Hacia una Política Cultural en los barrios de la zona histórica de San Francisco, Puebla.


Mtro. Ernesto Licona Valencia
Colegio de Antropología Social BUAP
México, Puebla


Entrada:

¿ Cómo iniciar un recorrido por los barrios de Analco, La Luz y El Alto ?. En el garibaldi o en el puente de Ovando, en la Violeta o en el taller de alfarería, en Ecce Hommo o en el altar de la vecindad, en la plazuela de Antuñano o en la plaza dominical de Analco, con los huelguistas eternos de Atoyac Textil o con los jóvenes banda, con el carnaval o con la fiesta de la Cruz, con el grafitti o con el archivo franciscano, en la casa del doctor Chapatín personaje del carnaval o en la casa de Héctor Azar personaje del gobierno y de la cultura, con los mariachis o con Bernardo el ex-obrero textil, con los restos arqueológicos en el Estanque de los Pescaditos o con su recuerdo, con los chacuacos o con la arquitectura de las iglesias, con los forjadores del fierro forjado o con los españoles ex-dueños de las fabricas textiles, con la teneria de los Armenta o con el horno de gas, con el relato de la banca encantada o con el decreto de expropiación de la zona, con el via crucis o con la fiesta de la Luz, con la Unión de barrios o con los inversionistas del Centro de Convenciones, en el antiguo paseo viejo o en la actual calle de los alfareros. ¿ Cómo iniciar un recorrido por estos barrios ?

Lo que afirmo es que los barrios son objeto de una multiplicidad de accesos, caminos que la recorren, miradas que los atraviezan, escrituras que los fantasean, lenguajes que los habitan, imaginarios que los hacen reales. Lo que afirmo es que los barrios no son uniformes, son multiples en su enjambre urbano porque la historia, la memoria y el azar se han encargado de hacerlos complejos, de crear un territorio, de construir lugares y espacios diferenciados; pero también son fábrica de lenguajes, ensueños y quimeras dispares. Los barrios son como un texto con múltiples lecturas.

Lo que afirmo es que los barrios no son otra cosa que el encuentro de varias historias reales e imaginarias, españolas e indígenas, artesanales e industriales, globales y locales, religiosas y profanas, festivas y de trabajo, de gozo, broma y chanza pero también de dolor y muerte; porque la modernidad es eso, la coexistencia de tiempos y espacios diferentes; de chimeneas e iglesias con-fundidas, de religión y trabajo mezclados, de política y parentesco de la mano, lo tradicional y lo moderno anclados en un sólo lugar: la ciudad, En un sólo territorio: los barrios. En fin los barrios y la ciudad no son otra cosa que el gesto simbólico de sus habitantes.

El Problema:

Las ciudades cambian y se transforman constantemente. El cambio drástico adopta el nombre de "Proyecto Urbano", de Proyecto de Rehabilitación", de "Proyecto de Modernización" o para el caso de Puebla de "Programa Parcial de Desarrollo Urbano, Mejoramiento, Conservación e Integración del Paseo del Río de San Francisco"; lo cierto es que estos discursos son expresiones de la mudanza rápida de las ciudades. En estas coyunturas de innovación urbana siempre se presenta un problema interesante y complicado que lo resumimos en la siguiente pregunta: ¿ Cómo van a interactuar o relacionarse las zonas como los barrios antiguos con el nuevo espacio urbano producto de la rehabilitación de la ciudad ?. Es decir debemos preguntarnos cómo un proyecto de rehabilitación urbana, como la que se esta expresando en la ciudad de Puebla, va ha incorporar por ejemplo las fiestas, los talleres artesanales, las vecindades, las esquinas, determinadas calles, el testimonio de ex-obreros y todas aquellas manifestaciones culturales de identidad; cómo participaran en la nueva ciudad que es a la vez la vieja ciudad de Puebla de los Angeles.

La conceptualización:

Lo que afirmo es que los barrios de Analco, La Luz, El Alto e incluso Xonaca configuran un territorio, un lugar donde se fusionan dos actos: uno lingüístico y otro físico. El imaginario con la cicatriz del territorio.

Entiendo por territorio:

"un espacio donde habitamos con los nuestros, donde el recuerdo del antepasado y la evocación del futuro permiten referenciarlo como un lugar que aquel nombró con ciertos límites geográficos y simbólicos. Nombrar el territorio es asumirlo en una extensión lingüística e imaginaria; en tanto que recorrerlo, pisándolo, marcándolo en una u otra forma, es darle entidad física que se conjuga, por supuesto, con el acto denominativo" (Silva,1990,p.48).

En nuestra investigación empezamos a conocer cómo son nombrados y recorridos física y mentalmente los barrios; iniciamos la averiguación sobre las operaciones lingüísticas y visuales de sus habitantes. Es decir no sólo nos intereso su cartografía física sino también su cartografía simbólica.

Desgraciadamente sufrimos la cancelación del proyecto y no pudimos concluir estos aspectos que desde la Antropología Urbana son necesarios para entender la dinámica de las ciudades de fin de siglo. Sin embargo pudimos delinear planteamientos sobre la relación barrios-renovación urbana; es decir entre la barrialidad ( signos de identidad ) y la política urbana gubernamental. Estas ideas se sintetizan en lo que expondremos sobre política cultural y los barrios.

El proyecto gubernamental:

De todos es sabido que el 10 de agosto de 1993 se declaró de utilidad pública 23 manzanas, 4 fracciones, 4 parques recreativos del Centro Histórico que se integraron en el "Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Mejoramiento, Conservación e Integración del Paseo del Río de San Francisco". El proyecto original ha sufrido modificaciones pero considero que conserva la intensión original. En una publicación reciente se afirma:

"El proyecto se ha plantado en un conjunto de acciones tendientes a promover los servicios turísticos y comerciales de la zona, con equipamiento de alta calidad como un centro de convenciones, hoteles, restaurantes, un museo de sitio, galerías de arte, un parque recreativo y cines...se pretende detonar la economía del sitio y el contexto más amplio del Centro Histórico con integraciones hacia los barrios de El Alto, La Luz y Analco" (Alvárez,1997,p.2).

Desde el punto de vista de la cultura el proyecto de San Francisco fundamentalmente pretende insertar un capital cultural del mundo global en un contexto popular con antecedentes coloniales. Un hotel, un centro de convenciones o incluso un museo son bienes simbólicos que responden a una lógica distinta de la zona, no sólo por la historia, sino por la memoria y cotidianidad de quienes habitan el lugar. Nuevamente estamos frente al problema: cómo se moderniza un centro histórico.

En primer lugar ya no es posible negar o no estar de acuerdo con el proyecto del Río de San Francisco y no sólo porque ya es una realidad sino fundamentalmente porque las ciudades cambian y se transforman constantemente; mudar es una condición natural de las ciudades. Negarse o obstaculizar el cambio es no entender la dinámica de las urbes.

En segundo lugar es necesario afirmar que lo tradicional no es sinónimo de estático, que los barrios son mudables porque son ciudad, que sus manifestaciones culturales constantemente se actualizan. Nunca un carnaval es igual al del año anterior, si bien hay una estructuralidad siempre la historia, el acontecimiento o el contexto moderno exige que se movilizen otros signos; así se resemantizan y sólo así la fiesta o el ritual son eficaces simbólicamente.

De esta manera el problema adopta otras nociones: lo moderno y lo tradicional o mejor dicho cómo lo tradicional puede ser moderno o cómo lo moderno puede fusionar a lo tradicional. Falso o real problema pienso que la definición de una Política Cultural es fundamental para dar salida a la problemática de la modernización de un centro histórico.

La Zona de San Francisco:

Aquí la pregunta pertinente es ¿ que ofrece la zona de San Francisco y los barrios colindantes a la nueva configuración urbana de la ciudad ? La zona de San Francisco es un área que ha sufrido en su estructura espacial profundos cambios. Ha albergado usos diversos; desde molinos, huertos, casas de descanso, instalaciones industriales; así como obrajes y talleres artesanales.

De igual manera ha funcionado como lugar sagrado y sitio de diversión. Como asiento de indígenas, criollos, españoles y recientemente artesanos, comerciantes,funcionarios públicos y principalmente sectores populares. El trabajo, en tiempos coloniales, posibilitó una organización social caracterizada por la filiación étnica, por relaciones sociales paternalistas, por la combinación del espacio doméstico con el laboral. El obraje, el taller artesanal, los talleres sueltos sintetizaron un mundo cultural que hoy podemos rastrear en los oficios artesanales. Todos estos establecimientos definieron a la zona durante mucho tiempo hasta el advenimiento del trabajo industrial.

Las fábricas modificaron drásticamente la zona de San Francisco. Inauguraron un nuevo paisaje dominado por los signos universales de la industrialización: los chacuacos. Se estructuro un nuevo espacio que se denomino "Colonia Industrial". Así se consolidó un complejo de fábricas textiles y una dimensión cultural caracterizada por la disciplina obrera que definiría a la segunda generación del proletariado poblano. A este proceso de modernización de la ciudad los talleres artesanales sobrevivieron y muchos de los habitantes de la zona se incorporaron como obreros. Desde la fundación de la ciudad de Puebla a esta zona se le estigmatizó en oposición a la traza, se le imagino como la no-ciudad . Así las nociones de traza y barrio expresaron la profunda división espacial y racial de la ciudad y de la sociedad colonial.

La división social y espacial se sigue reproduciendo en varios nivel hoy en día. Hoy a los barrios se les asocia con lo popular, con las vecindades, con la delincuencia y una vida nocturna peligrosa. Sin embargo la cotidianeidad de sus calles, el consumo de los espacios urbanos, el ciclo festivo intenso y la profunda fuerza cultural de defensa del oficio artesanal ha generado un sentimiento de pertenencia y con ello signos de identidad.

Particularmente en el área de rescate arqueológico, en el "Estanque de los Pescaditos" ha sido también objeto de constantes transformaciones. Inicialmente fue un sitio boscoso, lugar de guerras floridas, la presencia española y religiosa la urbanizo con iglesias, huertos y convento. Hacia 1857 se nacionalizó esa parte para despues ser objeto de nuevos usos como: plaza de toros, palenque, cervecería, fábrica de fideos, hotel, embotelladora de refrescos, baño público y tívoli. Este último establecimiento le imprimio el carácter se sitio gozoso, lugar placentero que ofreció la ciudad de Puebla a finales del siglo XIX.

Los barrios, a lo largo de este proceso de transformación, siguen conservando su traza y siguen reproduciendo sus signos de identidad. Culturalmente se han caracterizado por su religiosidad, por la permanencia del trabajo artesanal, por la decisión de conservar sus tradiciones y fundamentalmente por la defensa del espacio donde han vivido durante varias generaciones.

Por las razones antes expuestas la zona de San Francisco y sus barrios colindantes son un lugar antropológico y com afirma Auge son lugares antropológicos porque son históricos, relacionales y de identidad. Eso es lo que ofrece.

Política Cultural:

Defino Política Cultural a el proceso que oferta determinados bienes culturales, es decir, es una Política Cultural aquella que atienda la producción, circulación y el consumo de productos simbólicos, bienes que van a insertarse y competir en un mercado cultural.

El problema, entonces, se sintetiza con la siguiente pregunta ¿ Qué Bienes y bajo qué canales pueden producir y ofertar los barrios a un mercado simbólico que se define por ser global ?

En primer lugar una Política Cultural debe tener claro qué es el Patrimonio Cultural de un barrio. Una concepción de Patrimonio Cultural que revalora únicamente lo material es una concepción vieja, anticuada que se ancla en un concepto tradicional de cultura, que niega que un barrio tiene cultura. Lo que afirmamos es que el Patrimonio Cultural lo constituyen objetos culturales que mantienen vivo a un barrio. Bienes que lo hacen real, actuante y que posibilitan que tomen un lugar en la historia de la ciudad, en el discurrir de sus días.

El Patrimonio Cultural de un barrio es su historia, su memoria, la vida cotidiana, arquitectura, lenguajes, arte, tradiciones, costumbres, símbolos, conocimientos; esto es el crisol mas significativo de la vida urbana del barrio. Según este argumento el Patrimonio Cultural no estaría restringido a las huellas materiales de los antepasados como documentos escritos o edificios monumentales, sino que habría que fijar la atención en el complejo de la producción simbólica. Es decir aquellos Bienes Culturales que los barrios han hecho suyos a lo largo de su historia, que movilizan para el Hacer y Ser diario, que son eficacez para el presente y para imaginar su futuro. Comunmente en estos proyectos de renovación urbana estos bienes culturales pocas veces son reconocidos como Patrimonio Cultural.

En este sentido una Política Cultural debe reconocer que una biografía, una fiesta religiosa, un altar a la virgen, el horno del alfarero, la forja, la carpintería, el lenguaje de sus moradores, las leyendas, los relatos maravillosos y las diversas formas de expresión simbólica configuran y movilizan una cultura, una barrialidad.

Con base a lo anterior es que propongo una política cultural que este diseñada en cuatro campos culturales que van a ofertar productos simbólicos, que no sólo participen en el mercado simbólico del complejo urbano de San Francisco sino que puedan competir en un mercado simbólico global.

Los cuatro campos culturales que propongo son:

  1. El Festivo
  2. El Urbano
  3. El Fabril
  4. El Artesanal

El Festivo:

Particularmente la ciudad de Puebla es escenario de de un conjunto numeroso de fiestas religiosa y de celebraciones civicas, todas de un carácter colectivo. Alrededor de 107 fiestas religiosas se realizan sólo en la ciudad de Puebla,la zona de nuestro interés no es ajena a las celebraciones rituales que expresan la religiosidad popular urbana.

Las fiestas religiosas son celebraciones que por un lado se sustentan en una serie de creencias religiosas y por otro se sustentan con un capital cultural propio de la cultura urbana-popular. Lo sagrado y lo profano se hibridizan para experimentar la barrialidad consumiendo un espacio urbano y un un tiempo festivo.Así se adscriben a un territorio, así se diferencian de los otros movilizando signos religiosos y poniendo en circulación signos de una cultura urbana. Así el barrio habla, se expresa y comunica lo barrial. Independientemente de la antiguedad de la celebración lo cierto es que las fiestas religiosas son signos de identidad de los barrios y de la ciudad en general, por eso su importancia para entender la cultura de un grupo social, por eso su importancia para desarrollar una política cultural muy concreta hacia el ciclo festivo de los barrios.

Por otro lado en estos barrios se realiza también un acto festivo con profundas raices de barrialidad, me refiero a El Carnaval. Este carnaval es único en la ciudad y es de los pocos que se realizan en las ciudades de México que conservan una naturaleza societaria, no es como los carnavales de Veracruz o de Mazatlan que ya no son comunitarios, en estos no existe en la práctica una comunidad y por lo tanto ya no puede darse, con motivos de la fiesta, una cohesión social de grupo por lo que estas fiestas se inscribe en la dimensión del "espectáculo".

Este carnaval dura cuatro días donde el punto de partida y llegada es el barrio. Sus integrantes los huehues, marias, diablos, mostruos todos seguidos en el recorrido por los habitantes de los barrios. Cada año se organizan para salir a la calle, para apuntalar al barrio, para gozar con las chanzas del diablo, para bailar en la calle, para consumir la ciudad de otra forma.No hay duda que dentro del ciclo festivo de los barrios el carnaval es de lo más significativo. Yo me pregunto si el proyecto del Río de San francisco tiene una política cultural concreta hacia esta acto festivo.

El carnaval y el conjunto de fiestas religiosas estructuran un calendario festivo, rico en signos y símbolos que sintetizan una cultura popular urbana. Se experimenta el tiempo festivo, se estructuran comportamientos identitarios y de adscripción. Vivir el tiempo festivo como cristiano y como vecino genera una fuerza subjetiva que potencializa la identidad del grupo; por estas razones pienso que la polílica cultural debe atender el ciclo festivo de los barrios.

Lo Urbano:

Definido por las "prácticas del espacio". Nos interesa los modos de frecuentar un espacio a través del recuerdo y de lo imaginario. Es decir la manera individual y barrial de reapropiación del lugar, cómo se vive el espacio y con ello la familiaridad que adquieren los habitantes con el barrio.

Los barrios estan estructurados en una serie de espacios . Albergan járdines para "dominguiar", calles para jugar futbol, para reunirse con los amigos,, cerradas para bailar, mercados para abastecerse, vecindades para organizarse, esquinas para concertar una cita, sitios prohibidos,lugares de nocturnidad, espacios de trabajo, lugares de recreación, casas de espantos, es decir toda una geografía espacial donde los vecinos se autoreconocen. Son centros y nodos neuralgicos de la vida social de un barrio por lo que la política cultural deberá generar su recuperación física y cultural.

Lo fabril:

El trabajo industrial está caracterizado por la tecnología textil y por las expresiones de cultura obrera. La segunda fase de industrialización de la ciudad de Puebla estuvo representada por las fabricas asentadas en la zona; este hecho generó una arquitectura que no se conocía en la ciudad, maquinaría que fue de la más moderna para la época; así como una cultura de un proletariado ya consolidado como clase; por estas razones propongo una Política Cultural de producción de bienes simbólicos que atienda, en primer lugar, el modelo industrial que gesto el nacimiento de la zona industrial en la zona de San Francisco y en segundo una Política que revalore las expresiones de la cultura obrera.

Lo artesanal:

Lo artesanal está representado por el conjunto de oficios tradicionales. Estos tienen una fuerza cultural por su historia, por su presencia desde tiempos coloniales. Hoy a pesar de que están en proceso de desaparición, se incorporan significativamente en el discurso barrial. Lo tradicional se integra para definir el territorio y la permanencia; en este sentido la Política Cultural deberá generar un conjunto de bienes que revaloren al artesano, al oficio y la dimensión sociocultural que se ha generado en torno a ellos.

La alfarería, la forja, la carpinteria, la talla de piedra son los oficios mas importantes

Conclusión:

Hasta este momento hemos manifestado que para la elaboración de una Política Cultural es necesario tener una conceptualización antropológica de la cultura de un barrio, una caracterización desde la Antropología urbana del territorio, una visión histórica de la zona, un registro etnográfico y una definición moderna de lo que es Política Cultural. Sólo así es posible ubicar los campos culturales donde se ejerceran los esfuerzos en recursos, de investigación, de organización social y de proyectos concretos a desarrollar.

En cada campo cultural es fundamental generar la producción de bienes culturales y el diseño de estrategías de consumo. Para esto es necesario ser muy creativo y hechar mano de los recursos tecnológicos mas modernos. Por ejemplo todos entendemos lo significativo de la religiosidad en la ciudad, en lo notable de las fiestas religiosas pero nadie se le ha ocurrido realizar un museo sobre las Fiestas o específicamente sobre rituales religiosos urbanos y menos aún llevarlo a navegar en el ciberespacio.O utilizar las vecindades como espacios museográficos, o las cortinas de los negocios como espacios artísticos, o generar un recorrido turístico por los talleres alfareros donde sirvan simultaneamente como espacios museográficos y espacios de trabajo, así se presenta la historia del oficio, su dimensión social de una manera viva, porque no pensar en crear un museo de barrio incluso con una extensión rodante, acasó la ciudad no se merece ya un museo obrero, en fin proyectos se pueden generar muchos.

Lo que planteamos es que teniendo claro la conceptualización de lo que antroplogicamente es un barrio en un contexto de modernización urbana se pueden generar los bienes simbólicos acordes que compitan en el mercado cultural mas global.

Pero por otro lado consideramos que es la participación de los habitantes como productores, lo que definirá el éxito de la política cultural, pero también pensamos que esta política resultara exitosa si se combina con iniciativas privadas.

Es necesario considerar que la política cultural no magnifique la identidad de los barrios, sino que de cuenta y valore la complejidad del proceso histórico y cultural de un lugar antropológico. 


Buscar en esta seccion :