Análisis litológico de la matriz sedimentaria de los sitios arqueológicos

La Lechuza y Puesto Perita

 Guillermo Campos [1]

Introducción

Los investigadores del litoral santafesino recurrentemente se cuestionan la existencia de intervención antrópica en el modelado y/o sobrelevación de la geoforma natural de las lomadas, cerritos o túmulos; en donde se localizan la mayoría de los sitios arqueológicos del litoral.

Este trabajo se circunscribe al análisis de los procesos litológicos de formación, origen, transporte y alteraciones post-depositacionales intervinientes, en la matriz sedimentaria de los sitios arqueológicos La Lechuza o LZA y Puesto Perita o PRT, a través de las variables geo-posicionales, topográficas, litológicas, arqueofactuales y pedoturbacionales. Ambos sitios ubicados en la localidad de Alejandra, Depto. San Javier, Prov. de Santa Fe.

El contexto geoclimático de la región y su litogénesis

Ambos sitios arqueológicos se encuentran emplazados sobre depósitos aluvionales, con una pendiente del suelo oeste a este y un relieve chato, suavemente ondulado y con áreas de desagüe de difícil evacuación. La región que nos interesa caracterizar, está comprendida por la Faja antigua del Paraná (Iriondo, 1991) o Unidad Malabrigo (Popolizio, et al, 1978), franja caracteriza por paleocauces de patrón meándrico.

Al sitio LZA se lo puede ubicar temporalmente en el período del Holoceno superior, dado que el resultado del fechado radiocarbónico, arrojó una antigüedad de 1760 +- 60 años A.P., (Cornero, 1998, 1999).

La antropización en el contexto geomorfológico y en el sistema ecológico.

Las poblaciones que habitaron la región de estudio aprovechaban los recursos que el ambiente les brindaba mediante la practica de la caza, la pesca y de la recolección, como lo aseguraban los cronistas de siglo XVIII, Paucke (1943) y Dobrhizzoffer (1970), (Cornero, 1998, 1999). Esta estrategia de subsistencia no alteró los nichos ecológicos ni la estabilidad del ecosistema, en relación con los sucesos posteriores.

En el año 1870 la colonización privada adquiriere las tierras fiscales y comienzan a radicarse familias europeas con la finalidad de establecer la colonia agrícola, donde actualmente se ubica la localidad de Alejandra. Diez años después, el proyecto agrícola fue abandonado debido a inclemencias climáticas, plagas y malos precios en los cereales; optando entonces exclusivamente por la explotación ganadera. (Tourn, 2001).

Para que el ecosistema eleve la productividad necesaria para la nueva estrategia de subsistencia, se elaboraron obras de canalización con la finalidad de evacuar el excedente de agua, quedando solamente los esteros y lagunas de mayor magnitud. Debido a esto, el paisaje actual, con escasa diferencia al de una pradera y casi despoblado de flora y fauna autóctona, no se puede comparar al que existía antes de la intervención antrópica histórica.

Según los términos de Gamble, 1996, el sistema ecológico no es la simple suma de elementos geográficos separados, sino el resultado de las combinaciones dinámicas de elementos físicos, bióticos, abióticos y antrópicos. Tomando esta definición podemos calificar al ecosistema regional, antes de la intervención antrópica histórica, como un sistema complejo con alta diversidad de especies animales y vegetales. Sin embargo, luego de las colonizaciones europeas y todo lo que éstas implicaron (obras de infraestructura vial, incorporación de monocultivos, explotación ganadera e incorporación de flora y fauna foránea), podemos definir al ecosistema regional como un sistema simple.

Presentación de los sitios arqueológicos La Lechuza y Puesto Perita

Los sitios arqueológicos LZA y PRT se emplazan a unos 12 km. al oeste de la localidad santafesina de Alejandra y del río San Javier; están separados uno de otro por unos 580 m. de distancia y por el arroyo El Dientudo. En la cubierta vegetal de la región se pueden encontrar ejemplares como: quebracho colorado (Schinopsis balansae),  quebracho blanco (Aspidosperma quebracho blanco),  ombú (Phytolacca dioca),  algarrobo blanco (Prosopis alba), algarrobo negro (Prosopis nigia), molle (Schinus polygamus), lapacho (Tabebuia ipe), timbó (Enterolobium contortisiliquum) y  arbustos de poca altura asociados con cultivos de consumo masivo (Lewis, 1979; Cabrera, 1971).

El sitio LZA, emplazado en el punto más elevado de la lomada, es según Cornero: “... una elevación de forma elíptica que se destaca levemente en altura del resto del paisaje. La superficie sobreelevada que conforma la lomada  abarca  unos  11.200 m2.  dispuestos en 126m. de N a S y 89 m. de E a O. " (Cornero, 1999:384). En su sector Sur fueron instalados un tanque australiano, un molino y bebederos utilizados para ganadería. A 30 m. al N-E del molino se observa un pozo de préstamo de 10 m. de diámetro y 1 m. de profundidad, realizada para elevar el tanque y el molino. En su sector Oeste, se halla un cordón de pajonales que delimita el fin topográfico de la pendiente. Tanto al Este como al Norte los tacurúes de 70 u 80 cm. de alto, bordean el límite inferior de la pendiente.

La lomada donde se encuentra el sitio PRT posee una forma similar al anterior. Sin embargo la pendiente es considerablemente más suave y la elevación es de apenas 0.50 m. a 0.60 m. El eje NO-SE se extiende hasta los 400 m. y el NE-SO hasta los 300 m. aproximadamente.

En el punto más elevado de esta lomada se encuentra la casa de la familia del establecimiento, tanques, bebederos, un molino, corrales, árboles foráneos y autóctonos. En sector Oeste se practicó agricultura durante unos pocos años, pero fue abandonada. Aunque actualmente en este sitio se están realizando excavaciones arqueológicas, no contamos todavía con los datos resultantes de éstas; los únicos que podemos mencionar son los recabados en la realización de cinco calicatas con la finalidad de observar y determinar las diferentes unidades litológicas y los procesos de pedoturbación intervinientes y con el material cerámico y faunístico recuperado de éstas.

Antecedentes regionales y en el área de estudio

Los primeros investigadores, interesados en explorar yacimientos arqueológicos del noreste argentino datan de finales del siglo XIX; Listas, Zeballos y Pico, y Ambrosetti, fueron los más representativos. El común denominador entre las inquietudes de esa época se podría resumir de la siguiente manera: ¿qué culturas dejaron sus huellas en el registro arqueológico?, ¿intervinieron en la construcción de los cerritos o túmulos?, y si así fue, ¿para qué?, ¿por qué y cómo lo hicieron?. Algunos autores que reconocen la posibilidad de acción antrópica directa o indirecta, en la sobreelevación de los sitios arqueológicos analizados en la región son: Torres (1907, 1911), Serrano (1933), Gaspary (1950), Ceruti (1974 a.y b.) entre otros, con algunas diferencias en sus conceptos.

            Mas recientemente, Cornero, Ceruti y Nóbile, realizaron prospecciones partiendo de la localidad de Alejandra y abarcando una franja de 40 km. de largo por 10 km. de ancho, en tres ecosistemas diferentes: el Espinal Santafesino, el Paleocauce Paranaense y el Valle de Inundación del Paraná (Nóbile, et. al, 1999).

Después de más de seis años de investigaciones sobre las características del registro arqueológico en el sitio LZA  podemos decir que fue un sitio de actividad funeraria, comparable a lo que  Ceruti denomina entidad cultural Goya Malabrigo.

Los enterratorios recuperados que representan a más de 40 individuos, se encuentran entre una profundidad de 0.60 a 0.90 m de la superficie, coincidentes con el horizonte B de la matriz sedimentaria. El análisis de la composición faunística indicaría un medio ambiente húmedo, bastante similar al actual compuesto de: guasuncho (Mazama gouazoubira), ciervo de las pampas (Ozotocerus bezoarticus celer), mulita (Dasypus septemcinctus), vizcacha (Lagostomus maximus), ratón hocicudo (Oxymycterus delatior), nutria criolla (Myocastor coipus), carpincho (Hydrochoeris hydrochaeris), cuis (Cavia aperea) y tucotuco (Ctenomys brasiliensis), además de aves menores y peces.  (Aparicio, 1958; Ringuelet, 1953).

Antecedentes de análisis litológicos en sitios arqueológicos

Los trabajos realizados en Laguna Merin, Uruguay por López Mazz, et al. (1989), en la década pasada, reconocen el valor del análisis de paleosuelos y antrosoles, éste último, sería el equivalente al arqueosedimento propuesto por Stein (1985).

Estos autores, proponen un modelo que les permite articular, evidencias de co-variantes de un proceso de cambio ambiental, con cambios culturales reflejados en aspectos del registro arqueológico. Estudian el comportamiento ecológico, los cambios ambientales y paisajistas que se reflejan en modificaciones en los patrones de ocupación del espacio.

Marco teórico

Este análisis sigue los lineamientos propuestos por Schiffer (1987,1991) ya que consideramos que el registro arqueológico está distorsionado, y que el estudio de los procesos de formación y de transformación de sitio nos permitirá inferir el grado de distorsión. Definiremos entonces estos procesos como todos aquellos eventos y acontecimientos naturales y culturales que afectan a los artefactos luego de su uso inicial.

 Consideramos como unidad de análisis a los  artefactos en su contexto. Definiendo  a este último como la matriz sedimentaria cuatridimensional, espacio temporal, que abarca un medioambiente cultural y uno no cultural. Enfocamos así, a los artefactos como partículas sedimentarias sujetas a procesos de transporte, depositación y cambios post-depositacionales que son observables, al igual que los procesos de formación tanto naturales como culturales involucrados en un depósito (Stein, 1985).

Para el análisis litogenético de la matriz sedimentaria seguimos los cuatro pasos propuestos por Stein (1985),

1.    Determinar el origen del sedimento.

2.    Analizar la evolución del sedimento en su historia de transporte.

3.    Incluir el ambiente del depósito y comprender los procesos de formación de sitio.

4.    Incluir las alteraciones post-depositacionales.

Además tenemos en cuenta los procesos de pedoturbación o mezclado de suelo, intervinientes en la matriz sedimentaria propuestos por Wood y Johnson (1978). Dado que la pedoturbación puede presentarse como biológica, mecánica o física, tomamos de estos autores los procesos de litogénesis o su equivalente pedogénesis de: faunaturbación, floraturbación, cristaloturbación, arcilloturbación, aeroturbación e hidroturbación.

Observamos también la incidencia de la acción antrópica o antropoturbación en los procesos de formación y transformación de la matriz sedimentaria. Entendiendo por pedoturbación  la acción directa o indirecta, intencional o no intencional de las culturas que habitaron o habitan la región, en los procesos de horizontalización y homogenización operantes en la formación de sedimento.

Marco metodológico

El relevamiento geo-posicional fue logrado mediante el uso de un navegador G.P.S. El resultado nos brinda coordenadas X, Y, Z elipsóidicas, en W.S. 84 que fueron transformadas al sistema Campo Inchaupe. Esta conversión se realizó mediante el uso de un programa de computadora diseñado para cálculo geodésico.

Al ubicar los sitios en la carta topográfica, en la fotografía satelital y en la aerofotografía correspondiente, posibilitamos la ubicación de tres elementos fundamentales del paisaje: el ecosistema, los parcelamientos, y las vías de comunicación y acceso. Estas revelan detalles derivados de factores tanto naturales como antrópicos, permitiendo establecer relaciones que en ocasiones no se pueden determinar desde el terreno. Para interpretar datos como la antropización tomamos las siguientes variables: relieve, tono, textura, drenaje, vegetación, uso de la tierra y las infraestructuras humanas.

Para relevar el contexto topográfico regional utilizamos: cartas topográficas, imágenes satelitales y aerofotointerpretación de visión estereoscópica, con la finalidad de evaluar cuan destacables son las lomadas de los sitios arqueológicos respecto al resto del paisaje.

Para el área de estudio llevamos a cabo un relevamiento en una escala de 1/1.500, empleando nivel óptico como herramienta para la toma de puntos y mediciones en terreno. Luego de procesar los datos obtenidos utilizamos como método de representación en el plano, el de curvas de nivel con la finalidad de visualizar la geoforma de los sitios. Los resultados obtenidos se informatizaron mediante el uso de planilla de cálculo tipo EXCEL de Microsoft, para luego ser volcados en un programa especial en topografía (Surface Mapping Sistem o SURFER), con el fin de obtener representaciones gráficas bi y tridimensionales. 

Para el relevamiento litológico se realizaron en ambos sitios muestras de control o calicatas en puntos predeterminados por los relevamientos topográficos. Además, se tomaron muestras de sedimento, fotografías y detalles de coloración de los sedimentos en seco mediante el uso la Tabla de  Colores de Munssell.

Para dividir los grupos texturales y clasificar los índices de moldeabilidad y compresibilidad de la matriz sedimentaria, se optó por el análisis granulométrico por tamizado, utilizando los tamices # 40 y # 200, equivalentes a 0.4 mm. y a 0.074 mm. por celda, (límites granulométricos entre arenas y arcillas respectivamente). El análisis de los sedimentos puede proporcionar datos sobre los procesos de depositación, las actividades humanas pasadas, los cambios en el uso de la tierra y las características medioambientales de un sitio arqueológico (Favier Dubois, 1999).

Para analizar las muestras sedimentarias de control seguimos los siguientes pasos:

1.    Observación directa de las muestras tomadas.

2.    Realización de preparados para observación con lupa microscópica.

3.    Identificación macroscópica de minerales intervinientes.

4.    Tamizado de las muestras en tamiz # 40 y  # 200.

5.    Determinación de contenido de calcio a través de muestreo químico expeditivo, utilizando acido clorídrico al 10 % como reactivo.  

Para el relevamiento arqueofactual consideramos a los elementos cerámicos y óseos, componentes del registro arqueológico como partículas integrantes de una matriz sedimentaria. Para analizar la distribución espacial de éstos elementos, en términos de su locus particular y en un todo tridimensional, consideramos los siguientes atributos: disposición en el plano horizontal, depositación en el plano vertical, horizontalidad y oblicuidad de los elementos (sin tener en cuenta sus diferentes gradientes). Se interpretaron los datos provenientes de dieciséis cuadriculas excavadas mediante el método de decapage.

Finalmente, el análisis de los diferentes procesos pedoturbacionales se realizó según el modelo propuesto por Wood y Johnson (1978). Se trabajó sobre: faunaturbación, floraturbación, cristaloturbación, arcilloturbación, aeroturbación, hidroturbación y antropoturbación, ya que por razones climáticas y geomórficas pueden estar presentes en la región. Cada uno de éstos procesos fue cuantificado según sus grados de incidencia en: ausente, baja, moderada y alta.

Resultados de los relevamientos en el sitio La Lechuza

Según los resultados del relevamiento geoposicional el sitio LZA se localiza entre las coordenadas 29º 54´ 36” Sur y 59º 55´ 57” Oeste, correspondientes a los ejes cartesianos: X=6.691.827 m. e Y=5.506.518 m., según sistema Gauss-Krüger

El relevamiento topográfico indica que esta lomada se alza entre 0.90 m. y 1 m. respecto al relieve circundante. Posee una forma elipsoidal, representativa del patrón meandrico al que pertenece, de 120 m. de largo en el eje E-O y unos 80 m. en el eje N-S, cubriendo una superficie aproximada de 9.600 m2.

El origen del horizonte C es mixto, es decir, fluvial y eólico, surgido de una serie de oscilaciones climáticas alternadas entre húmedas y secas. El origen fluvial representa a los períodos climáticos húmedos de los cuales resultaron los paleocauces. Durante el holoceno superior el clima seco y los vientos predominantes cubrieron las fajas antiguas del Paraná con una capa de limo eólico de 15 cm. a 20 cm. de espesor, dando como resultado el origen eólico de éste horizonte.

El proceso litogenético del horizonte C se puede resumir en los siguientes puntos:

1.                       Precipitación de micropartículas en suspensión en períodos de inundación y acumulación de éstas mismas en puntos determinados por el patrón meándrico.

2.                       Disecación y/o calentamiento de la superficie de acumulación, originando reacciones químicas y mecánicas del agua intersticial con las partículas ya precipitadas. Estas últimas reaccionan de manera diferente, debido a que los puntos más altos de la lomada (expuestos por lapsos mas cortos a las inundaciones) constituyen un ambiente oxidante. En cambio, los puntos más bajos componen un ambiente de tipo reductor, ya que permanecen bajo el agua por períodos más prolongados.

El horizonte B es de origen mixto, es decir, fluvial y edáfico; el primero se evidencia en la aparición de micro-partículas de similar recurrencia y granulometría a las intervinientes en la formación del horizonte C. El origen edáfico se da cuando las reacciones químicas que están en contacto con una atmósfera oxidante permiten el establecimiento de microorganismos y plantas que acumulan materia orgánica en superficie. 

El origen del horizonte A es básicamente edáfico, registrándose un aumento en el aporte de materia orgánica y una menor recurrencia de micro-partículas en suspensión provenientes de inundaciones extraordinarias.

Si bien los horizontes A y B, entre las cotas 1.30 m. y 1.80 m., poseen iguales características químicas y mecánicas, existen diferencias significativas en el grado alcanzado por la edafización, siendo ésta superior sobre la lomada o cota 1.80 m. Considero que esta diferencia puede explicarse por el proceso mismo de litogénesis interviniente y por el aceleramiento antrópico en la edafización aportado por materia orgánica de procedencia natural (elementos orgánicos incorporados o acarreados por la acción biológica o cultural) y por aporte netamente cultural (incorporación de elementos descartados o abandonados sobre la lomada).

Los resultados de los análisis en calcio, altos niveles de éste en las muestras tomadas en las cotas 1.80 m. y 1.90 m. y casi nulo en los límites de la pendiente, (lo cual es opuesto al comportamiento natural de este mineral), permiten afirmar que existió un aporte importante de materia orgánica al horizonte B, ya que el calcio migra por percolación lateral o infiltración de las partes altas a las bajas por gravedad.

CALICATA

 

I

II

III

IV

V

VI

VII

 
A

0 a 0.35

0 a 0.40

0 a 0.41

0 a 0.40

0 a 0.41

0 a 0.10

0 a 0.11

Profundidad de horizontes

B

0.35 a 0.74

0.40 a 0.78

0.41 a 0.76

0.40 a 0.78

0.41 a 0.75

0.10 a 0.55

0.11 a 0.58

(en metros)

C

0.74

0.78

0.76

0.78

0.75

0.55

0.58

La distribución espacial de los elementos componentes del registro arqueológico en el plano vertical sigue un patrón de dispersión continuo y homogéneo, evidenciado en la ausencia de conjuntos arqueofactuales (elementos cerámicos, faunísticos o malacológicos), y  en  la  distribución de estos mismos elementos, entre los -0.28 m. y los -0.80 m. aproximadamente, coincidiendo exactamente con el horizonte B de la matriz sedimentaria. Dentro de ese rango de profundidad no observan áreas de mayor o menor concentración de elementos.

La distribución en el plano horizontal, también como en el caso anterior, es homogénea y continua, hallándose áreas que corresponden al patrón de dispersión antes mencionado. Tampoco se encontraron conjuntos de elementos cerámicos que tiendan al remontaje. Los vestigios de combustión son mínimos y se hallan en forma aislada y desarticulados perteneciendo posiblemente a contextos desplazados (ausencia de fogones).

El registro arqueofactual analizado sobre una muestra total de 16 cuadrículas, varía entre un rango de 217 a 671 elementos cerámicos, faunísticos o malacológicos, arrojando un promedio de 451,19 por cuadrícula. El porcentaje de elementos en posición oblicua varía entre 15,09 % y  43,60 %, siendo el promedio general 35,42 % por cuadrícula. Consideramos que éste porcentaje es elevado, ya que los elementos componentes del registro arqueofactual responden a la estructura estratigráfica de tabulado planar, y por ende, tendientes a quedar en posición horizontal. (Lattuca, com. pers. 2001)

En suma, la geoforma obedece a un dominio estratigráfico tanto por agentes aluviales o eólicos; sin embargo, en la matriz sedimentaria, las posiciones del registro arqueológico están fuera de lo que impone la estructura estratigráfica (horizontal), por lo afirmamos que existieron factores mas allá de los procesos litogenéticos que también intervinieron en la matriz, como por ejemplo la remoción.

En la actualidad se advierte faunaturbación baja que no afecta el registro arqueológico, debido a que no se hallaron colonias de animales cavadores tales como: hurones, tucotucos, mulitas, ratones, entre otros. Sólo comprobamos la acción de remoción de sedimentos causada por lombrices y hormigas fuera del perímetro de la lomada.

En cuanto al pisoteo del ganado bovino y equino podemos decir que su incidencia en la matriz es baja. Para obtener resultados, consideramos variables relacionadas con: peso aproximado de un ejemplar vacuno, tamaño y forma de sus pezuñas, desplazamiento y comportamiento gregario en situaciones normales y de estrés espacial (como en el caso de inundaciones). Además, analizamos in situ, características inherentes al comportamiento de la matriz como: esponjamiento y permeabilidad de ésta (Lattuca, com. pers., 2000).

Teniendo en cuenta que la presión ejercida por el peso de una vaca o un caballo es de 2 kgrs. por cada cm2 de suelo (comparable con el paso ocasional de un vehículo liviano) y el débil esponjamiento de éste, consideramos que la matriz sedimentaria se ha compactado levemente y que los elementos del registro arqueológico no han sufrido cambios a nivel posicional. Para contrastar estos resultados, se necesitarían análisis de estadios de meteorización como los propuestos por Beherensmeyer (1978) en material cerámico y óseo.

La floraturbación es moderada ya que, por un lado la densidad de árboles de gran porte como ombúes y lapachos que pueden perturbar con sus raíces es baja y por el otro, las raíces de pequeños arbustos y del estrato herbáceo llegan sólo a los 0.30 m. de profundidad, coincidiendo con el horizonte A, arqueofactualmente estéril. No se hallaron arcilloturbación, aeroturbación y cristalturbación que interfieran directamente en el horizonte B. en las calicatas realizadas

Resultados de los relevamientos en el sitio Puesto Perita

Según el relevamiento geoposicional el sitio PRT se ubica entre los 29º 54´ 34” Sur y 59º 55´ 36” Oeste  (X= 6.691.888 metros, Y= 5.507.821 metros y 61 m.s.n.m. en altura). La lomada en la que se encuentra este sitio está a 0.60 m. de altura respecto al resto del relieve; su geoforma obedece al patrón meándrico en el que esta inserta,  el eje E-O se extiende hasta los 400 m y el N-S hasta los 300 m., siendo su superficie total alrededor de los 120.000 m2. Es decir 12.5 veces más grande que LZA

El origen de los horizontes A-B y C es idéntico al caso de LZA, por consiguiente intervino un mismo proceso litogenético. El horizonte A-B no alcanzó el grado de madurez edáfica logrado en LZA, ni sobre la lomada (cota 1.90 m.), ni bajo ésta (cota 1.60 m.). Esto se debe a que no fue sometido a iguales aportes de materia orgánica, natural o cultural. El horizonte A, es casi inexistente ya que las técnicas de laboreo, aplicadas en agricultura en un estrato humífero pobre, decapitaron el  suelo convirtiéndolo en  un horizonte A-B.

CALICATA

 

I

II

III

IV

V

Profundidades de horizontes

A-B

0 a 0.31

0 a 0.33

0 a 0.41

0 a 0.49

0 a 0.52

(en metros)

C

0.31

0.33

0.41

0.49

0.52

Respecto al posicionamiento arqueofactual de éste sitio no contamos con datos dado que todavía no ha sido excavado. Lo único que se puede mencionar es que los elementos de los posibles conjuntos cerámicos recuperados en las calicatas Nº I y Nº III conservaban en su mayoría posición horizontal. Estos datos son poco significativos para nuestra investigación dado que sólo se recuperaron 15 tiestos cerámicos.

La faunaturbación es alta y se ve representada por la acción de pisoteo de vacas y caballos de forma continua, debido a que los corrales forman parte esencial de la infraestructura enclavada; por consiguiente observamos una mayor concentración y número de ejemplares por metro cuadrado.

Actualmente, en un ambiente altamente antropizado como al que nos referimos, es casi nula la presencia de animales cavadores como: tatú carreta, mulitas, ratones hocicudos, nutrias criollas y vizcachas, por lo menos en ambas lomadas analizadas. Las permanentes consultas con los habitantes actuales del sitio y la observación expeditiva en campo de los perfiles estratigráficos, permitió determinar que no existen marcas de importancia en la matriz sedimentaria.

La floraturbación es alta dado que arbustos y árboles de mediano y gran porte como: frutales, algarrobos, lapachos, quebrachos y ombúes forman parte del entorno de las infraestructuras, llegando con sus raíces al estrato arqueológicamente fértil de la matriz sedimentaria.

Como en el caso de LZA hay ausencia de pedoturbaciones del tipo de arcilloturbación, aeroturbación, y cristalturbación en la matriz sedimentaria. En cambio, existe una alta pedoturbación de origen antrópico representado por instalaciones edilicias, paso constante de vehículos livianos y pesados y por practica intensiva de agricultura en el perímetro circundante a la lomada.

Tanto la interpretación aerofotográfica como la satelital indican un relieve altamente antropizado por un porcentaje cada vez mayor de plantaciones forestales correspondientes en su mayoría a montes de eucaliptus y pinos, a áreas cultivadas desprovistas de vegetación autóctona, y a vías de comunicación, zonas urbanas y suburbanas crecientes.

Los esteros o áreas de inundación permanente y los bañados o lagunas semipermanentes, comprometen un porcentaje relativamente alto del total de la superficie deforestada.

La vegetación foránea que ha invadido la planicie aluvial, junto con las obstrucciones antrópicas frenan el escurrimiento de las cañadas y esteros en algunas zonas; aunque en otras, este proceso es acelerado por saneamiento artificial, con el consiguiente riesgo erosivo que interfiriere con el patrón meándrico y laberíntico del relieve original. (Lattuca com. pers. 2000)  

Consideraciones finales                                                                              

A partir de la interrelación entre las variables utilizadas podemos concluir que ambos sitios se encuentran enclavados en un ecosistema altamente antropizado originado por las poblaciones inmigrantes que irrumpieron a finales del siglo XIX. Los esteros artificialmente drenados, la intrusión de fauna y flora, y el trazado de vías de comunicación frenan el escurrimiento natural de las aguas en algunas zonas y en otras lo aceleran, interfiriendo con el patrón meándrico y laberíntico del ecosistema hídrico; se convierte así en imprevisible, fluctuante y de baja productividad ambiental.

Geomorfológicamente, estos sitios están inmersos en un mismo marco, por lo tanto, la litogénesis de la matriz sedimentaria es idéntica para ambos; siendo edáfico para el horizonte A, fluvial y edáfico para el horizonte B, y fluvial y eólico para el horizonte C.

Respecto al sitio Puesto Perita consideramos que las poblaciones indígenas locales no intervinieron en el modelado de los horizontes edáficos de la geoforma original. Esta posición la fundamentamos a partir de los siguientes items:

I-                   El gran tamaño de la geoforma (120.000 m2. de superficie), nos hace suponer que en el caso de que hubiese existido remoción del sedimento, incorporación de materia orgánica o aporte de sedimentos de zonas circundantes, debería haber sido sólo en puntos claves de la geoforma y no en toda ella.

II-      La remoción originada por las poblaciones inmigrantes mediante prácticas de técnicas de laboreo mezclaron y decapitaron los horizontes A-B, elevando la antropoturbación.

III-    Los bajos contenidos de materia orgánica de procedencia natural o cultural disuelta e incorporada al sedimento por descomposición de restos orgánicos, están evidenciados en los pequeños índices de carbonatos de calcio que presentan las muestras analizadas.

IV-   El grado de floraturbación, faunaturbación y antropoturbación actuantes en este sitio es alto debido a la inclusión de árboles foráneos de gran porte, al pisoteo continuo de ganado vacuno y equino (corrales), a las instalaciones humanas, al paso constante de vehículos livianos y pesados y principalmente, a la aplicación de técnicas de laboreo que modificaron el posicionamiento de los elementos componentes del registro arqueológico.

En cuanto al sitio La Lechuza existen claras evidencias de intervención antrópica no intencional en el modelado de la geoforma original (en el horizonte B) por parte de las poblaciones indígenas. Esto se demuestra por:

            I-  Las evidencias de remoción reflejadas en el patrón de dispersión  homogéneo, en la disposición en el plano horizontal y en la depositación en el plano vertical. La ausencia de conjuntos arqueofactuales y el alto índice de oblicuidad o no correspondencia de los elementos componentes del registro arqueofactual con respecto a la estructura estratigráfica de tabulado planar u horizontal.

            II-  La incorporación de materia orgánica de procedencia natural o cultural, en forma intencional o no intencional, evidenciada en los altos niveles de carbonatos de calcio por disolución de restos orgánicos que aceleran el proceso de edafización y elevan indirectamente la cota de altura de la lomada.

            No consideramos que existan posibilidades de aporte de sedimento de zonas circundantes (entendido éste como el hecho intencional del hombre de volcar sedimento para sobreelevar la lomada).

III-  El grado de floraturbación y faunaturbación interviniente es moderado, el cual se ve reflejado en el pisoteo del ganado bovino, aunque no consideramos que modifique el posicionamiento de los elementos del registro arqueofactual, ya que el grado de esponjamiento del horizonte B es débil y además, la lomada es un lugar de concentración de ganado sólo en períodos de inundaciones  extraordinarias.

IV-  El grado de antropoturbación originado por las poblaciones inmigrantes es moderado ya que de una superficie total de la lomada de 9.600 m2, sólo 96 m2  (1% de la superficie) está ocupada por instalaciones para la ganadería, lo cual no interfiere de manera significativa en el posicionamiento del registro arqueofactual total y menos aún en la muestra analizada. 

En LZA no estamos en condiciones de determinar un ritmo y una dinámica de crecimiento de la geoforma y tampoco afirmar si este crecimiento se realizó a intervalos irregulares o en forma lineal y constante, debido a:

·                     La homogeneidad textural y granulométrica, en niveles de calcio y en coloración del horizonte B.

·         El origen  principalmente edáfico no manifesta unidades de estratificación bien definidas.

·         La dispersión uniforme y continua del registro arqueológico.

·         La ausencia de análisis químicos específicos.

·         La existencia de un solo fechado radiocarbónico.

Aunque existan dificultades para determinar el ritmo de crecimiento de la lomada no descartamos que en investigaciones futuras este interrogante pueda ser resuelto.

            Consideramos que debido a la complejidad de la problemática de la intervención antrópica en la sobrelevación de los cerritos o lomadas del litoral santafesino, no podemos dejar de lado el análisis de la interrelación entre las variables (geo-posicionales, topográficas, litológicas, arqueofactuales y pedoturbacionales) tal como se presenta en este trabajo. Por lo tanto, el aporte del mismo esta relacionado con la aplicación de esta línea de investigación en otros sitios en donde se plantee la misma problemática.

Referencias bibliográficas

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[1] Lic. en Antropología. Facultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacional de Rosario.


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