.

VI La destrucción del medio natural por la extensión de la ciudad

A- La contaminación de las aguas del río y de los canales del delta.

El desarrollo preferente sobre los pantanos y el delta es la causa del más grande de los riesgos: el agua. Esta misma, como todas las aguas tropicales, es en sí peligrosa para la salud, pero lo es aún más por el hecho de su paso por la ciudad, la falta de equipamiento y de tratamiento de las aguas usadas. Todos los colectores existentes se vierten en el Río Guayas, en los barrios construidos sobre el agua, las aguas usadas son vertidas bajo las casas ó en los canales y en el centro de manzana.

El Guayas debe su color castaño (obscuro) al limo. El arrastra grandes cantidades de agua provenientes de las colinas del norte situadas en zonas lluviosas todo el año. Mas la influencia de la marea se hace sentir hasta Babahoyo más allá de los 70 kms. que separan la ciudad de Guayaquil de el mar. Por consecuencia, las aguas del río van y vienen delante de la ciudad, las aguas usadas también, comprendiendo las de las industrias instaladas directamente sobre el Guayas. La situación es más dramática en los esteros donde las aguas no son renovadas por los ríos. El nivel del agua baja cada día llegando a descubrir los suelos fangosos, mientras que algunas horas después el agua remonta hasta llegar al nivel de las casas.

El Estero Salado, el más grande, penetra al interior de la ciudad hasta los barrios elevados del norte. Prácticamente a 15 cuadras del centro histórico, está tan contaminado que es considerado como " muerto " sin ninguna vida animal o vegetal por la falta de oxígeno en el agua. Demasiado contaminado para regenerarse solo, una experiencia de re- oxigenación artificial ha sido intentada en 1994. Asimismo, ante la dificultad de recuperar este canal, se ha proyectado de " lavarlo " desviando las aguas del río Daule, cuyo curso está a mayor nivel que Guayaquil.

B- La contaminación de todos los espacios urbanos por los desechos.

Algunas cifras explican fácilmente la situación al inicio de la década: cada día, 600 toneladas de desechos son tirados en la calle, los centros de manzana, las canalizaciones pluviales, los espacios libres, los canales y el río Guayas. Esto continúa casi igual. El sistema de colecta no recupera mas que aproximadamente el 40 al 45 % del total sobre el 20 % de la superficie11. Así pues, la mayor parte de la ciudad esta excluida de éste servicio, es decir, cerca de un millón de habitantes. El botadero municipal de 60 has, creado en 1976, no provee ningún tratamiento elemental y representa un peligro muy grave a 5 km. del centro de la ciudad. El número de camiones colectores en estado de servicio son insuficientes, por el contrario el personal es demasiado, 3 000 personas donde 700 serían suficientes.

La adquisición de una planta de tratamiento a dado lugar a muchas controversias. De una parte, es más fácil de tirar la basura en cualquier lado y, por otra parte, los basureros son una materia prima para el rellenado de suelos. Mientras que, los malhumorados habitantes de los barrios húmedos tiran todo bajo sus casas y ven los camiones recolectores verter la basura ante sus casas. Calor y humedad, falta de agua y polvo del cementerio local enriquecen el paisaje local.

VII Medio ambiente y salud.

Este tema es todavía poco estudiado en Guayaquil. Una investigación sobre la epidemia del cólera en 1991 a mostrado cuanto la ciudad ha sido tocada, ya que el número de casos fue el más elevado del país, aplicando desde luego los datos demográficos, pero también el hecho que vivir en la más grande ciudad del país no protege de éste tipo de epidemia; 5 861 casos en los primeros seis meses de epidemia ( del 28 de Febrero al 10 de Agosto de 1991 ), es decir, el 12 % de los casos registrados durante este periodo en el país. El estudio13 ha mostrado que todos los barrios de la ciudad han sido tocados a excepción de las zonas acomodadas y que no ha habido mayor número de casos en las zonas húmedas que en el resto de la ciudad.

Lo que, por el contrario, aparece como una realidad, es la concentración de cerca de 140 casos (sobre los 620 localizados en la ciudad ) en algunas manzanas del centro, a 500 mts. de la zona de negocios, en una zona en principio equipada, antigua, de los años 30s. - 40s. De hecho, se trata de una zona de comercios al mayoreo y al menudeo reagrupados en cuatro mercados cubiertos pero que desbordaron desde hace tiempo en las calles vecinas. Es ahí donde las gentes de las zonas costeras, más también andinas desembarcan sus mercancías. Todos los deshechos se concentran en la calle. El cólera se transmite muy rápido por todos lados aprovechando la falta de higiene. El hacinamiento en las casas del barrio y el deterioro de los equipamientos responden al proceso de degradación comenzado en los años 30s. y citado anteriormente. Lo anterior ha sido uno de los mayores factores, más todavía que el medio ambiente de la ciudad. El agua, mitad dulce mitad salada ofrece condiciones que favorecen la permanencia de la epidemia. La información de los médias y los equipos hospitalarios han salvado a las víctimas de la muerte; la cual ha sido más fuerte en el campo y en las zonas andinas muy pobres.

El desarrollo del Dengue y el mal de Chagas es revelador del desequilibrio hombre/medio ambiente. Lo precario de las habitaciones, las aguas estancadas, la ausencia de redes sanitarias y pluviales en la mayor parte de la ciudad favorece la aparición de insectos y microbios. Los equipos hospitalarios y las campañas de vacunación han permitido sin embargo de responder a las urgencias; pero, el rublo salud queda impresionante en materia de costo social y de relación con el medio ambiente.

VIII La desaparición de los manglares.

El límite natural de la manglar no deja de ser recorrido por la ciudad desde hace un siglo, destruyendo no solamente los árboles buscados por su durabilidad y su calidad no corrosiva para servir de base para los pilotes. Estos contiene toda una fauna, pescada o colectada por los pequeños pescadores para los mercados. La desaparición de los árboles y la contaminación de las aguas han destruido éste genero de vida, tradicional desde hace tres o cuatro milenios.

Desde hace quince años, las zonas de manglar que limitan con la ciudad han sido literalmente destruidas, aplanadas con bulldozer, para ser transformadas en zonas de acuacultura ( camaroneras ) y transformarse en los lugares de producción del tercer producto de exportación después del petróleo y el plátano: el camarón. Estas zonas han aportado 491 000 000 $ U.S. en 1991. Así pues, los sectores geográficos, los más pobres de la Costa, desplazados de la agricultura de plantación son transformados en tierra de especulación atrayendo grandes inversiones. El litoral cuenta con 144 000 has. de camaroneras, de las cuales 42 000 has. ganadas sobre el manglar y 44 000 has. sobre tierras salinas. Al sur de Guayaquil, basta con atravesar un estero para pasar del barrio sobre palafitos al vaso de acuacultura concentrando las más sofisticadas tecnologías para producir y cultivar las larvas de donde saldrá el camarón destinado a la exportación. El agua del Guayas recibe numerosos tratamientos antes de entrar en los vasos de acuacultura. El camarón escapa así a la polución de las descargas de la ciudad. Los niños que habitan delante no tiene ésta oportunidad.

IX La fragilidad incrementada por el bosque seco y el bosque húmedo tropical de los alrededores de la ciudad.

La demanda de madera para construcción y madera para carbón ha disminuido los bosques secos que rodean la ciudad, situados en una zona de larga estación seca de varios meses; Las cordilleras de Chongon-Coloche han abrigado desde hace siglos pequeños pastores de cabras y a carboneros. La demanda de carbón de madera de una ciudad cada día más grande ha puesto en peligro la selva. El riesgo de incendio14 es igualmente un gran peligro. En razón de las condiciones climáticas, las especies locales tardan mucho en renovarse.Es un gran mérito de la Fundación Natura15 de haber lanzado, desde su creación, los programas de educación del medio ambiente.

En particular en Guayaquil donde la población no acostumbra el cultivo de árboles, como lo muestra el paisaje urbano. Además de la arborización de la ciudad, existe la adopción de un espacio verde por una empresa, las tentativas de reciclaje, el desarrollo de un bosque protegido a la salida de la ciudad en dirección de Salinas ( Cerro Blanco ) y el próximo a la presa de Chongon - Churute, y las acciones llevadas a cabo en el Parque Nacional de Machalilla y la reserva de manglares en Churute. Estas acciones son llevadas a cabo por instituciones públicas (MAG) o con actores privados.

El proyecto de educación medio-ambiental en el manglar de Puerto Hondo en el km.. 17 de la carretera Guayaquil-Salinas, comprende 13 500 has. ocupadas por los esteros, las pampas salinas, los manglares, los hábitats suburbanos y las zonas de acuacultura. La Fundación intenta de conciliar los interese de cada uno para un desarrollo durable. A partir de un conocimiento de los lugares ( visitas organizadas ) tanto del los manglares como de las zonas de acuacultura insistiendo sobre la fragilidad de los ecosistemas. La reforestación del manglar es importante porque aseguraría una buena calidad de las aguas y la sobre vivencia de especies bio-acuaticas, en particular la larva de camarón. Un compromiso difícil, la reimplantación del cocodrilo, cazado por su piel y actualmente en vías de desaparición, esta igualmente en programa.

Conclusión

Hoy, la ciudad llega hasta las márgenes del Daule y el pueblito de Pascuales. Gana las colinas del cantón occidental, ocupa la península de la Puntilla y se desborda sobre la rivera oriental del río Daule. La expansión se hace decididamente sobre tierra firme pero el pasado debe ser asumido.

Si de hecho, pobres y ricos han sacado partido y ventajas de la situación sin preocuparse del costo social y del desperdicio a mediano y largo plazo, la ciudad es hoy una de las menos salubres del continente. La misma ha sido declarada por el Gobierno en estado de emergencia en 1990 y después en 1992 cuando la situación se había agravado. La distribución elemental del agua y la recolección de basura no estaban ya asegurados en el conjunto de la población, barrios ricos y pobres por igual. El ejército ha debido llevar a cabo una gran limpieza.

A la crisis urbana económica marcada por el crecimiento de la pobreza, del desempleo, del subempleo y de los problemas propios del excesivo crecimiento urbano, hace falta añadir una segunda crisis del medio ambiente marcada por el descubrimiento de los peligros de la vida en la ciudad. La vulnerabilidad se inscribe mucho aquí en un sistema que abarca los perjuicios corporales y morales a las personas y el daño potencial de los elementos expuestos ( bienes de producción, actividades socioeconómicas y patrimonio )16. La vulnerabilidad se hace tanto más grande en Guayaquil porque ésta ha sido de algún modo " forzada " durante este siglo y porque la sociedad es ahí muy segmentada. Los diversos disfuncionamientos son ahí exacerbados. Esta negligencia oficial y muy difundida en las prácticas urbanas, refuerza la vulnerabilidad y la perpetúa en los barrios cualesquiera que sean pues ninguna barrera existe contra el fuego, las tolvaneras, las aguas contaminadas, los roedores y los microbios.

La magnitud del daño potencial, ni del real, no ha sido jamás realizada El medio ambiente urbano en Quito " publicado en 1997 marcó el punto sobre el estado del medio ambiente. Fué realizado por P. Metzger y N. Bermúdez. Distrito Metropolitano de Quito y ORSTOM17. Los costos directos e indirectos no han sido jamás calculados. Los daños a la salud física y psicológica, a la ecología, a la economía vía la estética, son difíciles a evaluar, así como los costos de la reconstrucción o de la rehabilitación. El daño causado por el " dejar hacer " sobrepasa las capacidades locales y nacionales.


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